miércoles, 28 de mayo de 2008

Las dos preguntas de Ibarretxe

1ª PREGUNTA: ¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la misma de una vez y para siempre?

2ª PREGUNTA: ¿Está usted de acuerdo en que los partidos vascos, sin exclusiones, inicien un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco, y que dicho acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010?



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martes, 27 de mayo de 2008

Ramón Zallo - El País Vasco en busca de un proyecto democrático y de paz

Rebelión

Intervención del autor en la mesa redonda de presentación de la plataforma ERABAKI, Hotel Ercilla (Bilbao) 21-5-08.

Han transcurrido 30 años desde la Transición Política. El mundo ha cambiado (pertenecemos a la UE, el Muro se desplomó, vivimos en globalización, desregulación y en deterioro del Estado del Bienestar en Europa…); el modelo económico vasco ha cambiado radicalmente y nuestra estructura social también; se han despejado algunas de las incertidumbres de la Transición (por ejemplo, las amenazas de golpe de Estado....); se ha hecho una experiencia estatutaria y se saben qué competencias se han querido transferir y las 34 que se han incumplido; y hay nuevas generaciones que no habiendo participado en la confección del modelo tienen derecho a mejorarlo.




Todas estas razones avalan que, desde hace una década, esté en la agenda una Segunda Transición, o sea la revisión del rumbo estatutario por otro de más profundidad, del llamado “problema vasco”, un problema que es distinto al de las violencias, por más de que éstas se escuden en aquel para combatirlo o desnaturalizarlo.
I. El problema vasco
El llamado “problema vasco” es un conflicto político originado por un mal ajuste de un Estado plurinacional que no reconoce serlo y la negación consiguiente del derecho a decidir; es decir: del derecho de las personas con residencia en Euskal Herria a decidir la forma de articular sus relaciones internas y con otras comunidades y pueblos y, por lo tanto, con los Estados de los que depende. El ejercicio de tal derecho debería incluir, el diálogo y negociación con esos Estados y, desde luego, el derecho de consulta de las ciudadanías vascas. Esta formulación, con ambos requisitos –obligación de negociación desde el bilateralismo y consulta en la nación problematizada- de raíces quebequesas, matiza y adapta el clásico derecho de autodeterminación a las condiciones de las naciones sin estado que pudiendo y debiendo decidir, no pueden desentenderse de las relaciones históricas con el Estado anfitrión ni de los efectos en un cambio de estatus, sea cual sea, en ese Estado.
Hay opiniones distintas sobre las virtualidades que ha tenido el Estatuto de Gernika y sobre las políticas de todos estos años, en especial sobre las políticas sociales. La mía es bastante crítica aun reconociendo que ha permitido muchos avances de construcción del país. Pero es incuestionable que, desde hace una década, su periplo ha terminado y el modelo vigente de autogobierno y de relaciones entre el País Vasco y el Estado está agotado. Ha llegado a un límite en que no resuelve sino que agudiza algunos de los problemas, y está en proceso de revisión para la agenda política porque lo propugna una mayoría de la opinión pública vasca, al menos en la Comunidad Autónoma de Euskadi.
La profunda insatisfacción vasca actual se deriva de varias circunstancias.
En primer lugar, se ha producido un incumplimiento estatutario mediante la congelación de algunas transferencias importantes del Estatuto de Autonomía (seguridad social, ciencia y tecnología..). Varias leyes de Bases o generales (Universidad, Educación, Presupuestos, Televisión,…) han convertido el Estatuto en norma crecientemente vaciada y en regresión. El Tribunal Constitucional se ha prodigado en interpretaciones nada garantistas.
En segundo lugar, está el empeño en dejar a los vascos un país imposible: sin solución y sin capacidad de preguntarse a si mismo.
Se le ha sacrificado, por un lado, a la comprensión centralista y autoritaria del Estado y, por otro lado, a la intervención de ETA. Los argumentos tan repetidos de que tanto una consulta como un estatus de libre asociación romperían a la sociedad vasca simplemente no es razonable. ¿En qué les molestará a los votantes del PSE o del PP que les pregunten o que haya más capacidad de decisión o una representación internacional, incluidas unas selecciones deportivas internacionales propias?. Solo les molesta a los aparatos del PSE y al PP.
En la democracia española hay horror a preguntar, a consultar. Es un contrasentido. La unión forzosa sin derecho a contabilizarse siquiera cuántos ciudadanos están de acuerdo o no con la forma en que, en un momento dado, se está dando esa unión (no ya la independencia) no es patrimonio de los pueblos libres: ni del impedido ni del que en nombre del cual se impide consultar. La española es una democracia de baja calidad, en deterioro. La larga experiencia del franquismo y la forma pactada de la Transición democrática han influido negativamente en el sentido democrático de las élites españolas que, demasiadas veces, utilizan las normas como corsés y contra el sentido democrático último o contra las identidades nacionales.
Qué lección la de Escocia y Reino Unido.
Como explica Xavier Solano, el Parlamento escocés no tiene derecho a celebrar referéndums por la independencia, ya que según la Comisión de Asuntos Escoceses del propio Parlamento británico (noviembre del 1998), “los asuntos constitucionales son competencia reservada [en Westminster]” pero, a renglón seguido, la misma Comisión decía “pero es difícil imaginar cómo se podría pararle al Parlamento escocés la celebración de un referéndum por la independencia.” Hay respeto; y rechazo a dar la espalda un hecho democrático.
Entienden también que un referéndum de autorización al gobierno escocés para abrir un proceso de negociación con el gobierno británico para llegar a la independencia no invadiría las competencias estatales.
Según las encuestas, el 82 % de la población escocesa considera que la celebración de un referéndum es la mejor vía para resolver la cuestión de la posible independencia de Escocia y ello independientemente de la orientación de sus preferencias. Hoy la mayoría no es partidaria de la independencia ya que la suma del voto de laboristas, conservadores y liberales es bastante superior al independentista SNP en Escocia. Pero la lección es que no le temen a la democracia. Y es seguro que Westminster aceptaría y acataría la voluntad del pueblo escocés, fuera la que fuera. Ya dio esa lección democrática en la consulta en Irlanda del Norte en 1973 y con el contenido del Acuerdo de Viernes Santo de 1998.
Aquí no ocurre así. Ayer mismo (20-5-08), tras la entrevista con Ibarretxe, Zapatero abundaba en aquello del “proyecto común que es España” como nueva versión del “juntos decidimos”, o sea que deciden ellos porque siempre serán mayoría de Estado. No solo unidos porque sí, sino también unidos de un determinado modo, forzosamente, sin remedio y para siempre. El matrimonio eclesiástico es mucho más liberal porque, por lo menos, la pareja se da el sí quiero mutuamente en la línea de salida.
En tercer lugar, el paso de una sociedad industrial a otra que quiere jugar en el nuevo modelo post-industrial en un contexto global y diverso, tiene sus exigencias. Desde luego, lograr la paz y el reconocimiento de la identidad cultural y política como punto de partida para ser visibles, cohesionados y proactivos es una de ellas.
Pero la otra es tener la capacidad decisoria para obtener y gestionar los recursos decisivos de nuestro tiempo, desde un autogobierno con herramientas de política pública para la gestión del bienestar (seguridad social, políticas sociales), hata la gestión del conocimiento (ciencia, tecnología, valores añadidos inmateriales, planes de estudio) pasando por la internacionalización (infraestructuras, relaciones internacionales…). El Estatuto ya es un corsé para la gestión de un país con una economía internacionalizada que depende más del exterior que del propio mercado español.
El principio de que gestione quien mejor lo puede hacer, es elemental para una buena gobernanza y para que el sistema político no sea un obstáculo, sino lo contrario para el desenvolvimiento social y económico. En suma, un autogobierno estancado ya es un tapón para el desarrollo económico y para el dinamismo social vasco, necesitado de un autogobierno de regulación y de decisión y codecisión, no de mera gestión.
Es todo esto, y no la supuesta insaciabilidad vasca, lo que espolea el cambio.
El portazo del Congreso de los Diputados, sin admisión a trámite, del proyecto de “Estatuto político de la Comunidad de Euskadi” del Parlamento Vasco aprobado en diciembre del 2004 por mayoría absoluta (39 contra 34) para su negociación con el Gobierno de España -de cara a formalizar un pacto político de relación institucional en claves de “libre asociación con el Estado Español”- nos indica el escaso respeto institucional y talante democrático de las instituciones españolas.
El reciente portazo (20-5-08) al lehendakari sobre un texto avalado en Loiola por el propio Zapatero hace tan solo año y medio, nos habla también de frivolidad y ausencia de proyecto socialista para Euskadi. Esto se ha corroborado cuando, dos días depués, Patxi López solo presenta como proyecto la necesidad de un acuerdo transversal si es Lehendakari, ofreciendo como garantía que su amigo Zapatero a él sí le legalizará un referéndum que lo ratifique tras su cepillado en Madrid.
Son estos portazos, pensados para desgastar y dividir –haciendo guiños a los pragmáticos o a los pusilánimes- , los que han llevado a las fuerzas partidarias del cambio en profundidad a que se tenga que rebobinar y empezarse desde más atrás, obteniendo más garantías antes de volver a la senda negociadora de un nuevo Estatuto Político.
De ahí las dos últimas iniciativas del lehendakari:
a)a plazo de meses, una consulta habilitadora para que la ciudadanía se pronuncie, y con esa carga de legitimidad, obtener más respeto en una negociación. Ya veremos si se puede o no realizar dados los sucesivos pases por el Parlamento Vasco, los previsibles recursos, el nihil obstat gubernamental ulterior par celebrarlo…);
b)a medio plazo y a nivel de metodología y contenidos el documento-propuesta enviado al presidente español rescató mediante una suma literal, dos documentos, nada unilaterales ni soberanistas, muy importantes en la historia reciente en: uno, la autorización del propio Congreso para una salida negociada de la violencia; dos, el preacuerdo de Loyola suscrito por las tres fuerzas centrales y transversales vascas.
II. Una violencia que no cesa
El conflicto vasco es históricamente muy anterior a la existencia de ETA pero la violencia armada le ha acompañado desde los años 60 del siglo XX. Aunque busque justificarse en el déficit democrático o en los comportamientos antidemocráticos del Estado, ETA vulnera derechos esenciales, deshumaniza las relaciones ciudadanas y hace degenerar las libertades democráticas. Esa duración de casi medio siglo no aporta justificación alguna, ni moral ni política, para la actividad armada. Es más, ni siquiera puede exhibir resultados para el objetivo que nació y, en cambio, el reguero de muerte, sacrificio y dolor colectivo ha sido y es inconmensurable. En estos días Maixabel Lasa -directora de Atención a las Víctimas del Terrorismo (organismo del Gobierno vasco)- a quien hay que reconocerle su valioso y exitoso esfuerzo por ponernos delante de las víctimas, delante de uno de los espejos más feos de nuestra historia, ha hecho varias declaraciones estos días tras la bomba de Legutiano. Dejando aparte el hecho de confundir el homenaje a un guardia civil asesinado por un homenaje a la Guardia Civil, que es cosa bien distinta, ha dicho que “vincular la consecución de la paz a la conquista de un nuevo status político es pervertir las reglas de juego” (Kursaal 22-5-08), y estoy de acuerdo, aunque por razones bien distintas a las suyas:
La primera perversión de las reglas, ha sido la disposición de los socialistas a negociar los principios, la metodología y los contenidos solo con ETA, y a cambio de la paz, que es, sin duda, mucho mejor disposición que la del PP, pero encierra una grave contradicción, porque esos principios, metodología y contenidos han desaparecido por arte de magia, aunque los demande la sociedad, al haber regresado la violencia. No deben ser principios muy sólidos. Esa perversión, alienta a la violencia y desacredita al sistema democrático. Respetan más a ETA que a la sociedad vasca.
Voy a decir algo brutal ¿por qué piensa ETA que la violencia es rentable?. Porque encaja en el cuadro mental del PSOE. Claro que la posición del PP es aun peor: solo hostigamiento, leña al mono para que dure eternamente y a costa del Estado de Derecho.
Una segunda perversión de las reglas, es la utilización socialista y pepeista de la violencia como excusa para no abordar los problemas de fondo hasta que ETA, o negocie en una de las versiones, o desaparezca en la otra. Tanto en el caso del PSOE como del PP eso equivale a darle la llave de nuestra vida pública a ETA. Y por qué: porque lo que temen de verdad es a otra forma de estructurar España; y a lo que temen de verdad es a nuestras mayorías sociales. En cambio, no es ninguna perversión sino un tributo a la democracia y a la inteligencia, revisar el sistema político institucional y relacional porque hay que hacerlo por si mismo, conforme a criterios democráticos y racionales, y de ninguna manera a la demanda de ETA. Lo seguro es que a más democracia, habrá menos agua en la piscina del descontento del que bebe ETA. La consecución de la paz es una de las prioridades vascas, lo que pasa por separar tajantemente proceso de paz y proceso de normalización, como vías completamente autónomas. Junto a la ausencia de violencia, la paz también pasa por la humanización del conflicto en relación a las víctimas de la violencia y a la política penitenciaria. Estará bien que ETA busque en el futuro un acuerdo sobre las secuelas de la violencia pero, en ningún caso, deberá poder erigirse en intérprete y negociador del destino de todos y que solo a una sociedad sin tutelas compete.
En efecto la resolución del conflicto vasco y del de la violencia son dos temas de naturaleza muy distinta. No son procesos que se deban condicionar mutuamente, sino que deben abordarse unilateral y separadamente, aunque su desarrollo cualitativo se dará en condiciones de avance en las dos vías. Aunque distintos tienen relación entre sí porque, sin perjuicio de la persecución de los delitos, los avances en el plano político, achicarían el espacio social y argumental que ETA se da a si mima y haría imposible su existencia. Perdería así incluso la llave de si misma. Eso es legítimo, y en cambio, convertirle en agente político de primer orden como hace el PSE no lo es.
En todo caso, el desarrollo definitivo de la paz se garantizará profundizando en la democracia, la justicia y el cierre de conflictos, y no a costa de ellos, y asegurando que todos los proyectos políticos se puedan materializar en condiciones de igualdad, por vías políticas, pacíficas y democráticas.
III. No esperar: preparar
En la actualidad el proceso de paz está en suspenso, roto. Y siguen los atentados y sigue el proceso de deterioro de derechos y libertades democráticas. La situación es de bloqueo. En esas condiciones es imposible cualquier proceso de diálogo resolutivo. Pero es inevitable en el tiempo; porque ni ETA puede continuar -ya está deslegitimada ante la propia izquierda abertzale- ni cabe cerrarle la puerta a un país durante mucho más tiempo.
Por eso no parece sensato esperar sentados a que ETA proclame una tregua unilateral. Eso puede ocurrir según su humor o su lógica perversa, mañana o dentro de 5 años. Asimismo el Estado puede justificar no moverse largo tiempo mientras ETA esté activa.
La tesis de la espera supone una doble quimera: confiar en que ETA renuncie solo por deslegitimación y represión; y que el Estado pase de mononacional a plurinacional por convicción o prestidigitación. El efecto es que le da a ETA la doble llave de su propia actividad y de la política general; y que le da al Estado la excusa para no moverse e impedir cualquier cambio que, en el fondo, es lo que más le preocupa. Mientras tanto ETA ejerce de sparring útil en el cuadrilátero político, para el inmovilismo y contra el derecho de decisión.
Uno de los efectos de este bloqueo es la propia paralización de la Izquierda Abertzale. Por un lado, ilegalizada por el Estado y expulsada de las instituciones; y por otro, imposibilitada para legitimar su acción pública por su posición acrítica respecto a ETA y su incapacidad para asumir el liderazgo definitivo de la corriente.
Esta situación obliga a tomar iniciativas acertadas, simultáneamente pero de manera separada, en los dos campos (paz y normalización) para que ETA no le robe la agenda a la sociedad real, a los partidos e instituciones; y para que el Estado no bloquee el cambio del marco jurídico-político. De hacerlo convertirá esta nación sin Estado en rehén de una institucionalización que no respaldó (Constitución) y de una vía agotada (el viejo Estatuto) y que ya no sirve para sus retos actuales. Hay que preparar las condiciones del cambio. Para el inmediato futuro cabían dos opciones. Si, pasando de ETA, se hubieran puesto de acuerdo las instituciones vascas y del Estado sobre el marco político, más antes que después ETA hubiera tenido que abandonar de motu proprio la lucha armada y, en ese momento, emprenderse el diálogo técnico sobre las secuelas de la violencia. O sea cuando ella quisiera. La agenda la marcaría el país y no ETA. Dicho de otra manera, un acuerdo, por ejemplo sobre el preacuerdo de Loiola, hubiera permitido a los Gobiernos español y vasco, abrir un proceso colectivo y resolutivo, no dependiente de terceros, siendo las instituciones electas y la voluntad popular las protagonistas. Si en el ínterin persistiera la violencia, quienes la ejerzan o amparen se autoexcluirían del proceso colectivo de cambio. En caso contrario, ongi etorri. Era lo sensato y democrático pero Zapatero no quiere; parece que necesita a ETA, para pagar el precio de la paz sí, pero no de la salida al problema vasco. Está claro que no quiere ir más allá del modelo de reforma estatutaria a la catalana y que eso pasa por la vía de los sucesivos cepillados.
Nos hemos acostumbrado a distinguir entre diálogos preparatorios y diálogos resolutivos. Es lógico ese modelo si los procesos lo son entre corrientes distintas suficientemente representativas. Deja de serlo si los temas los asumieran las instituciones –haya o no violencia- porque, por definición, son depositarias de la soberanía popular, aunque su grado de legitimación dependerá de que todas las opciones puedan ofertar sus programas y ser elegibles. Se habría acabado también el método de dos mesas paralelas y autocondicionadas. En cambio, si como parece, no se ponen de acuerdo las instituciones vascas y del Estado no habrá mas remedio que continuar con el esquema que casi todas las fuerzas aceptaron en la última tregua de ETA: ausencia de violencia como condición de diálogos prerresolutivos y resolutivos, y una separación radical -y mediando una declaración de alto el fuego definitivo- entre la negociación entre el Gobierno central y ETA sobre la desmilitarización del conflicto, y la negociación entre todas las fuerzas políticas vascas sobre contenidos que avancen en una solución democrática del mismo.
IV. La coyuntura no es óptima: hay riesgo de largo bloqueo
Por una parte, vivimos las secuelas del fracaso de la última tregua, que fue una gran oportunidad desaprovechada especialmente por ETA y que, por el momento, se ha traducido en los atentados de ETA, la Ilegalización de la izquierda abertzale mayoritaria, la continuidad de la ofensiva judicial más allá de ella para afectar también a autoridades y la desmovilización momentánea de la mayoría social que apostó por el cambio.
Por otra parte, las últimas elecciones trajeron el ascenso socialista y su optimismo desbordado. Van a por Ajuria Enea y no quieren saber ni de alianzas ni de proyectos hasta ver los resultados, prometiendo ser transversales si se les da el liderazgo. Si en la anterior coyuntura quiso arriesgarse a ser el pacificador, en esta coyuntura Zapatero parece un poste sin ideas, y el objetivo parece ser otro: solo que el poco vasquista PSE alcance la lehendakaritza sin propuesta ni compromiso en contenidos, solo capitalizando al Zapatero de la anterior legislatura y arrebañando cansancios y descontentos.
En el ínterin se ha producido una crisis postelectoral en el resto de formaciones, algunas de las cuales, como el PNV, se están dando prisas en reabsorber.
Para el futuro van a tener una gran importancia tanto las próximas elecciones como la capacidad de movilización previa.
Y ello porque las desaprovechadas condiciones que se han dado durante 10 años para cerrar un proceso exitoso favorable al derecho de decisión pueden abocar a un final de ciclo en ocasión de la consulta o de las próximas elecciones, e inicio de otro bien distinto, a no ser que… A no ser que algunos partidos unifiquen sus posturas y el lehendakari concite, de nuevo, grandes adhesiones -sea por convicción, sea porque Zapatero no ofrezca nada, sea por liderazgo en el choque de trenes- y se fragüe un proyecto plausible y unitario.
Tener ilegalizada a Batasuna es un fracaso y una quiebra de la democracia por más que debilite a la Izquierda Abertzale. Además, la ausencia institucional de un 10-15% del electorado, es un truco de tahúr para tener la oportunidad de una mayoría ficticia en el próximo Parlamento. Si en el 2005 legalizar EHAK permitía dividir el voto nacionalista, en el 2009 la expectativa de la lehendakaritza invita a hacer trampa anulando a la corriente bisagra.
Los obstáculos, la fatiga, los errores o la tensión permanente han hecho mella en aquella población que estuvo ilusionada con la primera tregua larga de Lizarra y algo menos con la última. Volver a tensionar solo puede hacerse con un proyecto y un liderazgo fuertes. Con programas lights iríamos aviados….
Ciertamente la situación postelectoral y los atentados no ofrecen los mimbres para un repunte unitario e invita a que cada cual salve sus muebles. Pero la última iniciativa del lehendakari apunta en la buena dirección porque, primero, puede suscitar una línea compartida, al menos, entre las fuerzas del tripartito y Aralar (y no estoy hablando de una coalición ni mucho menos, sino de compartir algunos temas); segundo, sostiene con la defensa del preacuerdo de Loiola la necesidad de un acuerdo a lograr antes o después con el PSE-EE en términos de principios, métodos y algunos contenidos básicos y, tercero, por basarse en el documento de Loyola, no suscitará un rechazo de las bases mayoritarias de izquierda abertzale.
Final de ciclo? ¡Depende! Depende de que no cunda el pánico; se defienda un programa fuerte; se agrupen fuerzas internamente e inter-partidariamente en una misma dirección; se retomen las riendas y se movilice socialmente. Si no se hace todo ésto sí se abrirá un nuevo ciclo con otras mayorías y las consiguientes crisis de los que fracasen y de cualquier proyecto potente de cambio.
V. Unas orientaciones básicas
Hay que evitar las dobles varas de medir. No podemos mirar a un solo lado, sea a la violencia, sea al deterioro de las libertades y de los derechos humanos, sea a la capacidad de decisión. Hay que mirar a todos los lados al mismo tiempo.
En ERABAKI hemos planteado cuatro orientaciones simultáneas y diferentes que se contienen en nuestro segundo manifiesto (ver Rebelión):
a) Instamos a ETA al abandono de la lucha armada
“La vuelta a los atentados mortales y las bombas contra instalaciones de todo tipo y las amenazas contra conciudadanas y conciudadanos representan hechos insostenibles desde un punto de vista ético. Así lo entiende la inmensa mayoría de la sociedad. Pero, además, suplantan a la ciudadanía que quiere decidir por sí misma, da una excusa útil para el inmovilismo del Estado en relación al derecho de decisión y representa un obstáculo manifiesto para el desarrollo de iniciativas políticas o para la confluencia en esa dirección.
Las mismas voces que nos alzamos contra los recortes democráticos exigimos el cese de los atentados de ETA. Igualmente exigimos el cese de las acciones de kale borroka”.
b) Exigimos el final del deterioro de los derechos y libertades democráticas.
“Las libertades, en aplicación de la Ley de Partidos, están hoy en suspenso para un sector de la población y, además, son administradas judicialmente contra las aspiraciones vascas tanto políticas (procesamientos del Lehendakari, dirigentes del PSOE y de Batasuna por reunirse; condena de la mesa del Parlamento Vasco...) como culturales (sumario Egunkaria…). La ilegalización de Batasuna y de organizaciones de la izquierda abertzale, la detención de toda su dirección, la suspensión de ANV y EHAK sin que hayan podido presentarse a las elecciones de marzo del 2008, las condenas del 18/98, las torturas y malos tratos en las comisarías…. constituyen un obstáculo para la canalización de un proceso de paz y para la resolución del propio contencioso político, así como una degradación de las libertades democráticas.
Esta ofensiva judicial debe cesar de inmediato, mediante absoluciones, sobreseimientos y restituciones de derechos civiles y políticos”.
c) Reclamamos la humanización del conflicto en todos sus extremos.
“La humanización del conflicto tiene dos vertientes: las víctimas y los derechos humanos.
Por un lado, implica un reconocimiento, reparación y apoyo público y social a aquellas personas, sectores de la sociedad civil, representantes y cargos de partidos, profesorado, magistratura... que han sufrido o sufren la violencia de ETA, e igualmente de quienes han sido víctimas de alguna violencia injusta por parte del Estado o de fuerzas parapoliciales y la extrema derecha. Asimismo, exige particularmente un inmediato cambio de la política penitenciaria a través del acercamiento de presas y presos a los lugares de residencia de sus familias, la liberación de quienes han cumplido tres cuartas partes de la condena y de quienes sufren enfermedades graves, la anulación de la doctrina “Parot”....”
Desde aquí quiero alabar la valiente postura del Parlamento Vasco de no silenciar las denuncias de torturas en la actual coyuntura; no cayendo en la hipocresía de mirar para el otro lado. Siendo los Derechos Humanos exigibles en cualquier circunstancia, la misma legitimación de la persecución de la violencia se amplía cualitativamente desde la defensa de todos los derechos humanos sin excepción.
d) Proponemos retomar los contenidos del preacuerdo de Loiola de 31 de octubre del 2006 suscrito por PSE-EE, PNV y Batasuna, además de defender a corto plazo la necesidad de una consulta
La negativa de las élites socialista y conservadora a preguntarle al país con la excusa de que lo dividiría hace que, al parecer, sea mejor no preguntar, para no querer saber lo que piensa la sociedad, manteniendo una unidad basada en el silencio y en la probable imposición de una minoría. Distingo la diferencia cualitativa que hay entre la valiente actitud de Zapatero en la anterior legislatura y la línea del PP, pero en este punto de las consultas tienen coincidencia. Su argumentación es simplemente de pánico a la democracia y convierte a la elite que la defiende en una plutocracia.
El pre-acuerdo de Loiola es la base acordada más avanzada entre diferentes partidos vascos en los distintos campos. Solo comentaré su validez y oportunidad aquí y ahora.
VI. Las oportunidades del pre-acuerdo de Loiola
El borrador-base aceptado en Loiola se ha situado ya en el centro del panorama político. El lehendakari lo convirtió en eje de su propuesta a Zapatero, así como en perspectiva de medio plazo, mientras que, para el corto plazo, la agenda y el recorrido antes de las elecciones estarán marcados por las vicisitudes de la autorización o no por el Parlamento Vasco de una consulta sobre una pregunta concreta.
En lo inmediato, veremos qué pasa el 27 de junio en el Parlamento Vasco en que se habrán de votar los compromisos ético y democrático y una probable ley de consulta de lectura única y por vía de urgencia.
Aquel borrador hay que entenderlo como el documento base suscrito, interno al país, de carácter plural y transversal, más importante de nuestra reciente historia. Es un patrimonio inmaterial colectivo. Largamente muñido sobre el problema de fondo, solo espera para activarse a unas condiciones propicias que dependen exclusivamente de los actores y sus expectativas. Ese documento fue el catalizador de una herencia documental en base a Elkarri, Ahotsak, documento de Egino….
Fue un preacuerdo transversal y en claves estratégicas de largo alcance entre fuerzas del país, y contaba además con el acuerdo y el aliento externo de Rodríguez Zapatero que, en la época, jugaba la carta de la paz. Su función y sus contenidos se dirigían a la normalización política y al diseño de futuro, con la consiguiente canalización de los temas principales.
Forjado desde la preparación discreta de Egiguren y Otegi como agentes principales (entre 2004-05 y sin tregua), el PNV de la mano de Imaz se incorporó después, a su desarrollo ya en condiciones de tregua. El borrador iba a ir a misa. Solo estaba pendiente de ligeros flecos. Pero en noviembre del 2006 Batasuna quiso modificar algún punto sustancial y provocó el final de las reuniones. Cabe entender que la Izquierda Abertzale diga hoy que el publicado era solo uno de los borradores, o que el PSE-EE esté aquejado de amnesia sobre el ADN socialista en el documento, pero ello no quita un ápice del mérito de su esfuerzo compartido y que se trata de un documento de futuro.
Pero a la hora de ver su validez actual, las fuerzas que estuvieron en Loiola tuvieron una distinta percepción sobre la propia mesa.
Aunque ETA no era interlocutor en Loiola, se reservó el papel de validador y terminó por dinamitar la mesa, poniendo en la picota las salidas políticas largamente fraguadas… y, también, a la propia Izquierda Abertzale. ETA, hoy sigue queriendo demostrar por enésima vez capacidad de daño para una improbable mejora de posición en un futuro diálogo resolutivo.
Por su parte, el PSE-EE no lo entendió como un acuerdo para la normalización sobre un problema político de ajuste de los vascos en el Estado, y que es de lo único que habla el documento (reconocimiento de identidad y del hecho nacional vasco, derecho a decidir, igualdad de oportunidades a todas las opciones, órgano institucional común….) sino como un acuerdo para la pacificación. Lo entendió, al parecer y salvando a Egiguren, no desde la convicción democrática sobre sus contenidos sino desde la concesión a ETA; lo aceptó como un “precio para la paz”, y no como salida de conflicto. Y al darle cuerda, a la vuelta, de nuevo a empezar alimentando la espiral.
Pero respondamos a algunas preguntas del debate actual.
¿Ha sido desleal airearlo? Tras su publicación en varios medios y año y medio después, lo desleal era dejarlo en el cajón y hurtárselo al debate del país.
¿Es una aventura, un viaje a ninguna parte? Si la naturaleza de su valedor (Zapatero) y coautores avalaron el carácter constitucional del preacuerdo en su momento, difícilmente cabe tratar el documento hoy como una “aventura”, y más cuando cabe una formulación jurídica legal desde los procedimientos estatutarios. Esa “aventura” era la del hoy amnésico Zapatero.
¿Es nacionalista?. Si la base y los límites fueron co-redactados por los socialistas es difícil decir que es un texto nacionalista o soberanista; es simplemente compartido.
¿Es electoralista? Si es una propuesta de riesgo que va al fondo, en continuidad con el derecho de decisión, nadie puede decir que sea superficial y electoralista presentarla ahora.
¿Puentea a los Parlamentos? Si hubiera habido un acuerdo entre presidentes, no sería un puenteo de los Parlamentos sino un pistoletazo de salida para el trabajo de las instituciones y de todos los partidos, incluidos los que estuvieron ausentes.
¿No respeta los dos requisitos del amplio consenso y del respeto a los cauces que exige Zapatero? Tenía un amplio consenso interno hace año y medio y los cauces es seguro que eran legales; en caso contrario no lo hubiera avalado el propio Zapatero.
¿Puentea a las instituciones navarras? Si el compromiso es de “promover la creación un órgano institucional común para los cuatro territorios”, eso pasa lógicamente por las mayorías parlamentarias de cada uno de los ámbitos. Sin el acuerdo del PSN sería imposible. Además sería imposible, absurda y muy desaconsejable una política de “anexión” por sorpresa de Navarra.
¿Ya no vale, en condiciones de violencia? Su validez no depende de la coyuntura o de que haya tregua, puesto que trata de principios y metodologías. No hay un solo principio o base política para el acuerdo o el diálogo del documento que no sea válido para el presente, por la simple razón de que se remite a la democracia y al reconocimiento de un sujeto político tan real como plural. Eso no depende de la coyuntura. En cambio, su desarrollo y forma de activación sí dependen, no de la coyuntura, sino de la voluntad y decisión de los agentes. Malo será que dependa de sus intereses. Y, sin embargo, es lo que está ocurriendo.
¿Hay que tomarlo al pie de la letra? Es un punto de partida, desarrollable.
Es válido, precisamente porque su vocación era ser un preacuerdo de normalización y no de pacificación (había otra mesa entre Gobierno de España y ETA). Por eso hoy es rescatable a pesar de que no haya tregua. Permitiría que la agenda la hagan las instituciones, las mayorías y los consensos, y no ETA. Así lo ha entendido, al parecer, el lehendakari.
En suma, se trata de una buena propuesta que contiene un proyecto abierto de país, anima a la concertación para lograr capacidad de decisión de cara a un acuerdo con el Estado, y que además ayudaría a la paz.

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domingo, 25 de mayo de 2008

Barakaldo Naturala

Otra amenaza arremete contra nuestro pueblo: La Variante Sur Ferroviaria, que en cualquiera de las alternativas barajadas y presentadas afecta de forma irreversible a los valores naturales y ambientales. El trazado afecta a numerosos humedales (39) que han sido considerados de interés por la Dirección de Biodiversidad del Gobierno Vasco. Además afecta a una zona de especial interés natural, como son Zubileta o el Valle de El Regato y Gorostiza, EL PULMON DE BARAKALDO, el principal “espacio natural” que nos queda y zona de disfrute de un área tan densamente poblada como lo es nuestro municipio, e incluso la Margen Izquierda del Nervión.
En este sentido, estamos trabajando desde diversas asociaciones ciudadanas de Barakaldo en un proyecto de consolidación de una red de espacios naturales protegidos, similar a un corredor ecológico, para Barakaldo y así conservar sus espacios naturales, donde Gorostiza y El Regato serían algunos de los principales elementos a proteger.

La aprobación de la llamada “Solución Sur Ferroviaria” condicionaría de forma irreversible el área, limitando de forma sustancial la capacidad municipal de organización, ordenación y protección del espacio natural señalado.
Además de suponer una perdida de biodiversidad.

De acuerdo con el inventario de la Dirección de Biodiversidad y Participación Ambiental del Gobierno Vasco, el área afectada por el trazado de la Variante Sur Ferroviaria incluye zonas de distribución preferente de tres especies amenazadas (el pez espinoso, el lagarto verdinegro y la rana patilarga), así como áreas de interés especial para las siguientes especies: pez espinoso, murciélago de cueva, murciélago de oreja partida, murciélago mediterráneo de herradura y visón europeo. En cuanto a la flora amenazada se han detectado importantes afecciones a poblaciones importantes de cinco especies de interés especial (Ilex equifolium, Narcissus arturiensis, Narcissus bulbocodium, Narcissus nobilis y Taxus baccata).

El trazado supone la quiebra completa de los corredores ecológicos existentes, con la consiguiente fragmentación de hábitats.

Ante esta situación desde Barakaldo Naturala y dado que el proyecto estaba en exposición pública y periodo de alegaciones, solicitamos una reunión con el Gobierno Municipal para ver que opinaban del mismo:

• Si contemplaban que esta infraestructura pase por el Argalario, ya que el trazado pasa en túnel por debajo de la celda de lindane.

• Que según el proyecto a la altura de Gorostiza el viaducto pasa pegado al polideportivo y por encima de los chales en construcción.

• Que en Las Delicias afecta al Bosque de Larrazábal, al camino de Santiago, el Molino y la Torre de Zubileta.

Esta reunión nunca se ha dado, lo que demuestra el talante de colaboración, participación y diálogo de este Gobierno Municipal, por lo que visitamos a los partidos para explicarles esta situación.

Desde aquí les pedimos a todos ellos que obren en consecuencia con lo que nos dicen cuando hablan de proteger El Regato.

Por nuestra parte pensamos que:

• No es necesario sacrificar estas zonas ocupando un nuevo territorio con otro megaproyecto que va a competir con la Super-Sur de la que ya estamos sufriendo sus consecuencias, pistas, desmontes, voladuras…

• Es más barato y sostenible adaptar el proyecto a las infraestructuras existentes, soterrando las vías, eliminando así la separación que hoy se produce entre Urban y el viejo Barakaldo.

Aquí tienen todos los partidos con representación municipal la oportunidad y el presupuesto para llevar adelante sus propios planteamientos, proteger El Regato y soterrar las vías de RENFE dando así una solución a los problemas contribuyendo a la sostenibilidad de nuestro pueblo.



¡EL REGATO, ARGALARIO, SASIBURU: ERRESERBA NATURALA!

Pd.- Comunicado de prensa aportado por Roberto de Gracia


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sábado, 24 de mayo de 2008

La FELGTB arranca su campaña “Ni un céntimo para quien te discrimina”


La Federación pide a la ciudadanía que marque sólo “otros fines de interés social” en su declaración de la Renta / felgtb.org
La Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) ha puesto en marcha su campaña “Ni un céntimo para quien te discrimina, en la declaración de la renta marca otros fines sociales”. Esta campaña se viene realizando desde 1999 y se repite cada año coincidiendo con el inicio de la declaración del Impuesto de la Renta para las Personas Físicas (IRPF).

La finalidad de la campaña es articular una respuesta cívica de rechazo a los despropósitos constantes y reiterados de la jerarquía católica ante múltiples asuntos como la igualdad y la dignidad de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, la igualdad de las mujeres, la violencia de género, la investigación con células embrionarias, el derecho a una muerte digna, la interrupción voluntaria del embarazo, la prevención del VIH-SIDA y el uso de preservativos o la reproducción asistida, entre otros.
La campaña hace un llamamiento a toda la ciudadanía española para que no marque la casilla destinada a sufragar los gastos de funcionamiento de la Iglesia católica y marque exclusivamente el de “otros fines de interés social”.
Antonio Poveda, presidente de la FELGTB, ha apuntado que “con esta campaña queremos hacer ver a la jerarquía católica que su actitud retrógrada, machista y homófoba debe cambiar, que cada vez encontrará menos cómplices para todo el sufrimiento y discriminación que provoca”.
La casilla de la Iglesia en la declaración de la renta se marca año tras año con menor asiduidad lo que desde la FELGTB se interpreta como un termómetro social que resalta cómo crece la separación entre la sociedad y la jerarquía católica.
La campaña se promocionará con carteles y un vídeo que ya está disponible en Youtube. Asimismo, y para que el Presidente de la Conferencia Episcopal conozca la decisión adoptada, se han impreso postales con su dirección, así como modelos de carta para enviarse por correo electrónico. Las 50 entidades que forman parte de FELGTB, así como en asociaciones juveniles, de mujeres, sindicatos y organizaciones sociales, se harán eco de esta iniciativa. En la campaña también participa la Coordinadora Gai-Lesbiana de Catalunya, que la desarrollará en su ámbito territorial.

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LAB, 7. BILTZAR NAGUSIA: Relevo generacional

Muchas cosa se podrían decir sobre el recien finalizado congreso de LAB. Un acontecimiento, sin duda, importante para el movimiento obrero de este país y, por lo tanto, para el conjunto de las izquierdas políticas, sociales, y sindicales. Pero sólo me voy a referir a un aspecto, uno que me parece muy importante por lo que pudiera servir de ejemplo para otras organizaciones: la renovación absoluta de su máximo organo de dirección



Sin duda, un ejemplo a seguir… No voy a entrar en un análisis profundo y pormenorizado de todo el proceso, que, como en todo, está lleno de matices, sino que sólo voy a destacar aspectos generales.

Antes de nada, valorar en su justa medida la decisión adoptada hace ahora ocho años por la hasta ayer dirección de LAB: la necesidad de ir poniendo las bases para no perpetuarse en el poder las mismas personas, con un compromiso claro de que toda la dirección ocho años más tarde sería totalmente renovada. Compromiso, además, cumplido. Una pequeña parte ya renovó hace ahora cuatro años, siendo ahora este pequeño núcleo el único nexo de unión entre ambas direcciones.

Segundo, valorar el proceso natural de ir formando y estando atento a las nuevas generaciones de militantes del sindicato para que de forma contínuada en el tiempo vayan cogiendo mayores responsabilidades. (Todo lo natural que pueden ser estos procesos, ya que, como podemos imaginar, no habrá estado exento de múltiples contradicciones, y, a pesar de todo, también distará mucho de ser perfecto).

Tercero, mantener su apuesta por una organización fundamentalmente militante, que base todo su activo en el conjunto de su afiliación, apostando por la participación y el compromiso diario. (De esta forma los relevos son más fáciles en todos los niveles, ya que no es cuestión del trabajo de una persona, sino que se intenta que lo sea de un grupo, de la respectiva sección sindical)

Cuarto, la incorporación masiva de una nueva generación (media y mediana de 36 años, por lo que nos podemos imaginar la cantidad de gente jóven en órganos directivos) y de la mujer a responsabilidades de dirección… Y no porque se haya elegido a Ainhoa como secretaria general, ni siquiera porque existan más mújeres que hombres en la nueva dirección sindical, si no porque eso es consecuencia de una realidad de compromiso militante de mujeres y hombres, de hombres y mujeres, en todas las estructuras del sindicato desde hace ya tiempo… En el caso de LAB, y eso sí que es una constatación y una evidencia, la paridad de género se ve y se siente en el día a día, en cualquier acto del sindicato.

Quinto: como he dicho al principio sólo quería resaltar este aspecto en este momento porque siempre me ha parecido importante que se hiciera en todas las organizaciones, al menos en el campo de la izquierda, como uno de los caminos para evitar la burocracia. Ya sé que habría muchas más cosas que comentar, que añadir, sobre política sindical, sobre el mundo obrero hoy, sobre ese gran magma que se mueve dentro de lo que se denomina izquierda abertzale, y el papel que LAB juega o debiera jugar dentro de él, pero estos son aspectos que o bien ya han aparecido otras veces o seguirán apareciendo, mientras que este aspecto suele pasar hoy, ser noticia, y olvidarse ya mañana


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viernes, 23 de mayo de 2008

The World's Hardest-Working Countries

Siguiendo con nuestro multilingue blog aquí teneis un artículo sobre los países industrializados (OCDE) en donde más duro es trabajar.

Llama la atención algún dato como el de que desde los años 60 la jornada laboral ha bajado un 23% en la Unión Europea y ha subido un 3% en USA.

¿Los que trabajan menos horas? No los franceses a pesar de sus supuestas 35 horas. La cabeza la ocupa Holanda (1.391 horas al año), seguida por Noruega ( fácil con sus pocos habitantes, no emigración, preciosos paisajes, derechos de pesca y petroleo del mar del norte) y Alemania.

¿Los que más? El campeón Corea del Sur(2.357 horas). USA todavía está en el puesto 9 aunque sigue escalando posiciones.

O que Grecia e Italia están en los puestos 2 y 8 porque, a pesar de su reducida jornada laboral "legal", tienen un sector "informal" muy grande, o Méjico en el puesto 7 por lo mismo. Lo cual, lógicamente, no es percibido por los burócratas de los sindicatos colaboracionistas.

Y eso que el artículo no habla de las bondades de la jornada esclavista (perdón, laboral) en antiguos paraísos estalinistas como China, Corea del Norte o Rusia.



If you thought you worked long hours, consider 39-year-old Lee from South Korea. A civil servant at the ministry of agriculture and fisheries, Lee gets up at 5:30 a.m. every day, gets dressed and makes a two-hour commute into Seoul to start work at 8:30 a.m. After sitting at a computer for most of the day, Lee typically gets out the door at 9 p.m., or even later.

By the time he gets home, it's just a matter of jumping in the shower and collapsing into bed, before starting the whole routine all over again, about four hours later. This happens six days a week, and throughout almost all of the year, as Lee gets just three days of vacation.

That's right. Three days.
And did we mention Lee has a wife and three teenage kids? "I get to see them for 10 or 15 minutes a week, and then just on the weekend," he says of his children before adding that, on weekends, he usually gets interrupted to go to the office.

Lee, who sometimes has to sleep at the ministry of agriculture and fisheries by lying on top of his desk, might seem like a workaholic that needs to get his priorities straight. But his schedule is completely normal in South Korea, where the average employee works 2,357 hours per year--that’s six-and-a-half hours for every single day of their life. According to a 2008 ranking by the Organization for Economic Co-operation and Development, South Koreans work the longest hours per year, on average, out of every other OECD member.

"It’s the culture," says Lee. "We always watch what the senior boss thinks of our behavior. So it’s very difficult to finish at a fixed time." Leaving at the official time of 6 p.m. could mean not getting a promotion or raise. What would happen if Lee took a month's vacation? "My desk would surely be gone when I got back."
South Korea's hard-working citizenry is not alone. Greece comes second in the OECD's rankings with 2,052 hours worked on average each year, and just behind is a trio of Eastern European nations: Czech Republic, Hungary and Poland. The U.S. is also above the OECD average of 32 nations, coming at No. 9, with 1,797 hours worked on average each year.
One nation that is famed for a short working week is France, whose 35-hour week is currently in a state of flux. But even the French aren't the OECD's most leisurely workers: Bottom of the list are the tall and amiable Dutch, who work an average 1,391 hours per year, preceded by Norway and Germany.
Culture, as Lee says, is a big factor in the different working hours of nations, but types of employment and legal vacation time are also important. In some countries like the United Kingdom, which comes in at No. 20 on the list, the length of the working week is relatively long, says Pascal Marianna, an OECD expert in employment analysis and policy. But vacations are legally longer in the U.K., at 20 days, than in, say, the U.S., where employees get 10 days of vacation each year. The French get five weeks of vacation a year.
Greece and Italy are also near the top, at No.s 2 and 8, respectively, because of their large number of self-employed citizens. Mexico comes in at No. 7 for the same reason, along with the number of people who work in what Marianna calls "informal employment." According to the International Labor Organization, less than half of the world's employed people enjoy the security that comes with a regular salary.
Another reason for the difference is government policies and, in particular, taxation. The OECD found that an increase in marginal tax rates, or the tax owed on every extra dollar or euro earned, can negatively affect the average of hours worked. That effect is felt most typically by women, who are often the second earners in households.
And what of the diversion between Europe and the U.S., which once provoked the head of the OECD's Economic Department, Jorgen Elmeskov to ask if Europeans were "lazy" or Americans "crazy." It seems to be a changing picture.
Europeans used to work longer than their American counterparts in the 1970s, and it was only in the mid-1980s that the U.S. started to exceed them. Though working hours in both regions have eased back since the 1960s, they've fallen much more dramatically in Europe, by 23%, to 1,625 hours, today, compared with the 3% slide in American hours over the same time period. Some of the sharpest falls in working hours have been in Ireland, Portugal, Luxembourg and France, according to the OECD.
As for the opposite extreme, South Korea, things are slowly moving toward the OECD norm after the Korean government introduced a five-day working week in 2004 for schools and companies with over 1,000 employees. But with the culture of hard work so deeply ingrained, change is slow. "A Korean's identity comes from his title at work," says Michael Breen, author of The Koreans, explaining that employees often refer to each other by titles such as "office manager Kim" or "accountant Park," even outside the workplace.

"This is an authoritarian corporate culture," he adds. "It's very bad form to leave the office before the boss does, so people will hang around doing nothing, and then when the boss leaves, they feel free to leave. ... Because of all of that, people don't have much of a life."


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jueves, 22 de mayo de 2008

Comunicado de STEE-EILAS ante los incidentes en el rectorado de la UPV-EHU


Ante los incidentes protagonizados ayer, 20 de mayo, contra el ediflcio del Rectorado de la UPV/EHU en Leioa, el sindicato STEE-EILAS de la UPV/EHU quiere manifestar lo siguiente:

1. Cualquier motivo de protesta planteado de forma pacífica es digno de respeto, se esté o no de acuerdo con su contenido, aunque esté aquejado de la absurda contradicción de que la misma reivindicación en la universidad pública genera todo tipo de protestas, mientras en las universidades privadas de nuestro entorno no genera ni una triste carta al director.

2 Sin embargo, ningún motivo justifica el deterioro intencionado de las instalaciones de
la universidad pública vasca, ni el intento de amedrentamiento del personal universitarlo.

3. En los últimos días hemos visto con asombro el llamamiento a apedrear las sedes del Rectorado y los Vicerrectorados de la UPV/EHU, justificadas por una delirante descripción de nuestra Universidad como campo de concentración.

4. El sindicato STEE-EILAS exige que cualquier protesta que se realice en la UPV/EHU utilice únicamente medios pacíficos.

5. Pedimos especialmente que se respete el ejercicio del derecho al voto en las elecciones del 22 de mayo, en las que Ilamamos a participar.

6. A las personas que integramos este sindicato nunca nos ha gustado la presencia policial en el campus, pero también es imprescindible un comportamiento universitario y, por tanto, civilizado, por parte de toda la comunidad universitaria.

Leioa, 21 de mayo de 2008

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martes, 20 de mayo de 2008

Mayo 68: Entrevista a alain Krivine (dirigente de LCR)

Entrevista a Alain Krivine, dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria (Francia)

"Hay un lugar mayor hoy que entonces para una izquierda anticapitalista"

“En 1968, la extrema izquierda era una pequeña organización implantada entre los estudiantes pero sin ninguna implantación obrera. Hoy es casi lo contrario”.



En Mayo 68, ¿no solo se rebelaron los estudiantes?

Mayo 68, es cierto que en la mayor parte de los países, era una revuelta estudiantil, que se encontraba en la convergencia de dos cosas: de un lado en muchos países la llegada de los hijos de las capas populares a universidades completamente arcaicas, -había una verdadera contradicción en el interior, sobre problemas universitarios- y la segunda razón era la politización extrema de los estudiantes sobre la guerra de Vietnam. Es la convergencia de estos dos factores lo que hace que en Francia, en México y en una serie de países haya una explosión estudiantil. Hubo –para mí es esencial- una explosión obrera que se unió a la explosión estudiantil esencialmente en dos países: en Francia y un poco más tarde en Italia, donde duró un año, lo que se llamó el Mayo rampante. Pero conocieron también una explosión obrera. En Francia, lo que quiero rememorar esencialmente, al margen del movimiento estudiantil que mucha gente ha estudiado, es el hecho de que se tuvo la mayor huelga general que se haya jamás conocido, porque se mantuvo durante más de tres semanas 10 millones de obreros en huelga y la casi totalidad de las fábricas ocupadas, con la bandera roja en las fábricas. Eso es el aspecto esencial.

¿Qué ha pasado con todos esos activistas y dirigentes de Mayo 68? ¿Algunos de ellos como Daniel Cohn-Bendit dicen que gente como tú no ha evolucionado desde entonces?

Una serie de portavoces conocidos del 68, como Jeismar o Sauvageot, han cambiado un poco de campo. En aquel momento creyeron que era una revolución, sin saber demasiado a donde iba. Bendit era más bien libertario y Jossmar más cercano al partido centrista PSU (Partido Socialista Unificado), pero creo que tuvieron muchas ilusiones en las perspectivas del 68. Lo que ocurrió fue que tras el fracaso político del 68 (la sociedad capitalista permaneció), intentaron un poco arbitrariamente resucitar los acontecimientos, justo después del 68, cayendo un poco en el izquierdismo y se apercibieron de que la clase obrera no les seguía, ni en el 68, ni después del 68. Muy rápidamente dedujeron de ello que no había ya clase obrera y que la lucha de clases era finalmente una antigualla, una historia de dinosaurios y se adaptaron al sistema. Daniel Cohn-Bendit -le conocí bien en 1968 y más recientemente en el parlamento europeo- ha conservado buenos restos en el plano de sociedad –antirracismo, antifascismo-, pero en los problemas de fondo, se ha convertido en un liberal. Trabaja hoy con los liberales. Es el adiós a la clase obrera y adiós a lo que era fundamentalmente 1968.

¿Los años 60 eran años de crecimiento del capitalismo, ¿ocurre lo mismo hoy?

Es cierto que en 1968 estábamos en un gran boom económico. Por no dar más que una cifra, no debía haber más de 300.000 o 400.000 parados en Francia. Hoy hay 5 millones. Es el fin de ese boom económico. Tenemos incluso la situación contraria. Hoy la crisis financiera puede ir muy lejos y sobre todo la mundialización hace que actualmente los capitalistas en el marco de una competencia desenfrenada, de una carrera por los beneficios, no den ninguna migaja a los reformistas para hacer reformas. Es lo que explica que los reformistas se social-liberalicen. La socialdemocracia hoy se adapta completamente al capitalismo porque no puede ya hacer reformas, no le dejan ya las migajas. Así pues, hay un cambio radical, lo que explica que haya un lugar mayor hoy que entonces para una izquierda anticapitalista.

¿En 1968 la lucha anticolonial y antiimperialista politizaba mucha gente, ¿ocurre lo mismo hoy?

Es cierto que en 1968, hubo una gran politización que estaba ligada particularmente a la guerra en Vietnam, pero que, en cualquier caso en Francia, afectaba también a una generación que salía de la guerra de Argelia en la que nos habíamos politizado en la ayuda al FLN argelino. La guerra de Argelia y luego la de Vietnam fueron asuntos que tuvieron una importancia enorme. Este tema hoy, por el contrario, es casi más importante, porque la guerra está casi en todas partes. Mucha gente pensaba que con la caída de los países del Este se había acabado y decían “Ahora que ya no hay bloques, ya no hay guerras”. Es exactamente lo contrario, hay más que nunca. Sobre todo hoy con por ejemplo la guerra llevada a cabo por Israel contra el pueblo palestino, la guerra en Irak. La única diferencia es que no nos enfrentamos a guerras de estados contra estados. Ahora son guerras llevadas por los estados imperialistas, sobre todo los Estados Unidos, contra pueblos, no contra ejércitos en tanto que tales y eso hace las cosas aún más complicadas, aún más terribles. Se está en pleno período de guerra. Creo que el movimiento antiguerra puede ser una dimensión y es una de las dimensiones de politización de las nuevas generaciones en el momento actual.

¿Cómo comprender hoy la canalización de la huelga general por el Partido Comunista francés, el PCF?. ¿Es que hoy el PCF y el PS siguen siendo tan hegemónicos o dominantes en la clase obrera como en 1968?

Hay que recordar que en 1968, en Francia en cualquier caso, era el partido comunista el que era completamente hegemónico en la clase obrera. Dirigía totalmente la CGT, el principal sindicato. Por el contrario, el PCF no tenía el control de los estudiantes. Y en cuanto se desencadenó el movimiento, tuvieron una reacción de burócratas estalinistas, tuvieron miedo de un movimiento que no controlaban. Fueron totalmente desbordados. Al nivel de las empresas, el movimiento obrero les desbordó muy rápidamente, pero allí lograron sin embargo guardar un poco el control. Por ello, la unión estudiantes-obreros tuvo lugar en la calle. Fue simbólica, pero no fue profunda. Para dar solo un ejemplo: cuando supimos que la huelga se desencadenaba en Renault-Billancourt -30.000 obreros, el centro neurálgico de la clase obrera francesa-, fuimos en manifestación varios miles, fuimos acogidos por una fábrica silenciosa en la que todos los obreros estaban en los tejados y las ventanas, pero ni un solo aplauso.

En sus cabezas, estaba la propaganda estalinista: “llegan los pequeñoburgueses izquierdistas, aventureros”. Sobre todo al comienzo del movimiento. Estuvieron completamente superados por el movimiento. Desde un cierto punto de vista, salieron del apuro, porque cuando el problema del poder se planteó, un día o dos, al final del movimiento, cuando De Gaulle fue a Alemania, los obreros se volvieron hacia los estudiantes pero no tenían ninguna confianza en los dirigentes estudiantiles, para tomar el poder. Se volvieron hacia su partido que no tenía en absoluto ganas de tomar el poder sobre la base de una huelga general y fue De Gaulle quien tuvo el genio de comprender que el PCF no quería tomar el poder y anunció elecciones. El PCF dijo inmediatamente: “Si, si a las elecciones”, lo que era una forma de enterrar en las urnas un movimiento extraparlamentario.

Las capas medias que se habían unido a la clase obrera, viendo que no había ningún espacio de ese lado, volvieron a posiciones anteriores de defensa del orden, de la seguridad y eso lo movió todo a la derecha. Por el contrario, lo que es curioso, es que el PCF no pagó en el momento mismo, digamos, de su traición. Ha sido mucho más tarde, incluso estos últimos años, cuando ha habido un giro total y se ha dado cuenta de que el comienzo de su ruptura con la juventud y la clase obrera fue su incomprensión de 1968. Tienes pues un cambio total de la situación. Antes se decía: “Cuando se es de izquierdas, se vota comunista”. Ahora, el voto “útil”, que es inútil para mí, pero útil institucionalmente, no es ya el partido comunista, sino el partido socialista, pero que tiene él mismo lazos esencialmente electoralistas con la clase obrera.

Así pues hay un vacío total hoy, que nos incita a pensar que es preciso hacer un mayo 68 en otrs condiciones, que triunfe. Tenemos una burguesía que ataca como nunca, que destruye las conquistas sociales. Tenemos una izquierda tradicional que está desacreditada, principalmente el partido comunista que está casi desapareciendo incluso si no hay que considerar que ha desaparecido. Y luego se tiene toda una generación que quiere luchar, que no se reconoce en la izquierda tradicional y que está huérfana de una izquierda capaz de responder verdaderamente a esos objetivos, a esas preocupaciones, es por ello que desde un cierto punto de vista, se tienen a la vez más razones de rebelarse hoy que en 1968, pero se tienen hoy sobre todo muchos más medios. La extrema izqueirda era una pequeña organización implantada entre los estudiantes, pero sin ninguna implantación obrera, y hoy es casi lo contrario.

Mayo 68 daba nacimiento a grupos revolucionarios trotskystas, maoístas y de otros tipos. Hoy bastantes de esos grupos han desaparecido, otros se han transformado. Hoy, en 2008, no es ya la identidad trotskysta o maoísta lo que es determinante. Se dice marxista o anticapitalista. ¿Qué queda hoy todavía del espíritu de 1968?

La extrema izquierda en 1968 era el producto de un período. 1968 era un período bisagra entre un viejo movimiento obrero, que se manifestó con la bandera roja, las barricadas, la Comuna de París, la clase obrera, la Internacional y del otro lado el nacimiento de lo que se llamaría hoy un nuevo movimiento social con reivindicaciones que van a estallar tras mayo 68, pero que están en germen en 1968. Además de las reivindicaciones tradicionales de la clase obrera, están reivindicaciones de los inmigrantes,de las mujeres, de los homosexuales, de los sin techo etc, un nuevo movimiento altermundialista. La gran diferencia con hoy es que en 1968, en el patio de la Sorbona, había retratos de Mao, Lenín, Marx, Stalin, Trotsky. Mira las manifestaciones de jóvenes de hoy, no hay ya ningún retrato. No hay ya ninguna referencia, ni a la revolución rusa, ni a los grandes dirigentes. El único que persiste aún en las camisetas es el Che Guevara, es todo. Así pues no es ya en absoluto la misma forma de politización. Así que tenemos hoy una nueva izquierda anticapitalista que no toma las formas de los grupos de extrema izquierda muy delimitados programáticamente, teóricamente, trotskysta, maoista etc., es una izquierda que quiere romper con el capitalismo. Es una generación que quiere combatir, que rechaza las traiciones o las claudicaciones de la izquierda tradicional y que quiere construir una izquierda radicalmente anticapitalista.

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Nuevo documento de la plataforma ERABAKI

PAZ, LIBERTADES Y DERECHO A DECIDIR

Vivimos una situación delicada. El derecho de decisión está bloqueado porque el Estado no quiere darle la palabra a la ciudadanía en los grandes temas; ETA atenta mortalmente haciendo inviable un proceso de paz; y continúa el proceso de deterioro de derechos y libertades democráticas con varios procesos judiciales abiertos desde un poder judicial politizado. El riesgo de convertirnos en un país inviable, o que nos normalicen en la escala baja de nuestras aspiraciones, es notable




Ante esta situación no parece sensato esperar pasivamente a que el Gobierno español se convenza de la pertinencia del derecho de decisión o abra un proceso de desarrollo de las libertades, ni a que ETA proclame una tregua unilateral. Tampoco parece razonable aplazar las decisiones para cuando no haya violencia, porque hacerlo favorece su continuidad. La espera supondría una doble quimera: presuponer que ETA renunciará sólo por deslegitimación y represión; y que el Estado pasará de uninacional a plurinacional por convicción.

ERABAKI, como movimiento ciudadano plural, quiere hacer una propuesta a la ciudadanía y a los partidos en las cuatro direcciones de esta encrucijada.

a) Instamos a ETA al abandono de la lucha armada

La vuelta a los atentados mortales y las bombas contra instalaciones de todo tipo y las amenazas contra conciudadanas y conciudadanos representan hechos insostenibles desde un punto de vista ético. Así lo entiende la inmensa mayoría de la sociedad. Pero, además, suplantan a la ciudadanía que quiere decidir por sí misma, da una excusa útil para el inmovilismo del Estado en relación al derecho de decisión y representa un obstáculo manifiesto para el desarrollo de iniciativas políticas o para la confluencia en esa dirección.

Las mismas voces que nos alzamos contra los recortes democráticos exigimos el cese de los atentados de ETA. Igualmente exigimos el cese de las acciones de kale borroka.

b) Exigimos el final del deterioro de los derechos y libertades democráticas.

Las libertades, en aplicación de la Ley de Partidos, están hoy en suspenso para un sector de la población y, además, son administradas judicialmente contra las aspiraciones vascas tanto políticas (procesamientos del Lehendakari, dirigentes del PSOE y de Batasuna por reunirse; condena de la mesa del Parlamento Vasco...) como culturales (sumario Egunkaria…). La ilegalización de Batasuna y de organizaciones de la izquierda abertzale, la detención de toda su dirección, la suspensión de ANV y EHAK sin que hayan podido presentarse a las elecciones de marzo del 2008, las condenas del 18/98, las torturas y malos tratos en las comisarías…. constituyen un obstáculo para la canalización de un proceso de paz y para la resolución del propio contencioso político, así como una degradación de las libertades democráticas.

Esta situación debe cesar de inmediato, mediante absoluciones, sobreseimientos y restituciones de derechos civiles y políticos.

c) Reclamamos la humanización del conflicto en todos sus extremos.

La humanización del conflicto tiene dos vertientes: las víctimas y los derechos humanos.

Por un lado, implica un reconocimiento, reparación y apoyo público y social a aquellas personas, sectores de la sociedad civil, representantes y cargos de partidos, profesorado, magistratura... que han sufrido o sufren la violencia de ETA, e igualmente de quienes han sido víctimas de alguna violencia injusta por parte del Estado o de fuerzas parapoliciales y la extrema derecha. Asimismo, exige particularmente un inmediato cambio de la política penitenciaria a través del acercamiento de presas y presos a los lugares de residencia de sus familias, la liberación de quienes han cumplido tres cuartas partes de la condena y de quienes sufren enfermedades graves, la anulación de la doctrina “Parot”....

d) Proponemos retomar los contenidos del preacuerdo de Loiola de 31 de octubre del 2006 suscrito por PSE-EE, PNV y Batasuna.

Aquel fue un preacuerdo de contenidos (“Bases para el diálogo y el acuerdo político”), de métodos y de calendario de gestión entre las fuerzas políticas de cara al derecho de decisión. Habría que retomarlo desde el punto y momento mismo en que estuvieron de acuerdo. Es la base acordada más avanzada entre diferentes partidos vascos en los distintos campos.

Ese documento señala unos contenidos sustanciales: el reconocimiento de la identidad nacional del pueblo vasco; el compromiso de que las decisiones de la ciudadanía vasca serán respetadas por las instituciones del Estado y de que todos los proyectos podrán ser defendidos y materializados.

Su metodología acepta la incorporación de los acuerdos a los que se lleguen al marco jurídico, prevé la creación de un órgano institucional común para los territorios de la Comunidad Autónoma de Euskadi y de la Comunidad Foral de Navarra con atribuciones ejecutivas y de propuesta legislativa; los acuerdos adoptados en las mesas se aprobarán en el Parlamento Vasco, en el Parlamento Foral de Navarra y en las Cortes Generales del estado, y se someterían a referéndum…

Se supone que ninguno de los artífices de este último proceso de acuerdo deberían decir ahora que aquel documento solo valía porque había tregua. Sería tanto como decir que existe Pueblo Vasco o contencioso sólo si hay tregua. Puede y debe asumirse y desarrollarse, aunque, para activarlo como acuerdo resolutivo se requerirían unas condiciones de cese de la violencia y la participación del conjunto de los partidos vascos.

Pasadas las elecciones generales está en manos de Rodríguez Zapatero canalizar el conflicto y evitar el bloqueo. Si el presidente español reconoce ese preacuerdo suscrito por su propio partido, o simplemente acepta sus contenidos básicos, no haría falta más hoja de ruta que la definida en Loiola. Si no se reconoce ese preacuerdo o no se canaliza el derecho de decisión, sería legítimo que se consulte a la ciudadanía de manera inmediata sobre el reconocimiento jurídico de nuestro derecho a decidir como sujeto político o sobre los contenidos de Loiola.

Para avanzar en estas cuatro direcciones ERABAKI propone, desde su pluralidad y sobre las bases de este documento, un gran acuerdo de la sociedad vasca que abarque a los partidos políticos, pero también a movimientos sociales y colectivos sectoriales, a los sindicatos, las iglesias, las universidades y el ámbito educativo...

En suma, creemos que los cuatro lemas para abordar los retos planteados son:

- El cese de la actividad armada de ETA
- La restitución de los derechos y libertades civiles y políticos
- La humanización del conflicto
- Sí al preacuerdo de Loiola, al derecho de decisión y de consulta.


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El conflicto vasco sin horizonte político

Petxo Idoyaga (Viento Sur)

Desde que, el 24 de marzo de 2006, se inició la tregua de ETA hasta el atentado de la T4 de Barajas o, si se prefiere, hasta que la organización armada declaró formalmente la ruptura de aquella, el 6 de junio de 2007, el conflicto vasco tuvo un horizonte esperanzador. Un horizonte de final de la violencia política de ETA y de abrir soluciones para los centenares de sus militantes que están en las cárceles o en el exilio. Pero, además, un horizonte de solución política para el conflicto




Hoy, en cambio, con la tregua rota y con un asesinato como el de Isaías Carrasco que refleja la absoluta carencia de límites éticos y políticos que ha adquirido la actividad de ETA por un lado, y, por otro, con la ilegalización de Batasuna y la detención de todos sus dirigentes, con el acuerdo entre PNV y PSOE para cercar en los municipios a ANV y con el compromiso público del Gobierno español de negarse a cualquier diálogo actual y futuro con ETA, hoy, con todo este lastre, el conflicto vasco aparece sin ningún horizonte de solución.

El acuerdo político entre Batasuna, PSE-PSOE y PNV.
Ahora sabemos que aquella esperanza del periodo de tregua tenía fundamento. El 31 de octubre de 2006, las representaciones de Batasuna, PSE-PSOE y PNV que venían reuniéndose en el santuario jesuita de Loiola (Gipuzkoa) se retiraron de la mesa con un borrador de acuerdo que, entre otros puntos establecía los siguientes sobre la “identidad nacional”, sobre el “derecho a decidir” y sobre la “territorialidad” , los tres grandes nudos del conflicto vasco:
El acuerdo reconocerá la identidad nacional del Pueblo Vasco. Dicho reconocimiento recoge así algo ampliamente compartido en la sociedad vasca: el sentimiento de pertenencia a una nación. Reconociendo que los partidos mantenemos diferencias sustanciales en torno a la presente y futura configuración del Pueblo Vasco, aceptamos que existe una realidad conformada por vínculos sociales, lingüísticos, históricos, económicos y culturales llamada Euskal Herria, que se muestra en los territorios de Araba, Nafarroa, Bizkaia y Gipuzkoa en el Estado español, y Lapurdi, Zuberoa y Baxe Nafarroa en el Estado francés.
Nos comprometemos a defender que las decisiones que sobre su futuro político adopte libre y democráticamente la ciudadanía vasca sean respetadas por las instituciones del Estado.
El acuerdo resultante garantizará que todos los proyectos políticos pueden ser no sólo defendidos en condiciones de igualdad de oportunidades y ausencia de toda forma de coacción o injerencia sino que, además, puedan ser materializados si ese es el deseo mayoritario de la ciudadanía expresado a través de los procedimientos legales.
Partiendo de la actual realidad jurídico-política plasmada en la existencia de dos ámbitos institucionales diferenciados, nos comprometemos a promover la creación de un órgano institucional común para los cuatro territorios. Este órgano institucional tendrá las atribuciones ejecutivas y de propuesta legislativa en el marco competencial que se acuerde, de conformidad con el ordenamiento jurídico .Dichas atribuciones serán objeto de negociación durante el transcurso del diálogo multipartito
El siguiente escenario debía ser ese diálogo multipartito, con la incorporación, por tanto de las demás fuerzas políticas que lo desearan. Pero cuando las tres delegaciones volvieron a reunirse, en noviembre, Batasuna propuso tres modificaciones. La primera, incluir un paréntesis en el que se concretaran las expresiones autonomista, federalista o independentista cuando se habla de garantizar todos los proyectos políticos. La segunda, añadir lo siguiente: El ordenamiento jurídico-político resultante para los territorios de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa reconocerá y regulará los mecanismos jurídicos y políticos que permitan a la ciudadanía de los cuatro territorios adoptar decisiones en torno a su futuro político e institucional. Dichas decisiones se tomarán teniendo como único límite la voluntad popular. La tercera, establecer como tarea expresa del órgano institucional común elaborar un Estatuto de Autonomía.
Al margen de cómo discurrieron en concreto las reuniones de noviembre (cada cual lo cuenta a su manera), hay que analizar el contenido de estas propuestas y la ruptura del acuerdo. Explicitar el nombre de los proyectos políticos existentes no debería plantear problema alguno. Establecer la existencia de un ordenamiento jurídico-político común a la Comunidad Autónoma Vasca y a Nafarroa es, en cambio, poner como punto de partida algo que estaba establecido como posible punto de llegada. Añadir que ese ordenamiento será un “Estatuto de Autonomía” elaborado por el órgano institucional común, equivale a que éste pase de tener competencias de “propuesta legislativa” a ser un Órgano Constituyente (elaborar un Estatuto de Autonomía) común a la Comunidad Autónoma Vasca y a Nafarroa.
Las dos últimas propuestas de Batasuna suponen un cambio cualitativo del acuerdo previo. En particular, poner como condición para el diálogo la existencia de un órgano constituyente que elabore un Estatuto común para las dos comunidades administrativas, equivale a dejar sin valor la expresión “partiendo de la actual realidad jurídico-política plasmada en la existencia de dos ámbitos institucionales diferenciados” desde el que se hacía la propuesta de órgano común, y a poner al PSE-PSOE ante una situación imposible de aceptar.
Si los socialistas y las fuerzas políticas nacionalistas estuvieran de acuerdo en que un órgano común a ambos territorios institucionales redactara un Estatuto de Autonomía común también para ambos; si, además, dicho Estatuto –según el resto de acuerdos del texto- fuera a someterse a la decisión mayoritaria de la ciudadanía; si todo eso ocurriera, deberíamos decir que el conflicto nacional, en lo que hace a su naturaleza “interna”, a los desacuerdos sobre su solución dentro de la propia Euskal Herria (al menos en el Estado español), habría terminado.
Quedaría la naturaleza “externa” del conflicto, el reconocimiento por parte del Estado de la soberana decisión ciudadana vasca y la acomodación jurídica y administrativa de las relaciones mutuas. No es, desde luego, una cuestión menor. El núcleo duro del conflicto nacional vasco reside en la negación por parte del estado del derecho a la autodeterminación y hasta en niveles más autonomistas conviene no olvidar lo que ocurrió con el Estatut catalán.
Pero si el conflicto “interno” estuviera resuelto y si los firmantes se comprometieran –como dice el texto- a exigir en común al Estado respeto sobre lo decidido, estaríamos en un estupendo nivel de solución del conflicto vasco. Pero eso –y con más razón, si cabe, en este caso- sólo puede ser el resultado final de la trayectoria, no una condición para iniciarla.
Y, además, aunque pueda decirse que un acuerdo entre socialistas y nacionalistas representa una amplia mayoría en la Comunidad Autónoma Vasca, no ocurre lo mismo en Nafarroa. Y saltarse el acuerdo previo de la ciudadanía Navarra para que se abra un periodo constituyente común con la Comunidad Autónoma Vasca no parece ni lo más inteligente, ni lo más democrático.
Es obvio, no obstante, que Batasuna tiene toda la legitimidad para plantear que sus propuestas se integren en el documento de acuerdo. Pero lo que resulta un error enorme (y enormemente sectario) es condicionar la continuidad del acuerdo a que el PSE-PSOE aceptara tales propuestas. Es posible que sean ciertas las críticas hechas desde la izquierda abertzale a que el PSE-PSOE y el PNV se negaron a incluir la mención expresa “autonomista, federalista o independentistas” y de serlo se demostraría que hubo raudales de sectarismo en ambas direcciones. Es no sólo posible sino probable que se demorase cualquier forma de compromiso expreso del socialismo navarro, del PSN, con el acuerdo, y que esto ocurriera por indicación del Gobierno de Madrid, como se ha criticado, también, desde Batasuna. Pero incluso así, el acuerdo previo era una base suficiente para ir al escenario del diálogo multipartito.
Pero lo realmente grave es que ETA cometiera el atentado de la T4 de Barajas como respuesta, presión o lo que sea a la situación en la mesa de las tres fuerzas políticas. En el escenario definido por la propia Batasuna en Anoeta y aceptado por las demás fuerzas políticas y el propio Gobierno español, había dos mesas –una la de partidos y la otra la de ETA y el Gobierno para el tema del final de la violencia- que no debían interferirse.
Hay que subrayar las veces que haga falta la enorme irresponsabilidad del Gobierno español en el fracaso del proceso, ya que no dio paso alguno en la humanización en tema de presos y continuó con la represión contra la izquierda abertzale. Pero lo que reventó definitivamente el proceso fue ese atentado de Barajas.

La “hoja de ruta” del lehendakari Ibarretxe y el impacto de las elecciones
El final de todo aquel proceso no rompió sólo esos acuerdos de Loiola. Rompió, también, todos los puentes de diálogo entre las distintas fuerzas políticas y abrió un nuevo ciclo negro en la historia vasca. La propuesta y la “hoja de ruta” presentada por el lehendakari Ibarretxe ante el Parlamento Vasco el 28 de septiembre, tenía el valor de intentar crear, de nuevo, un horizonte político al conflicto vasco.
El primer paso de esa hoja de ruta era la oferta de Pacto Político al Presidente del Gobierno español. El segundo, un pleno del Parlamento Vasco en junio de 2008 para refrendar el pacto político alcanzado y autorizar una consulta a celebrar el 25 de octubre que sería de ratificación del pacto con el Gobierno español o, en su defecto, para autorizar la celebración de una consulta habilitadora que apoye que el Gobierno español y ETA inicien un proceso de diálogo(…) y que todas las fuerzas políticas vascas sin exclusiones, inicien un proceso de negociación con el objetivo de alcanzar, en un plazo determinado, un acuerdo de normalización política sobre el ejercicio del derecho a decidir del Pueblo Vasco y sobre el marco de relaciones, tanto internas como externas, que deseamos mantener. Culminación del proceso con un referéndum resolutivo en el segundo semestre de 2010 que plasme el ejercicio del derecho a decidir.
La propuesta recibió el rechazo total del Gobierno español y todas las manipulaciones imaginables de los medios de comunicación. Pero recibió también el rechazo de muchas personas y fuerzas sociales vascas (ELA entre otras) favorables a la autodeterminación, por la justificada desconfianza en que el Gobierno vasco vaya a asumir la confrontación con el Gobierno español que esto va a suponer y desconfianza, sobre todo, en que el PNV vaya a comprometerse seriamente con ello. Y, efectivamente, el PNV no ha mostrado estos meses iniciativa alguna de apoyo más que alguna desvaída declaración e, incluso, ha permitido que algunos de sus dirigentes de peso (como el alcalde de Bilbao) arremetan abiertamente y de frente contra la iniciativa del lehendakari.
Antes de las elecciones del 9 de marzo, sólo había aparecido públicamente una iniciativa social de cierto peso en defensa del derecho a decidir. Se trata de “Erabaki” (decidir en euskera) iniciativa en la que confluyen personas y tendencias bastante diversas. La iniciativa defiende ese derecho a decidir más allá de la propuesta del lehendakari; pero es evidente que genera un caldo de cultivo conveniente para la misma.
Sin más que esa iniciativa en la calle y el conjunto de la situación como antes se ha relatado, toda la propuesta de Ibarretxe aparecía ya con cierta debilidad. Las elecciones la han acentuado.
El siguiente cuadro recoge los resultados de las tres últimas elecciones al Parlamento español.
CAV PP PSOE PNV IU Abstención Abstención Estado español
2008 18’8 38’8 27’7 4’6 34’3 24’68
2004 19’1 27’6 34’2 8’3 25’0 22’79
2000 29’1 24’0 31’3 5’6 36’2 31’29
Nafarroa UPN PSOE NaBai IU Abstención
2008 26’0 35’1 18’8 3’3 26’0
2004 23’8 34’2 18’3 6’0 23’8
2000 33’9 28’4 - 7’9 33’9

Es seguro que el asesinato del ex-concejal socialista Isaías Carrasco arrastró voto a la candidatura del PSE-PSOE. Pero además hay otras dos razones que explican su ascenso en Comunidad Autónoma Vasca. La primera el miedo a que el PP ganara las elecciones. La segunda, el cambio de imagen del PSE-PSOE actual frente al que estuvo liderado por Redondo Terreros y Rosa Díaz; el PSE-PSOE actual para nada tiene socialmente aquella imagen de partido peligroso para todo lo que empiece por “eusk.”.
Eso plantea un problema serio al PNV; puede perder la mayoría no sólo en las elecciones generales, sino también en las autonómicas; de hecho le costará mucho acortar para estas los 11 puntos de ventaja que le ha marcado el partido de Patxi López. El resultado electoral ha reforzado la voz de los que, dentro del partido, reclaman que se “amortice” la iniciativa del lehendakari y se busque un acuerdo estable con el PSE-PSOE, partido que, por su parte, ha anunciado a bombo y platillo que mientras dicha iniciativase mantenga no hay acuerdo posible sobre Euskadi. Pero esa política podría darle imagen de mayor debilidad, podría obligarle a aceptar palo y zanahoria por parte de los socialistas y podría diluir su imagen de capacidad de gobierno. Además –y esto es decisivo- el PNV no puede limitar sus acuerdos con el Gobierno español al simple cumplimiento de las competencias previstas en el Estatuto de Gernika, ni a una reforma estatutaria competencial de corto alcance; entrar en ese juego le llevaría no sólo a perder el liderazgo político, sino a arriesgar una gran crisis interna.
En esta contradicción, sostener la iniciativa del lehendakari Ibarretxe es una opción que podría mantenerse incluso con la previsión de que en junio no obtenga los votos suficientes del Parlamento Vasco y se proceda a su disolución y a la convocatoria anticipada de elecciones. Porque, técnicamente, esa iniciativa sólo puede salir adelante si en junio, cuando la propuesta de consulta habilitadora se lleve al Parlamento Vasco obtiene el apoyo del Partido Comunista de las Tierras Vascas. Pero ¿quién sabe la opción que tomará el PCTV?.
Por un lado o por el otro, la iniciativa de Ibarretxe difícilmente podrá convertirse en horizonte político para la mayoría de la sociedad vasca.

Y ¿qué pasa con la izquierda vasca?
Algunas ilustres voces han clamado poco menos que su desprecio definitivo a una sociedad como la vasca que, tras el asesinato de Isaías Carrasco, aún da un alto apoyo a la abstención a la que llamaron ANV y Batasuna y que fue apoyada por la propia ETA. Muchos más han leído eso como un inequívoco apoyo a ETA incluso después del atentado de Mondragón.
Pero la razón del apoyo a la abstención o, en general, a las opciones electorales de Batasuna es más compleja. Para esos votantes su voto equivale a reclamar el acercamiento de los presos y la amnistía y el fin de las ilegalizaciones y de toda la represión incluida las torturas en comisarías cuyas denuncias crecen y crecen, así como la defensa del independentismo en el marco electoral .
Con todo lo que se quiera relativizar sobre el valor de las encuestas sociológicas, las que tienen una larga tradición como son las del Euskobarómetro (cuya dirección visible es, además, de un militante del PSE-PSOE amenazado por ETA) muestran que la suma de quienes manifiestan puro y total rechazo a ETA, de quienes dicen compartir sus fines pero no sus medios y de quienes manifiestan que “antes sí pero ahora no” alcanza casi el 90%. Es evidente que la pregunta de la encuesta no es de las que invitan a contestar afirmativamente… por si acaso. Pero aún aceptando que eso marca desviación sobre la realidad, parece claro (y se ha notado en cada periodo de tregua) que el fin de la violencia de ETA es algo mayoritariamente deseado por la izquierda abertzale.
Otra cosa distinta es que desde el interior de esta no se alcen voces públicamente contra ETA, ni siquiera cuando, como con la ruptura de la tregua, es evidente que la organización armada sabe que su vuelta al escenario de los atentados va a provocar un frontal “estado de excepción” del Gobierno contra Batasuna. También es posible que una parte importante del mundo de Batasuna comparta la idea de que una negociación con el Gobierno de Madrid sin que ETA exista, arriesga que el resultado se reduzca a un trueque de favores y monedas entre las burocracias socialistas y peneuvistas. Que desde fuera podamos analizar todo eso como una situación o un pensamiento contradictorio, no evita que refleje vivencias, sentimientos y pensamientos que pueden convivir.
En todo caso ETA sí parece actuar con el convencimiento de que tiene aliento para renovarse y continuar, y no parece haber percibido que eso disminuye proporcionalmente al nivel en que va disminuyendo el coste político que su actividad representa para el Gobierno central. Pero lo vea o no, la creciente y creciente falta de respuesta social en Euskadi a la represión contra Batasuna, y la absoluta indiferencia (cuando no simpatía) que ha logrado en las clases populares del Estado español, son hechos de un enorme peso contra ETA.
Difíciles tiempos para la izquierda vasca. La parte mayoritaria de ella sigue agrupada en la izquierda abertzale (LAB es un ejemplo de ello).Pero mientras la izquierda abertzale no realice una reflexión política pública de análisis sobre el papel de ETA, seguirá en la pendiente degenerativa por la que ya está rodando y no tendrá, además, suficientes apoyos sociales para hacer frente al “estado de excepción” que se ha impuesto contra ella.
Decir ante el cadáver de un trabajador y militante socialista que su asesinato es “consecuencia del conflicto” es muy cruel y nada ético ni humanitario; y poca justificación tiene, digámoslo todo, que si esa frase es lo único que merece decirse ante este hecho, se convoquen manifestaciones o huelgas ante otras “consecuencias del conflicto”. Pero aunque fuese así habría que analizar qué efecto tiene ese asesinato (y la acción general de ETA) sobre el conflicto vasco, si fortalece o debilita los impulsos democráticos que hay en él. Batasuna es una corriente política que analiza públicamente y con todo detalle los diversos escenarios y a los diversos actores del conflicto vasco; a todos menos a uno, que es ETA. Y esa carencia es un lastre imposible de superar para abrir una vía a la reconstrucción de un espacio de izquierda social y soberanista amplio.
Incluso en el espacio electoral parece apreciarse un relativo descenso, aunque pueda subrayarse el margen que mantiene. La abstención (propuesta electoral de ANV y de Batasuna) en la Comunidad Autónoma Vasca ha estado en las dos convocatorias anteriores de elecciones al Parlamento español entre un 2’21 y un 4’91 por encima de la del conjunto del Estado , y esta vez ha estado 9’62 por encima. Si le restamos la media de las dos anteriores (3’56), nos da un resultado achacable a Batasuna del 6’02 unos 110.000 votos). En Nafarroa el porcentaje de abstención es casi igual al de las elecciones anteriores. La bajada no es comparable a la del PNV o a la de EB-IU. Pero puede ser un síntoma
EB- IU ha perdido en las elecciones en Euskadi (tanto en la Comunidad Autónoma Vasca como en Nafarroa) más aún que el conjunto de IU en el Estado español. Ello parece haber acelerado una crisis interna en la que una corriente de oposición a la continuidad en el Gobierno Vasco junto al PNV parecía alcanzar la mayoría. Pero el sector PCE-EPK ha cambiado oportunistamente de posición (nada de extrañar) y ha pasado de la noche a la mañana a aliarse con su hasta ayer gran enemigo Javier Madrazo. La estrategia de éste y la de la mayoría de su dirección sigue siendo, por encima de todo, mantener parcelas de poder en el Gobierno Vasco Pero el PSE-PSOE está dispuesto a que uno de sus naipes en la partida con el PNV sea el ninguneo de EB-IU.
Fuera de Nafarroa Aralar sigue arrinconada políticamente, aunque buena parte de su discurso tenga la dimensión más clásica de los valores de la izquierda.
No se ve cuándo tocará fondo todo esto, ni cuándo aparecerá un nuevo horizonte político para el conflicto vasco en el que pueda abrirse nuevo espacio para una izquierda comprometida absolutamente con la mejor tradición de resistencias sociales.
Hoy, en todo caso, parece que el modo mejor de ir haciendo camino en el conflicto vasco es trabajar, al mismo tiempo, en una triple perspectiva: ampliar la presión social para que los partidos vuelvan a los acuerdos de Loiola en el punto en que lo dejaron y prosigan su diálogo; comprometerse absolutamente en el rechazo al “estado de excepción” impuesto a la izquierda abertzale; generar movimiento social que reclame públicamente una tregua definitiva a ETA y la humanización de la situación de los sectores afectados por la violencia (víctimas de ETA y presos). La iniciativa, citada ya, de Erabaki, así como otras (entre ellas Elkarbide de la que formamos parte un numeroso sector del profesorado universitario) apuntan en esa dirección.
No es una alternativa estratégica, ni un camino con claras perspectivas, pero es, al menos, una orientación razonable en el actual panorama sin horizontes políticos de este inacabable conflicto vasco.


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Las oportunidades del preacuerdo de Loiola

Ramón Zallo (Deia)
Año y medio después de su confección, el borrador base aceptado en Loiola se ha situado ya en el centro del panorama político. El lehendakari lo ha convertido en eje de su propuesta a Zapatero, así como en perspectiva de medio plazo, mientras que, para el corto plazo, la agenda y el recorrido antes de las elecciones estarán marcados por las vicisitudes de la autorización o no por el Parlamento Vasco de una consulta sobre una pregunta concreta.




Acuerdo plural e interno

Desde el año pasado, algunos veníamos señalando el valor del borrador suscrito el 3l de octubre del 2006 por las fuerzas líderes de los ámbitos dispares del nacionalismo histórico, el socialismo y la izquierda abertzale: PNV, PSE-EE y Batasuna. Fue un preacuerdo transversal y en claves estratégicas de largo alcance entre fuerzas del país, y contaba además con el acuerdo y el aliento externo de Rodríguez Zapatero que, en la época, jugaba la carta de la paz. Su función y sus contenidos se dirigían a la normalización política y al diseño de futuro, con la consiguiente canalización de los temas principales.
Forjado desde la preparación discreta de Egiguren y Otegi como agentes principales (entre 2004-05 y sin tregua), el PNV se incorporó después, a su desarrollo ya en condiciones de tregua. El borrador iba a ir a misa. Solo estaba pendiente de ligeros flecos. Pero en noviembre del 2006 Batasuna quiso modificar algún punto sustancial y provocó el final de las reuniones. Cabe entender que la Izquierda Abertzale diga hoy que el publicado era solo uno de los borradores, o que el PSE-EE esté aquejado de amnesia sobre el ADN socialista en el documento, pero ello no quita un ápice del mérito de su esfuerzo compartido.
Aquel borrador hay que entenderlo como el documento base suscrito, interno, de carácter plural y transversal, de principios, de definición de marco, de metodología y de cronología de desarrollo más importante de nuestra reciente historia. Es un patrimonio inmaterial colectivo. Largamente muñido sobre el problema de fondo, solo espera para activarse a unas condiciones propicias que dependen exclusivamente de los actores y sus expectativas. Ese documento fue el catalizador de una herencia documental en base a Elkarri, Ahotsak, documento de Egino…. Tras su publicación en varios medios, no era leal hurtárselo al país.
Su carácter abierto permitió una secuencia de propuestas para la coyuntura del 2006-2007 muy interesantes y que quedaron quebradas en Barajas: previsión de Conferencia de Paz en diciembre 2006; incorporación del PSN en enero 2007; mesa de todos los partidos….
Su validez no depende de la coyuntura o de que haya tregua puesto que trata de principios y metodologías. En cambio, su desarrollo y forma de activación sí dependen, no de la coyuntura, sino de la voluntad y decisión de los agentes. Malo será que dependa de sus intereses. Y, sin embargo, puede ocurrir.

Distintas percepciones
Las fuerzas que estuvieron en Loiola tuvieron una distinta percepción sobre la propia mesa.
Aunque ETA no era interlocutor en Loiola, se reservó el papel de validador y terminó por dinamitar la mesa, poniendo en la picota las salidas políticas largamente fraguadas… y a la propia Izquierda Abertzale. ETA, hoy sigue queriendo demostrar por enésima vez capacidad de daño para una improbable mejora de posición en un futuro diálogo resolutivo. Pero ¿por qué piensa que la violencia es rentable?. Porque ese es el cuadro mental del PSOE.
En efecto, el PSE-EE no lo entendió como un acuerdo para la normalización sobre un problema político de ajuste de los vascos en el Estado, y que es de lo único que habla el documento (reconocimiento de identidad y del hecho nacional vasco, derecho a decidir, igualdad de oportunidades a todas las opciones, órgano institucional común….) sino como un acuerdo para la pacificación. Lo entendió, al parecer y salvando a Egiguren, no desde la convicción democrática sobre sus contenidos sino desde la concesión a ETA; lo aceptó como un “precio para la paz” dándole a ETA la razón de que la violencia ablanda y es rentable. Y vuelta a empezar alimentando la espiral.
Si la naturaleza de su valedor (Zapatero) y coautores avalaron el carácter constitucional del preacuerdo, difícilmente se trata hoy de una “aventura” y cabe una formulación jurídica legal desde los procedimientos estatutarios. Si la base y los límites fueron co-redactados por los socialistas nadie podrá decir que era nacionalista. Si es una propuesta de riesgo que va al fondo, en continuidad con el derecho de decisión, nadie puede decir que es electoralista presentarla ahora. Si es que cabe quejarse, y con razón, de que no esté Batasuna en su desarrollo no parece razonable que lo digan quienes han encarcelado a su dirección. Si el (muy improbable) acuerdo se produjera entre presidentes, no sería un puenteo de Parlamentos sino un pistoletazo de salida para el trabajo de las instituciones y de todos los partidos, incluidos los que estuvieron ausentes. Si el compromiso es de “promover la creación un órgano institucional común para los cuatro territorios” eso pasa lógicamentepor las mayorías parlamentarias de cada uno de los ámbitos, y no por una imposible y desaconsejable “anexión” por sorpresa de Navarra.

Efectos

Precisamente porque era de normalización y no de pacificación (había otra mesa entre Gobierno de España y ETA) hoy es rescatable a pesar de que no haya tregua. Permitiría que la agenda la hagan las instituciones, las mayorías y los consensos, y no ETA. Así lo ha entendido, al parecer, el lehendakari. Dicho de otra manera aquel documento es una herramienta útil para que los Gobiernos español y vasco, abran un proceso colectivo y resolutivo, no dependiente de terceros, y que tendría por protagonistas a las instituciones electas y a la voluntad popular. Si en el ínterin persiste la violencia, quienes la ejerzan o amparen se autoexcluirían del proceso. En caso contrario, ongi etorri.
Nos hemos acostumbrado a distinguir entre diálogos preparatorios y diálogos resolutivos. Es lógico ese modelo si los procesos lo son entre corrientes distintas suficientemente representativas. Deja de serlo si los temas los asumen las instituciones –haya o no violencia- porque por definición son depositarias de la soberanía popular, aunque su grado de legitimación dependerá de que todas las opciones puedan ofertar sus programas y ser elegibles. Se habría acabado también el método de dos mesas paralelas y autocondicionadas.
Por un lado, esta estrategia acomoda formal y momentáneamente a las distintas familias del PNV a pesar de diferencias en talantes y políticas de alianzas. Recordemos que fueron Imaz y Urkullu, y no Ibarretxe, quienes participaron en la fase final de Loiola. Les da un respiro a la espera de resultados, tanto a los que están en la apuesta soberanista estable como a los que juegan a corto plazo o al neoestatutismo. Por otro lado, es bastante posible que el PSOE se enrroque. Si en la anterior coyuntura quiso arriesgarse a ser el pacificador, en esta coyuntura el objetivo parece ser otro: solo alcanzar el Gobierno Vasco.
En suma, ante el descoloque general, se trata de una buena propuesta que marca un proyecto y alienta la concertación de fuerzas hacia la capacidad de decisión y el bilateralismo.

Ramón Zallo es catedrático de la Universidad del País Vasco


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