En estos placidos días de vacaciones de julio y agosto se tiene más tiempo y muchos se dedican a leer caras guías de viajes y los más afortunados preparan viajes a los más lejanos lugares. Según las estadisticas a causa de la crisis se han retraido estos largos viajes, salvo en Euskadi que parece ser que se dispone de ahorros y rentas olgadas. Sin embargo, en este artículo y en algunos otros que iran apareciendo trataremos de apuntar otras explicaciones de lo que "esta pasando", para intentar comprender el mundo que nos toca vivir y así poder disponer de la opción de transformarlo, no solo de consumirlo y agotarlo. Empezaremos estas reflexiones por un imprescindible artículo de Eric Toussaint sobre la politica y la economía en America Latina. Publicada en Viento Sur Nº97. Marce.
Eric Toussaint
Dos tendencias opuestas están actuando en América Latina. De una parte, el gobierno de los Estados Unidos y los países de la Unión Europea logran sellar con los países de la región acuerdos bilaterales de libre cambio que son favorables a sus empresas. Las privatizaciones masivas de los años 1980 y 1990 han sido aprovechadas por éstas para tomar el control de un gran número de sectores económicas vitales para el desarrollo. Los flujos de capitales van de la región hacia los países más industrializados vía el reembolso de la deuda, la repatriación de las ganancias de las transnacionales del Norte y la huida de capitales organizada por los capitalistas latinoamericanos. La deuda pública interna está en fuerte aumento. La parte de los salarios en la renta nacional disminuye en beneficio el capital. Las condiciones de vida se estancan y los más explotados se empobrecen un poco más, incluso si algunos programas de asistencia pública limitan los estragos (Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador).
De otra parte, las numerosas movilizaciones populares de los últimos años se traducen en la elección de gobiernos algunos de los cuales intentan invertir el curso histórico de los treinta últimos años y enfrentarse a la primera tendencia descrita más arriba reinstaurando un control público sobre los recursos naturales del país (Venezuela, Bolivia, Ecuador), sobre otros sectores clave de la economía (Venezuela) y haciendo fracasar ciertos proyectos estratégicos de los Estados Unidos (fracaso del ALCA en noviembre de 2005 y dificultades de puesta en marcha del Plan Colombia a causa de la oposición de Venezuela, Ecuador /1 y Bolivia). Ciertos gobiernos emprenden reformas sociales llevando a cabo una política redistributiva. Venezuela desde 1999, Bolivia desde 2006 y Ecuador desde 2007 han emprendido una modificación de su constitución en un sentido democrático. Los signos de toma de distancias en relación al Banco Mundial y al FMI se multiplican: Ecuador ha expulsado al representante permanente del Banco Mundial en Quito a fines de abril de 2007, Venezuela contempla retirarse del Banco Mundial y del FMI, Bolivia no reconoce ya la autoridad del CIRDI (filial del Banco Mundial encargada de resolver los litigios en materia de inversión). Dicho esto, más allá de estos signos de mal humor, ninguno de estos tres países ha abandonado hasta ahora el FMI y el Banco Mundial.
Por otra parte, la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) que reúne a Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y, como observadores, a Ecuador y Haití, ejerce un importante poder de atracción. En fin, la construcción del socialismo se ha vuelto a plantear desde finales de 2004 como orientación oficial de varios gobiernos, comenzando por el de Venezuela. Esta perspectiva encuentra un eco muy importante a nivel popular y numerosos movimientos sociales apoyan el proyecto.
América Latina vuelve desde lejos. Comencemos por un repaso del pasado, analizando la acción de dos instituciones que simbolizan la ola neoliberal.
El enorme pasivo de la intervención del Banco Mundial y del FMI.
La intervención del Banco Mundial y del FMI desde los años 1950 en América Latina está marcada por las prioridades de la política exterior del gobierno de Washington. Las instituciones de Bretton Woods apoyaron al dictador Anastasio Somoza en Nicaragua durante cerca de 30 años hasta su derrocamiento en 1979 /2.
En Guatemala, el Banco y el Fondo boicotearon el gobierno progresista y democrático de Jacobo Arbenz en 1954 y se apresuraron a conceder su apoyo a la junta militar puesta en pie por instigación de Washington.
En el Cono Sur de América Latina, el Banco y el Fondo sabotearon sistemáticamente los regímenes democráticos que emprendían reformas hacia más justicia: oposición al presidente brasileño Kubitschek desde 1958 cuando éste rechazó las condiciones fijadas por el FMI luego boicot para su sucesor, el presidente Joao Goulart, cuando éste anunció una reforma agraria y la nacionalización del petróleo en 1963. Desde la puesta en pie de la junta militar en abril de 1964, el FMI y el BM corren a darle su apoyo. Harán igual en septiembre de 1973 tras el aplastamiento de la experiencia del socialismo chileno de Salvador Allende por el general Augusto Pinochet.
En marzo de 1976 en Argentina, el FMI da su apoyo a la dictadura del general Videla. Todas las dictaduras militares de América Latina y el Caribe recibieron el apoyo del FMI y del BM porque eran aliadas de Washington y subordinaban su política económica a los intereses de las transnacionales de América del Norte. Cada gobierno que pone en práctica una política de justicia social e intenta reforzar la soberanía del país encuentra en su camino las instituciones de Bretton Woods. Las clases dominantes locales (oligarquía terrateniente y burguesía) no pueden quejarse pues encuentran en esas instituciones un apoyo en su resistencia a las reformas sociales. Añadamos que el Chile de Pinochet y la Argentina de Videla constituyeron verdaderos terrenos de ensayo de las políticas neoliberales que, bajo formas adaptadas, fueron luego aplicadas en los países más industrializados, comenzando por la Gran Bretaña de Margaret Thatcher a partir de 1979 o los Estados Unidos de Ronald Reagan en 1981.
La crisis de la deuda de 1982 y la aplicación del Consenso de Washington.
En 1982, cuando estalla la crisis de la deuda que afecta de lleno al conjunto de América Latina y el Caribe, el Banco Mundial y el FMI que habían empujado a los países de la región a endeudarse alegremente (la deuda externa pública de la región se multiplicó por 11 entre 1970 y 1982, pasando de 16 a 178 millardos de dólares /3) utilizan el arma del sobreendeudamiento para imponer las políticas que serán codificadas más tarde en el Consenso de Washington: privatizaciones masivas, mayor apertura económica, abandono del control de cambios y de los movimientos de capitales, reducción de los gastos sociales, aumento de las tasas de interés locales, precarización del trabajo. Los capitales que habían afluido a la región bajo la forma de préstamos durante el decenio de 1970 toman la dirección de los países industrializados a partir de 1982 bajo la forma de reembolso de la deuda y de huida de capitales.
El arma de la deuda ha permitido a Washington prescindir de las dictaduras para imponer su política. Los gobiernos que reemplazan a las juntas militares a partir de la segunda mitad del decenio de 1980 aplican dócilmente las consignas. La imposición de las políticas neoliberales desemboca en explosiones sociales pero éstas son duramente reprimidas por gobiernos “democráticos”. De la revuelta popular de abril de 1985 en Santo Domingo contra el plan del FMI impuesto por el gobierno del PRD socialdemócrata al argentinazo de diciembre de 2001 contra el gobierno de centro izquierda de Fernando de la Rua pasando por el caracazo del 27 de febrero de 1989 contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez (vicepresidente de la Internacional Socialista), los levantamientos son numerosos. El rechazo del Consenso de Washington aplicado por el FMI y el BM se generaliza a escala de América Latina y acaba por desembocar en un nuevo giro hacia la izquierda a partir de la elección de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en 1998.
El cambio de los años 2000.
Como consecuencia del inmenso levantamiento del pueblo argentino en diciembre de 2001 que conllevó la caída del presidente de la Rua, las autoridades argentinas, bajo la presión de la calle, deciden desafiar abiertamente al FMI y al BM suspendiendo hasta marzo de 2005 el pago de la deuda pública externa a los acreedores privados y al Club de París. Los gobiernos peronistas de Rodríguez Saa, Duhalde y Kirchner que se suceden a partir de finales de 2001 evitan la ruptura directa con las instituciones de Bretton Woods (que son reembolsadas) pero contribuyen a debilitarlas demostrando que es posible suspender de forma prolongada el pago de la deuda a los acreedores privados y a los gobiernos de los países más industrializados a la vez que se reinicia el crecimiento económico y se impone a los acreedores un acuerdo por el que éstos aceptan una reducción de la mitad de las sumas reclamadas.
En agosto de 2002, el FMI obtiene de Lula, candidato a la presidencia del Brasil, que se comprometa a respetar los compromisos tomados con él por Fernando Enrique Cardoso que termina su mandato. El gobierno de Lula, instalado a partir de 2003, respeta escrupulosamente la política recomendada por el FMI y el BM. Esto les da un respiro.
Abundancia de las reservas de cambio.
A partir de 2005, a escala de una mayoría de países en desarrollo, un cambio coyuntural en la situación económica mundial modifica de forma favorable sus relaciones con los acreedores de los países más industrializados /4. Los cursos de las materias primas y de ciertos productos agrícolas están al alza mientras las primas de riesgo que pagan para pedir prestados capitales son históricamente bajas. En consecuencia, acumulan importantes ingresos de exportación en divisas fuertes a la vez que pagan una tasa de interés (prima de riesgo incluida) inferior a los veinticinco años precedentes. Las reservas de cambio de los países de América Latina y del Caribe han más que doblado entre 2002 y 2007 (pasando de 157 a más de 350 millardos de dólares). Varios gobiernos (Argentina, Brasil, México, Uruguay, Venezuela, Thailandia, Indonesia, Corea del Sur...) se aprovecharán de ello para saldar su cuentas con el FMI, lo que les reprochan numerosos movimientos que luchan por la anulación de la deuda. Reprochan a los gobiernos la legitimación de la deuda exigida por el FMI y derrochar capitales que habrían sido bienvenidos para llevar a cabo políticas sociales. Los gobiernos replican que esto les permite retomar su entera libertad respecto a una institución que impone políticas impopulares.
¿Qué hacen hasta ahora la mayor parte de los gobiernos de América Latina y del Caribe con las reservas de cambio? Tras haber utilizado una parte de éstas para reembolsar de forma anticipada a ciertos organismos internacionales, colocan el resto bajo la forma de bonos del Tesoro de los Estados Unidos o bajo la forma de depósitos en los bancos de los Estados Unidos (y marginalmente de otros países de los más industrializados). Prestan pues dinero público del Sur al Norte, en particular al principal país que les domina. Refuerzan de esta forma la posición del gobierno de Washington y de la economía de los Estados Unidos que tienen una necesidad vital de aporte en capitales extranjeros para contrapesar sus enormes déficits. Dan al dueño el bastón para golpearles. Pero esto no se queda ahí. La colocación de las reservas bajo forma de bonos del Tesoro de los Estados Unidos (u otros bonos de otros Tesoros) tiene generalmente por contrapartida nuevos préstamos. Esto puede parecer sorprendente pero en realidad, las cosas ocurren sencillamente así. De una parte, las reservas en divisas son colocadas en el Norte; de otra, los poderes públicos de América Latina y de los demás continentes de la periferia piden prestado en el mercado interno o en el mercado internacional a fin de reembolsar la deuda pública. En todos los casos, la remuneración de las reservas colocadas en bonos de los Tesoros extranjeros o en líquido es inferior al interés entregado para tomar prestado. De ahí una pérdida para el Tesoro del país concernido. La pérdida es tanto más considerable en cuanto que los Estados Unidos reembolsan con una moneda en constante devaluación desde hace varios años.
Otro mecanismo perverso está en marcha: el hecho de tener reservas importantes en divisas bajo la responsabilidad del Banco Central de los países concernidos conlleva un aumento de la moneda nacional en circulación en el país. En efecto, el Banco Central entrega, a cambio de las divisas, moneda nacional a los agentes económicos que exportan. A fin de evitar un aumento de la inflación debida al excedente de moneda en circulación, el Banco central pide prestado a los bancos privados locales. Esto representa un coste suplementario para el Tesoro público /5.
Agua al molino de Hugo Chávez.
La relativa abundancia de reservas de cambio a disposición de los gobiernos de la región y el callejón sin salida en la utilización actual de éstas lleva agua al molino del presidente Hugo Chávez que propone desde hace algunos años la creación de un fondo humanitario internacional y desde 2006, la creación de un Banco del Sur.
En febrero de 2007, Argentina y Venezuela anunciaron la creación de ese Banco. Se les unieron pronto Bolivia, Ecuador y Paraguay. Brasil que dudó durante tres meses, acabó por firmar la declaración de Quito del 3 de mayo de 2007 en una cumbre de los ministros de Finanzas de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y Venezuela. Uruguay podría igualmente unirse a la iniciativa.
Varios proyectos están aún sobre la mesa pero un consenso parece desprenderse en varios puntos. El Banco del Sur reunirá al menos seis o siete países de América del Sur (la puerta está abierta a los demás) y tendrá por función financiar el desarrollo en la región. Hay también una voluntad de crear un fondo monetario de estabilización /6. Existe ya un Fondo Latinoamericano de Reserva (FLAR), que podría ser transformado /7.
Y si esto no es posible, se creará un nuevo fondo. Su objetivo: hacer frente a ataques especulativos y a otros choques externos poniendo en común una parte de las reservas de cambio de los países miembros. Se trata de prescindir del FMI, pero con una ambición suplementaria: poner en pie una unidad de cuenta que podría un día llegar acabar en una moneda común. En claro, crear el equivalente al ecu europeo antes de la creación del euro. Actualmente, los intercambios comerciales entre países de América del Sur se ajustan en dólares. Sin embargo Argentina y Brasil acaban de afirmar que tenían la intención de ajustar sus intercambios mutuos, de un valor anual de 15 millardos de dólares, en pesos argentinos y en reales. El futuro dirá si llegarán a ello.
En la reunión de Quito de comienzos de mayo de 2007, la delegación de Ecuador planteó una concepción revolucionaria del Banco del Sur (y del Fondo). Se trata de crear una institución que funcione sobre una base profundamente democrática, exactamente al contrario que el BM, del FMI y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El Banco del Sur será un instrumento particularmente encargado de poner en aplicación los tratados internacionales sobre los derechos humanos, sociales y culturales, mientras que el Banco Mundial dice que no está ligado por esos tratados. El Banco del Sur deberá financiar proyectos públicos mientras que las instituciones existentes privilegian el sector privado. Por otra parte, el Banco del Sur debería, si los jefes de Estado se ponen de acuerdo, fundarse en el principio de “un país, un voto”. Actualmente, en el Banco Mundial, el FMI y el BID, el derecho de voto de los países depende de su aporte inicial, lo que no es democrático. Además, los dirigentes y empleados del Banco del Sur serán responsables ante la justicia, contrariamente a los del BM, protegidos por una inmunidad total que no se levanta mas que si el Banco quiere. Pagarán impuestos, lo que no es el caso del Banco Mundial. Los archivos serán del dominio público, mientras que la regla contraria está en vigor en el FMI y el Banco Mundial. En fin, el nuevo Banco no se endeudará en el mercado de capitales. Su capital será proporcionado por los países miembros que lo financiarán mediante un aporte inicial en capital, con préstamos, pero también con tasas tipo Tobin.
En el fondo, se presentan dos grandes opciones: 1) Poner en pie un banco que apoye un proyecto neodesarrollista (apoyo a la expansión regional de empresas capitalistas como la argentina Techint, las brasileñas especializadas en ingeniería civil o Petrobras) que tome por modelo la construcción europea donde dominan los intereses del gran capital. 2) Dotarse de un instrumento de financiación de políticas económicas, sociales y culturales que rompan con la lógica de la búsqueda del beneficio y den la prioridad a la integración económica, social y cultural aplicando los diferentes pactos que garantizan los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
Los gobiernos de Brasil y de Argentina defienden la primera opción mientras que los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia están inclinados a comprometerse a favor de la otra opción. La negociación sigue en curso pues Brasil ha multiplicado los motivos de un retraso. Es probable que el compromiso se haga alrededor de la primera opción.
Otros temas están en debate entre los gobiernos: ¿tendrá cada país el mismo peso en las estructuras de decisión? ¿Los funcionarios de la nueva institución tendrán derecho a los privilegios y a la impunidad de que disfrutan los funcionarios del FMI, del BM y del BID y demás instituciones internacionales? ¿Cuáles serán las garantías de transparencia y de control? Los movimientos sociales de América Latina y de otras partes intentan influir conjuntamente sobre las negociaciones a favor de la segunda opción y han publicado dos cartas abiertas a los jefes de estado que participan en las negociaciones /8. El acto fundador del Banco del Sur ha sido firmado el 9 de diciembre de 2007 en Buenos Aires por seis presidentes de América del Sur: Néstor Kirchner (Argentina), Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil), Nicanor Duarte (Paraguay), Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia) y Hugo Chávez (Venezuela). En los meses que vienen los debates mencionados más arriba deberán ser zanjados.
La importancia de la adhesión de Brasil al Banco del Sur.
Hay sin embargo que señalar que Brasil, conforme a la política económica y social y a la política exterior del gobierno Lula, ve sobre todo este Banco del Sur como un instrumento de política comercial, habla esencialmente de bloque económico y toma como modelo, sin ningún aspecto crítico, la Unión Europea (UE). Sin embargo la Unión Europea, tal cual, no constituye en absoluto un modelo desde el punto de vista de los pueblos. Por supuesto, hay aspectos positivos importantes: el hecho de tener una moneda común, un espacio en el que las fronteras internas están suprimidas y permiten una amplia circulación de las personas. Pero es cierto que el modelo actual de la Unión Europea favorece la aplicación de políticas neoliberales, favorece bastante más la circulación de capitales que la circulación de personas, puesto que entre los nuevos estados miembros, en el Este, hay ciertas restricciones al desplazamiento de esas personas.
La UE mantiene una competencia muy fuerte entre las y los trabajadores. En el marco de la UE, no ha habido nivelación hacia arriba de la legislación laboral y de las obligaciones patronales hacia los trabajadores. Se asiste en el seno de la UE a un desplazamiento, particularmente del Este, de trabajadores que son sobreexplotados y puestos en competencia con los trabajadores de la parte occidental de Europa, de forma que arrastren hacia abajo las condiciones de trabajo y los salarios del conjunto de los trabajadores de la región. Ahí donde hay aún sistemas de seguridad social favorables, como en Hungría, en el marco de la participación en la UE, se intenta privatizarlos.
Esta visión acrítica en relación a la UE, expresada por Brasil, es seguramente compartida por otros gobiernos de América latina: bien se hacen ilusiones sobre la UE, bien, lo que es más probable, con completo conocimiento de causa, comparten la idea de que hay más bien que privilegiar un modelo que está muy cercano del neoliberalismo, encuentran que Europa está muy bien bajo su forma actual.
Dado el peso de la economía brasileña en América Latina, la participación de Brasil da una fuerza de salida al Banco significativamente más importante. El problema con Brasil, es la orientación del gobierno de Lula y del modelo económico y social que pone en práctica. Está claro que la integración de Brasil en el Banco del Sur refuerza la opción neodesarrollista capitalista. Brasil está en el Banco del Sur porque no puede estar ausente de él: si los fundamentos del Banco del Sur no hubieran sido construidos a iniciativa de Venezuela y de Argentina, Brasil no hubiera siquiera hablado de ello. Pero para mantener su papel económico regional dominante, Brasil no puede estar ausente del Banco del Sur. Si nos ponemos en el lugar de Ecuador, Venezuela y Bolivia, se puede comprender que estos gobiernos vean el interés de tener a Brasil en el Banco del Sur, porque es una potencia económica importante y porque quieren mantener una buena relación con Brasil para evitar que refuerce su aproximación a los Estados Unidos, lo que debilitaría la región frente a la agresividad de Washington. Hay un verdadero juego diplomático y geoestratégico.
¿Qué tendencia va a ganar a escala regional?
El gobierno actual de Paraguay es un gobierno de derechas pero ese gobierno podría ser reemplazado como consecuencia de las elecciones presidenciales de este año. Un cura de izquierdas podría ganar las elecciones [el 20 de abril, Fernando Lugo ha sido elegido presidente de Paraguay]. Del lado de Argentina, hay una retórica anti FMI y antineoliberal pero el gobierno argentino adopta una orientación de refuerzo del capitalismo en Argentina. Hay de hecho dos grandes iniciativas de integración latinoamericana hoy: de una parte, el MERCOSUR que se extiende y de otra parte el ALBA. El MERCOSUR comprende en su inicio a Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Venezuela, que intenta una alianza regional más fuerte en oposición a los intereses de los Estados Unidos, quiere sumarse al MERCOSUR /9, Bolivia también, y Ecuador está presente como observador. Se tiene pues un bloque económico que se define principalmente por las relaciones comerciales y económicas y está dominado por un modelo capitalista. Este bloque permite reforzar los intercambios y favorece un cierto tipo de integración regional.
Luego se presenta otra alternativa, el ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas, en la que participan Venezuela, Cuba y Bolivia, a las que se añade Nicaragua. Parece que Ecuador podría unirse a esta iniciativa. El gobierno de Haití sigue de cerca pero su margen de maniobra es muy estrecho en relación con los Estados Unidos. El ALBA es un reagrupamiento político y económico que tiene como eje central Cuba, Venezuela y Bolivia. Los gobiernos de estos tres países afirman explícitamente que su orientación apunta a realizar el “socialismo del siglo XXI”, una orientación anticapitalista y antiimperialista, basada en la solidaridad entre los pueblos.
Estamos pues en un contexto completamente particular en América Latina y en el Caribe, donde dos tipos de proyectos, en parte en competencia, coexisten puesto que varios países son miembros de los dos. Venezuela y Bolivia están en el MERCOSUR y en el ALBA; por el contrario, Brasil no está en el ALBA, pues el ALBA tiene claramente una orientación mucho más a la izquierda que el MERCOSUR, y porque Cuba está en él. Brasil, sin estar opuesto a Cuba, afirma claramente su amistad respecto al gobierno de Washington.
El Banco del Sur está entre los dos, aunque más cercano a MERCOSUR que al ALBA. No incluye miembros clave del ALBA, comenzando por Cuba. Por supuesto, sería lógico que el Banco del Sur, en el futuro, se extendiera al Caribe y a América Central, y por qué no a México si hubiera un cambio de gobierno, y que desarrollara relaciones privilegiadas con los países en desarrollo de los demás continentes, es decir África y Asia. MERCOSUR es un bloque esencialmente económico, en gran medida dominado por Brasil. Brasil es de hecho un “subimperialismo”, una potencia económica en la región que domina a sus socios económicos. Se trate de Argentina, Venezuela, Ecuador o Paraguay, estos países tienen una balanza comercial negativa con Brasil. Brasil exporta hacia ellos mucho más que lo que ellos exportan a Brasil. Brasil está dotado de empresas transnacionales como Petrobras que dominan sectores económicos clave de sus vecinos. Petrobras domina, con otras transnacionales, el gas y el petróleo boliviano; otras empresas brasileñas dominan Paraguay. El MERCOSUR, dominado por Brasil aliado a Argentina, se parece más bien a la Unión Europea dominada por el dúo franco-alemán, con una dominante neoliberal capitalista, mientras que el ALBA es un proyecto más político que económico, más basado en intercambios de tipo trueque y donaciones. Hay importantes donaciones de Venezuela a Nicaragua, Bolivia y Haití. El ALBA es un proyecto verdaderamente interesante. ¿Qué es lo que va a resultar determinante? La orientación política de los gobiernos, de los partidos políticos y la lucha de los movimientos sociales.
El problema de la deuda pública no está resuelto.
La deuda externa pública de América Latina se ha multiplicado por 25 entre 1970 y 2006. Mientras tanto, América Latina ha sin embargo reembolsado 91 veces el montante debido en 1970. Desde 1983, cada año, los gobiernos de América Latina y del Caribe han reembolsado mucho más de lo que los diferentes acreedores les han prestado. La amplitud y la velocidad de la transferencia han aumentado a partir de 1997. En 2006, los gobiernos de los países de América Latina han tomado prestados 50,5 millardos de dólares y han reembolsado ¡97! En definitiva, la hemorragia financiera prosigue.
Y sin embargo, desde 2005, a parte del gobierno ecuatoriano, ningún gobierno latinoamericano pone en cuestión el reembolso de la deuda pública. Las importantes reservas de divisas combinadas a tasas de interés relativamente bajas en los mercados internacionales llevan a los gobiernos a adoptar una política laxista en materia de deuda. Nuevas deudas públicas son contratadas tanto a nivel externo como a nivel interno.
Esta última ha aumentado fuertemente estos últimos años. En Brasil, la deuda pública interna representa un montante tres veces más importante que la deuda pública externa.
Las burguesías latinoamericanas especializadas en el sector financiero juegan un papel perfectamente improductivo. Los bancos extranjeros fuertemente presentes hacen igual /10. Monopolizan el ahorro local o toman prestado en el extranjero a fin de prestar dinero a los poderes públicos para que éstos tengan de qué rembolsar los préstamos anteriores. Los bancos brasileños destinan más del 70% de sus medios financieros a los préstamos a los poderes públicos. Los bancos de los demás países latinoamericanos hacen igual. Hay que señalar que tienen tendencia a endeudarse más que lo razonable en los mercados financieros de los países más industrializados comenzando por el de los Estados Unidos donde las tasas de interés son bajas. Además, en este último caso, reembolsan con dólares que se devalúan cada día. Toman prestado a corto plazo a baja tasa de interés en el Norte para prestar a largo plazo en sus países a tasas de interés netamente más elevadas.
Sus enormes beneficios provienen de este diferencial de tasa de interés. Este fenómeno no concierne solo a Brasil, Argentina, México, Colombia, Perú: es también el caso de Venezuela donde el sector financiero privado ha conocido una tasa de crecimiento anual superior al 30% en el curso de los tres últimos años mientras que el sector manufacturero ha conocido una tasa muy claramente inferior /11. En un contexto de fuerte crisis del sector financiero en los Estados Unidos y en Europa y de inestabilidad de las tasas de interés /12, es probable que la situación de los bancos activos en América Latina va a verse afectada. No están excluidas quiebras. Su salvamento puede una vez más quedar a cargo de los poderes públicos si no se tiene cuidado. Si Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa quieren realmente ir hacia el socialismo del siglo XXI, deberán particularmente enfrentarse al sector financiero privado de su país a fin de poner fin a su papel puramente parásito.
Alternativas en relación a la deuda.
Es posible poner en práctica una estrategia alternativa. Si los gobiernos de los PED desean poner en cuestión el pago de la deuda pública, estarían actualmente en la mejor posición para hacerlo pues tienen con qué enfrentarse a las amenazas de represalias por parte de los acreedores multilaterales, bilaterales y privados. El nivel de sus reservas les procura un enorme margen de maniobra.
Si Argentina ha podido ella sola enfrentarse a los acreedores privados entre finales de 2001 y comienzos de 2005 (reclamaban la reanudación del pago de una deuda con ellos que representaba alrededor de 100 millardos de dólares) y obtener concesiones significativas, se puede imaginar sin dificultades la fuerza que tendría un frente de varios países.
Es el momento de poner en marcha auditorias de la deuda /13. Un frente de los países por el no pago podría igualmente adelantar la exigencia de reembolso de la deuda histórica y ecológica contraída por los países más industrializados. La opinión pública y los movimientos sociales serían en gran medida favorables a la adopción de una actitud legítima y digna por los gobiernos del Sur.
¿Qué socialismo?
Tras el rechazo del 2 de diciembre de 2007 de su proyecto de reforma constitucional /14, Hugo Chávez ha declarado de forma autocrítica que había sobrestimado la voluntad de la gente de ir hacia el socialismo. Ciertamente, hay que sacar otra conclusión que parte de la constatación siguiente: el socialismo no ha sido claramente definido durante la campaña por el referéndum constitucional.
Ahora bien, las experiencias caricaturescas del socialismo en el siglo XX dejan, es lo menos que puede decirse, un gusto amargo en la boca. En la cabeza de mucha gente, el socialismo no es sinónimo de felicidad y de libertad. Para optar por el socialismo, hay que tener sólidos argumentos. Por otra parte, el socialismo no se decreta por una constitución. Es una construcción concreta. Si no se precisa en positivo lo que significaría la realización del socialismo y los pasos que hay que dar para alcanzarla, la cosa queda totalmente abstracta. Peor el socialismo puede evocar el peligro de deriva autoritaria.
Al general retirado Raúl Baduel le resultaba fácil decir que hay que rechazar el proyecto de nueva constitución principalmente porque ésta no define el socialismo. Declaraba: “la palabra socialismo no tiene un significado uniforme y puede incluir regímenes como el de Pol Pot en Camboya y la Unión Soviética estalinista, hasta el llamado socialismo nórdico o el socialismo democrático europeo. ¿A qué socialismo se nos quiere llevar? ¿Por qué no se le dice al pueblo claramente hacia donde se piensa conducir a la nación? Tenemos como pueblo que exigir que se nos diga claramente el destino de nuestro futuro y no se nos mienta con un supuesto socialismo a la venezolana” /15.
Desde 2004, Hugo Chávez tiene el mérito de relanzar como jefe de Estado el debate sobre la necesidad de una perspectiva socialista para el siglo XXI. Es tiempo de dar un contenido preciso a esta perspectiva a fin de que cada vez más ciudadanos la adopten como un medio necesario para llegar a la justicia social y al fin de todas las formas de opresión.
[Este texto es la contribución del autor al libro “le Volcan latino-américain”, de próxima publicación.]
Eric Toussaint, doctor en ciencias políticas, presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo -Bélgica-, autor de Banque mondiale: le Coup d’Etat permanent. L’Agenda caché du Consensus de Washington, coédition CADTM / Syllepse / CETIM, Liège/Paris/Genève, 2006, 310 pages; autor de La bolsa o la vida, Las finanzas contra los pueblos, ed. Gakoa.; coautor con Damien Millet de 50 preguntas 50 respuestas: sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial. Icaria Editorial.
1/ El presidente ecuatoriano Rafael Correa ha anunciado que no renovaría la concesión de la base militar de Manta al gobierno de los Estados Unidos cuando ésta llegue a su término en 2009.
2/ Para una presentación detallada del apoyo del BM y del FMI a las dictaduras, ver Toussaint, E. (2006). Banque mondiale: le Coup d’Etat permanent. L’agenda caché du Consensus de Washington, Liège-Paris,CADTM-Syllepse. Ver también: Kapur, D., Lewis, J. P., Webb, Richard. (1997). The World Bank, Its First Half Century, Volume 1: History, Brookings Institution Press, Washington, D.C., 1275 p.
3/ Banque mondiale, Global Development Finance, Washington D.C., 2006.
4/ Toussaint, E. Banque du Sud, contexte international et alternatives, agosto 2006, http://www.-cadtm.org/article.php3?id_article=1998.
5/ Banque mondiale, Global Development Finance, Washington D. C., 2006, p. 154.
6/ La adhesión de Venezuela a esta propuesta no está garantizada pues al principio Hugo Chávez deseaba que el Banco reuniera la función de banco de desarrollo y de fondo monetario de estabilización.
7/ Forman parte cinco países andinos (Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela) y un país de América Central, Costa Rica.
8/ Carta abierta a los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y Venezuela. Por un Banco del Sur acorde a los derechos, necesidades, potencial y vocación democrática de los pueblos. http://www.cadtm.org/spip.php?article2721. 26 de junio de 2007. Así mismo, Segunda carta abierta a los Señores Presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Venezuela, en http://www.cadtm.org/spip.php?article2967, 2 de diciembre de 2007.
9/ A pesar de la opinión positiva del gobierno de Lula, la cámara de diputados y el senado brasileños, dominados por la derecha se opusieron en 2007 a la adhesión de Venezuela. El gobierno brasileño no ha abandonado la partida y la decisión será sometida de nuevo al parlamento en 2008.
10/ Los grandes bancos de los Estados Unidos y de España dominan ampliamente.
11/ Según el estudio de Mark Weisbrot y Luis Sandoval, cuyo contenido es muy favorable al gobierno de Chávez, el sector financiero privado ha conocido un crecimiento del 37,9% en 2004, del 34,6% en 2005 y del 39,2% en 2006 mientras que el sector público (incluyendo a todos los sectores) no ha conocido más que un crecimiento del 12,5% en 2004, 4,1% en 2005, 2,9% en 2006. El sector manufacturero privado y publico han conocido una tasa de crecimiento del 21,4% en 2004, del 9,5% en 2005 y del 10,4% en 2006. Ver Weisbrot, M. y Sandoval, L. (2007) La Economía Venezolana en tiempos de Chávez, Washington, Center for Economic and Policy Research, www.cepr.net.
12/ Toussaint, E. ¿El mundo al revés? En http://www.cadtm.org/spip.php?article2951&var_recherche=El%20mundo%20al%20rev%C3%A9s.
13/ El autor es miembro desde julio de la comisión de auditoria integral de la deuda pública externa e interna de Ecuador, puesta en pie en julio de 2007 por el presidente Rafael Correa y que debe entregar sus conclusiones en julio de 2008.
14/ Los ciudadanos debían emitir dos votos pues los cambios constitucionales estaban repartidos en dos partes: el bloque A y el bloque B. A fecha de 7 de diciembre de 2007, los resultados definitivos eran los siguientes: 4.404 .626 votos para el Si en el bloque A, es decir el 49,34% contra 4.521.494 votos por el No, el 50,65% (es decir menos de 120.000 votos de diferencia). En el bloque B, 4.360.014 votos por el sí (48,99%) contra 4.539.707 por el No (51 ,01%), es decir cerca de 180.000 votos de diferencia.
15/ http://www.raulbaduel.blogspot.com.
VIENTO SUR Número 97/Mayo 2008
Eric Toussaint
Dos tendencias opuestas están actuando en América Latina. De una parte, el gobierno de los Estados Unidos y los países de la Unión Europea logran sellar con los países de la región acuerdos bilaterales de libre cambio que son favorables a sus empresas. Las privatizaciones masivas de los años 1980 y 1990 han sido aprovechadas por éstas para tomar el control de un gran número de sectores económicas vitales para el desarrollo. Los flujos de capitales van de la región hacia los países más industrializados vía el reembolso de la deuda, la repatriación de las ganancias de las transnacionales del Norte y la huida de capitales organizada por los capitalistas latinoamericanos. La deuda pública interna está en fuerte aumento. La parte de los salarios en la renta nacional disminuye en beneficio el capital. Las condiciones de vida se estancan y los más explotados se empobrecen un poco más, incluso si algunos programas de asistencia pública limitan los estragos (Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador).
De otra parte, las numerosas movilizaciones populares de los últimos años se traducen en la elección de gobiernos algunos de los cuales intentan invertir el curso histórico de los treinta últimos años y enfrentarse a la primera tendencia descrita más arriba reinstaurando un control público sobre los recursos naturales del país (Venezuela, Bolivia, Ecuador), sobre otros sectores clave de la economía (Venezuela) y haciendo fracasar ciertos proyectos estratégicos de los Estados Unidos (fracaso del ALCA en noviembre de 2005 y dificultades de puesta en marcha del Plan Colombia a causa de la oposición de Venezuela, Ecuador /1 y Bolivia). Ciertos gobiernos emprenden reformas sociales llevando a cabo una política redistributiva. Venezuela desde 1999, Bolivia desde 2006 y Ecuador desde 2007 han emprendido una modificación de su constitución en un sentido democrático. Los signos de toma de distancias en relación al Banco Mundial y al FMI se multiplican: Ecuador ha expulsado al representante permanente del Banco Mundial en Quito a fines de abril de 2007, Venezuela contempla retirarse del Banco Mundial y del FMI, Bolivia no reconoce ya la autoridad del CIRDI (filial del Banco Mundial encargada de resolver los litigios en materia de inversión). Dicho esto, más allá de estos signos de mal humor, ninguno de estos tres países ha abandonado hasta ahora el FMI y el Banco Mundial.
Por otra parte, la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) que reúne a Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y, como observadores, a Ecuador y Haití, ejerce un importante poder de atracción. En fin, la construcción del socialismo se ha vuelto a plantear desde finales de 2004 como orientación oficial de varios gobiernos, comenzando por el de Venezuela. Esta perspectiva encuentra un eco muy importante a nivel popular y numerosos movimientos sociales apoyan el proyecto.
América Latina vuelve desde lejos. Comencemos por un repaso del pasado, analizando la acción de dos instituciones que simbolizan la ola neoliberal.
El enorme pasivo de la intervención del Banco Mundial y del FMI.
La intervención del Banco Mundial y del FMI desde los años 1950 en América Latina está marcada por las prioridades de la política exterior del gobierno de Washington. Las instituciones de Bretton Woods apoyaron al dictador Anastasio Somoza en Nicaragua durante cerca de 30 años hasta su derrocamiento en 1979 /2.
En Guatemala, el Banco y el Fondo boicotearon el gobierno progresista y democrático de Jacobo Arbenz en 1954 y se apresuraron a conceder su apoyo a la junta militar puesta en pie por instigación de Washington.
En el Cono Sur de América Latina, el Banco y el Fondo sabotearon sistemáticamente los regímenes democráticos que emprendían reformas hacia más justicia: oposición al presidente brasileño Kubitschek desde 1958 cuando éste rechazó las condiciones fijadas por el FMI luego boicot para su sucesor, el presidente Joao Goulart, cuando éste anunció una reforma agraria y la nacionalización del petróleo en 1963. Desde la puesta en pie de la junta militar en abril de 1964, el FMI y el BM corren a darle su apoyo. Harán igual en septiembre de 1973 tras el aplastamiento de la experiencia del socialismo chileno de Salvador Allende por el general Augusto Pinochet.
En marzo de 1976 en Argentina, el FMI da su apoyo a la dictadura del general Videla. Todas las dictaduras militares de América Latina y el Caribe recibieron el apoyo del FMI y del BM porque eran aliadas de Washington y subordinaban su política económica a los intereses de las transnacionales de América del Norte. Cada gobierno que pone en práctica una política de justicia social e intenta reforzar la soberanía del país encuentra en su camino las instituciones de Bretton Woods. Las clases dominantes locales (oligarquía terrateniente y burguesía) no pueden quejarse pues encuentran en esas instituciones un apoyo en su resistencia a las reformas sociales. Añadamos que el Chile de Pinochet y la Argentina de Videla constituyeron verdaderos terrenos de ensayo de las políticas neoliberales que, bajo formas adaptadas, fueron luego aplicadas en los países más industrializados, comenzando por la Gran Bretaña de Margaret Thatcher a partir de 1979 o los Estados Unidos de Ronald Reagan en 1981.
La crisis de la deuda de 1982 y la aplicación del Consenso de Washington.
En 1982, cuando estalla la crisis de la deuda que afecta de lleno al conjunto de América Latina y el Caribe, el Banco Mundial y el FMI que habían empujado a los países de la región a endeudarse alegremente (la deuda externa pública de la región se multiplicó por 11 entre 1970 y 1982, pasando de 16 a 178 millardos de dólares /3) utilizan el arma del sobreendeudamiento para imponer las políticas que serán codificadas más tarde en el Consenso de Washington: privatizaciones masivas, mayor apertura económica, abandono del control de cambios y de los movimientos de capitales, reducción de los gastos sociales, aumento de las tasas de interés locales, precarización del trabajo. Los capitales que habían afluido a la región bajo la forma de préstamos durante el decenio de 1970 toman la dirección de los países industrializados a partir de 1982 bajo la forma de reembolso de la deuda y de huida de capitales.
El arma de la deuda ha permitido a Washington prescindir de las dictaduras para imponer su política. Los gobiernos que reemplazan a las juntas militares a partir de la segunda mitad del decenio de 1980 aplican dócilmente las consignas. La imposición de las políticas neoliberales desemboca en explosiones sociales pero éstas son duramente reprimidas por gobiernos “democráticos”. De la revuelta popular de abril de 1985 en Santo Domingo contra el plan del FMI impuesto por el gobierno del PRD socialdemócrata al argentinazo de diciembre de 2001 contra el gobierno de centro izquierda de Fernando de la Rua pasando por el caracazo del 27 de febrero de 1989 contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez (vicepresidente de la Internacional Socialista), los levantamientos son numerosos. El rechazo del Consenso de Washington aplicado por el FMI y el BM se generaliza a escala de América Latina y acaba por desembocar en un nuevo giro hacia la izquierda a partir de la elección de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en 1998.
El cambio de los años 2000.
Como consecuencia del inmenso levantamiento del pueblo argentino en diciembre de 2001 que conllevó la caída del presidente de la Rua, las autoridades argentinas, bajo la presión de la calle, deciden desafiar abiertamente al FMI y al BM suspendiendo hasta marzo de 2005 el pago de la deuda pública externa a los acreedores privados y al Club de París. Los gobiernos peronistas de Rodríguez Saa, Duhalde y Kirchner que se suceden a partir de finales de 2001 evitan la ruptura directa con las instituciones de Bretton Woods (que son reembolsadas) pero contribuyen a debilitarlas demostrando que es posible suspender de forma prolongada el pago de la deuda a los acreedores privados y a los gobiernos de los países más industrializados a la vez que se reinicia el crecimiento económico y se impone a los acreedores un acuerdo por el que éstos aceptan una reducción de la mitad de las sumas reclamadas.
En agosto de 2002, el FMI obtiene de Lula, candidato a la presidencia del Brasil, que se comprometa a respetar los compromisos tomados con él por Fernando Enrique Cardoso que termina su mandato. El gobierno de Lula, instalado a partir de 2003, respeta escrupulosamente la política recomendada por el FMI y el BM. Esto les da un respiro.
Abundancia de las reservas de cambio.
A partir de 2005, a escala de una mayoría de países en desarrollo, un cambio coyuntural en la situación económica mundial modifica de forma favorable sus relaciones con los acreedores de los países más industrializados /4. Los cursos de las materias primas y de ciertos productos agrícolas están al alza mientras las primas de riesgo que pagan para pedir prestados capitales son históricamente bajas. En consecuencia, acumulan importantes ingresos de exportación en divisas fuertes a la vez que pagan una tasa de interés (prima de riesgo incluida) inferior a los veinticinco años precedentes. Las reservas de cambio de los países de América Latina y del Caribe han más que doblado entre 2002 y 2007 (pasando de 157 a más de 350 millardos de dólares). Varios gobiernos (Argentina, Brasil, México, Uruguay, Venezuela, Thailandia, Indonesia, Corea del Sur...) se aprovecharán de ello para saldar su cuentas con el FMI, lo que les reprochan numerosos movimientos que luchan por la anulación de la deuda. Reprochan a los gobiernos la legitimación de la deuda exigida por el FMI y derrochar capitales que habrían sido bienvenidos para llevar a cabo políticas sociales. Los gobiernos replican que esto les permite retomar su entera libertad respecto a una institución que impone políticas impopulares.
¿Qué hacen hasta ahora la mayor parte de los gobiernos de América Latina y del Caribe con las reservas de cambio? Tras haber utilizado una parte de éstas para reembolsar de forma anticipada a ciertos organismos internacionales, colocan el resto bajo la forma de bonos del Tesoro de los Estados Unidos o bajo la forma de depósitos en los bancos de los Estados Unidos (y marginalmente de otros países de los más industrializados). Prestan pues dinero público del Sur al Norte, en particular al principal país que les domina. Refuerzan de esta forma la posición del gobierno de Washington y de la economía de los Estados Unidos que tienen una necesidad vital de aporte en capitales extranjeros para contrapesar sus enormes déficits. Dan al dueño el bastón para golpearles. Pero esto no se queda ahí. La colocación de las reservas bajo forma de bonos del Tesoro de los Estados Unidos (u otros bonos de otros Tesoros) tiene generalmente por contrapartida nuevos préstamos. Esto puede parecer sorprendente pero en realidad, las cosas ocurren sencillamente así. De una parte, las reservas en divisas son colocadas en el Norte; de otra, los poderes públicos de América Latina y de los demás continentes de la periferia piden prestado en el mercado interno o en el mercado internacional a fin de reembolsar la deuda pública. En todos los casos, la remuneración de las reservas colocadas en bonos de los Tesoros extranjeros o en líquido es inferior al interés entregado para tomar prestado. De ahí una pérdida para el Tesoro del país concernido. La pérdida es tanto más considerable en cuanto que los Estados Unidos reembolsan con una moneda en constante devaluación desde hace varios años.
Otro mecanismo perverso está en marcha: el hecho de tener reservas importantes en divisas bajo la responsabilidad del Banco Central de los países concernidos conlleva un aumento de la moneda nacional en circulación en el país. En efecto, el Banco Central entrega, a cambio de las divisas, moneda nacional a los agentes económicos que exportan. A fin de evitar un aumento de la inflación debida al excedente de moneda en circulación, el Banco central pide prestado a los bancos privados locales. Esto representa un coste suplementario para el Tesoro público /5.
Agua al molino de Hugo Chávez.
La relativa abundancia de reservas de cambio a disposición de los gobiernos de la región y el callejón sin salida en la utilización actual de éstas lleva agua al molino del presidente Hugo Chávez que propone desde hace algunos años la creación de un fondo humanitario internacional y desde 2006, la creación de un Banco del Sur.
En febrero de 2007, Argentina y Venezuela anunciaron la creación de ese Banco. Se les unieron pronto Bolivia, Ecuador y Paraguay. Brasil que dudó durante tres meses, acabó por firmar la declaración de Quito del 3 de mayo de 2007 en una cumbre de los ministros de Finanzas de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y Venezuela. Uruguay podría igualmente unirse a la iniciativa.
Varios proyectos están aún sobre la mesa pero un consenso parece desprenderse en varios puntos. El Banco del Sur reunirá al menos seis o siete países de América del Sur (la puerta está abierta a los demás) y tendrá por función financiar el desarrollo en la región. Hay también una voluntad de crear un fondo monetario de estabilización /6. Existe ya un Fondo Latinoamericano de Reserva (FLAR), que podría ser transformado /7.
Y si esto no es posible, se creará un nuevo fondo. Su objetivo: hacer frente a ataques especulativos y a otros choques externos poniendo en común una parte de las reservas de cambio de los países miembros. Se trata de prescindir del FMI, pero con una ambición suplementaria: poner en pie una unidad de cuenta que podría un día llegar acabar en una moneda común. En claro, crear el equivalente al ecu europeo antes de la creación del euro. Actualmente, los intercambios comerciales entre países de América del Sur se ajustan en dólares. Sin embargo Argentina y Brasil acaban de afirmar que tenían la intención de ajustar sus intercambios mutuos, de un valor anual de 15 millardos de dólares, en pesos argentinos y en reales. El futuro dirá si llegarán a ello.
En la reunión de Quito de comienzos de mayo de 2007, la delegación de Ecuador planteó una concepción revolucionaria del Banco del Sur (y del Fondo). Se trata de crear una institución que funcione sobre una base profundamente democrática, exactamente al contrario que el BM, del FMI y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El Banco del Sur será un instrumento particularmente encargado de poner en aplicación los tratados internacionales sobre los derechos humanos, sociales y culturales, mientras que el Banco Mundial dice que no está ligado por esos tratados. El Banco del Sur deberá financiar proyectos públicos mientras que las instituciones existentes privilegian el sector privado. Por otra parte, el Banco del Sur debería, si los jefes de Estado se ponen de acuerdo, fundarse en el principio de “un país, un voto”. Actualmente, en el Banco Mundial, el FMI y el BID, el derecho de voto de los países depende de su aporte inicial, lo que no es democrático. Además, los dirigentes y empleados del Banco del Sur serán responsables ante la justicia, contrariamente a los del BM, protegidos por una inmunidad total que no se levanta mas que si el Banco quiere. Pagarán impuestos, lo que no es el caso del Banco Mundial. Los archivos serán del dominio público, mientras que la regla contraria está en vigor en el FMI y el Banco Mundial. En fin, el nuevo Banco no se endeudará en el mercado de capitales. Su capital será proporcionado por los países miembros que lo financiarán mediante un aporte inicial en capital, con préstamos, pero también con tasas tipo Tobin.
En el fondo, se presentan dos grandes opciones: 1) Poner en pie un banco que apoye un proyecto neodesarrollista (apoyo a la expansión regional de empresas capitalistas como la argentina Techint, las brasileñas especializadas en ingeniería civil o Petrobras) que tome por modelo la construcción europea donde dominan los intereses del gran capital. 2) Dotarse de un instrumento de financiación de políticas económicas, sociales y culturales que rompan con la lógica de la búsqueda del beneficio y den la prioridad a la integración económica, social y cultural aplicando los diferentes pactos que garantizan los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
Los gobiernos de Brasil y de Argentina defienden la primera opción mientras que los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia están inclinados a comprometerse a favor de la otra opción. La negociación sigue en curso pues Brasil ha multiplicado los motivos de un retraso. Es probable que el compromiso se haga alrededor de la primera opción.
Otros temas están en debate entre los gobiernos: ¿tendrá cada país el mismo peso en las estructuras de decisión? ¿Los funcionarios de la nueva institución tendrán derecho a los privilegios y a la impunidad de que disfrutan los funcionarios del FMI, del BM y del BID y demás instituciones internacionales? ¿Cuáles serán las garantías de transparencia y de control? Los movimientos sociales de América Latina y de otras partes intentan influir conjuntamente sobre las negociaciones a favor de la segunda opción y han publicado dos cartas abiertas a los jefes de estado que participan en las negociaciones /8. El acto fundador del Banco del Sur ha sido firmado el 9 de diciembre de 2007 en Buenos Aires por seis presidentes de América del Sur: Néstor Kirchner (Argentina), Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil), Nicanor Duarte (Paraguay), Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia) y Hugo Chávez (Venezuela). En los meses que vienen los debates mencionados más arriba deberán ser zanjados.
La importancia de la adhesión de Brasil al Banco del Sur.
Hay sin embargo que señalar que Brasil, conforme a la política económica y social y a la política exterior del gobierno Lula, ve sobre todo este Banco del Sur como un instrumento de política comercial, habla esencialmente de bloque económico y toma como modelo, sin ningún aspecto crítico, la Unión Europea (UE). Sin embargo la Unión Europea, tal cual, no constituye en absoluto un modelo desde el punto de vista de los pueblos. Por supuesto, hay aspectos positivos importantes: el hecho de tener una moneda común, un espacio en el que las fronteras internas están suprimidas y permiten una amplia circulación de las personas. Pero es cierto que el modelo actual de la Unión Europea favorece la aplicación de políticas neoliberales, favorece bastante más la circulación de capitales que la circulación de personas, puesto que entre los nuevos estados miembros, en el Este, hay ciertas restricciones al desplazamiento de esas personas.
La UE mantiene una competencia muy fuerte entre las y los trabajadores. En el marco de la UE, no ha habido nivelación hacia arriba de la legislación laboral y de las obligaciones patronales hacia los trabajadores. Se asiste en el seno de la UE a un desplazamiento, particularmente del Este, de trabajadores que son sobreexplotados y puestos en competencia con los trabajadores de la parte occidental de Europa, de forma que arrastren hacia abajo las condiciones de trabajo y los salarios del conjunto de los trabajadores de la región. Ahí donde hay aún sistemas de seguridad social favorables, como en Hungría, en el marco de la participación en la UE, se intenta privatizarlos.
Esta visión acrítica en relación a la UE, expresada por Brasil, es seguramente compartida por otros gobiernos de América latina: bien se hacen ilusiones sobre la UE, bien, lo que es más probable, con completo conocimiento de causa, comparten la idea de que hay más bien que privilegiar un modelo que está muy cercano del neoliberalismo, encuentran que Europa está muy bien bajo su forma actual.
Dado el peso de la economía brasileña en América Latina, la participación de Brasil da una fuerza de salida al Banco significativamente más importante. El problema con Brasil, es la orientación del gobierno de Lula y del modelo económico y social que pone en práctica. Está claro que la integración de Brasil en el Banco del Sur refuerza la opción neodesarrollista capitalista. Brasil está en el Banco del Sur porque no puede estar ausente de él: si los fundamentos del Banco del Sur no hubieran sido construidos a iniciativa de Venezuela y de Argentina, Brasil no hubiera siquiera hablado de ello. Pero para mantener su papel económico regional dominante, Brasil no puede estar ausente del Banco del Sur. Si nos ponemos en el lugar de Ecuador, Venezuela y Bolivia, se puede comprender que estos gobiernos vean el interés de tener a Brasil en el Banco del Sur, porque es una potencia económica importante y porque quieren mantener una buena relación con Brasil para evitar que refuerce su aproximación a los Estados Unidos, lo que debilitaría la región frente a la agresividad de Washington. Hay un verdadero juego diplomático y geoestratégico.
¿Qué tendencia va a ganar a escala regional?
El gobierno actual de Paraguay es un gobierno de derechas pero ese gobierno podría ser reemplazado como consecuencia de las elecciones presidenciales de este año. Un cura de izquierdas podría ganar las elecciones [el 20 de abril, Fernando Lugo ha sido elegido presidente de Paraguay]. Del lado de Argentina, hay una retórica anti FMI y antineoliberal pero el gobierno argentino adopta una orientación de refuerzo del capitalismo en Argentina. Hay de hecho dos grandes iniciativas de integración latinoamericana hoy: de una parte, el MERCOSUR que se extiende y de otra parte el ALBA. El MERCOSUR comprende en su inicio a Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Venezuela, que intenta una alianza regional más fuerte en oposición a los intereses de los Estados Unidos, quiere sumarse al MERCOSUR /9, Bolivia también, y Ecuador está presente como observador. Se tiene pues un bloque económico que se define principalmente por las relaciones comerciales y económicas y está dominado por un modelo capitalista. Este bloque permite reforzar los intercambios y favorece un cierto tipo de integración regional.
Luego se presenta otra alternativa, el ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas, en la que participan Venezuela, Cuba y Bolivia, a las que se añade Nicaragua. Parece que Ecuador podría unirse a esta iniciativa. El gobierno de Haití sigue de cerca pero su margen de maniobra es muy estrecho en relación con los Estados Unidos. El ALBA es un reagrupamiento político y económico que tiene como eje central Cuba, Venezuela y Bolivia. Los gobiernos de estos tres países afirman explícitamente que su orientación apunta a realizar el “socialismo del siglo XXI”, una orientación anticapitalista y antiimperialista, basada en la solidaridad entre los pueblos.
Estamos pues en un contexto completamente particular en América Latina y en el Caribe, donde dos tipos de proyectos, en parte en competencia, coexisten puesto que varios países son miembros de los dos. Venezuela y Bolivia están en el MERCOSUR y en el ALBA; por el contrario, Brasil no está en el ALBA, pues el ALBA tiene claramente una orientación mucho más a la izquierda que el MERCOSUR, y porque Cuba está en él. Brasil, sin estar opuesto a Cuba, afirma claramente su amistad respecto al gobierno de Washington.
El Banco del Sur está entre los dos, aunque más cercano a MERCOSUR que al ALBA. No incluye miembros clave del ALBA, comenzando por Cuba. Por supuesto, sería lógico que el Banco del Sur, en el futuro, se extendiera al Caribe y a América Central, y por qué no a México si hubiera un cambio de gobierno, y que desarrollara relaciones privilegiadas con los países en desarrollo de los demás continentes, es decir África y Asia. MERCOSUR es un bloque esencialmente económico, en gran medida dominado por Brasil. Brasil es de hecho un “subimperialismo”, una potencia económica en la región que domina a sus socios económicos. Se trate de Argentina, Venezuela, Ecuador o Paraguay, estos países tienen una balanza comercial negativa con Brasil. Brasil exporta hacia ellos mucho más que lo que ellos exportan a Brasil. Brasil está dotado de empresas transnacionales como Petrobras que dominan sectores económicos clave de sus vecinos. Petrobras domina, con otras transnacionales, el gas y el petróleo boliviano; otras empresas brasileñas dominan Paraguay. El MERCOSUR, dominado por Brasil aliado a Argentina, se parece más bien a la Unión Europea dominada por el dúo franco-alemán, con una dominante neoliberal capitalista, mientras que el ALBA es un proyecto más político que económico, más basado en intercambios de tipo trueque y donaciones. Hay importantes donaciones de Venezuela a Nicaragua, Bolivia y Haití. El ALBA es un proyecto verdaderamente interesante. ¿Qué es lo que va a resultar determinante? La orientación política de los gobiernos, de los partidos políticos y la lucha de los movimientos sociales.
El problema de la deuda pública no está resuelto.
La deuda externa pública de América Latina se ha multiplicado por 25 entre 1970 y 2006. Mientras tanto, América Latina ha sin embargo reembolsado 91 veces el montante debido en 1970. Desde 1983, cada año, los gobiernos de América Latina y del Caribe han reembolsado mucho más de lo que los diferentes acreedores les han prestado. La amplitud y la velocidad de la transferencia han aumentado a partir de 1997. En 2006, los gobiernos de los países de América Latina han tomado prestados 50,5 millardos de dólares y han reembolsado ¡97! En definitiva, la hemorragia financiera prosigue.
Y sin embargo, desde 2005, a parte del gobierno ecuatoriano, ningún gobierno latinoamericano pone en cuestión el reembolso de la deuda pública. Las importantes reservas de divisas combinadas a tasas de interés relativamente bajas en los mercados internacionales llevan a los gobiernos a adoptar una política laxista en materia de deuda. Nuevas deudas públicas son contratadas tanto a nivel externo como a nivel interno.
Esta última ha aumentado fuertemente estos últimos años. En Brasil, la deuda pública interna representa un montante tres veces más importante que la deuda pública externa.
Las burguesías latinoamericanas especializadas en el sector financiero juegan un papel perfectamente improductivo. Los bancos extranjeros fuertemente presentes hacen igual /10. Monopolizan el ahorro local o toman prestado en el extranjero a fin de prestar dinero a los poderes públicos para que éstos tengan de qué rembolsar los préstamos anteriores. Los bancos brasileños destinan más del 70% de sus medios financieros a los préstamos a los poderes públicos. Los bancos de los demás países latinoamericanos hacen igual. Hay que señalar que tienen tendencia a endeudarse más que lo razonable en los mercados financieros de los países más industrializados comenzando por el de los Estados Unidos donde las tasas de interés son bajas. Además, en este último caso, reembolsan con dólares que se devalúan cada día. Toman prestado a corto plazo a baja tasa de interés en el Norte para prestar a largo plazo en sus países a tasas de interés netamente más elevadas.
Sus enormes beneficios provienen de este diferencial de tasa de interés. Este fenómeno no concierne solo a Brasil, Argentina, México, Colombia, Perú: es también el caso de Venezuela donde el sector financiero privado ha conocido una tasa de crecimiento anual superior al 30% en el curso de los tres últimos años mientras que el sector manufacturero ha conocido una tasa muy claramente inferior /11. En un contexto de fuerte crisis del sector financiero en los Estados Unidos y en Europa y de inestabilidad de las tasas de interés /12, es probable que la situación de los bancos activos en América Latina va a verse afectada. No están excluidas quiebras. Su salvamento puede una vez más quedar a cargo de los poderes públicos si no se tiene cuidado. Si Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa quieren realmente ir hacia el socialismo del siglo XXI, deberán particularmente enfrentarse al sector financiero privado de su país a fin de poner fin a su papel puramente parásito.
Alternativas en relación a la deuda.
Es posible poner en práctica una estrategia alternativa. Si los gobiernos de los PED desean poner en cuestión el pago de la deuda pública, estarían actualmente en la mejor posición para hacerlo pues tienen con qué enfrentarse a las amenazas de represalias por parte de los acreedores multilaterales, bilaterales y privados. El nivel de sus reservas les procura un enorme margen de maniobra.
Si Argentina ha podido ella sola enfrentarse a los acreedores privados entre finales de 2001 y comienzos de 2005 (reclamaban la reanudación del pago de una deuda con ellos que representaba alrededor de 100 millardos de dólares) y obtener concesiones significativas, se puede imaginar sin dificultades la fuerza que tendría un frente de varios países.
Es el momento de poner en marcha auditorias de la deuda /13. Un frente de los países por el no pago podría igualmente adelantar la exigencia de reembolso de la deuda histórica y ecológica contraída por los países más industrializados. La opinión pública y los movimientos sociales serían en gran medida favorables a la adopción de una actitud legítima y digna por los gobiernos del Sur.
¿Qué socialismo?
Tras el rechazo del 2 de diciembre de 2007 de su proyecto de reforma constitucional /14, Hugo Chávez ha declarado de forma autocrítica que había sobrestimado la voluntad de la gente de ir hacia el socialismo. Ciertamente, hay que sacar otra conclusión que parte de la constatación siguiente: el socialismo no ha sido claramente definido durante la campaña por el referéndum constitucional.
Ahora bien, las experiencias caricaturescas del socialismo en el siglo XX dejan, es lo menos que puede decirse, un gusto amargo en la boca. En la cabeza de mucha gente, el socialismo no es sinónimo de felicidad y de libertad. Para optar por el socialismo, hay que tener sólidos argumentos. Por otra parte, el socialismo no se decreta por una constitución. Es una construcción concreta. Si no se precisa en positivo lo que significaría la realización del socialismo y los pasos que hay que dar para alcanzarla, la cosa queda totalmente abstracta. Peor el socialismo puede evocar el peligro de deriva autoritaria.
Al general retirado Raúl Baduel le resultaba fácil decir que hay que rechazar el proyecto de nueva constitución principalmente porque ésta no define el socialismo. Declaraba: “la palabra socialismo no tiene un significado uniforme y puede incluir regímenes como el de Pol Pot en Camboya y la Unión Soviética estalinista, hasta el llamado socialismo nórdico o el socialismo democrático europeo. ¿A qué socialismo se nos quiere llevar? ¿Por qué no se le dice al pueblo claramente hacia donde se piensa conducir a la nación? Tenemos como pueblo que exigir que se nos diga claramente el destino de nuestro futuro y no se nos mienta con un supuesto socialismo a la venezolana” /15.
Desde 2004, Hugo Chávez tiene el mérito de relanzar como jefe de Estado el debate sobre la necesidad de una perspectiva socialista para el siglo XXI. Es tiempo de dar un contenido preciso a esta perspectiva a fin de que cada vez más ciudadanos la adopten como un medio necesario para llegar a la justicia social y al fin de todas las formas de opresión.
[Este texto es la contribución del autor al libro “le Volcan latino-américain”, de próxima publicación.]
Eric Toussaint, doctor en ciencias políticas, presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo -Bélgica-, autor de Banque mondiale: le Coup d’Etat permanent. L’Agenda caché du Consensus de Washington, coédition CADTM / Syllepse / CETIM, Liège/Paris/Genève, 2006, 310 pages; autor de La bolsa o la vida, Las finanzas contra los pueblos, ed. Gakoa.; coautor con Damien Millet de 50 preguntas 50 respuestas: sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial. Icaria Editorial.
1/ El presidente ecuatoriano Rafael Correa ha anunciado que no renovaría la concesión de la base militar de Manta al gobierno de los Estados Unidos cuando ésta llegue a su término en 2009.
2/ Para una presentación detallada del apoyo del BM y del FMI a las dictaduras, ver Toussaint, E. (2006). Banque mondiale: le Coup d’Etat permanent. L’agenda caché du Consensus de Washington, Liège-Paris,CADTM-Syllepse. Ver también: Kapur, D., Lewis, J. P., Webb, Richard. (1997). The World Bank, Its First Half Century, Volume 1: History, Brookings Institution Press, Washington, D.C., 1275 p.
3/ Banque mondiale, Global Development Finance, Washington D.C., 2006.
4/ Toussaint, E. Banque du Sud, contexte international et alternatives, agosto 2006, http://www.-cadtm.org/article.php3?id_article=1998.
5/ Banque mondiale, Global Development Finance, Washington D. C., 2006, p. 154.
6/ La adhesión de Venezuela a esta propuesta no está garantizada pues al principio Hugo Chávez deseaba que el Banco reuniera la función de banco de desarrollo y de fondo monetario de estabilización.
7/ Forman parte cinco países andinos (Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela) y un país de América Central, Costa Rica.
8/ Carta abierta a los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y Venezuela. Por un Banco del Sur acorde a los derechos, necesidades, potencial y vocación democrática de los pueblos. http://www.cadtm.org/spip.php?article2721. 26 de junio de 2007. Así mismo, Segunda carta abierta a los Señores Presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Venezuela, en http://www.cadtm.org/spip.php?article2967, 2 de diciembre de 2007.
9/ A pesar de la opinión positiva del gobierno de Lula, la cámara de diputados y el senado brasileños, dominados por la derecha se opusieron en 2007 a la adhesión de Venezuela. El gobierno brasileño no ha abandonado la partida y la decisión será sometida de nuevo al parlamento en 2008.
10/ Los grandes bancos de los Estados Unidos y de España dominan ampliamente.
11/ Según el estudio de Mark Weisbrot y Luis Sandoval, cuyo contenido es muy favorable al gobierno de Chávez, el sector financiero privado ha conocido un crecimiento del 37,9% en 2004, del 34,6% en 2005 y del 39,2% en 2006 mientras que el sector público (incluyendo a todos los sectores) no ha conocido más que un crecimiento del 12,5% en 2004, 4,1% en 2005, 2,9% en 2006. El sector manufacturero privado y publico han conocido una tasa de crecimiento del 21,4% en 2004, del 9,5% en 2005 y del 10,4% en 2006. Ver Weisbrot, M. y Sandoval, L. (2007) La Economía Venezolana en tiempos de Chávez, Washington, Center for Economic and Policy Research, www.cepr.net.
12/ Toussaint, E. ¿El mundo al revés? En http://www.cadtm.org/spip.php?article2951&var_recherche=El%20mundo%20al%20rev%C3%A9s.
13/ El autor es miembro desde julio de la comisión de auditoria integral de la deuda pública externa e interna de Ecuador, puesta en pie en julio de 2007 por el presidente Rafael Correa y que debe entregar sus conclusiones en julio de 2008.
14/ Los ciudadanos debían emitir dos votos pues los cambios constitucionales estaban repartidos en dos partes: el bloque A y el bloque B. A fecha de 7 de diciembre de 2007, los resultados definitivos eran los siguientes: 4.404 .626 votos para el Si en el bloque A, es decir el 49,34% contra 4.521.494 votos por el No, el 50,65% (es decir menos de 120.000 votos de diferencia). En el bloque B, 4.360.014 votos por el sí (48,99%) contra 4.539.707 por el No (51 ,01%), es decir cerca de 180.000 votos de diferencia.
15/ http://www.raulbaduel.blogspot.com.
VIENTO SUR Número 97/Mayo 2008
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