sábado, 14 de marzo de 2009

Azken agurra

Hace ya más de un año, un grupo de amigos creamos con ilusión y más buenas intenciones que medios este blog. Cada uno de nosotros provenía de lo que se ha venido en denominar sensibilidades diferentes, con trayectorias y prácticas políticas muy diferenciadas; nos unía el deseo de reflexionar, de buscar nuevos caminos, y, sobre todo, de aglutinar todas las izquierdas que por Euskal Herria pululan dispersas y sin referentes colectivos plausibles. Sabíamos entonces, como sabemos ahora, que llegaría el momento en que nuestros caminos divergerían, que cuando nuestros objetivos se acercaran cada uno debería continuar su propia travesía.

Ese momento ha llegado. Vivimos ahora momentos de recomposición de fuerzas y de creación de nuevos escenarios políticos. Queremos pensar que a ello algo habrá contribuido nuestro granito de arena en forma de blog. Por eso seguiremos trabajando con honestidad y dedicación desde nuestros espacios y nos encontraremos en mil y una luchas, en todas las causas donde sea necesario lanzar un fuerte irrintzi para implantar el imperio de la justicia.

A partir de ahora, este blog, fruto de unas circunstancias concretas, dejará de estar operativo, pero, como buena ama que ha querido ser, ha dado a luz a dos vástagos, donde se podrán encontrar sendas visiones sobre la izquierda vasca. Son éstos:

Irrintzika

Hausnartu eta egin

Zorte on biontzat!



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PASAR DE LAS VÍCTIMAS, si no se saca partido

Dicen que dicen (Iciar Armendariz en Izaronews)


... Dicen que lo ocurrido en el aniversario del 11M en Madrid ha sido de vergüenza, que demuestra que el PSOE y el PP pasan de las víctimas de las que no pueden sacar rendimiento político. Dicen que los partidos españoles no tienen ni corazón, ni sensibilidad, ni respeto por sus propias víctimas. Dicen que son maquinarias de poder deshumanizadas.

Dicen que la diferencia de trato con las víctimas de ETA es tan llamativa que sólo se explica porque son una de las principales herramientas propagandísticas del nacionalismo español en Euskadi. Dicen que las víctimas de ETA son un arma política, y ellas se dejan hacer porque comparten fines y medios.

Dicen que era verdad, que Erkoreka anduvo confundido, que los cerdos pueden volar. Se le pasó cometar la posibilidad de que les ayudara una gaviota.

iciararmendariz@izaronews.com



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jueves, 12 de marzo de 2009

La Ertzaintza ha ordenado calificar como «terrorismo» los actos contra el TAV

GARA |


La Ertzaintza ha ordenado que los actos contra el Tren de Alta Velocidad sean calificados como «terrorismo» y que las diligencias sean remitidas a la Audiencia Nacional. Según publico ayer «Berria», esta orden llegó en agosto de 2008 a los mandos policiales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, en un documento remitido por Gervasio Gabirondo Fernández, jefe del área de Seguridad Ciudadana. En ese documento, al que ha tenido acceso el citado diario, se establece un protocolo que deben seguir los ertzainas en este tipo de acciones. En este sentido, el texto no hace ninguna acotación, y ordena que todo acto que afecte a los intereses de empresas que trabajan en el TAV debe ser considerado «terrorismo».

En el documento, Gabirondo Fernández ordena que se responda si la acción investigada «afecta al TAV» y apostilla que, en caso de duda, habría que responder afirmativamente.


Artículos 571, 574 y 577

A continuación, se informa de que tras hacer las diligencias y abrir un atestado, se debe analizar la calificación legal de los hechos, pero se deja claro que «cómo mínimo» deberá aplicársele uno de los siguientes artículos del Código Penal: 571, 574 o 577. Todos ellos, correspondientes a los «delitos de terrorismo». Es decir, al margen de que a los autores se les pudiera imputar otros delitos, todos serán acusados de «terrorismo».

Este protocolo no ha sido aplicado sólo a atentados o sabotajes. A los ocho detenidos tras una marcha contra el TAV en Urbina, la Ertzaintza les aplicó la legislación antiterrorista y las diligencias fueron remitidas a Madrid, aunque el juez Santiago Pedraz no asumió el caso al no ver delito de «terrorismo».

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lunes, 9 de marzo de 2009

8 de marzo desde la memoria

Ahaztuak 1936-1977

Recuerdo y homenaje a todas las mujeres que con su lucha cotidiana se han enfrentado al capitalismo
En estos dias pueblos y ciudades de Euskal Herria estan asistiendo a un abanico de convocatorias de actividades diversas enmarcadas en la conmemoración de un nuevo 8 de Marzo, Dia Internacional de la Mujer Trabajadora, que tendrá lugar hoy domingo.

Desde Ahaztuak 1936-1977, asociación en la que nos agrupamos victimas del golpe de estado, de la represión y del régimen franquista queremos hacer un llamamiento a la ciudadanía vasca a recordar ese dia a los miles y miles de mujeres que nos han precedido en el camino y en las reivindicaciones, y de una forma muy especial a todas aquellas mujeres que en los años de la II República comenzaron a dar forma teórica y práctica a sus derechos negados y pisoteados reivindicando y logrando en 1931 por primera vez el derecho a votar, el derecho al divorcio en 1932... construyendo paso a paso avances ideológicos, en pensamiento y en comportamiento, que pocos años mas tarde y en el fragor de la lucha popular contra el golpe fascista del 18 de Julio de 1936 tomarian carta de naturaleza mucho más clara. Nombres como Dolores Ibarruri, Casilda Mendez, Polixene Trabudua, Cecilia Guilarte, Julia Resano... y tantas otras fueron haciendo realidad en la practica la igualdad de genero, ocupando puestos de dirección y de creación en las milicias, en las formaciones politicas, en la cultura y la intelectualidad.




Tras la victoria de las tropas fascistas la lucha y la resistencia contra ese regimen no hubiese sido posible sin la incorporación y la aportación de las mujeres: resistentes, enlaces guerrilleras, guerrilleras ellas mismas, soporte fundamental de los centenares de miles de presos y represaliados politicos, esas “mujeres de los rojos” y de “los separatistas”, que con una dignidad y un empeño inquebrantable fueron a menudo el unico apoyo para las decenas de miles de familias que quedaron a su cargo tras el exilio o la muerte de sus maridos, padres o hermanos.

Por ello el 8 de Marzo, es en gran medida tambien el dia de la memoria histórica democrática y antifascista de las mujeres vascas, de su lucha por conseguir sus derechos primero frente a una sistema afianzado en los prejuicios emanados por un sistema económico brutal y retrogrado y por una Iglesia medievaly despues –cercenada ya de forma violenta y sangrienta las potencialidades abiertas bajo la II República- por el regimen abiertamente fascista y el nacionalcatolicismo.

Pero no conmemoramos este 8 de Marzo desde una “memoria” ajena a la realidad y a la lucha actual de las mujeres. Rememorar y reivindicar las luchas y los avances de los años 30, de la efimera experiencia republicana, de la aportación de la mujer en la lucha contra el fascismo... es traducir esa determnación a la coyuntura actual, una coyuntura marcada por la feminización de la pobreza, por la polémica sobre el aborto y la intromisión –una vez más- de la Iglesia a traves de la Conferencia Episcopal, de la Ley de Dependencia, del aumento de la tasa de paro femenina y de las sangrantes diferencias salariales respecto al hombre, de la violencia machista cuyas verdaderas y profundas raices nacen en las entrañas del Sistema y de todos sus componentes y mecanismos de reproducción: económicos, educativos, ideológicos...

Por ello, desde esta perspectiva de la memoria histórica democrática y antifascista incorporando necesariamente la perspectiva de género, desde Ahaztuak 1936-1977 hacemos tambien un llamamiento a sumarse como nosotros lo hacemos a las movilizaciones que hoy domingo tendrán lugar en diferentes lugares de la geografia del estado español.

En recuerdo y homenaje a aquellas mujeres combatientes, milicianas, presas politicas en Saturrarán, Amorebieta, Durango... En recuerdo y homenaje a todas las mujeres que con su lucha cotidiana han enfrentado historicamente uno de los rasgos de explotación mas brutales del modelo económico capitalista. En apoyo a las que hoy en dia lo hacen.

Porque con la memoria de sus sueños perfilamos hoy nuestro futuro.


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sábado, 7 de marzo de 2009

Un bloque de izquierda soberanista y alternativa

Apuesta más que interesante la que hacen las gentes de Alternativa Eraikitzen, altura de miras, reflexión, ruptura de inercias y tics del pasado, en el conjunto de la izquierda social, política y sindical, , y apuesta por ir poniendo las bases para la construcción de un bloque de izquierdas soberanista y alternativa que dispute la hegemonía a las fuerzas del centro y la derecha vasca y española en este país… Huyendo tanto de la salida-refugio de unión de los revolucionarios “puros”, como de la creación de polos soberanistas descafeinados en sus perfiles de izquierdas (con la que ahora está cayendo)… Intento modesto de volver a ilusionar, de encantar a un sector social que, a pesar de las políticas llevadas a cabo por las izquierdas realmente existente, sigue siendo un sector importante en este país…

A continuación reproducimos su primera valoración electoral:




1º Panorama electoral en Euskadi: retroceso de la izquierda.

El resultado de las elecciones del 1 de Marzo arroja, en términos globales, el peor resultado para la izquierda vasca en las últimas décadas. Las diversas sensibilidades de la izquierda van a estar representadas por tan sólo 5 parlamentarios de un total de 75 en el parlamento de Gasteiz. La izquierda abertzale ilegalizada hubiese cosechado 7 parlamentarios. Estos resultados, aun teniendo en cuenta la distorsión inducida a base de ilegalización, nos alejan del 20% largo de apoyo a las distintas opciones de la izquierda que históricamente venía registrando este país.

Además, es necesario constar la muy importante abstención, que la convierte en la auténtica vencedora de estos comicios. Pensamos que parte importante de la izquierda de este país no encuentra cauce electoral alguno para expresar su voluntad de cambiar este sistema desde nuevos parámetros, radicales y democráticos.

Se impone por tanto la necesidad de una reflexión colectiva en todas las organizaciones de la izquierda para alcanzar un diagnóstico compartido que nos permita volver a disputar la hegemonía social y política en Euskal Herria, diagnóstico en el que hace falta radicalidad de izquierda y sobran las vanguardias militaristas e iluminadas.

2º Un parlamento ilegítimo.

Asistimos a la mayor deslegitimación de las instituciones vascas y del marco estatutario desde la transición y, paradójicamente, tal deslegitimación ha venido de la mano de aquellos que - aunque fuese un mero pretexto para cercenar la voluntad soberanista de este pueblo- decían defender el Estatuto.

Hoy tenemos el ejemplo palpable de que la ilegalización no sólo afecta a fuezas políticas concretas sino que coarta la voluntad de todo un país. Si Patxi López alcanza la Lehendakaritza con el apoyo del PP, asistiremos a una victoria aritmética de la derecha española y de los socialiberales en el Parlamento Vasco. Este triunfo será legal pero ilegítimo. Este país sigue apostando por ser dueño de su futuro aunque, a golpe de sentencia y de leyes antidemocráticas, se instalen mayorías ficticias en las instituciones.

3º El descalabro de Ezker Batua

Los resultados de EB no hacen sino confirmar dolorosamente el análisis que venimos haciendo de nuestra presencia en el Gobierno Vasco y que defendimos en la Asamblea de Ezker Batua celebrada a mediados del pasado año.
Ezker Batua ha sido incapaz de movilizar a su electorado, que ha optado por quedarse en casa o por dar su voto a izquierdas menos contaminadas por la pérdida de identidad derivada de la gestión de parcelas de poder.

Dijimos en la última asamblea que no podíamos ser una izquierda de lucha gobernando con quienes apuntalan el sistema; que la entrada en su día en el Gobierno Vasco se justificaba como la necesidad de la creación de un frente democrático frente al acoso y derribo al que era sometido este pueblo y sus instituciones por parte del neo-fascismo pan-español de Aznar-Mayor Oreja, pero que tras ese periodo excepcional, lo lógico era volver a la oposición fieles a nuestras señas de identidad y a nuestra línea política… Se podía, se puede, mantener una alianza en un tema concreto (defensa de derechos y libertades, del derecho a decidir) sin necesidad de hacerse corresponsable de una acción global de gobierno. Sirvió para poco; fuimos derrotados por las maniobras del madracismo apoyado por el Partido Comunista. La nueva vieja dirección sólo usó nuestro análisis para incorporar a su contradictorio discurso la palabra anticapitalista mientras seguía apostando por gestionar a toda costa las pequeñas parcelas del poder, y asumir el modelo neoliberal que el gobierno en su conjunto proponía.

Pues bien, el 1 de Marzo se demostró dramáticamente como la gestión del sistema absorbe a las disidencias, que no es posible mantenerse eternamente en la esquizofrenia de ser gobierno los días de labor y oposición los días de fiesta y en campaña electoral. Quienes pensaban transformar el sistema gestionando sus parcelas se han equivocado.

4º La necesaria izquierda anticapitalista.

Nos reafirmamos en que es posible y necesaria una izquierda alternativa y soberanista en Euskal Herria. Una izquierda capaz de aunar el marxismo con el feminismo, el ecologismo y el internacionalismo; una izquierda que cuestione radicalmente el sistema capitalista.

Hace unos años se postulaba el fin de la historia, la muerte de las ideologías emancipatorias: nos decían “no existe alternativa, el sistema capitalista es el único posible, a la izquierda no le queda más remedio que gestionar las migajas, intentar, en lo posible restañar las heridas, corregir los excesos neoliberales”. Pero la realidad es tozuda y la crisis cíclica del capitalismo – teorizada desde los albores del movimiento obrero- ha vuelto a llegar con toda su crudeza y amenaza con arruinar ya no a las periferias expoliadas del sistema sino a amplias capas sociales de los países enriquecidos.

Es por eso más necesario que nunca un referente de izquierda capaz de aglutinar a las personas que no se resignan a lo establecido y que piensan que otro mundo es posible.



5º La viabilidad de EB

EB ha salido seriamente tocada de estas elecciones. Se identificó de forma tan enfermiza a la organización con Javier Madrazo que es una incógnita lo que sucederá con la sigla tras el castigo a aquel. La organización está, en todo caso, hipotecada políticamente y a estas alturas parece imposible que pueda cumplir con el que fue uno de sus lemas fundacionales: ser un movimiento político y social permanentemente abierto a la participación de las izquierdas y de los movimientos sociales.

En todo caso, como militantes de izquierda – tal como apuntamos el 13 de Diciembre- creemos que Ezker Batua tiene, ha tenido, un capital político que no se debe desperdiciar. Hay que ponerlo al servicio de la construcción de una nueva alternativa, de una nueva organización, al servicio del intento de construcción de un gran bloque de izquierda soberanista, alternativa y transformadora. No es posible su refundación, no es posible su regeneración... Trabajemos por construir la alternativa, desde ya, por incidir en el conjunto de las izquierdas sociales y políticas de este país, porque cada vez en mayor número de sectores se vea esta misma necesidad... Porque en este pais todavía es posible construir un gran bloque de izquierda que dispute la hegemonía a las fuerzas del centro y de la derecha vasca y española. Un gran bloque de izquierdas que no quiera ser la cuarta pata del sistema, sino que luche por su superación, porque otro mundo es posible, otra Euskal Herria es posible, y para conseguirlo: otra izquierda es necesaria.

6º Alternatiba Eraikitzen

Por eso reafirmamos la apuesta que hicimos por Alternatiba Eraikitzen y , desde la humildad, desde la más sincera modestia, queremos contribuir a conseguirlo.

Porque en Euskal Herria existe, todavía, una izquierda diferente, una izquierda que no se resigna, una izquierda que sigue creyendo de verdad que otro mundo es posible, y porque sobran las razones para trabajar por y para ella.


Haremos valoraciones más en profundidad tras la Asamblea que celebraremos las gentes de EB que en su día apostamos por Alternatiba Eraikitzen.


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viernes, 6 de marzo de 2009

En la frontera de la decencia

Ni los datos manipulados ni los grandes relatos sobre las elecciones reflejan la realidad vasca tal y como es. Para reconocer a este país es necesario escarbar en la realidad conformada por la «microhistoria» de sus gentes. Además de realizar esa labor, Alvarez-Solís ofrece un análisis de los escenarios que se abren. Como siempre, con la decencia por bandera. (Antonio Alvarez Solís)



Así empieza el editorial del principal periódico que tiene el tricéfalo mundo del Partido Popular: «Los vascos están de enhorabuena. Ha sucedido lo que este periódico pedía y quería que sucediese: que las urnas pusiesen fin a treinta años de nacionalismo». Vaya por delante mi certeza moral: ese periódico ha cruzado la frontera de la decencia. Como la ha cruzado, vociferando desde otra cabeza del PP, quien ha dicho con locura manifiesta que ha finalizado el «terrorismo» nacionalista. Dos obscenidades manifiestas que si sus autores las han expelido con convencimiento de ser admitidas hablan de una clamorosa pobreza intelectual por parte de los recipiendarios de tan toscas barbaridades. Ya sé que España, considerada en sus estratos poderosos, es roma de ingenio y débil de razón, pero aún tengo la esperanza de que un determinado número de españoles sepan distinguir entre la farsa cortesana y la realidad. Creo eso, además, no como resultado de un análisis severo sino por la urgencia que tengo de hallar en mis adversarios un mínimo de luz que nos permita leer juntos en el mismo libro de los hechos aunque sea a la búsqueda de consideraciones distintas. ¡Qué panorama, que desmelenado panorama al pie de estas manipuladas elecciones vascas!

Se trata, repito, de decencia; o mejor aún, de indecencia. Acudamos al diccionario: «Indecencia.- Falta de decencia o de modestia. Dicho o hecho vituperable o vergonzoso».

¿Quién puede sostener, a la vista de los hechos cotidianos e incluso con el resultado electoral en la mano que el nacionalismo ya no constituye el corazón de Euskadi? Sumemos los sufragios y el Euskadi nacionalista supera al Euskadi conformado por capas que ahora analizaremos. Añadamos, además, a esos sufragios más de cien mil ciudadanos que han sido eliminados del recuento por tribunales adversos a la vasquidad, por leyes inicuas y vacías de Derecho, por instituciones represivas que operan ya sin careta moral alguna. Sumémoslo todo y llegaremos a más de un 60% de vascos que respiran nacionalismo y que sueñan con la libertad de su pueblo. Ante este hecho terminante ¿acaso no es indecente jugar a un españolismo liberador, sobre todo dando a ese españolismo un aura de vasquidad?

Los expertos reales en estos estudios habrán de encuadrar su reflexión en términos de una verdadera psicología política. Me refiero a la vasquidad de no pocos votantes socialistas y de casi todos los votantes «populares». ¿No habrá un votante socialista que íntimamente no se resigna a ser plenamente vasco tras su asiento en Euskadi, donde él o sus antecesores plantaron su tienda de campaña para mejorar la escasa calidad de vida que tenían en su tierra de origen? A veces sucede que la mejora social alimenta una dolida carcoma de origen, algo parecido a un resentimiento acallado en la relativa plenitud que se adquiere. Si este análisis vale y lo suscito como ponderación del hecho electoral ¿estamos ante un voto vasco o ante un españolismo resucitado a la sombra de una democracia previamente falsificada y embutida de españolismo? Tentación posible de trabajadores.

Respecto a los vascos del Partido Popular ¿son gente de amor vasco o vascos de Corte y baile en Capitanía? La riqueza suele tender a la cortesanía. Ser alguien ante el rey ajeno abrillanta al que quiere cambiar la paternidad original por la colonial. El Imperio británico manejó esta suerte de habilidades con un éxito indudable. Cuántos hindúes o nativos africanos vistieron las casacas imperiales concedidas por Londres. Es más, cuántos de esos hindúes o africanos levantaron fortunas a la sombra del menosprecio hacia su origen. Tentación posible de brillantes cortesanos.

Sí, tentaciones posibles.

Pero los votos son los votos. Lo que hace falta es que no se cuenten como en intendencia: dos y dos son cinco y me llevo uno.

Euskadi es profundamente nacionalista. Una señora nacionalista de boina azul me confesaba en un aeropuerto que había prohibido a su marido asistir a un encuentro de la derecha vasca afinada por Madrid porque le molestaba profundamente la permanente ofensa española a la nación euskaldun, cuya sangre circulaba por sus venas. Uno aprende mucho de esos encuentros, en cuyo marco trabajan los expertos en microhistoria, tan necesaria para no extraviarse en los grandes decorados. Pero para aprender eso hace falta que el que aprende no espere que le premie el cuerno de la abundancia. Es un saber austero, de cínico griego sólo aspirante al rayo de sol interferido por el monarca.

Y ahora ¿qué hacer? De momento hagamos cuentas, que siempre es útil.

Gobierno de PSE con PP, aunque sea con el apoyo externo de los «populares». ¿Pueden los socialistas presentar eso en la calle, aunque sus seguidores hayan renunciado a la O de obrero? ¿Otra vez Indalecio Prieto enredando con su oratoria obrera para acabar renunciando en el exilio a su pasado pseudorevolucionario?

¿Otra vez un redondismo en la entrega definitiva? ¿Qué Euskadi nuevo generará realmente una falsificación tan antigua? Quizá algunos donativos de Madrid serán echados en el triste cepillo político, pero ¿con eso va a conseguir el pueblo vasco la plena decisión sobre sí mismo? ¿Es que los vascos solamente pueden mejorar si funciona la pipeline de un Madrid ya tan desnudo?

¿Gobierno del PNV con los socialistas? Esa solución equivaldría a morder la manzana envenenada por la madrastra. Y ya sabemos lo que lloraron los enanitos ante final tan desgraciado. Además, no cabe engañarse: el lehendakari Ibarretxe ganó esas elecciones, a pesar de que en su familia política molestaron los hijos pródigos, que ahora precisarán agradecerle al padre el buey cebado y las sandalias doradas.

Gobierno en minoría. Que es el camino a la nueva convocatoria de elecciones, urgente si el Gobierno es socialista; más sosegado si es de Ibarretxe.

Algo que en estos cálculos ha de anotarse en la columna del «debe»: hay que rescatar para la recta gobernación de Euskadi la libertad del abertzalismo de izquierda. En esa tarea habrán de estar los comunistas, sin más compromiso que el debido a la nación vasca que aspira a un futuro realmente socialista. En esa tarea han de imponerse las bases del PNV. En esa tarea ha de recomponerse EA. En esa tarea ha de entrar, sin encajes teóricos, Aralar. En esa tarea han de estar, como están ya con visión política, los dos poderosos sindicatos abertzales, porque el sindicalismo vasco precisa el suelo nacional vasco.

Hay que formularse con honradez la pregunta íntima en cada ciudadano: ¿constitucionalismo o nacionalismo? Más simplemente: ¿vasquidad o españolismo? Las aguas enturbiadas por los manejos de los aparatos políticos hay que clarificarlas con una voluntad de poder social. El nacionalismo significa la capacidad para construir una estructura alimentada continuadamente por la nación. Lo otro, el constitucionalismo, seguirá siendo la náusea vasca, el suscitador de su violencia y de las otras violencias. Los números siguen saliendo nacionalistas. Sólo hace falta que todos los riachuelos acaben en el gran río. A mi me sale así la lectura de los resultados electorales. Las otras interpretaciones, de un imperialismo de guardarropía, me suenan a hurto o, cualificado con la violencia, a robo; pero siempre es complicado que roben las fuerzas del poder ocupante, porque esto produce un escándalo moral estruendoso. Hay que ser decentes.


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martes, 3 de marzo de 2009

3 de marzo de 1976: Recuperar su espíritu y aplicar justicia

El 3 de Marzo de 1976 nos encontrábamos sufriendo una feroz dictadura agravada por una gran recesión económica producto de un opresor e insaciable sistema capitalista. Dos meses antes se había ido gestando en Gasteiz un ilusionante movimiento popular que aglutinaba a todo tipo de personas y colectivos que entendían la necesidad de lograr un cambio. Un cambio que dignificara las condiciones de trabajo, que rompiera con el pasado y estableciera unas plenas libertades tanto a nivel social como sindical y político, en definitiva, un cambio que propiciara la instauración de una total y real democracia.



Dos fueron las principales herramientas de las que se dotó esa lucha y movilización: Por una parte la solidaridad, y por otra, la participación y toma de decisiones a través de la asamblea. Fue tan grande el recorrido y dimensión alcanzados, que tanto el Estado como la Patronal se asustaron de las consecuencias que podía originar y la intensidad con la que se emplearon para reprimirlo fue brutal. Cinco trabajadores asesinados y un centenar de heridos, muchos de ellos de extrema gravedad.

Mataron trabajadores, pero no pudieron matar aquel espíritu que tan hondo había calado en la sociedad y que posibilitó unos logros y derechos impensables sin la lucha llevada a cabo.

Hoy 33 años después nos vemos inmersos en una muy similar situación. Una brutal crisis económica originada desde la banca y que como es habitual siempre recae sobre los mismos, es decir, sobre la clase trabajadora y los grupos y colectivos sociales más desfavorecidos y marginados. A nivel laboral es también alarmante la merma y rebaja de derechos y la precariedad en las condiciones de trabajo, con despidos o Eres definitivos o temporales, congelación o merma de salarios, menos seguridad y prevención que origina una gran siniestralidad laboral, temporalidad de los contratos, etc., etc. No podemos olvidar tampoco el gran recorte de libertades tanto a nivel individual como colectivo. La negación del derecho a decidir, la ilegalización de partidos y opciones políticas, la represión y encarcelamiento de personas por su compromiso social, cultural o político, la práctica de la tortura y el desoimiento de recomendaciones que en materia de Derechos Humanos se dan desde instancias internacionales, son algunas de las vulneraciones que se dan en Euskal Herria en nuestros días.

Es necesario recuperar las ganas y el espíritu que impulsaron las reivindicaciones, luchas y movilizaciones de aquel 3 de marzo de 1976. Es una tarea difícil pues el capitalismo y el materialismo que conlleva nos han atrapado en un consumismo atroz en el que frente a la solidaridad prevalece el sálvese quien pueda y con tal de mantener lo propio se machaca y pisotea al de enfrente.

Si a la clase trabajadora le pedimos recuperar aquel espíritu, a la clase política le exigimos que aplique, transcurridos 33 años, JUSTICIA para los afectados de aquella criminal actuación. Los responsables tanto materiales como políticos de aquella masacre siguen en la más completa impunidad y ostentando altos cargos en diferentes esferas de poder relevante.

Elaboran leyes que denominan de Memoria en las que perpetúan la impunidad y niegan el derecho a la Verdad y la Justicia. Impiden la anulación de juicios farsa celebrados sin ninguna garantía o reabrir sumarios en los que hicieron una total dejación a la hora de investigar y esclarecer los hechos dando con ello cobijo y amparo a los responsables, como es el caso, entre otros muchos, la matanza del 3 de marzo. Unos y otros se amparan en leyes de punto final, como la de Amnistía del 77, para olvidar y dejar sin revisión sonrojantes episodios criminales cometidos desde, o con el beneplácito del Estado.

A pesar de todo ello vamos consiguiendo, a costa de mucho esfuerzo, avances en el ámbito de la Verdad y de la posible e incompleta Reparación. Y decimos posible e incompleta, pues a pesar de las leyes y normas aprobadas en ese sentido, son muchas las trabas y problemas que van surgiendo a la hora de su aplicación efectiva. Así, la ley conocida como de Memoria Histórica, aparte de negar el derecho a la Verdad y a la Justicia, niega también en la práctica el derecho a la Reparación para un colectivo de afectados que, aún estando contemplados en la ley como personas que lucharon por las libertades y en defensa de la democracia, no cumple con unos requisitos técnicos marcados en el Decreto regulador de dicha ley. Difícilmente puede acreditarse, después de 33 años, convivencia y dependencia económica respecto de la persona fallecida, y menos aún si esas personas tenían 17 ó 19 años y compaginaban estudios y trabajo como Francisco Aznar o Romualdo Barroso asesinados en el desalojo de la iglesia de San Francisco del barrio de Zaramaga de Gasteiz, o en casos de estudiantes que fueron asesinados en manifestaciones, controles militares o en comisarías como fueron Enrique Ruano en Madrid (19-01-1969), Javier Escalada en Iruñea-Pamplona (14-03-1970), Roberto Pérez Jauregi en Eibar (4-12-1970), Mikel Salegi en Donostia (18-12-1974), Victor Manuel Pérez Elexpe en Santurtzi (20-01-1975), Koldo Arriola en Ondarru (23-05-1975), Javier Verdejo en Almería (14-08-1976), Mari Luz Nájera en Madrid (24-01-1977) o Gustavo Frecher en Barcelona (16-09-1977) por poner algunos ejemplos de jovenes asesinados entre las decenas y decenas de víctimas de la Impunidad. El resarcimiento por una muerte causada por las fuerzas represivas de un Estado dictatorial, no puede tener carácter de pensión asistencial y deberían tener derecho a ese resarcimiento aquellas personas que legítimamente les corresponda, independientemente de la convivencia o dependencia económica con el causante del hecho.

Tampoco está claro, a pesar del espíritu con el que entendemos, o queremos entender, que se aprobó la Norma Foral de JJGG de Álava relativa a los afectados del 3 de marzo de 1976, que todos los heridos en los hechos puedan acogerse a las solicitudes que vienen reguladas por el Decreto. Hemos dado traslado a los grupos políticos de esa máxima institución alavesa de nuestras reflexiones y preocupaciones y esperamos que atendiendo al sentir expresado en los debates y manifestando su clara voluntad de dar solución a los problemas surgidos, puedan reconducirse todas las trabas que a nivel técnico han surgido.

Esa misma voluntad de acabar con el desigual trato y consideración que se da con los afectados por las diferentes violencias y para que todos ellos tengan el mismo reconocimiento, es la que vemos que falta también el ejecutivo del Gobierno Vasco con el Lehendakari a la cabeza. Nos han reconocido en el Parlamento Vasco a los afectados del 3 de Marzo como víctimas del terrorismo, pero al mismo tiempo nos excluyen de las leyes de solidaridad que elaboran para dichas víctimas.
Dentro de su hipocresía, hay políticos que ponen el grito en el cielo y tachan de aberrantes, informes elaborados desde la propia Dirección de Derechos Humanos en los que indica la necesidad de acoger y respaldar a esas “otras víctimas” consecuencia de las vulneraciones de derechos humanos derivadas de la violencia de motivación política. Otros, dentro de su ambigüedad consideran que no es el momento oportuno. ¿Para cuando esa ley? ¿Cuántos años más tienen que pasar? Cuanto más se tarde en abordar esta injusticia, más se ahonda en la herida, más resquemor se crea y al mismo tiempo se cierran escenarios a posibles puntos de encuentro que pudieran darse.

Que este nuevo 3 de marzo sea un punto de inflexión para toda la sociedad en general y de su la clase trabajadora y política en particular. Las trabajadoras y trabajadores reafirmándonos en la lucha, de manera solidaria dejándonos de individualismos, todas y todos, juntas y juntos caminando en la misma dirección. La clase política también tiene una labor pendiente a desarrollar; Corregir las injusticias promoviendo y elaborando leyes que traten a las víctimas, a todas sin exclusión, de las diferentes violencias por igual y acabar con la discriminación mantenida. Es su obligación.

Hoy es 3 de marzo, un buen día para empezar.

Andoni Txasko Díaz.- Asociación 3 de Marzo


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De aritmética, liderazgos y símbolos (GARA)

Aquellos políticos que hasta ayer a la noche aceptaron que la ilegalización de la izquierda abertzale condicionara las elecciones al Parlamento de Gasteiz, hasta convertirlas no sólo en antidemocráticas sino en abiertamente fraudulentas, se sorprenden ahora de hasta qué punto la izquierda abertzale es capaz de condicionar la política vasca.



Condicionarla aun sin contar oficialmente, desarrollando su labor en condiciones extremas bajo las que ninguno de los otros partidos podría apenas subsistir, menos aún plantar cara como ha hecho la candidatura del «voto de oro».

Una demostración de fuerza que los promotores del apartheid siguen empeñados en negar, pero que tarde o temprano deberían incluir en sus análisis. También en la aritmética de poder que plantean los partidos de cara a la formación de un Parlamento que, no sólo teniendo en cuenta los precedentes sino vistos los resultados, debería ser lo más efímero posible. Ese es ahora el verdadero debate y quien quiera ser sujeto del futuro de este país debería tomarlo por bandera más pronto que tarde. Sólo así podrían algunos recuperar su credibilidad.

En este contexto, mientras el PNV y el PSOE discuten sobre la formula aritmética del liderazgo y sus respectivas legitimidades para conformar gobierno, la izquierda abertzale tiene en sus filas uno de los más claros símbolos de la situación política actual, suficiente por sí mismo para desmontar esos falsos debates. Parte de un colectivo de más de 700 presos políticos, la periodista y cabeza de lista de D3M Amparo Lasheras continúa en una prisión madrileña bajo la acusación de promover una candidatura que ayer sus conciudadanos apoyaron claramente. Quienes plantean que, en 2009 y en el centro de Europa, esa situación es normal y no merece ser tenida en cuenta no pueden liderar un pueblo o traer cambio político alguno. Si todo el mundo había aceptado ya que estamos ante un problema político, nadie puede pretender ahora hacernos creer que el conflicto vasco es, en realidad, un dilema matemático.


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domingo, 1 de marzo de 2009

La POLÍTICA VASCA DEBE GIRAR A LA IZQUIERDA

En época de elecciones parece obligado hablar del voto, pero las personas abajo firmantes no hablaremos de ello. Somos militantes de diversas organizaciones de izquierda política y social y queremos ser respetuosas con las opciones de voto que cada cual quiera hacer. No pediremos por tanto el voto para nadie ni contra nadie. Si tomamos la palabra en vísperas de las elecciones es para hablar de los problemas sociales y políticos que no encontrarán solución por medio de las urnas. Nuestra intención es ofrecer algunas ideas sobre el giro que debe dar la política vasca, y lo hacemos a sabiendas de la necesidad de abrir un diálogo con otras izquierdas que se plantean cuestiones similares



1.- El rasgo más relevante de todas las elecciones es conocer quién gana porque de eso depende el color político del nuevo gobierno. Sin embargo, cuando los procesos electorales están viciados de raíz, como en el caso vasco, lo importante no es el color del ganador sino la calidad de la democracia que tenemos. La ilegalización de las candidaturas de la izquierda abertzale se ha convertido por ello mismo en el factor más relevante de la política vasca.

Este acto de exclusión política vulnera el principio fundamental de la democracia. Los argumentos utilizados para justificarlo no resisten la prueba de los hechos. Las candidaturas de la izquierda abertzale han sido acusadas de "connivencia" y "colaboración" con ETA; sus portavoces están en la cárcel y sus actividades políticas declaradas ilegales, perseguidas y condenadas. No existen pruebas de esa acusación. El Ministerio del Interior y los tribunales de Justicia alegan que no condenan la violencia de ETA en los términos que a ellos les gustaría, pero esto no es delito ni prueba de connivencia con la violencia sino una opinión que, aunque no guste, tiene derecho a expresarse igual que las demás.

2.- Más allá del vil cálculo electoral, hay quien justifica la ilegalización por su supuesta efectividad para aislar a ETA, aun cuando liquide los derechos políticos del 12% del electorado vasco. Esta tesis, además de suspender en democracia general básica, es una falacia. Está claro que ETA -vanguardia autoproclamada y autista- debe dejar las armas y respetar la voluntad de Euskal Herria. Pero el que no lo haga no da al Estado patente de corso para violar derechos individuales y colectivos. Por otra parte, llenar las cárceles de presos y presas de conciencia enquistará el conflicto, cuestionará la representatividad de las instituciones vascas y la ya de por sí frágil legitimidad de la democracia española.

3.- La propuesta del cambio socialista implica un giro a la derecha de la política vasca. El partido socialista llama cambio a poner a López en el lugar de Ibarretxe, y hay quien pretende hacernos creer que ese cambio de personas en la Lehendakaritza es positivo en sí mismo por el solo hecho de desalojar al PNV de ella. La confusión ha llegado incluso hasta sectores de la vieja extrema izquierda que participan activamente en las plataformas de apoyo a Patxi López. Ahora bien, si no se quiere vulgarizar el concepto de cambio, hay que hablar necesariamente de los acuerdos y de las diferencias entre los dos proyectos que aspiran a presidir el Gobierno Vasco. Si comparamos de ese modo lo que ambos proyectos dicen en el plano económico y social, apreciaremos que no hay diferencias entre ellos. El apoyo mutuo que se han dado en Madrid y en Vitoria a sus respectivos presupuestos económicos lo confirma. Ambos enfocan las "salidas" a la crisis del capitalismo de igual modo. La política económica y fiscal es la misma en ambos casos. Las prioridades del gasto público se orientan en la misma perspectiva: ambas se caracterizan por las ayudas al sector privado (banca y sectores industriales considerados "estratégicos"), en detrimento del gasto en políticas sociales (Educación y Cultura, Sanidad, coberturas al desempleo, etc.). Consideradas desde este punto de vista, la política del tripartito vasco y la política "socialista" se parecen como dos gotas de agua.

Las diferencias de proyecto se focalizan sin embargo en todas las cuestiones relativas al autogobierno y a la política antiterrorista. En estas materias, "el cambio socialista" es en realidad un giro a la derecha de la política vasca. En el capítulo anterior nos hemos referido al recorte de las libertades que implica la Ley de Partidos, la manipulación de los tribunales de Justicia y la baja calidad de la democracia resultante. De baja calidad es también el autogobierno que oferta el grupo socialista: autonomía otorgada por las Cortes supeditada al pueblo español, que es el único sujeto nacional y titular de soberanía que reconocen. Una eventual victoria de las fuerzas del tripartito vasco dejaría las cosas tal y como ahora están. La soberanía vasca y el derecho a decidir permanecerían bloqueadas entre la oposición del Estado y la timidez de las instituciones vascas, pero una eventual victoria "socialista" produciría una "congelación" del autogobierno, una exclusión de la izquierda abertzale y una profundización de las políticas social liberales. El cambio socialista resulta así una operación cosmética que encubre intenciones distintas a las que proclama, aunque en honor a la verdad hay que añadir que este hecho no valida el proyecto del tripartito vasco, pues tampoco él resuelve los problemas de la sociedad vasca en la hora presente.

4.- Para actuar sobre estos problemas es necesario cuestionar de raíz el modelo existente y plantear medidas que, más allá de meras reformas del capitalismo, avancen hacia la construcción de un sistema alternativo superador de todas las formas de explotación. Los primeros pasos están claros: política económica basada en la nacionalización de la banca, la inversión pública en modelos sostenibles de desarrollo y una mayor progresividad fiscal; política social dirigida a la consolidación y ampliación de los derechos sociales al trabajo, la educación, la salud, la vivienda, la cobertura por jubilación y desempleo y a los servicios sociales; política radicalmente democrática que derogue la Ley de Partidos, garantice la separación de poderes y reconozca los derechos de los pueblos; una política de construcción nacional que afirme la soberanía de las instituciones vascas desde el respeto a la pluralidad de identidades y proyectos políticos y que integre a las minorías en la gestión de lo público.

5.- Este cambio hacia la izquierda no se puede hacer desde la participación en gobiernos de la derecha, como pretenden hacernos creer los socios minoritarios del tripartito vasco. En primer lugar, porque los límites de la acción de ese gobierno los marca el socio mayoritario. En segundo lugar, porque toda coalición exige lealtad de la minoría con la acción de gobierno de la mayoría. Y, finalmente, porque no se puede ser gobierno y oposición a la vez. Para poner en práctica un programa de izquierda hacen falta alianzas de izquierda y movilización ciudadana. La tarea no será fácil porque hará falta reconstruir los puentes rotos de la unidad entre sindicatos, partidos y movimiento sociales. Hará falta recuperar la cultura de la desobediencia civil y de la lucha de clases, y afianzar confluencias capaces de aunar el marxismo con el feminismo, el ecologismo y el internacionalismo, para dar respuesta a los retos de la sociedad vasca y poner nuestro granito de arena en la solución de los problemas globales.

(por Oskar Matute, Begoña Besga, Jose Luis Longarte,Alfonso Ríos,Jose Ramón Castaños, Mariano Gómez, Arturo Muñoz,Juan Hernández Zubizarreta, Carmen Garcia, José Enrique Pinto, Jonathan Martínez, Ander Rodríguez Lejarza, Marcelino Fraile)


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ELECCIONES Y FUTURO (Arnaldo Otegi)

En su análisis, que supera abiertamente la clave electoral, Otegi enciende las «luces largas» para constatar que «han dejado fuera del Parlamento en Vascongadas a la izquierda abertzale pero, de ninguna manera, fuera de la lucha por un cambio político y social para el conjunto de Euskal Herria en la senda independentista y socialista». Y en los primeros pasos de ese camino ubica la gran importancia de los votos ilegalizados, «votos de oro», que mañana se depositarán en las urnas como «inversión para construir la esperanza de la mayoría de la sociedad vasca». (GARA, 2009,02,28)



Hoy es oficialmente día de reflexión para los ciudadanos de los territorios occidentales de Euskal Herria. Parece que en estas democracias formales la reflexión se ciñe a la elección de una papeleta tras la tormenta de mensajes, skechts y frivolidades de todo tipo y naturaleza que hemos padecido en esta interminable y, vergonzosa, campaña electoral; es decir, parece que nos invitan a reflexionar durante 24 horas -más puede ser peligroso- para luego desconectar hasta la siguiente campaña electoral, donde nuevamente nos vendrán con productos programáticos renovados.

Superando ese esquema formal hay que remarcar algunas variables y referencias que están más allá del resultado electoral y que, por tanto, seguirán siendo asignatura pendiente colectiva de toda la ciudadanía vasca.

En primer lugar estas elecciones están insertas en el pulso político de fondo que Euskal Herria viene manteniendo desde Lizarra-Garazi. Un tránsito entre una fase constitucional-estatutaria agotada y un ciclo político que no termina de abrirse y, por tanto, asentarse con nuevas bases políticas de reconocimiento nacional y respeto a la voluntad popular democrática.

Estos años han sido sinuosos en oportunidades y fracasos para el movimiento abertzale ante la estrategia establecida por el constitucionalismo español para condicionar los contenidos del, por otro lado, irreversible nuevo ciclo político. El PSOE, como el PP, cada cual con sus características, han mantenido planteamientos políticos, jurídicos y represivos tendentes a desgastar el espacio autodeterminista que emana de Lizarra y, muy específicamente, neutralizar el papel de motor del cambio de la izquierda abertzale.

En ese pulso hemos atravesado momentos diferentes -Loiola- siendo evidente el bloqueo instalado en los últimos tiempos en todos los parámetros del conflicto político. Un bloqueo que el constitucionalismo ha ido trabajando para debilitar la correlación de fuerzas de Lizarra insertando al PNV en la estrategia de Estado. Algo que ha conseguido y pretende rubricar con los resultados y consecuencias de las elecciones de mañana domingo.

La campaña electoral ha sido fiel reflejo de ambas cuestiones. Por un lado, el apartheid político contra la izquierda independentista ha tenido un nuevo desarrollo con la anulación de la posibilidad de representación institucional al sector de la sociedad vasca más dinámico y determinante para el cambio político en este país. Una decisión del Estado español que ha tenido una insignificante e hipócrita respuesta de los sectores políticos que tanto reclaman el derecho a decidir y las vías políticas y democráticas. Al contrario, detrás de declaraciones formales se han tirado a por los votos y escaños que la decisión política del Estado les proporciona en un hemiciclo que será renovado con la bandera española en su fachada y con una composición interior trucada por el mencionado apartheid político.

Por otro lado, hemos visto cómo PNV y PSE-EE han hecho una campaña de bajo perfil político y mediatizada por el discurso autonomista y la gestión económica. Dice Ibarretxe que mañana nos jugamos dónde se decide, si en Madrid o en Gasteiz. Una falacia evidente ante la estrategia y posición del Estado con «su» plan y «su» consulta y, ahora mismo, ante la imposición de las reglas de juego de «su» Parlamento. Tenemos la convicción, avalada por la posición del PNV en el proceso de negociación y posteriores acuerdos parlamentarios, de que este partido hace tiempo que inicio la ciaboga de Lizarra encaminándose a un «concierto político» que, en el fondo, es la constitucionalización del nacionalismo, autentica asignatura pendiente del modelo de Estado Español, como alternativa al reconocimiento nacional vasco y sus derechos democráticos en el marco de un estado plurinacional. Esa es la cuestión de fondo que se viene madurando en este contexto de bloqueo político.

En este mismo escenario, EA trata de clonar a la izquierda abertzale y Aralar pone la guinda al pastel intentando aprovechar las condiciones del apartheid para ponerlas, como en Nafarroa, al servicio de la estrategia regionalista de Sabin Etxea.

Así pues, han dejado fuera del Parlamento en Vascongadas a la izquierda abertzale pero, de ninguna manera, fuera de la lucha por un cambio político y social para el conjunto de Euskal Herria en la senda independentista y socialista. El debate político y económico, las condiciones estructurales impuestas por el Gobierno español, nos revelan que, sea cual sea el resultado, estamos ante la continuidad de la estrategia del Estado contra Euskal Herria y ante el peligro de un segundo ciclo autonomista ante la deriva de un PNV preocupado únicamente por la gestión de sus negocios e intereses desde las actuales instituciones.

A pesar de ello, las condiciones para un cambio político siguen estando vigentes en una sociedad vasca que reclama de forma mayoritaria el reconocimiento a su voluntad democrática. Por eso debemos abordar la foto distorsionada y tramposa de mañana con tranquilidad, confianza y perspectiva. La izquierda abertzale viene planteando con insistencia la necesidad de una acumulación y activación de fuerzas soberanistas, independentistas y progresistas como eje determinante en la actual situación de tránsito a la definición de los ingredientes y/o bases de un nuevo ciclo político. Un planteamiento que necesita de maduración y concreción en diseño, contenidos y propuestas táctico-estratégicas. Con esas luces largas puestas, con esa perspectiva y compromiso, aborda la izquierda abertzale este test electoral antidemocrático y, sobre todo, la etapa política que se abrirá inmediatamente después.

Así pues, en la jornada de mañana, por encima de decisiones antidemocráticas, de una campaña de persecución brutal a nuestras ideas y planteamientos o de la permanente ocultación y manipulación mediática, la izquierda abertzale volverá a demostrar la dignidad y compromiso con este pueblo y sus derechos nacionales y sociales articulando un espacio social que nos permita trabajar en los próximos meses por una implementación de esfuerzos y compromisos políticos, sindicales y sociales en aras a configurar un bloque popular por el cambio en términos de soberanía y modelo social. Como hemos repetido en los últimos días, no hay cambio político sin la izquierda abertzale o, dicho de otra forma, sólo desde la iniciativa, fuerza e ilusión de la izquierda abertzale podemos alcanzar un escenario democrático como primer paso para desarrollar nuestra propuesta estratégica.

Por tanto, frente a quienes anteponen sus intereses a los derechos y la dignidad de este pueblo, frente a los que buscan espacio político aprovechándose de la estrategia del Estado español, frente a la estrategia de represión y confrontación del Estado español para mantener un cuadro político pivotado en la negación de nuestra soberanía y la imposición constitucional, mañana, el voto ilegalizado es una inversión, un voto de oro, para construir la esperanza de la mayoría de la sociedad vasca.


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sábado, 28 de febrero de 2009

ANTONIO ELORZA, ¿el terrorista?

Pongo a continuación un artículo de Ortzi sobre ese supuesto intelectual y su manipulación asqueante de lo vasco.

Pero no me resisto a comentar que este estalinista de pro ha mentido sobre los crímenes de Stalin y de los PCs más que cualquier otro. Que si se aplicase su criterio ultragarzoniano de que es terrorista de ETA todo el que ... (bueno, ya lo sabeis), él sería uno de los principales terroristas del estalinismo en España y debería ser condenado a 1000 cadenas perpetuas con la doctrina Parot incluida. Ah, y sus empleadores, los ex-franquistas Cebrián y Polanco (este a título póstumo), también por encubridores.

Podría hacer un estudio de muchas de sus declaraciones pero, sinceramente, su importancia es lo más parecido a la caca de perro que se te pega en los zapatos. Te la quitas pero no vas comentándolo por ahí.

Aquí teneis el artículo:

Antonio Elorza, reclamo universitario del PSOE (en el DEIA del 28-2-2009)



Antonio Elorza, reclamo universitario del PSE

Francisco Letamendía

EL lugar privilegiado que ha otorgado Patxi López al catedrático Antonio Elorza en su campaña electoral, con amplia repercusión en los medios escritos y audiovisuales, nos ofrece el inesperado placer de poder someter su significado personal a la crítica electoral y política. El discurso del candidato del PSE-EE a la Lehendakaritza (al menos el discurso visible, o de superficie) se ha centrado en la equidistancia, en el vasquismo razonable, en el alejamiento del antinacionalismo del PP y, por supuesto, en el rechazo a la violencia, acompañado de una actitud de valentía moral ante la misma. Se entiende que la presencia privilegiada de Antonio Elorza en los actos de campaña aportaría prestigio intelectual a estos objetivos, constituyéndose en cierto modo en paradigma de la política cultural y universitaria a seguir desde Ajuria Enea en caso de triunfo del candidato.

Pero, si se miran de cerca, las características personales del profesor Elorza presentan ciertas incongruencias con este objetivo. ¿Prestigio intelectual? Si alguna vez lo tuvo, hace décadas que ha abandonado toda profundización teórica en aras de unas obsesiones que van poco más allá de lo periodístico. Lleva años utilizando un único concepto el de religión política (que por cierto no es de cosecha propia, sino de Mona Ozouf), el cual le sirve para meter en el mismo saco a todos los blancos de sus fobias, el nacionalismo vasco en todas sus expresiones y el islamismo. La falta de rigor de sus invectivas y el tono gacetillesco con que las expresa hace tiempo que son el hazmerreír de los intelectuales serios franceses y británicos con los que me relaciono (para ponerse a la altura de los cuales Elorza tendría que ponerse gafas de aviador). Algunas opiniones de estos autores aparecieron en el prólogo de mi libro Juego de espejos, lo que este hombre, que para esas cosas tiene memoria de elefante, nunca ha olvidado.

¿Vasquismo, amor a lo propio? Muchas cosas habría que decir; pero prefiero que las digan sus familiares de Azkoitia, su pueblo natal. Un primo suyo escribía lo siguiente en el Diario Vasco del 18 febrero 2006 en respuesta al artículo de Elorza Azkoitia, Azkoitia, publicado previamente en el mismo diario: "Hoy como ayer, afortunadamente, sigue habiendo todo un abanico de ideologías en nuestra familia, y hoy como ayer, sigue primando la solidaridad por encima de las diferencias políticas: nos ayudamos unos a otros y nos reunimos en las celebraciones familiares. Pero quizás a ti, te sea imposible comprender esto, porque tú nunca has cultivado las relaciones familiares. De verdad nos ha parecido ruin el uso que haces de la familia azkoitiarra… Desde la difamación de la familia pasas a la difamación de Azkoitia. ¿Cómo se puede ser tan osado para hacer un análisis de una situación y de un pueblo que no conoces? Solamente citas una fuente de la que te has servido en esta ocasión y no es otra que un programa de Tele5. ¿Cómo un historiador que firma como catedrático puede basarse en un programa de esta índole para anatematizar a todo un pueblo? ¿De qué conoces Azkoitia? ¿De lo que te ha dicho el reality de la Madame de Gran Hermano?"

¿Pacifismo, valentía ante la violencia? No quiero -ni puedo- explayarme en el primer punto. Pero, desde luego, la presentación de Elorza como un hombre ecuánime y pacífico despertaría, en los pasillos de la Universidad Complutense y en los corrillos de las Áreas de Ciencia Política y de la de Historia de las Ideas Políticas de la citada Universidad, reacciones que irían de la sonrisa irónica a la carcajada a mandíbula batiente.

Respecto a su valentía en general, y ante el terrorismo en particular, no puedo menos que echar mano de mis recuerdos personales. Cuando Elorza fue nombrado en 2001 miembro del tribunal que tenía que otorgar la cátedra que la UPV-EHU había entregado a mi departamento en razón a mis dos sexenios, tuvo el insuperable arrojo de poner públicamente a parir un artículo mío en un libro colectivo escrito junto a la flor y nata de la ciencia política francesa, asegurándose de la imposibilidad de respuesta en la que se encuentra cualquier candidato en mis circunstancias. No fue esa su única demostración de arrojo: el día de la vista, que le correspondía celebrarse en la Facultad de Leioa, Elorza manifestó que su seguridad corría peligro a causa de los violentos (al parecer, el violento era yo), y el tribunal, con el beneplácito del entonces director de mi departamento, Paco Llera, y del decano de la Facultad Susperregi trasladó el tribunal a la Facultad de Empresariales en una sala donde la plana mayor de Basta Ya! ocupaba ya las primeras filas para oír a su candidata Edurne Uriarte, a quien efectivamente le fue otorgada la plaza. Esta egregia cumbre teórica de la ciencia política, que forma hoy parte de la plantilla de FAES y del ABC, nos deleita un día sí y otro también en todos los medios con su elaboradas reflexiones sobre temas politológicos tan profundos como la cacería de Bermejo.

El PSE-EE de Patxi López podría haber utilizado como reclamo cultural otro tipo de intelectuales. Porque intelectuales serios y honestos los tiene; pienso en Imanol Zubero y en muchos otros, en el País Vasco y en el Estado, con cuya amistad me honro. Pero ha elegido conscientemente a Antonio Elorza. Pues lo siento, Patxi, pero eso significa que por debajo de tu discurso visible hay otro discurso más de base que está dando ya por sentada la alianza con el PP y con el partido de Rosa Díez, en cuya bisagra actúan personas como Antonio Elorza. Sus congéneres -Llera, Edurne Uriarte (telefónicamente)- van a reunirse este domingo en un céntrico hotel madrileño junto a personajes como Rosa Díez y Mayor Oreja para proceder, si se confirma un triunfo que dan por seguro, al reparto de prebendas, y para ocupar -ellos en concreto- los cargos de responsabilidad de las políticas cultural y universitaria del Gobierno vasco entrante.

La presencia de Elorza asegura la del PP y sus aledaños. Que Dios nos coja confesados.

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viernes, 27 de febrero de 2009

Votar en la Patximandra

En 1812 la legislatura de Massachusetts redibujó los límites de los distritos electorales. Los periodistas que observaban el nuevo mapa electoral enseguida se percataron de que habían sido trazados para favorecer a los candidatos del partido republicano jeffersoniano. Hasta tal extremo forzados que uno de los nuevos distritos tenía una extraña forma geográfica: parecía una salamandra. Este caso paradigmático de circunscripción con triunfo garantizado, fue bautizado como Gerry-mander, Gerrymandra, en referencia al responsable de la reforma, el gobernador de Massachusetts, Elbridge Gerry. Desde entonces se ha conocido como gerrymandering el procedimiento en el que se distribuyen las circunscripciones electorales en función a consideraciones partidistas. Una manipulación consciente e intencionada, aprovechando las variaciones de la distribución geográfica de los simpatizantes políticos.

En circunscripciones plurinomonales como las que tenemos por aquí, donde se elige a más de un candidato por circunscripción, esta manipulación tan soez resulta más complicada e incierta. Pero he aquí que la inventiva española ha desarrollado otra ‘solución’: se elimina una parte del cuerpo electoral. El efecto es también el de un campo de juego trampeado, un sistema electoral que, si no de triunfo garantizado, sí al menos facilitado.

Esquivando las acusaciones de manipulación electoral y de ilegalización de ideas, se ha argumentado por parte de los ilegalizadores que lo que se deja fuera es la vinculación a la violencia, no las ideas. La prueba de cargo se intenta concentrar en la no-condena, y se pone como ejemplo la presencia electoral de formaciones independentistas como EA o, aún más, de izquierda independentista como Aralar. Este argumento es sólo formalmente cierto.

Así, si bien es cierto que ambas formaciones se declaran formalmente independentistas, hay otro elemento importante en juego: el grado de legitimación que se otorga al marco jurídico-político español. En este sentido, la izquierda abertzale ilegalizada, en su actitud y trayectoria histórica se ha mostrado claramente como una fuerza antisistema, constituyéndose probablemente el hecho de la no-condena en elemento simbólico del no reconocimiento de la legitimidad estatal. En esta dimensión EA, por su origen y trayectoria y a pesar del giro actual, se ha encontrado lejos. Incluso también Aralar, que a pesar de su origen de izquierda abertzale, ha corrido quizás en demasía en busca de una homologación en las formas políticas convencionales. Esto invalida, por tramposo, el argumento de la comparación con EA y Aralar, que no a ambas como opciones.

El reto pendiente es, precisamente, la constitución de un movimiento soberanista civil con clara pretensión de subvertir el marco jurídico-político vigente. Ese sería el reto, la prueba del algodón al Estado. Indudablemente, la persistencia de la lucha armada distorsiona esta posibilidad y permite que se utilice como excusa ilegalizadora. Que el adversario sea el que apueste hoy día por la espiral represiva debería ser, está siendo, motivo de reflexión seria.

Y es que, el gerrymandering español tiene dimensiones que sobrepasan el mero hecho de posibilitar un sistema electoral de triunfo favorecido para el unionismo. La distorsión consciente e intencionada apunta también a una cuestión de fondo, la estrategia soberanista. Desde Lizarra, el soberanismo venía ensayando, con aciertos y errores, una cierta vía soberanista civil: aglutinar y legitimar mayorías soberanistas en las instituciones autonómicas para desbordarlas y convertirlas en instituciones soberanas. Estrellada contra la realidad social la ofensiva final del nacionalismo español en el 2001, la estrategia unionista posterior se centró en cooptar a sectores del PNV. Culmina ahora con la manipulación electoral que no sólo posibilita dejar artificialmente en minoría al soberanismo, sino que ante tal eventualidad obliga a éste a moderar el discurso para no espantar a los sectores con una identidad nacional más difusa. El efecto es patente en un partido tan apegado al poder como el PNV, que ha paseado a Ibarretxe amordazado durante la campaña. Pero supone una laminación de fondo al soberanismo en su conjunto, situándolo en una agónica precariedad subjetiva que suma a unos problemas objetivos de bloqueo estratégico y de dificultades de reproducción social.

La cabeza de Ibarretxe, junto con la cual caiga definitivamente el proceso abierto en Lizarra, aparece como la oportunidad abierta por la salamandra electoral vasca. Hasta tal punto paradójica, que el futuro de Ibarretxe parece más ligado a un importante apoyo hacia los partidos netamente soberanistas, EA y Aralar, que hacia el suyo propio, atrapado en la ambigüedad autonomista. Algún movimiento soterrado en tal sentido parece intuirse a favor especialmente de Aralar. Y es que haría mal el soberanismo en desistir ante la trampa electoral. El voto soberanista, legal o no, es tanto o más importante que nunca. Tan importante como las tareas pendientes y urgentes, que no son pocas, en los planos estratégico, político, social y cultural.


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jueves, 26 de febrero de 2009

La plaza Euskalherria

por José Mari Esparza (en Diario de Noticias)

ESTOS días estamos viendo cómo, con los votos del PSOE, UPN, IU y posiblemente CDN, se intenta cambiar el nombre a la plaza Euskalherria de Berriozar. Según explicaba el portavoz del PSOE, lo hacen para que la plaza "sea de todos", ya que la denominación actual "puede herir algunas sensibilidades políticas". Por lo visto anteriormente, incluso durante los siete años de alcaldía del PSOE, no hería dichas sensibilidades.



La excusa es ridícula pero les da igual. Al PSOE le ha costado 30 años darse cuenta de que tenía todas las calles y plazas de Navarra llenas de nombres franquistas y nunca le pareció que herían sensibilidades. Todos vivimos en calles y plazas que no coinciden con nuestras ideas y, sin embargo, no proponemos su cambio, por respeto precisamente a otras sensibilidades y tradiciones. Yo mismo nací en la calle Concepción, vivo en la calle Santa Lucía y trabajo en la calle San Isidro. Y no he visto, ni falta que hace, que los laicos del PSOE o IU se preocupen de ponerme nombres más acordes con mis creencias.

El tema es otro, ya lo sabemos. Se trata de dar un golpe de piqueta más al edificio de la identidad navarra, quitarle todo cuanto recuerde su milenaria pertenencia a Vasconia y seguir apuntalando el chiringuito de 1978, que rompió con una tradición y con una conciencia del ser navarro que ni siquiera el franquismo se había atrevido a cuestionar.

Euskal Herria ya existía para los navarros mucho antes que España para los españoles y con unos límites mucho más precisos. Tuvo que ser la forma que llamaron a su tierra los vascones, posiblemente antes del nacimiento del castellano. En 1564 aparece escrito por vez primera y, en 1571, vuelve a aparecer "Heuskal herria", que Lizarraga traduce como "pays des Basques" en la dedicatoria en francés que hizo a la reina Juana de Navarra. En 1643 un navarro, Axular, define sus límites, que son los mismos de la lengua: "Naffarroa garayan, Naffarroa beherean, Çuberoan, Lappurdin, Bizcayan, Guipuzcoan, Alaba herrian". España, mientras tanto, era tan grande "que nunca se ponía el sol", y tan imprecisa que sus límites se iban encogiendo año tras año. Precisamente Portugal acababa de dejar de ser española.

A partir de entonces, hasta nuestros días, la palabra Euskal Herria y sus límites siguen apareciendo con nitidez, unas veces refiriéndose al territorio donde se habla la lengua vasca, (Etxeberri, 1712; Pierre d'Urte, 1715) pero otras veces con claro sentido geopolítico: en 1745 Larramendi reclama el derecho a la libertad de las siete provincias; Humboldt dice algo similar en 1800 y Garat en 1806. Este último, al estilo francés, cita los cuatro cantones vasco-españoles y los tres cantones vascofranceses. Pero siguen siendo siete los territorios, mientras que la etérea España abarcaba el Paraguay, Chile, Florida, California…

En 1845, Richard Ford insiste: "Los vascos se llaman a sí mismos Euscaldunac, a su país Euscalería y a su lenguaje Euscara". De Navarra dice que es la antigua Vasconia y cita a Irunia, o sea "la buena ciudad", como su capital. Algo similar repetía, en 1862, el francés Davillier. En 1851, Von Radhen editó en alemán el primer mapa de las siete provincias. En 1863, el Príncipe Bonaparte mejoraba el mapa en francés, y Jules Vinson lo hizo en 1882. Euskal Herria seguía idéntica, perfectamente delimitada, mientras España se esforzaba por mantener, como "parte inseparable e irrenunciable del territorio nacional", a las islas Palaos, las Marianas, las Carolinas, las Filipinas y las Antillas.

A principios de siglo XX se edita la gran Enciclopedia Espasa-Calpe. Según la prestigiosa obra, Euskal Herria es el "nombre tradicional y típico con el que el vasco designa en su idioma a su país" y sus territorios seguían siendo los mismos que había definido Axular tres siglos antes. Mientras, en la misma Enciclopedia, se hablaba de las españolísimas provincias del Rif, Guinea Ecuatorial, Ifni o Sahara. Más que una nación, España parecía un recortable.

Digámoslo en voz alta una vez más: prácticamente todos los escritores, músicos y artistas navarros, toda la prensa, las diputaciones forales, los políticos de todos los colores, los viajeros, las enciclopedias españolas y extranjeras, en fin, todo el que ha mirado a este país sin las gafas pintadas de la reciente Transición Española, han reconocido la existencia de Euskal Herria y la pertenencia, determinante y orgullosa, de Navarra a la misma. Todavía el 7 de febrero de 1982, escribía Ollarra en Diario de Navarra : "Euskalerria es una realidad y puede ser una comunidad de etnia y de lengua".

El empeño del PSOE, UPN e IU en Berriozar de quitar el nombre de Euskal Herria de su callejero, es algo mucho más grave que una demostración de papanatismo cultural. Es la actualización de la antigua política colonial española, de negar la identidad de los pueblos conquistados para su mejor sometimiento. Eso se llamaba, y se llama, genocidio cultural.


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miércoles, 25 de febrero de 2009

Entrevista a Robert Brenner, economista: Un análisis histórico-económico de la crisis


Seongjin Jeong
Hankyoreh

Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Escribano

Robert Brenner ha hecho en los últimos 10 años los análisis histórico-económicos acaso más profundos y premonitorios sobre la naturaleza de la vida económica capitalista mundial del final del siglo XX, se confirma aquí como uno de los más lúcidos y penetrantes analistas del presente.

La mayoría de analistas califican la presente crisis como crisis financiera. ¿Está usted de acuerdo con esta denominación?

Es comprensible que los analistas de la crisis hayan situado el punto de partida en la banca y el mercado de valores. Pero el problema es que no han ido más allá. Empezando por el propio secretario del Tesoro, Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Bernanke, han sostenido que la crisis puede explicarse en simples términos de problemas en el sector financiero. Al mismo tiempo, aseveran que la economía real subyacente es fuerte, que los llamados fundamentos están en forma. La desorientación no podría ser mayor. El principal origen de la crisis actual está en el declive del dinamismo de las economías avanzadas desde 1973 y, especialmente, desde 2000. El crecimiento económico en los EEUU, Europa occidental y Japón se ha deteriorado seriamente en cada ciclo en términos de indicadores macroec onómicos muy estándar: PIB, inversión, salarios reales, etc. Aún más, el ciclo económico recién acabado, desde 2001 hasta 2007, ha sido, con mucho, el más endeble desde el período de posguerra, y ello a pesar del mayor estímulo económico público de la historia de los EEUU en tiempo de paz.




¿Cómo explicaría el debilitamiento a largo plazo de la economía real desde 1973, lo que usted llama la larga caída?

Lo que lo explica es sobre todo un declive profundo y duradero de la tasa de rendimiento en inversión de capital desde finales de los sesenta. La incapacidad de recuperar la tasa de beneficio es lo más destacable a la vista de la enorme caída de los salarios reales durante el período. La causa principal, aunque no la única, del declive de la tasa de beneficio ha sido una tendencia persistente a la sobrecapacidad en las industrias manufactureras mundiales. Lo que ha ocurrido es que nuevos poderes industriales fueron ingresando, uno tras otro, al mer c ado mundial: Alemania y Japón, los nuevos países industrializados del noreste asiático, los tigres del sureste asiático y, finalmente, el Leviatán chino. Esas economías de desarrollo tardío producían los mismos bienes que ya producían las economías más tempranamente desarrolladas, pero más baratos. El resultado ha sido un exceso de oferta en relación con la demanda en una industria tras otra, y eso ha implicado precios y, por lo mismo, beneficios bajos. Las empresas que han sufrido reducción de beneficios, además, no han abandonado dócilmente sus industrias. Han intentado conservar su lugar recurriendo a la capacidad de innovación, aumentando la inversión en nuevas tecnologías. Huelga decir que eso no ha hecho más que empeorar la sobrecapacidad. A causa de la caída de su tasa de rendimiento, los capitalistas obtenían plusvalías cada vez menores de sus inversiones. De ahí que no tuvieran más opción que aminorar el crecimiento en maquinaria, equipo y empleo; y, al tiempo, a fi n de restaurar la rentabilidad, contener las indemnizaciones por desempleo, mientras los gobiernos reducían el gasto social. Pero la consecuencia de todos estos recortes de gasto ha sido un problema de demanda agregada a largo plazo. La persistente endeblez de la demanda agregada ha sido el origen inmediato de la endeblez a largo plazo de la economía.

La crisis, en realidad, ha sido provocada por el estallido de la histórica burbuja inmobiliaria, que se ha estado inflando durante toda la década. ¿Cómo juzga su importancia?

La burbuja inmobiliaria debe entenderse en relación con la sucesión de burbujas de precios de activos que ha sufrido la economía desde mediados de los noventa y, especialmente, con el papel de la Reserva Federal estadounidense en alimentar dichas burbujas. Desde el principio de la larga caída, las autoridades económicas públicas han intentado capear el problema de una demanda insuficiente incentivando el aumento del prés t amo, tanto público como privado. De entrada, recurrieron al déficit presupuestario, evitando así recesiones verdaderamente profundas. Pero, con el tiempo, los gobiernos conseguían inducir cada vez menos crecimiento económico de lo que tomaban a préstamo. En efecto, a fin de conjurar el tipo de profundas crisis que han acosado históricamente al sistema capitalista, han tenido que aceptar la tendencia hacia el estancamiento. Durante los primeros noventa, los gobiernos en los EEUU y Europa, encabezados por la administración Clinton, intentaron célebremente romper su adicción al endeudamiento, poniendo todos proa de consuno hacia el territorio de los presupuestos equilibrados. La idea era dejar que el mercado libre gobernara la economía. Pero, como aún no se había recuperado la rentabilidad, la reducción de los déficits asestó un duro golpe a la demanda y contribuyó a producir, entre 1991 y 1995, la peor de las recesiones y el más bajo crecimiento de la era de posguerra. Para lo g rar que la economía volviera a una senda de crecimiento, las autoridades estadounidenses acabaron adoptando un enfoque aplicado por primera vez en el Japón de fines de los ochenta. Mediante la imposición de tipos de interés bajos, la Reserva Federal facilitaba el préstamo al tiempo que incentivaba la inversión en activos financieros. Al dispararse los precios de los activos, las empresas y familias obtendrían enormes aumentos de riqueza, al menos sobre el papel. Estarían, por tanto, en condiciones de tomar préstamos a una escala titánica, de incrementar infinitamente la inversión y el consumo y, así, conducir la economía. El déficit privado, pues, vino a substituir al déficit público. Lo que podría llamarse keynesianismo de precios de activos sustituyó al keynesianismo tradicional. Por tanto, durante la última docena de años hemos asistido a un extraordinario espectáculo en la economía mundial, y es que la continuación de la acumulación de capital ha dependido literalmente d e unas oleadas de especulación de dimensiones históricas cuidadosamente alimentadas y racionalizadas por los diseñadores ─y reguladores─ de las políticas públicas: primero, la burbuja del mercado de valores de finales de los noventa, y después, las burbujas de los mercados inmobiliario y crediticio de los primeros años 2000.

Usted fue profético al prever la actual crisis, así como la recesión de 2001. ¿Cuál es su perspectiva respecto a la economía mundial? ¿Empeorará o se recuperará antes del final de 2009? ¿Espera que la actual crisis sea tan severa como la gran depresión?

La crisis actual es más seria que la peor de las recesiones previas del período de posguerra, la que se dio entre 1979 y 1982, y es concebible que rivalice con la G ran Depresión, a pesar de que no hay modo de saberlo realmente. Quienes se dedican a la realización de pronósticos económicos subestimaron su virulencia porque sobreestimaron la solidez de la economía real, sin comprender hasta qué punto dependía ésta de una acumulación de deuda fundada en las burbujas de los precios de los activos. En los EEUU, el crecimiento del PIB durante el reciente ciclo económico de 2001-07 ha sido, con mucho, el más bajo de la época de posguerra. No ha aumentado el empleo en el sector privado. El incremento de maquinaria y equipo ha sido cerca de un tercio más bajo que el de la posguerra. Los salarios reales se han mantenido prácticamente estancados. Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, no se han registrados aumentos en el ingreso medio familiar. El crecimiento económico ha ido a parar íntegramente al consumo personal y a la inversión en residencia, lo que ha sido posible por el crédito fácil y el aumento de los precios de la vivienda. El resultado económico ha sido esta endeblez, aun a pesar del enorme estímulo de la burbuja inmobiliaria y de los enormes déficits federales de la administración Bush. La vivienda por sí sola sumó casi un tercio del crecimiento del PIB y cerca de la mitad del aumento del empleo entre 2001 y 2005. Era, por tanto, esperable que cuando reventara la burbuja inmobiliaria, cayeran el consumo y la inversión en residencia y se hundiera la economía.

Muchos sostienen que la actual es una típica "crisis Minsky", no una crisis marxiana, aduciendo que la explosión de la burbuja financiera especulativa ha jugado un papel central en ella. ¿Cómo les respondería?

Es ocioso contraponer así los aspectos reales y financieros de la crisis. Como he resaltado, es una crisis marxiana: hunde sus raíces en una caída a largo plazo de la tasa de beneficio y en la incapacidad de recuperación de la misma, lo que está en el origen principal de la disminución de l a acumulación de capital hasta ahora. En 2001, la tasa de beneficio de las empresas no financieras fue la menor del período de posguerra, con la excepción de 1980. Las empresas no han tenido, por tanto, otra opción que contener la inversión y el empleo, pero eso ha agravado el problema de la demanda agregada, nublándose así el clima económico. Esto es lo que explica el extremadamente bajo crecimiento observable en el ciclo económico que acaba de terminar. Sin embargo, para comprender el colapso actual hay que demostrar la conexión entre la endeblez de la economía real y el desplome financiero. El vínculo principal es la que se da entre la cada vez mayor dependencia del préstamo para que la economía siga funcionando y la predisposición pública, todavía mayor, a confiar en las subidas de los precios de los activos para lograr mantener vida la dinámica del préstamo. La condición básica de las burbujas en los mercados inmobiliario y crediticio era la perpetuación de un coste baj o del préstamo. La endeblez de la economía mundial, especialmente después de las crisis de 1997-98 y 2001, además de las enormes adquisiciones de dólares por parte de gobiernos asiáticos para mantener al mismo nivel sus divisas y el crecimiento del consumo estadounidense, provocó unos tipos de interés insólitamente bajos. Al mismo tiempo, la Reserva Federal mantuvo los tipos de interés a corto plazo más bajos que nunca desde los años cincuenta. Como prestaban tan barato, los bancos estaban dispuestos a conceder préstamos a especuladores cuyas inversiones provocaban un precio cada vez más alto de activos de todo tipo y un rendimiento en el préstamo (tipos de interés de los bonos) cada vez menor. Sintomáticamente, los precios de la vivienda se dispararon y el rendimiento en términos reales de los bonos del tesoro estadounidense se hundió. Pero como los rendimientos cayeron cada vez más, a las instituciones del mundo que dependían de los rendimientos del préstamo les resultó cad a vez más difícil obtener beneficios suficientes. Los fondos de pensiones y las compañías de seguros fueron golpeados de forma particularmente dura, pero también se vieron afectados los fondos hedge de cobertura y los bancos de inversión. Esas instituciones se mostraron más que dispuestas a realizar enormes inversiones en unas obligaciones respaldadas por hipotecas subprime más que dudosas a causa de los insólitamente elevados rendimientos ofrecidos y con desprecio de unos riesgos no menos insólitamente elevados. Lo cierto es que no lograron sacar tajada suficiente. Su masiva adquisición de obligaciones hipotecariamente respaldadas es lo que facilitó a los institutos bancarios generadores de hipotecas seguir realizando préstamos a prestatarios cada vez menos calificados. La burbuja inmobiliaria alcanzó proporciones históricas y permitió que prosiguiera la expansión económica. Ni que decir tiene, eso no podía durar mucho. Cuando cayeron los precios de la vivienda , la economía real entró en recesión y el sector financiero se desplomó, porque el dinamismo de una y de otro se fundaba en la burbuja inmobiliaria. Lo vemos ahora es que la recesión está empeorando el desplome, porque contribuye a exacerbar la crisis inmobiliaria. Y que el desplome está intensificando la recesión, porque está dificultando el acceso al crédito. Precisamente es esa interacción entre una crisis de la economía real y una crisis del sector financiero que se alimentan mutuamente lo que hace que el despeñadero hacia la depresión se resista a todas las políticas intentadas por las autoridades y que el potencial de catástrofe resulte tan evidente.

Aun concediendo que el capitalismo de posguerra hubiera entrado en un período de larga caída en los años setenta, parece innegable que la ofensiva capitalista neoliberal ha impedido el empeoramiento de la caída de la producción desde los ochenta.

Si por neoliberalismo se entiende el giro hacia las finanzas y la desregulación, no veo cómo puede haber ayudado eso a la economía. Pero si por neoliberalismo se entiende el desmedido asalto de los empresarios y los gobiernos a los salarios obreros, a las condiciones laborales y al estado del bienestar, la cosa ofrece pocas dudas: se ha impedido que la caída de la tasa de beneficio haya sido todavía peor. Con todo, la ofensiva de la patronal no esperó hasta la denominada era neoliberal de los ochenta. Comenzó con el despertar de la caída de la rentabilidad, iniciada a principios de los setenta, de la mano del keynesianismo. No condujo, empero, a la recuperación de la tasa de beneficio, y no hizo sino exacerbar el problema de la demanda agregada. El debilitamiento de la demanda agregada terminó por obligar a las autoridades económicas a adoptar formas de estímulo económico más potentes y temerarias: el "keynesianismo de precios de activos" que condujo al actual desastre.

Hay quien ha defendido que un nuevo paradigma de "financiarización" o "capitalismo financiero" ha provocado un llamado "resurgimiento del capital" (Gerard Dumeneil) desde los ochenta hasta el presente. ¿Qué piensa de las tesis de la "financiarización" o "capitalismo financiero"?

La idea del capitalismo financiero es una contradicción en los términos, porque, genéricamente hablando ─hay excepciones significativas, como el préstamo al consumidor─, el beneficio financiero sostenido depende de la obtención de beneficios sostenidos en la economía real. Para responder a la caída de la tasa de beneficio, algunos gobiernos, encabezados por el de los EEUU, incentivaron el giro hacia las finanzas mediante la desregulación del sector financiero. Pero, como la economía real seguía languideciendo, el principal resultado de la desregulación fue la intensificación de la competencia en el sector financiero, lo que hizo más difíci l la obtención de beneficios e incentivó una especulación aún mayor y la adopción de riesgos. Destacados ejecutivos de bancos de inversión y fondos hedge estaban en condiciones de obtener fabulosas fortunas, ya que sus remuneraciones dependían de los beneficios a corto plazo. Podían asegurarse temporalmente altos rendimientos mediante la expansión de sus préstamos basados en activos e incrementando el riesgo. Pero esa forma de hacer negocio, tardara más o menos en verse, era a expensas de la salud financiera a largo plazo de las propias empresas, y en el caso más espectacular, condujo a la caída de los bancos de inversión más importantes de Wall Street. Todas y cada una de las sedicentes expansiones financieras habidas desde los años setenta han terminado rápidamente en una desastrosa crisis financiera y han precisado de enormes rescates públicos. Lo que vale para el boom crediticio del tercer mundo en los años 70 y principios de los 80, no menos que para el aug e del ahorro y el crédito, la manía de compra apalancada de empresas y la burbuja de los bienes raíces comerciales de los 80, o para la burbuja del mercado de valores de la segunda mitad de los 90 y, huelga decirlo, para las burbujas inmobiliaria y crediticia de los primeros años 2000. El sector financiero parecía dinámico sólo porque los gobiernos estaban dispuestos a hacer lo que hiciera falta para apoyarlo.

El keynesianismo o estatismo parece presto a volver como el nuevo Zeitgeist [espíritu de la época]. ¿Cuál es su valoración general del keynesianismo o estatismo renaciente? ¿Puede contribuir a resolver o, cuando menos, aliviar la actual crisis?

Los gobiernos actualmente no tienen otra opción que la de volver al keynesianismo y al estado para intentar salvar la economía. Después de todo, el libre mercado se ha demostrado totalmente incapaz de impedir o hacer frente a la catástrofe económica, por no hablar de asegurar la esta b ilidad y el crecimiento económicos. De aquí que las elites del mundo político, que todavía ayer celebraban la desregulación de los mercados financieros, se hayan vuelto de un día para otro y sin excepción keynesianas. Pero hay razones para dudar de que el keynesianismo –en el sentido de enormes déficits públicos y crédito fácil para hinchar la demanda— pueda llegar a tener el impacto que muchos esperan. Lo cierto es que durante los últimos siete años, y merced a la burbuja inmobiliaria cebada por el préstamo y el gasto de la Reserva Federal y por los déficits presupuestarios de la administración Bush, hemos asistido a lo que probablemente sea el mayor estímulo económico keynesiano de la historia en tiempos de paz. Y sin embargo, no ha alcanzado sino para lograr el ciclo económico más endeble de la época de posguerra. Ahora el desafío es mucho mayor, todavía. A medida que colapsa la burbuja inmobiliaria y que la obtención de crédito se hace más y más más difícil, los hogares r educen el consumo y la inversión en residencia. Por consecuencia, caen los beneficios empresariales. Lo que trae consigo recortes salariales y un ritmo acelerado de despido de trabajadores, lo cual, a su vez, genera una espiral descendente de demanda y rentabilidad a la baja. Las familias han contado durante largo tiempo con el aumento de los precios de la vivienda para estar en condiciones de que les presten más y han ahorrado para ello. Pero ahora, forzadas por a acumulación de deudas, tienen que reducir el préstamo y aumentar el ahorro; y eso, en el preciso instante en que la economía más necesita que consuman. Lo presumible es que le grueso del dinero que el estado ponga en manos de las familias será destinado al ahorro, no al consumo. Si el keynesianismo a duras penas logró activar la vida económica en la fase de expansión, ¿qué puede esperarse que haga en medio de la peor recesión desde los años treinta? Para obtener un efecto significativo en la economía, la administr a ción Obama tendrá probablemente que pensar en una enorme oleada de inversiones públicas directas o indirectas; en realidad, en una forma de capitalismo de estado. No obstante, acometer esa tarea en serio exige superar enormes obstáculos políticos y económicos. La cultura política estadounidense es tremendamente hostil a la empresa pública. Por otro lado, el nivel de gasto y endeudamiento que todo eso implicaría podría amenazar al dólar. Hasta ahora, los gobiernos del Este asiático han financiado alegremente los déficits externos y públicos estadounidenses, a fin de mantener, a un tiempo, el consumo estadounidense y sus propias exportaciones. Pero con una crisis que está llegando a afectar hasta a China, esos gobiernos podrían ver menguada su capacidad de financiación de los déficits estadounidenses, sobre todo porque estos últimos se han disparado a una magnitud sin precedentes. La perspectiva verdaderamente aterradora que asoma en el horizonte es el desplome del dólar.

¿Cuál es su valoración general de la victoria de Obama en las últimas elecciones a la presidencia? ¿Piensa que Obama es el "mal menor", comparado con la administración Bush? Muchos consideran a Obama el Franklin D. Roosevelt del siglo XXI. Obama promete un "nuevo New Deal". ¿Cree usted que los progresistas anticapitalistas pueden dar apoyo crítico a algunas medidas de este "nuevo New Deal"?

El triunfo de Obama en las elecciones debe ser bienvenido. Una victoria de McCain habría sido una victoria para el Partido Republicano y habría dado un enorme impulso a las fuerzas más reaccionarias de la escena política estadounidense. Se habría visto como un aprobado al hipermilitarismo y al imperialismo de la administración Bush, así como a su programa explícito de eliminación de lo que queda de sindicalismo, estado de bienestar y protección ambiental. Dicho esto, Obama es, como Roosevelt, un demócrata de centro, de quien no puede esperarse que, por sí propio, haga gran cosa en defensa de los intereses de una inmensa mayoría que seguirá estando sometida a un desapoderado asalto empresarial empeñado en recuperar sus menguantes beneficios mediante la reducción del empleo, de las indemnizaciones, etc. Obama apoyó el titánico rescate del sector financiero, que acaso represente el mayor expolio al contribuyente estadounidense de la historia norteamericana, sobre todo porque se concedió sin contrapartidas para poner brida a los bancos. También apoyó el rescate de la industria automovilística, aun a sabiendas de que estaba a enormes reducciones de las indemnizaciones para los trabajadores. El balance es de Obama, como de Roosevelt, sólo puede esperarse que tome acciones resueltas en defensa del pueblo trabajador si se le empuja por la vía de la acción directa desde abajo. La administración Roosevelt sólo aprobó el grueso de la legislación progresista del New Deal, incluyendo la Ley Wagner y la Segurida d Social, arrastrado por la presión de una gigantesca y masiva oleada de huelgas. Algo parecido puede acaso esperarse de Obama.

Según Rosa Luxemburg y, más recientemente, David Harvey, el capitalismo supera su tendencia a la crisis mediante la expansión geográfica. Según Harvey, ello a menudo se incentiva mediante inversiones enormes en infraestructura para apoyar al capital privado, a menudo a la inversión extranjera directa. ¿Cree usted que el capitalismo puede encontrar una solución a la crisis actual, en la terminología de Harvey, mediante un "arreglo espacio-temporal-espacial"?

Ésta es una cuestión compleja. Para empezar, creo que es verdadera –y de importancia decisiva— la afirmación, según la cual la expansión geográfica ha sido un elemento esencial en todas las oleadas de acumulación de capital que registra la historia Puede decirse que el crecimiento del v o lumen de la fuerza de trabajo y el crecimiento del espacio geográfico son condiciones sine qua non, esenciales, del crecimiento capitalista. El auge de la posguerra es un buen ejemplo, porque se dieron espectaculares expansiones del capital en el sur y el suroeste de los EEUU y en una Europa occidental y un Japón devastados por la guerra. Las inversiones de los EEUU jugaron un papel decisivo, no sólo en los propios EEUU, sino también en la Europa occidental de la época. Sin duda, la expansión de la fuerza de trabajo y del área geográfica capitalista era indispensable para las altas tasas de beneficio que hicieron tan dinámico el boom de posguerra. Desde un punto de vista marxista, éste fue un ciclo clásico de acumulación de capital, e implicó, necesariamente, tanto la integración de enormes masas de trabajadores fuera del sistema, especialmente del agro precapitalista en Alemania y en Japón, como la incorporación o reincorporación de espacios geográficos adicio n ales a una escala enorme. Sin embargo, yo creo que, vista en perspectiva, la pauta mostrada por el largo declive al que hemos venido asistiendo desde finales de los sesenta y principios de los setenta, ha sido diferente. Es cierto que el capital ha respondido a la rentabilidad menguante mediante la expansión exterior, intentando combinar técnicas avanzadas con mano de obra barata. Se calla por sabido que el Este asiático constituye el caso principal: representa indudablemente un momento de alcance histórico-universal, una transformación esencial, del capitalismo. Pero a pesar de que la expansión al Este asiático puede interpretarse como respuesta a una rentabilidad menguante, no ha sido, en mi opinión, una solución satisfactoria. Porque, a fin de cuentas, la nueva producción industrial que tan espectacularmente ha surgido en el Este asiático, a despecho de que produzca más barato, se solapa demasiado con lo que se produce en el resto del mundo. El problema es que, a escala s i stémica, eso exacerba más que resuelve el problema de sobrecapacidad. En otras palabras: la globalización ha sido una respuesta a la rentabilidad menguante; pero como las nuevas industrias, lejos de ser esencialmente complementarias en la división mundial del trabajo, son redundantes, el resultado ha sido la persistencia de los problemas de rentabilidad. El balance, creo yo, es que para resolver realmente el problema de rentabilidad que ha asolado durante tanto tiempo al sistema ─lenta acumulación de capital y generación de niveles de préstamo cada vez mayores para mantener la estabilidad─, el sistema necesitaba una crisis que había sido durante tan largo tiempo aplazada. Y como el problema es la sobrecapacidad, enormemente agravada por la acumulación de deuda, lo que aún se necesita, según la visión clásica, es una depuración sistémica, esto es, la purga de las empresas de costes altos y beneficios bajos, con el consiguiente abaratamiento de los medios de produc c ión y la reducción del precio de la mano de obra. Ésta de la crisis es la vía histórica por la que el capitalismo ha logrado restaurar la tasa de beneficio y sentar las bases necesarias para una acumulación de capital más dinámica. Durante el periodo de posguerra se logró evitar las crisis; el coste de evitarlas fue la incapacidad para reactivar la rentabilidad, lo que llevó a empeorar la situación de estancamiento. La crisis actual es la depuración que nunca sucedió.

Entonces, ¿cree usted que sólo la crisis puede resolver la crisis? Ésta es una respuesta marxiana clásica.

Creo que es lo más probable. La analogía sería como sigue. De entrada, a principios de los años treinta, el New Deal y el keynesianismo resultaron ineficaces. En realidad, a pesar de la amplitud temporal de toda una década, no lograron sentar las bases de un nuevo boom, como se vio con la caída en la profunda recesión de 1937-38. Pero, finalmente, como resultado d e la larga crisis de los treinta, se llegó a la purga de los costes altos y de los medios de producción con beneficios bajos, lo que terminó por sentar las bases para unas tasas de beneficio altas. De manera que, a fines de los años treinta, podía decirse que la tasa potencial de beneficio era alta y que todo lo que se necesitaba era un estímulo de la demanda. Esa demanda, huelga decirlo, vino a proporcionarlas el enorme gasto armamentístico de la Segunda Guerra Mundial. Así pues, durante la guerra se obtuvieron tasas de beneficio altas, y esas tasas altas sentaron las bases necesarias para el ulterior boom postbélico. Pero yo creo que, aun si se hubieran ensayado, los déficits keynesianos no habrían podido funcionar en 1933, porque antes era necesario, por decirlo en términos marxianos, una crisis que saneara el sistema.

¿Cree que la actual crisis supondrá un desafío a la hegemonía de los EEUU? Teóricos del sistema-mundo como Immanuel Wallerstein, tamb i én entrevistados por Hankyoreh, sostienen que la hegemonía del imperialismo americano está en declive.

Ésta es una cuestión muy compleja. Tal vez ande yo muy errado, pero pienso que muchos de los que creen que ha habido un declive de la hegemonía estadounidense tienden a ver esa hegemonía en términos de poder geopolítico, y al final, como capacidad militar norteamericana. Desde este punto de vista, es principalmente el predominio estadounidense lo que produce el liderazgo americano, es el poder estadounidense sobre y contra otros países lo que mantiene a los EEUU en la cumbre. Yo no veo así la hegemonía estadounidense. Yo veo a las elites del mundo, especialmente a las del núcleo capitalista en el sentido lato de la palabra, muy satisfechas con esa hegemonía norteamericana, porque eso significa que son los EEUU quienes asumen el papel y el coste de policías del mundo. Eso vale también, en mi opinión, incluso para las elites de los países más p obres. ¿Cuál es el objetivo de los policías del mundo norteamericanos? No es atacar a otros países. Es, sobre todo, mantener el orden social a escala mundial, crear condiciones estables para la acumulación de capital global. Su principal propósito es erradicar cualquier desafío popular al capitalismo, proteger las relaciones de clase existentes. Durante la mayor parte del periodo de posguerra, hubo desafíos nacionalistas-estatistas, especialmente desde abajo, al libre albedrío del capital. Fueron, desde luego, sometidos por los EEUU con la fuerza más brutal, con las expresiones más descarnadas de la dominación estadounidense. Aunque dentro del núcleo lo que había hegemonía norteamericana, fuera de ese núcleo había dominación. Pero, con la caída de la Unión Soviética, la entrada de China y Vietnam en la vía capitalista y la derrota de los movimientos de liberación nacional en lugares como Sudáfrica y Centroamérica, la resistencia al capital en el mundo en vías de desarrollo f u e, al menos temporalmente, debilitada. Así, actualmente, los gobiernos y elites no sólo de Europa occidental y oriental, Japón y Corea, sino también de Brasil, la India y China ─la mayoría de países que pueda usted nombrar─ prefieren el mantenimiento de la hegemonía estadounidense. La hegemonía norteamericana no caerá por el surgimiento de algún otro poder capaz de competir con ella por el dominio del mundo. China, más que nadie, prefiere la hegemonía americana. Los EEUU no planean atacar a China y, hasta la fecha, han mantenido su mercado completamente abierto a las exportaciones chinas. Con los EEUU en el papel de policías del mundo y asegurando un comercio y unos movimientos de capital cada vez más libres, China puede competir en términos de costes de producción en un campo en igualdad de condiciones, y eso es increíblemente beneficioso para China; mejor, imposible. ¿Puede seguir la hegemonía estadounidense con la actual crisis? Ésta es una pregunta harto más a rdua. Pero creo que, en el primer caso, la respuesta es sí. Las elites del mundo quieren por encima de todo mantener el actual orden globalizado y los EEUU son la clave para ello. Nadie, entre las elites del mundo, intenta explotar la crisis y los enormes problemas económicos de los EEUU para desafiar a la hegemonía norteamericana. China sigue diciendo "no vamos a seguir pagando para que los EEUU sigan derrochando", en alusión a los actuales récords en déficits por cuenta corriente sufragados por China durante la pasada década y a los titánicos déficits presupuestarios que están generando actualmente los EEUU. Pero ¿cree usted que China cortará ahora con los EEUU? En absoluto. China todavía está vertiendo todo el dinero que puede en los EEUU para intentar que mantegan a flote su economía y poder ella mantener así su vía de desarrollo. Claro está que siempre es posible todo lo que se desea. La profundidad de la crisis china puede llegar a ser de tal calado, que ya n o le permita financiar por más tiempo los déficits de los EEUU. O la política de la Reserva Federal de embarcarse en unos déficits cada vez mayores e ir imprimiendo moneda podría terminar llevando al hundimiento del dólar y provocando una verdadera catástrofe. Sea ello como fuere, los dados están echados. Si tales cosas llegaran a suceder, habría construir un nuevo orden. Pero en condiciones de crisis profunda sería extremadamente difícil, porque en circunstancias así, los EEUU, lo mismo que otros estados, podrían fácilmente deslizarse por la pendiente del proteccionismo, el nacionalismo o incluso de la guerra. Creo que en este momento las elites del mundo están todavía tratando de evitar esa deriva: no están preparadas para eso. Lo que quieren es mantener los mercados, el comercio, abiertos. Y ello porque han comprendido que la última vez que el estado recurrió al proteccionismo para resolver el problema fue durante la Gran Depresión, lo que no sirvió más que para empeorarla , porque cuando algunos estados iniciaron políticas proteccionistas todo el mundo hizo lo propio y el mercado mundial se cerró. Luego, por supuesto, vino el militarismo y la guerra. En la actualidad, el cierre de los mercados mundiales sería evidentemente desastroso; por eso elites y gobiernos se afanan de consuno en impedir salidas proteccionistas, estatistas o militaristas. Pero la política no es sólo la expresión de lo que las elites quieren, y además, las elites son tornadizas, y lo que quieren puede cambiar de un día para otro. Por lo demás, las elites suelen estar divididas, y la política tiene autonomía. De manera que, por poner un ejemplo, difícilmente puede descartarse que, si la crisis se pone muy fea ─lo que llegados a este punto no sería una gran sorpresa─, asistamos al regreso de políticas derechistas de carácter proteccionista, militarista, xenófobo o nacionalista. Este tipo de políticas podría tener no sólo un amplio atractivo popular. Sectores crec i entes del mundo empresarial podrían llegar a verla como la única salida, puesto que si ven a sus mercados hundirse y al sistema en depresión, pueden considerar necesaria la protección contra la competencia y subvenciones públicas a la demanda mediante el gasto militar. Ésta fue, huelga decirlo, la respuesta que prevaleció en gran parte de Europa y Japón durante la crisis del periodo de entreguerras. Tenemos ahora a una derecha apabullada por los fracasos de la administración Bush y por la crisis. Pero si la administración Obama no es capaz de impedir el hundimiento económico, podría volver fácilmente… sobre todo porque los demócratas no ofrecen la menor alternativa ideológica real.

Ha hablado de una crisis potencial en China. ¿Qué piensa del estado actual de la economía china?

Creo que la crisis china irá a peor, mucho peor de lo que la gente espera. Por dos razones esenciales. La primera es que la crisis norteamericana, y la crisis global más en gen e ral, es mucho más grave de lo que la gente esperaba, y en última instancia, la suerte de la economía china depende inextricablemente de la suerte de la economía estadounidense y de la de la economía global. No sólo porque China depende en gran medida de sus exportaciones al mercado estadounidense; también porque la mayor parte del resto del mundo depende a su vez mucho de los EEUU, y eso incluye especialmente a Europa. Si no voy errado, Europa se ha convertido recientemente en el mayor mercado de las exportaciones chinas. Pero como la crisis originada en los EEUU ha llegado a Europa, el mercado europeo se contraerá también para los bienes chinos. De modo, pues, que la situación es para China mucho peor de lo que la gente esperaba, porque la crisis económica es mucho peor de lo que se esperaba. La segunda razón es ésta: el entusiasmo con el crecimiento realmente espectacular de la economía China ha llevado a mucha gente a ignorar el papel desempeñado por las burbujas en curso seguido por la economía china. China ha crecido básicamente con las exportaciones, y señaladamente, merced a un creciente excedente comercial con los EEUU. A causa de ese excedente, el gobierno chino ha tenido que tomar medidas políticas para mantener baja su moneda y competitiva su industria. Concretamente, ha comprado a gran escala activos denominados en dólares estadounidenses imprimiendo enormes cantidades de renminbi, la moneda china. Pero el resultado ha sido la inyección de enormes cantidades de dinero en la economía china, haciendo cada vez más fácil el crédito durante un largo periodo. Por un lado, las empresas y gobiernos locales han utilizado este crédito fácil para financiar inversiones en masa. Pero esto ha hecho cada vez mayor la sobrecapacidad. Por otro lado, han usado el crédito fácil para comprar tierras, casas, acciones y otros tipos de activos financieros. Pero eso ha contribuido a generar grandes burbujas de precios de activos, las cuales, lo mismo que en los EEUU, han contribuido a su vez a disparar préstamos y gastos. Cuando estallen las burbujas chinas, el calado de la sobrecapacidad se hará más evidente. El estallido de las burbujas chinas representará, también en gran parte del resto del mundo, un duro golpe para la demanda de consumo e inducirá una dañina crisis dañina. En suma: la crisis china puede llegar a ser una cosa muy seria, y podría hacer que la crisis global tomara un rumbo todavía más grave.

Así, usted cree que la lógica capitalista de superproducción se da también en China.

Sí, como en Corea y en gran parte del Asia oriental a finales de los noventa. No es tan distinto. Lo único que no ha ocurrido todavía es el tipo de revaluación de la moneda que mató, que liquidó realmente a la expansión industrial coreana. El gobierno chino está haciendo todo por evitarlo.

Por lo tanto, no está usted de acuerdo con la definición de la sociedad china como "economía de mercado no capitalista".

No, en absoluto.

¿Cree usted, pues, que China es actualmente capitalista?

Creo que es totalmente capitalista. Acaso pudiera haberse dicho que China tenía un mercado no capitalista durante los ochenta, cuando experimentaba un impresionante crecimiento merced a las empresas urbanas y aldeanas. Eran de propiedad pública, de los gobiernos locales, pero operaban en el mercado. Esa forma económica puede decirse que iniciaba la transición al capitalismo. Así, tal vez hasta principios de los noventa, se mantuvo un tipo de sociedad de mercado no capitalista, especialmente porque había un gran sector industrial de propiedad y dirección del estado central. Pero a partir de entonces lo que ha habido es una transición al capitalismo que, a día de hoy, puede darse por completamente colmada.

¿Qué piensa de la dureza de la crisis económica coreana que se avecina? ¿Cree que podría ser más grave que la crisis del FMI de 1997-98? Para hacer frente a la crisis venidera, el gobierno de Lee Myung-bak está resucitando ahora la inversión para construir enormes infraestructuras sociales al estilo de Park Cheng-Hee, especialmente el "Gran Canal" de la península coreana, al tiempo que copia las políticas de crecimiento verde de Obama. Sin embargo, el gobierno de Lee Myung-bak intenta todavía mantener las políticas de desregulación neoliberal del período que siguió a la crisis de 1997, especialmente mediante el Acuerdo de Libre Comercio entre los EEUU y Corea. Podría llamársele propuesta híbrida, ya que combina lo que parece un anacrónico retorno al método de desarrollo dirigido por el estado al estilo de Park Cheng-Hee con el neoliberalismo contemporáneo. ¿Servirá para combatir o paliar la crisis que se avecina?

Lo dudo mucho. No necesariamente porque represente una vuelta al capitalismo organizado por el estado, al estilo de Park, ni porque abrace el neoliberalismo . Es porque, cualquiera que sea su forma interna, sigue dependiendo de la globalización en un momento en que la crisis global está produciendo una extraordinaria contracción del mercado mundial. Hablando de China daba yo hace un rato por probable que se encuentre con un grave problema. Pero China tiene salarios bajos y un mercado interno potencial enorme, de manera que con el tiempo es concebible que pueda tener una posición mejor que Corea para afrontar la crisis, aunque tampoco estoy totalmente seguro de eso. Descuento, en cambio, como seguro que Corea se verá duramente golpeada por la crisis. Ya le ocurrió en 1997-98, pero le salvaron la burbuja del mercado de valores estadounidense y el consiguiente crecimiento del préstamo, el gasto y las importaciones norteamericanos. Pero cuando reventó la burbuja del mercado de valores estadounidense en 2000-02, Corea cayó en lo que se antojaba como una crisis aún más gr a ve que la de 1997-98. Hete aquí, sin embargo, la burbuja inmobiliaria estadounidense vino recientemente al rescate de Corea. Pero ahora ha reventado esa burbuja, la segunda burbuja estadounidense, y no hay una tercera para sacar a Corea de la crisis. No es necesariamente porque Corea lo esté haciendo mal. Es que no creo que haya en parte alguna del mundo una vía de salida fácil para nadie que se haya convertido en parte de un sistema capitalista verdaderamente global e interdependiente.

Así, está diciendo que el entorno externo está mucho peor que nunca antes.

Ésa es la idea principal.

¿Cuáles son, pues, las tareas más urgentes de los progresistas en Corea? Los coreanos progresistas son muy críticos con Lee Myung-bak. Suelen apoyar el estado del bienestar y la redistribución de la renta como alternativa al proyecto de Lee de invertir en la construcción del Canal, con grandes costes sociales. Ésta es la cuestión más caliente en la sociedad coreana de hoy. Los progresistas coreanos señalan que, a pesar de que Lee Myung-bak hable de crecimiento verde, su proyecto de construcción destruiría ecosistemas enteros. ¿Está de acuerdo con ellos?

Evidentemente, hay que oponerse a esos proyectos, ecológicamente desastrosos.

¿Cree que, en plena crisis económica, la construcción de un estado del bienestar como el de Suecia sería una estrategia razonable para los progresistas coreanos?

Creo que lo más importante para los progresistas coreanos es el refuerzo de las organizaciones del movimiento obrero. Sólo reconstruyendo el movimiento obrero coreano puede la izquierda construir el poder que necesita para obtener cualquiera de sus reivindicaciones. La única manera de que el pueblo trabajador pueda realmente desarrollar su poder es mediante la construcción de nuevas organizaciones en el transcurso de la lucha, y solo mediante la lucha puede lograr el adv e nimiento de políticas progresistas o la definición de lo que debería ser una política progresista en este momento. Creo que la mejor manera de forjar una respuesta política de izquierda actualmente es contribuir a que la gente más afectada se organice y logre poder para definir colectivamente sus intereses. De modo que, más que intentar resolver ahora, de modo tecnocrático, desde arriba, la cuestión de cuál sea la mejor respuesta, la clave para la izquierda es catalizar la reconstitución del poder del pueblo trabajador. Obviamente, el movimiento obrero coreano se ha visto debilitado desde la crisis de 1997-98. Como mínimo, la prioridad para los progresistas debería se plantearse qué hacer para mejorar el contexto de la organización de la fuerza de trabajo, qué hacer, precisamente ahora, para reforzar los sindicatos. Sin una reactivación del poder de la clase obrera, la izquierda no tardará en descubrir que la mayor parte de cuestiones de políticas públicas se convierten en m a teria de pura especulación académica. Quiero decir que si la izquierda tiene que influir en las políticas públicas, ha de haber un cambio, un gran cambio, en la correlación de fuerzas de clase.

¿Espera usted que los recientes fracasos del neoliberalismo abran puertas a los progresistas de todo el mundo?

El fracaso del neoliberalismo ofrece, desde luego, importantes oportunidades que no teníamos antes. El neoliberalismo nunca resultó atractivo para buena parte de la población. El pueblo trabajador jamás se ha identificado con mercados libres, finanzas libres y todo eso. Pero creo que la mayor parte de la población se había convencido de que era la única opción, de que no había alternativa. Pero ahora la crisis ha revelado la bancarrota total del modelo neoliberal de organización económica, y puede vislumbrarse el cambio. Se ha manifestado eso con vigor en la oposición del pueblo trabajador americano a los rescates de los bancos y del sector financiero . Dicen, sobre poco más o menos: "nos han contado que salvar las instituciones financieras, los mercados financieros, es la clave para restablecer la economía, la prosperidad. Pero no nos lo creemos. No queremos que ni un centavo más de nuestro dinero vaya a aquellos que no hacen más que robarnos". De modo que hay un gran vacío ideológico y se ha abierto un importante flanco para la penetración de ideas de izquierda. El problema es que hay muy poca organización del pueblo trabajador; está solo, carece de expresión política. Así que puede decirse que hay grandes oportunidades creadas por el contexto político o por el clima ideológico, pero que eso, por sí mismo, no proporcionará soluciones progresistas. De modo que, nuevamente, la máxima prioridad para los progresistas ─para cualquier activista de izquierda─, allí donde deberían ser más activos, es en el intento de reavivar las organizaciones del pueblo trabajador. Sin resucitar el poder de la clase obrer a , poco progreso podrá hacerse, y el único modo de revivir ese poder es la movilización para la acción directa. Sólo mediante la acción, colectiva y masiva, del pueblo trabajador se podrá crear la organización y acumular la energía necesaria para proporcionar la base social para una transformación, por así decirlo, de su propia conciencia, para la radicalización política.

Robert Brenner , miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO , es director del Center for Social Theory and Comparative History en la Universidad de California-Los Ángeles. Es autor de The Boom and the Bubble (Verso, Londres, 2002), un libro imprescindible para entender la historia económica del último medio siglo, el origen de la llamada "globalización" y la situación presente. (Hay una excelente versión castellana de Juan Mari Madariaga: La expansión económica y la burbuja bursátil , Akal, Madrid, 2003).

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