Joxe Iriarte, Bikila
Rebelión
Amorru Duinaren I. Mundu Jaialdiaren partaideak eta EZLN-ko kideak. Niretzako ohore handia da, zuen artean egoteko gonbidatua izana. Mila esker.
Estimados compañeros y compañeras, presentes en este festival de Digna Rabia. Miembros del EZLN. Es un gran honor estar entre ustedes.
De entrada, PERMÍTANME exteriorizaros la gran satisfacción que me supone poder compartir con ustedes mis opiniones sobre una serie de temas, justo en un momento en que el sistema capitalista ha entrado en crisis, y empiezan a brotar nuevos estallidos de Rabia, hasta en la propia Europa, como son la rebelión de la juventud griega que todavía colea, o las movilizaciones de protesta que se expresan en estos momentos contra la agresión Israelí contra Gaza.
Rabia que se puede expresar de muchas formas, a golpe de manifestación, de barricada y cócteles molotov contra los cuerpos represivos, o las entidades bancarias, símbolos por excelencias de sistema capitalista, pero igualmente mediante formas de resistencia pacifica o de desobediencia civil, como lo fue el movimiento por la insumisión al servicio militar obligatorio en el estado español que termino en victoria (ahora nos falta lograr que los mercenarios profesionales que han sustituido al viejo ejercito de recluta salgan de Afganistán y demás lugares donde están presentes); o de otras formas producto de las diferentes realidades; pero así mismo, con serena rabia, analizando, reflexionado, dialogando, preparando las armas teóricas, y las estrategias para dar vuelta a la tortilla, como decimos en nuestro país. Esto es, con el corazón caliente y la cabeza fría.
Y como no, con la alegría y desbordante vitalidad que observo en los múltiples espacios, actos y festejos, que componen este festival.
Este festival de la Digna Rabia, en tanto que lugar de encuentro de diferentes experiencias, y también opiniones, (pues la izquierda ha sido, es, y será siempre plural) supone un acontecimiento gozoso y esperanzador, como lo fue a otro nivel, hace 15 años, la irrupción del EZLN en la esfera nacional y mundial, justo al poco de la caída el Muro de Berlín y la proclama del “nuevo orden mundial” por parte de Bush padre, lo cual para los voceros del sistema suponía el “fin de la historia”, o el no va mas del desarrollo de la humanidad. Acontecimiento que por su dimensión y enfoque que suponía en soplo de aire fresco, y sobre todo, daba la razón a esa metáfora tan querida de Marx, de que la revolución, o la rebeldía, es un topo que cuanto menos se piensa irrumpe a plena luz.
Ósea, creando y reinventado HISTORIAS.
Topo, este, de la llamada a la revuelta y la revolución, que debe brotar por todo el mundo y con más fuerza si cabe. Y es que a DIFERENCIA de 1994, donde el neoliberalismo, la ideología que en aquel momento guiaba el capitalismo, y ACOMPLEJABA a la mayoría de la IZQUIERDA (que descubría las excelencias del “libre” mercado y las privatizaciones, lo cual a mas de un ministro de izquierdas le llevo a gritar ¡enriqueceos!; ósea, robemos) estaba en plena expansión, hoy esta en bancarrota, y el sistema capitalista EN PLENA CRISIS. Por ello que nuestro reto sea infinitamente mayor. Esto es, no se trata solo de resistir, sino de luchar por un cambio de paradigma a escala global.
Parafraseando el mensaje del Che a la Tricontinental, deberíamos de gritar hoy: creemos, diez, veinte, mil… rebeliones a la griega, insurrecciones a lo EZLN, ocupaciones de tierras y de fabricas, huelgas generales, ¡contra el capitalismo y por la humanidad!
Esta es mi modesta opinión.
De hecho, frente a quienes desde distintos foros del sistema abogan por un supuesto capitalismo ético (¿cabe contradicción en sus términos más flagrante?), incluso por su refundación, hay que afirmar sin ambages, ¡qué no! Que lo que queremos es darle la estacada mortal.
Por varias razones: Razones éticas, ya que el capitalismo, ese sistema que surgido hace unos 500 años (cuya acumulación primitiva lo realizo a costa de la colonización del continente que bautizaron con el nombre de América) y que según Carlos Marx, surgió “chorreando sangre sudor y lagrimas por todos los poros de su piel”, no ha dejando de generar todo tipo de guerras y calamidades, depredando la naturaleza hasta provocar efectos tan desoladores como el cambio climático. Y que además, cada cierto tiempo entra en crisis, con dramáticas consecuencias (bancarrotas, paro, hambrunas y guerras) ya que el capitalismo lleva la crisis inscrito en sus genes.
Y por pura supervivencia, razón tiene Hugo Blanco. La sentencia de Rosa Luxemburgo, “¡Socialismo o barbarie¡ es, desgraciadamente, más actual que nuca, vistos los peligros de nuevas guerras y conflagraciones, y por la velocidad que esta alcanzando la degradación medio ambiental y la catástrofe que de ello se deriva.
Por lo tanto, nos debemos dotar de un enfoque que contemple un cambio de sociedad en el horizonte, que llamaremos revolución (que no sabemos cuando y como se realizara), y a la corta cambios o reformas, cuanto, mas profundas y rápidas sean mejor.
Las reformas, como la agraria, o las llamadas institucionales, o de gestión de la economía, son también necesarias. Una crisis puramente destructiva, sin alternativas positivas a la corta, también nos perjudica, ya que a falta de medidas efectivas serán los sectores más desfavorecidos los que más sufrirán sus nefastas consecuencias, y además, una crisis sin salida, con un cambio negativo de la correlación de fuerzas, pueden abrir las puertas al fascismo, al racismo y la xenofobia, amen de guerras y todo tipo de dictaduras. Recordemos la década de los 30, justo después de la Gran Depresión.
Los viejos debates sobre si la superación del capitalismo seria mediante reformas sucesivas, o vía revolución, hoy no tienen sentido. Los antiguos reformistas dejaron de serlo para convertirse en gestores y lacayos del capitalismo, siendo la izquierda radical quienes exigen reformas radicales que hagan de puente hacia la orilla socialista. Ciento es que lo de puente es pura metáfora. Ya que la experiencia nos demuestra que son imposibles los tránsitos pacíficos y sin ruptura hacia el socialismo. Recordemos CHILE! Y no porque no fuese deseable, sino por imposible. Las Clases DIRIGENTES NO SE DEJARAN EXPROPIAR SOLO MEDIANTE VOTOS. EXIGIRAN PELEA. ¡Y LA TENDRAN!
Lo vemos en el presente. Los financieros causantes de la crisis, ladrones y sinvergüenzas de todo pelo quieren que paguemos nosotr@s los efectos de la crisis por ellos creada.
Todo gobierno burgués y capitalista, sea neoliberal o keynesiano, está por privatizar los beneficios y socializar las perdidas. Y en ese sentido van todas las medidas anticrisis que están tomando. Nosotros debemos de luchar y exigir lo contrario. Por ejemplo, la nacionalización de la banca y los sectores productivos y ponerlos bajo control de trabajadores, usuarios y depositarios.
Paralelo a los objetivos sociales y económicos debemos luchar por el mantenimiento o a ampliación de la democracia, según realidades y países.
Además de explotador, el capitalismo cuando lo ve necesario no duda en potenciar sistemas como el fascismo, el nazismo, y todo tipo de dictaduras militares. En los países llamados del primer mundo, al poco de la II Guerra Mundial, por la correlación de fuerzas surgida de la II Guerra Mundial, los capitalistas aceptaron el llamado Estado de Bienestar, en cuyo seno se lograron importantes conquistas democráticas. Pero la contrarrevolución liberal, consiguió invertir esas conquistas, y que sus negocios quedasen fuera del control y o la ingerencia de las instituciones “democráticamente” elegidas, y por supuesto, de las organizaciones de defensa de los asalariados.
El capitalismo hoy, presenta su verdadero rostro, exigiendo a los estados que le que saque de la crisis. Estados, que en su formato o fase neoliberal no han dejado de adelgazar en su vertiente social, pero fortalecerse en el terreno represivo (leyes que restringen derechos, readecuación de sus policías y ejércitos, etc).
El ejemplo mas claro lo vemos con relación a la llamada lucha contra el “terrorismo”. Por doquier crean espacios de impunidad, Guantanamos de todo tipo, donde se conculcan derechos humanos. EL estado español, no es una excepción. Es mas, ha sido una avanzadilla al utilizar leyes llamadas antiterroristas, propiciando medidas legislativas para ilegalizar partidos políticos vascos y cerrar diarios como EGIN y Egunkaria (el único diario en lengua vasca, que felizmente ha sido reemplazado por otro nuevo gracias al apoyo popular), a la vez que han permitido que en sus comisarías se siga interrogando mediante malos tratos, incluso con torturas, como lo demuestran las denuncias de Amnistía Internacional.
Represivo y además opaco. Cuanto más inexpugnable, más opaco se vuelve el estado burgués para el ciudadano, y este mas transparente e indefenso. Utilizando una metáfora, diríamos que el Estado se asemeja al radiólogo que oculto tras el aparato de rayos X ve todas nuestras entrañas mientras nosotros no podemos verlo a él
Nos han hecho creer además, que ciudadano de los países desarrollados es igual a consumidor pasivo, pero que nada tiene que decir a la hora de decidir que producir, como producir, para que producir, aduciendo que es el mercado (según la ley de la oferta y la demanda) el encargado de hacerlo. Cuando en realidad, el consumo es inducido por la mercadotecnia, que no tiene mas objetivo que el beneficio (ocultando sus efectos depredadores sobre personas y ecosistemas).
Su modelo perfecto de ciudadanía consumista sería la híper obesa población estadounidense, auténticos pavos cebados con el hígado hipertrofiado del cual extraerán el paté, ósea, el beneficio.
Claro que lo para algunos, es consumo artificial y desordenado, para otros supone hambrunas, epidemias, emigraciones masivas, como las que se asoman a las costas europeas cada vez más repletas de murallas y muros de topo tipo. Ya lo dice un dicho vasco: gutxiren asea, askoren gosea! ¡Hartazgo de unos pocos, hambre de muchos! Los muchos es la mayoría de la humanidad.
Por tanto, cuanto antes acabemos con el capitalismo, menos dolor y más probabilidades tendremos de instaurar un sistema socialmente justo y ecológicamente más sostenible.
II
Pero para acabar con el capitalismo nos harán falta estrategias adecuadas, acumulación de fuerzas y voluntad de victoria.
Nada más erróneo que pensar, que las crisis, incluso las que suponen un derrumbe momentáneo del sistema (como ocurrió en el crac del 29-33) traerán por sí mismas la liquidación o superación del sistema capitalista. Las lecturas teleológicas, sobre la inevitabilidad de su desaparición, producto de sus contradicciones internas, como las que realizó la socialdemocracia de principios del siglo XX, así como ciertos marxistas deterministas se han demostrado erróneas. El capitalismo es lo suficientemente fuerte, versátil y dotado de recursos, entre ellos los de los Estados, para reflotarse cargando a terceros lo efectos de la crisis, que si no se le obliga a lo contrario nos llevara al desastre una mil veces, hasta que la cosa no tenga ya remedio (esa es la lección de la Revolución Rusa, a pesar de su desenlace final). No en vano dispone también a su favor todos los recursos del Estado burgués.
Nada será posible sin lucha. Sin articular una línea de resistencia en la calle, en las fabricas y también en las instituciones. Remarco esto, porque en Europa tiene su importancia el ocupar espacios institucionales, sin los cuales es muy difícil lograr una audiencia popular, incluso sacar a la luz muchas de las tropelías del sistema, ocultas a la población. Aunque difícil, no es imposible salir tal como se entra. Sin ningún beneficio material y con el mismo espíritu de lucha. Lo digo, con el ejemplo de cuatro años, que no son muchos, de experiencia institucional, y que desde luego no es única.
Experiencia basada en la independencia de objetivos, sin pactos (salvo casos excepcionales) con los partidos burgueses, y mucho menos formando gobierno con ellos. Experiencia que combine dentro y fuera de las instituciones la defensa de lo mejor del Estado del Bienestar compatible con la justicia social y el desarrollo sostenible (que incluye el frenazo de muchas áreas productivas y modos de funcionamiento socialmente innecesarios) y avances cualitativos en el control de los recursos productivos, económicos y energéticos que deben formar parte de la agenda política y de la actividad social de la ciudadanía.
Y para luchar se hace necesaria la autoorganización independiente y soberana de los movimientos sociales, en cuyo seno los militantes deben de trabajar respetando y promocionando su autonomía. Esta idea no es nueva. Esta presente en los libertarios de siempre, en el propio Carlos Marx, quien dijo que “la liberación de los trabajadores seria obra de los trabajadores mismos” siendo los comunistas, “su fracción más consciente”. Nada que ver, con la nefasta idea de las vanguardias autoproclamadas, sean civiles o armadas, que consideran los movimientos sociales meras correas de transmisión de sus políticas. De esto tenemos sobrada experiencia en el País Vasco.
Pero también, hemos conocido experiencias contraías, como la que viví durante los años 1977-79, en mi pueblo Errenteria, donde existió una asamblea popular, que en los momentos álgidos agrupaba 5000 luchadores representantes de fabricas, sectores populares, vecinales, y donde las decisiones se tomaban (a veces, como en todo acontecer humano, cometiendo errores importantes, que en no siempre sabíamos apreciar) en el plenario de la asamblea y tras conocerse las opiniones de sus representados. Y lo hacíamos, hasta con el pueblo rodeado por la policía presta a intervenir.
III
Lucha y resistencia, coherencia entre fines y medios, imaginando una sociedad diferente, con nuevos valores acordes con lo que defendemos.
Durante el periplo neoliberal, salvo honrosas excepciones, la izquierda dejo de ser izquierda. Y la que perduro, también salvo excepciones, perdió o el atrevimiento, o la capacidad para imaginar una nueva utopía que le sirviese para animar las luchas del presente y alumbrar la sociedad del futuro. Sin duda en ello contribuyo, el síndrome producto del derrumbe del mal llamado socialismo real que nos arrastro incluso a los que desde lejos fuimos extremadamente críticos con dicho modelo, y sobre todo el acomplejamiento, de quienes desde su arrepentimiento proclamaban que el capitalismo y a democracia liberal era “lo menos malo, o, el mejor de los mundos posibles”.
Es hora de cambiar de tercio.
En primer lugar, recuperando el impulso ético, la honestidad y la coherencia, que siempre han estado (lo mismo que lo contrario, la degeneración y la corrupción) en la izquierda revolucionaria. Impulso ético acorde a la causa de los oprimidos, que es siempre de proyección humanista y naturaleza democrática, y que no busca el beneficio personal. Un revolucionarismo carente de humanidad, que utiliza cualquier medio, incluido él más sangriento y bárbaro, para alcanzar el supuesto fin (aunque sea colectivo), tampoco vale. No digamos del mesiánico que pasa por encima de las personas, pueblos y clases reales, arrogándose una representación que no tiene, lo cual le conduce a grave errores y degeneraciones. La experiencia de lo que fue el llamado socialismo real, debe estar tan presente como la critica al capitalismo. No en vano, duro casi un siglo, y sus efectos los arrastramos todavía.
En segundo lugar hay que rescatar, regenerar, refundar la idea del socialismo. El socialismo, (o como se quiera llamar en el futuro la sociedad alternativa) no puede ser una mera proclama a usar en las grandes efemérides. Debe de ser un proyecto alternativo para los momentos críticos, que además de luchar por objetivos inmediatos, abogue y luche por otro mundo basado en otras reglas y valores más acordes con el respeto de los derechos humanos (individuales y colectivos) la solidaridad, la libertad, la igualdad y la fraternidad. Objetivos proclamados por las izquierdas desde hace dos siglos y hoy todavía sin conseguirlos.
Un proyecto que aprendiendo de sus errores, además de se ser humanista, sea respetuoso con Ama Lur, la tierra madre. Para el capitalismo, la tierra y la persona es mercancía que se compra y se vende para obtener beneficio. Pero el socialismo burocrático, no fue en muchos casos mejor. Creyeron el equilibrio del terror. Participaron de lleno en la carrera armamentística, capaz de destruir todo el planeta. El uso irracional de los recursos naturales y de tecnologías contaminantes, la prepotencia burocrática produjo el accidente nuclear de Chernobil o la desecación de lago Aral. China ha construido la macro-presa de la Tres Gargantas, cuyos desastrosos efectos sobre el medio ambiente y las personas afectadas, puede ser incalculable. Eso no lo podemos olvidar.
El socialismo no puede ser confundido como un proyecto desarrollista, partidario de la superación de las contradicciones que impiden al sistema capitalista el desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas (en realidad destructivas), tal como se malentendió en el pasado por un cierto marxismo economista e híper desarrollista. Debemos evitar que el mundo natural y el humano choquen entre sí.
Supone para mi un terrible dolor contemplar la destrucción de ecosistemas de gran valor y extraordinaria belleza, y sobre todo el de neutro entorno diario saturado por infraestructuras de todo tipo, siendo este tema uno de los terrenos de mayor conflicto entre ecologistas y el sistema. Concretamente, en el País Vasco, la Lucha contra el Tren de Alta velocidad (cuyo alto costo económico repercutirá negativamente en el terreno social, y su impacto medio ambiental será terrible) esta generando una amplia respuesta articulada en una coordinadora que agrupa partidos sindicatos, organizaciones populares y ecologistas que han sido capaces de lograr una gran audiencia en la sociedad.
Un proyecto humanista y mundial que conserve y defienda y la pluralidad y diversidad lingüística y cultural. Modernidad y tradición (que no tradicionalismo), son dos caras de la misma moneda, que a su vez tiene su lado luminoso y su lado oscuro. En nombre de la modernidad y del universalismo se han destruido pueblos y culturas, pero en nombre de la tradición protegido ritos e intereses de poder, como la ablación de las mujeres africanas, o la venta de hijas por sus padres.
No es lo mismo internacionalismo, esto es la solidaridad entre las clases y los pueblos oprimidos que el cosmopolitismo supuestamente “anacional”, generalmente imperialista, o incluso, falsamente izquierdista, producto de una mala o interesada interpretación de aquel eslogan, ¡los obreros no tienen patria! Cosa cierta cuando se trata de las patrias imperiales (Marx lanzo tal consiga para denunciar a las burguesías que en nombre de la patria utilizaba a los trabajadores como carne de cañón); pero no cuando se trata de reclamar para el pueblo trabajador la soberanía de las tierras y el disfrute de los propios recursos y desarrollo sus propias culturas. Creo que esa, era la idea de Sandino cuando proclamaba una “Patria de hombres y mujeres libres! O de Zapata y su grito ‘¡Tierra y Libertad!
La antigua Unión Soviética y la China Popular, no fueron ejemplos de lo que podríamos llamar internacionalismo interno y externo: deportaciones de minorías consideradas traidoras, asimilación más o menos forzosa de lenguas y culturas, todo ello en nombre del socialismo.
Como vasco, siento el mismo apego a mi lengua propia que el que tenéis las comunidades indígenas a la vuestra. Y sé que la desaparición de la misma no se produce de forma espontánea sino por opresión. No hace tanto tiempo, durante la dictadura franquista ya antes de ella, a los niños que hablaban vasco en horas escolares, los maestros les ponían un anillo al dedo, con el objeto de que si para el final de clase no se lo habían puesto a otro compañer@ que hiciese lo mismo que él, sufriese castigo. Así además de humillante, el sistema del anillo creaba una red de obligada complicidad.
El terrible estado en que quedo la lengua vasca durante la dictadura franquista, empujo a mucha gente a construir escuelas que en un principio fueron clandestinas, posteriormente permitidas pero aunque no legales (lo cual atenuaba la represión pero no el gasto económico). En el presente, el vasco es la columna vertebral de la enseñanza pública de la Comunidad Autónoma de Euskadi, en parte gracias al pasado esfuerzo (político y cultural), pero solo lo es de forma deficiente y territorialmente limitada, en la Comunidad Foral de Navarra, y solamente privada, aunque legalizada en las tres provincias de Iparralde (ubicadas en la Republica francesa). [1]
Nuestro problema no es solamente cultural. Los vasc@s, en tanto que ciudadan@s, no pueden decidir libremente su futuro nacional. Se nos obliga a ser españoles o franceses, sin que podamos dar nuestra opinión al respecto, constitucionalmente negada. Y los que así nos vemos y pensamos, no pedimos más que el mismo derecho de los españoles y franceses para ser europeos en pie de igualdad.
Cierto es que las burguesías, y las elites, nacionales, suelen utilizar tales reivindicaciones en su beneficio, hablando en abstracto de construcción nacional y en concreto de sus intereses particulares. Lo mismo diría de los caciques y dirigentes tradicionales de muchas comunidades indígenas. Por eso nuestra idea de construcción nacional esta vinculada a un proyecto de izquierdas diferente a las de nuestra propia burguesía. Y sobre todo, como un proyecto nacional, abierto y solidario a otros pueblos. Por esos defendemos el derecho a la autodeterminación nacional, como un principio democrático que debe formar parte de todo programa de izquierdas.
Digo esto, porque si bien en el pasado al alimón de los movimientos anticoloniales y antiimperialistas, así como durante el periodo que se conoció como la “Primavera de los pueblos del Este de Europa”, tal demanda gozo de gran predicamento en la izquierda radical y anti-imperialista (no así en la social democracia, siempre plegada a los intereses de Estado); tras los posteriores acontecimientos en lugares como los Balcanes, se observa un notable desafecto.
Muchas gentes de izquierda antaño partidarias de tal concepto, hoy ven con recelo las propuestas autodeteminacionistas, y no digamos nacionalistas. Sin distinguir entre distintos nacionalismos, y sin darse cuenta que rechazando todos –supuestamente-, caen bajo la influencia de los nacionalismos dominantes. Los del estatus quo.
Esto no quita, que en efecto, no prestemos atención a los peligros presentes en todo nacionalismo (como el internacionalismo según se utilice tiene los suyos, en nombre del internacionalismo proletario el estalinismo hizo barbaridades), incluido el de los pequeños. No es infrecuente en la historia, casos de pueblos oprimidos convertidos en opresores de otros pueblos o de sus propias minorías. Un caso extremo es sin duda, el sionismo, surgido con la intención de agrupar la población judía dispersa por el mundo, frecuentemente utilizada como chivo expiatorio, y que con el nazismo sufrió un autentico holocausto y que termina convirtiéndose en potencia ocupante e imperialista, espejo invertido de sus antiguos verdugos.
Ningún pueblo o nación, grande o pequeño es homogéneo, ni esta exento de minorías o de pluralidades diversas, máxime en momentos de grandes emigraciones económicas, guerrás y calamidades.
Incluso hay que reconocer, que tal pluralidad, dificulta no pocas veces la puesta en marcha de un proceso autodeterminativo, dado que puede darse ideas diferentes en torno a la conveniencia o no de su ejercicio. El derecho de autodeterminación, no es una varita mágica. Pero es la única, la mejor, o si se quiere la menos mala de las soluciones.
Me extenderé en ello:
Supone el modo más razonable de solucionar democráticamente un conflicto de aspiraciones nacionales diferentes y lograr una sociedad mas cohesionada, más integrada y aunque respetuosa de su pluralidad. Es además, es un buen un punto partida para toda la sociedad de la nación oprimida en la medida de que no supone de entrada, una opción determinada (nacionalista o unitarista) sino el auto-reconocimiento por parte de toda la sociedad, en nuestro caso la vasca, de su mayoría de edad para poder decidir con toda libertad la relación con las naciones limítrofes y como solucionar sus problemas internos.
Un pueblo que, decide lo que decide (separase o reunificarse) al hacerlo de forma democrática y sin injerencia alguna, genera mejores condiciones para su cohesión interna y relaciones externas. Nostr@s queremos buenas y amistosas relaciones con España y Francia. Ello solo es posible en pie de igualdad. Ello ayuda además ha hacer causa común en otros temas, inherentes a la condición de izquierdas. Fruto de ello es nuestra admiración y amistad con militantes como Jaime Pastor y Olivier Besacenot y las organizaciones que representan en los Estados Español y Francés
Las virtudes de un proceso autodeterminativo no se limita a lo nacional, puesto que su ejercicio alienta valores y aspiraciones que engarzan con el ideal libertario e igualitarista, de un mundo formado por pueblos y personas libres, que eligen en libertad sus formas de gobiernos y sus relaciones sociales. De ahí, que siempre estuviese presente en el diccionario de los movimientos progresistas y no de los conservadores o reaccionarios.
Y sobre todo engarza, con la democracia en su sentido mas fuerte, de autogobierno y auto actividad popular, bastante asentada en la cultura y de las sociedades occidentales (aunque muchas veces conculcada con guerras, golpes, fascismos y dictaduras varias): que el pueblo decida libremente es un argumento fuertemente democrático, y si además así ocurriese, difícilmente objetable, tal como afirmaba el Tribunal Constitucional de Canadá respecto a una hipotética mayoría en Québec.
En lo relativo al sujeto. “El sujeto de la autodeterminación debe ser, en principio, toda la ciudadanía del territorio nacional que pretende autodeterminarse, los nacidos y los no nacidos en él, los partidarios de la independencia y los contrarios”. Y con esto quiero aclarar, que para nosotros es ciudadano vasco- por tanto sujeto de derecho- quien vive y trabaja en el país vasco, haya nacido donde haya nacido.
Otra cosa es, si tal proceso autodeterminativo se pueda o deba realizar al mismo tiempo en los siete territorios, o de forma discontinua acorde a los ritmos exigibles por las voluntades de dichos territorios. Tema este, harto complicado en la actual situación.
La autodeterminación el camino. La soberanía plena, el objetivo. Todos/as somos conscientes, que en el mundo de hoy, la soberanía nacional-estatal, esta sufriendo fuertes limitaciones, hasta el extremo de que salvo por parte de determinados países (imperios que deciden sobre otros y no permiten que nadie se inmiscuya en lo suyo, por ejemplo, la política de los USA ante Irak) se hable mas de soberanías compartidas, que de soberanías totalmente independientes (prueba de ello es el proceso de Construcción Europa).
En efecto, son muchos los poderes surgidos en la era de la globalización, tales como las instituciones transnacionales, los pactos entre Estados, intereses geopolíticos, los cuales, sea, por “libre” aceptación sea, por imposición, condicionan y limitan la soberanía de los estados nacionales, y no digamos de las gentes y los pueblos sin Estado propio.
Y sin embargo, para nosotros, sigue siendo un objetivo pertinente por nuestra condición de pueblo minorizado que quiere situarse en pie de igualdad con las demás naciones que conforman Europa, y sobre todo, para que poder enfrentarse mediante políticas sociales y económicas a los desmanes desreguladores y culturalmente homogenizadores de la globalización capitalista, posibilitándose así la articulación social y nacional de la ciudadanía de Euskal Herria.
Muchos nos preguntan. ¿Qué sentido tiene en la era de la globalización, y en concreto en la de la construcción europea abogar por un Estado soberano, incluso independiente? La respuesta, es: el mismo sentido que mantener los actualmente existentes. Con el argumento añadido de que son un marco mas adecuado para “construir relaciones sociales”, según expresión de Michael Keating.
Los Estados al estilo del Estado español, además de los inconvenientes anteriormente reseñados, no aportan ninguna ventaja derivada de su mayor tamaño respecto a las naciones que oprime, a la hora de buscar soluciones a problemas que solo pueden darse a escala más amplia. Sin embargo tienen el inconveniente de, de ser demasiado grandes para “conformar sociedades nacionales autogobernadas capaces de funcionar”. Idea esta, defendida por el laborista Raymond Williams, que la utiliza para afirmar su opción galesa y europeísta, frente a la Gran Bretaña actual.
La ampliación de la esfera supranacional favorece en cierto modo la viabilidad de entidades políticas nacionales más pequeñas que los estados actuales. Aunque por otra parte, esta creciente interdependencia obliga a interrogarse sobre el alcance en este contexto de conceptos como soberanía e independencia. Para todos, los que lo gozan en la actualidad y los que aspiran a ejercerla. Esto es. Separación e independencia al viejo estilo; o reajuste y remodelación de los viejos estados en aras de una Europa, federal, confederal, que tenga en cuenta las naciones realmente existentes.
En una palabra. Estaríamos hablando de un federalismo vasco-europeo de nuevo cuño, asociado a un proyecto Europeo (también de nuevo cuño), más acorde con las necesidades sociales, culturales, económicas y políticas de sus habitantes. Y por supuesto, muy alejada de la Europa imperialista del presente.
Ondo esanak onartu,
Gaizki esanak barkatu! [2]
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[1] Euskal Herria, el País del Euskera –lengua vasca- comprende siete territorios históricos. Cuatro, cuatro ubicadas en dos comunidades autónomas del Reino de España (Comunidad Autónoma de Euskadi y Comunidad Foral de Navarra) y tres en la Republica Francesa (Lapurdi, Baja Navarra y Xuberoa)
[2] Estimen lo bien dicho,
Disculpen lo mal dicho
sábado, 31 de enero de 2009
Una muy digna rabia
Publicado por Marce en 18:45
Etiquetas: autodeterminación, Internacionalismo
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