domingo, 1 de marzo de 2009

La POLÍTICA VASCA DEBE GIRAR A LA IZQUIERDA

En época de elecciones parece obligado hablar del voto, pero las personas abajo firmantes no hablaremos de ello. Somos militantes de diversas organizaciones de izquierda política y social y queremos ser respetuosas con las opciones de voto que cada cual quiera hacer. No pediremos por tanto el voto para nadie ni contra nadie. Si tomamos la palabra en vísperas de las elecciones es para hablar de los problemas sociales y políticos que no encontrarán solución por medio de las urnas. Nuestra intención es ofrecer algunas ideas sobre el giro que debe dar la política vasca, y lo hacemos a sabiendas de la necesidad de abrir un diálogo con otras izquierdas que se plantean cuestiones similares



1.- El rasgo más relevante de todas las elecciones es conocer quién gana porque de eso depende el color político del nuevo gobierno. Sin embargo, cuando los procesos electorales están viciados de raíz, como en el caso vasco, lo importante no es el color del ganador sino la calidad de la democracia que tenemos. La ilegalización de las candidaturas de la izquierda abertzale se ha convertido por ello mismo en el factor más relevante de la política vasca.

Este acto de exclusión política vulnera el principio fundamental de la democracia. Los argumentos utilizados para justificarlo no resisten la prueba de los hechos. Las candidaturas de la izquierda abertzale han sido acusadas de "connivencia" y "colaboración" con ETA; sus portavoces están en la cárcel y sus actividades políticas declaradas ilegales, perseguidas y condenadas. No existen pruebas de esa acusación. El Ministerio del Interior y los tribunales de Justicia alegan que no condenan la violencia de ETA en los términos que a ellos les gustaría, pero esto no es delito ni prueba de connivencia con la violencia sino una opinión que, aunque no guste, tiene derecho a expresarse igual que las demás.

2.- Más allá del vil cálculo electoral, hay quien justifica la ilegalización por su supuesta efectividad para aislar a ETA, aun cuando liquide los derechos políticos del 12% del electorado vasco. Esta tesis, además de suspender en democracia general básica, es una falacia. Está claro que ETA -vanguardia autoproclamada y autista- debe dejar las armas y respetar la voluntad de Euskal Herria. Pero el que no lo haga no da al Estado patente de corso para violar derechos individuales y colectivos. Por otra parte, llenar las cárceles de presos y presas de conciencia enquistará el conflicto, cuestionará la representatividad de las instituciones vascas y la ya de por sí frágil legitimidad de la democracia española.

3.- La propuesta del cambio socialista implica un giro a la derecha de la política vasca. El partido socialista llama cambio a poner a López en el lugar de Ibarretxe, y hay quien pretende hacernos creer que ese cambio de personas en la Lehendakaritza es positivo en sí mismo por el solo hecho de desalojar al PNV de ella. La confusión ha llegado incluso hasta sectores de la vieja extrema izquierda que participan activamente en las plataformas de apoyo a Patxi López. Ahora bien, si no se quiere vulgarizar el concepto de cambio, hay que hablar necesariamente de los acuerdos y de las diferencias entre los dos proyectos que aspiran a presidir el Gobierno Vasco. Si comparamos de ese modo lo que ambos proyectos dicen en el plano económico y social, apreciaremos que no hay diferencias entre ellos. El apoyo mutuo que se han dado en Madrid y en Vitoria a sus respectivos presupuestos económicos lo confirma. Ambos enfocan las "salidas" a la crisis del capitalismo de igual modo. La política económica y fiscal es la misma en ambos casos. Las prioridades del gasto público se orientan en la misma perspectiva: ambas se caracterizan por las ayudas al sector privado (banca y sectores industriales considerados "estratégicos"), en detrimento del gasto en políticas sociales (Educación y Cultura, Sanidad, coberturas al desempleo, etc.). Consideradas desde este punto de vista, la política del tripartito vasco y la política "socialista" se parecen como dos gotas de agua.

Las diferencias de proyecto se focalizan sin embargo en todas las cuestiones relativas al autogobierno y a la política antiterrorista. En estas materias, "el cambio socialista" es en realidad un giro a la derecha de la política vasca. En el capítulo anterior nos hemos referido al recorte de las libertades que implica la Ley de Partidos, la manipulación de los tribunales de Justicia y la baja calidad de la democracia resultante. De baja calidad es también el autogobierno que oferta el grupo socialista: autonomía otorgada por las Cortes supeditada al pueblo español, que es el único sujeto nacional y titular de soberanía que reconocen. Una eventual victoria de las fuerzas del tripartito vasco dejaría las cosas tal y como ahora están. La soberanía vasca y el derecho a decidir permanecerían bloqueadas entre la oposición del Estado y la timidez de las instituciones vascas, pero una eventual victoria "socialista" produciría una "congelación" del autogobierno, una exclusión de la izquierda abertzale y una profundización de las políticas social liberales. El cambio socialista resulta así una operación cosmética que encubre intenciones distintas a las que proclama, aunque en honor a la verdad hay que añadir que este hecho no valida el proyecto del tripartito vasco, pues tampoco él resuelve los problemas de la sociedad vasca en la hora presente.

4.- Para actuar sobre estos problemas es necesario cuestionar de raíz el modelo existente y plantear medidas que, más allá de meras reformas del capitalismo, avancen hacia la construcción de un sistema alternativo superador de todas las formas de explotación. Los primeros pasos están claros: política económica basada en la nacionalización de la banca, la inversión pública en modelos sostenibles de desarrollo y una mayor progresividad fiscal; política social dirigida a la consolidación y ampliación de los derechos sociales al trabajo, la educación, la salud, la vivienda, la cobertura por jubilación y desempleo y a los servicios sociales; política radicalmente democrática que derogue la Ley de Partidos, garantice la separación de poderes y reconozca los derechos de los pueblos; una política de construcción nacional que afirme la soberanía de las instituciones vascas desde el respeto a la pluralidad de identidades y proyectos políticos y que integre a las minorías en la gestión de lo público.

5.- Este cambio hacia la izquierda no se puede hacer desde la participación en gobiernos de la derecha, como pretenden hacernos creer los socios minoritarios del tripartito vasco. En primer lugar, porque los límites de la acción de ese gobierno los marca el socio mayoritario. En segundo lugar, porque toda coalición exige lealtad de la minoría con la acción de gobierno de la mayoría. Y, finalmente, porque no se puede ser gobierno y oposición a la vez. Para poner en práctica un programa de izquierda hacen falta alianzas de izquierda y movilización ciudadana. La tarea no será fácil porque hará falta reconstruir los puentes rotos de la unidad entre sindicatos, partidos y movimiento sociales. Hará falta recuperar la cultura de la desobediencia civil y de la lucha de clases, y afianzar confluencias capaces de aunar el marxismo con el feminismo, el ecologismo y el internacionalismo, para dar respuesta a los retos de la sociedad vasca y poner nuestro granito de arena en la solución de los problemas globales.

(por Oskar Matute, Begoña Besga, Jose Luis Longarte,Alfonso Ríos,Jose Ramón Castaños, Mariano Gómez, Arturo Muñoz,Juan Hernández Zubizarreta, Carmen Garcia, José Enrique Pinto, Jonathan Martínez, Ander Rodríguez Lejarza, Marcelino Fraile)


1 comentario:

Anónimo dijo...

Las flores de primavera no crecen de cenizas

CARTA abierta a quienes pretenden destruir Ezker Batua- Berdeak. Oskar, Duñike, Ander, Begoña…Vuestro odio personalista y arribista os tiene obcecados, desde hace tiempo, sin permitiros escuchar las voces mayoritarias de Ezker Batua-Berdeak que pedimos: "Dejadnos en paz, marchaos de una vez". Basta de cáncer destructivo de la izquierda. Sed coherentes; si buscáis aire fresco, marchaos y buscarlo donde os plazca, pero dejad vuestros cargos, que pertenecen a la organización, o veréis movilizaciones en frente al grito de: "Tránsfugas, dimisión".
Por otro lado, es conocido que las flores de primavera no crecen entre las cenizas, en las mismas que queréis convertir Ezker Batua; vuestra arrogancia, fiebre destructiva e invisibilidad en las luchas sociales o sindicales, la convierte en utópico sueño.
Que sois profesionales de la conspiración, no cabe duda; lo de constructores sociales está por ver. ¿Qué alternativa anticapitalista pretendéis construir robando cargos de concejales y junteros? Difícil objetivo al margen de la movilización sindical o social que incorpore a nuevos activistas.
Si pretendéis dar un cambio a vuestras vidas dirigiéndolas hacia la construcción de movimientos sociales y la movilización social, ánimo. Tal vez nos encontremos en un futuro.
Mientras tanto, dejadnos en paz, sin obligarnos a extirpar traumáticamente el cáncer destructivo de Ezker Batua-Berdeak.
Jesús Uzkudun
Miembro del Consejo Político de EB-B