jueves, 14 de febrero de 2008

El politico y la huelga

Se lamenta Azkarraga de que una "herramienta" tan "importante" como la convocatoria de un paro general de 24 horas se realice con objetivos de carácter político que "no tienen nada que ver con las reivindicaciones laborales de los trabajadores".

Se preocupa ahora Joseba Azkarraga por las herramientas de reivindicaión laboral de los trabajadores. Encomiable, tierno incluso. No está mal, más vale tarde que nunca. Veremos si su preocupación se mantiene ante una huelga que sea eminentemente laboral. Por ejemplo la de Osakidetza; un dos, tres, responda otra vez.

En cualquier caso, no sabe Azkarraga, o no quiere saber, que una huelga laboral también tiene dimensiones políticas. La izquierda alemana de Die Linke reivindica, precisamente, la posibilidad de huelgas políticas contra políticas públicas.

Pero es que la huelga general política precede incluso a la estrictamente laboral. Ha sido un instrumento ampliamente utilizado por la izquierda, en muchas ocasiones incluso con caracter revolucionario. Omite Azkarraga más de un siglo de huelgas políticas que han jalonado toda Europa y descubre ahora que deben ser sólo laborales. A ver si va a ser que no le gustan ni unas ni otras. Va a ser cuestión de que pruebe alguna vez....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.
Aunque también habría que añadir que una Huelga General no tiene nada que ver con la patochada estalinista perpetrada por HB.
Una HG se prepara con tiempo, debatiendo en los puestos de trabajo, aceptando el resultado de las asambleas (trabajando tod@s si se pierde y parando tod@s si se gana) para mantener la unidad de la clase obrera y para no herir el nivel de conciencia de la gente.
Ese es el ABC de la democracia socialista, algo que los estalinos de HB (o los de IU, por cierto)desprecian olímpicamente. Así les va, de iluminados con su primo de Zumosol.

Txema

ion dijo...

Totalmente de acuerdo en cómo ha de ser una huelga. El hecho de la votación es especialmente importante, no ya solo por mantener la unidad de la clase obrera, sino porque es, además, un mecanismo de protección frente a represiarias en caso de decisiones individualizadas.
Ahora bien, no seamos injustos atribuyendo a la izquierda abertzale la responsabilidad de corromper el ideal de la huelga como el buen socialista manda. La actuacción de la izquierda abertzale en la huelga del jueves no hace sino reproducir el esquema de todas las huelgas desde siempre, desde que Marx y Blanqui conspiraban por los rincones más sórdidos de Paris, mucho antes de Stalin.
No le pidamos a la izquierda abertzale, en un contexto de pura autodefensa, un ejercicio de purismo de democracia socialista que el movimiento obrero apenas ha ensayado en dos siglos.
La reflexión está bien, y es siempre oportuna, respecto a cómo hemos de entender la huelga. Pero lo que no es admisible es que aquellos que no mueven un dedo más allá de pedirle al Estado que , por favor, se democratice un poco, suelten la sarta de elucubraciones como las de Azkarraga o Aralar en torno a la huelga, con un discurso totalmente reaccionario.