domingo, 30 de noviembre de 2008

«La izquierda abertzale debe construir una estrategia eficaz para alcanzar un escenario democrático»

Arnaldo Otegi (GARA)
Ésta es su primera entrevista para un medio nacional desde que salió de prisión hace tres meses. Transcurrido ya un año y medio desde el final del proceso de negociación, Arnaldo Otegi subraya la necesidad de articular una estrategia que supere el actual bloqueo y posibilite saltar el muro contra el que se han estrellado históricamente las reivindicaciones vascas. Y remarca que sólo la izquierda abertzale tiene capacidad de mover el escenario político y crear un proyecto ilusionante





Iñaki IRIONDO-Ramón SOLA


Arnaldo Otegi, interlocutor de la izquierda abertzale con el Estado español, aborda la necesidad de que la izquierda abertzale en particular y los independentistas vascos en general articulen una estrategia eficaz que permita superar el muro contra el que se han estrellado todos los procesos anteriores: la imposibilidad de dar el salto desde el escenario actual, desgastado pero vigente, a otro democrático. Para ello sostiene que es necesario articular un bloque independentista a la izquierda del PNV que modifique la correlación de fuerzas en el espacio abertzale.

Hubo muchas especulaciones cuando salió de la cárcel y después usted ha mantenido varios meses de silencio. ¿Qué ha hecho durante este tiempo?

Fundamentalmente, hablar con la gente y escuchar. Lo tenía pensado durante la estancia en la cárcel. Teniendo en cuenta la situación de bloqueo existente y viniendo como veníamos de un proceso de negociación con el Estado, había pensado dedicar tres meses a hablar con el máximo número de gente posible para hacerme una radiografía de la situación, de cómo estaba la izquierda abertzale y otros sectores sociales. Esto te permite intuir dónde está el carril central mayoritario de la gente.

¿Y cuál es la radiografía que ha obtenido?

Por un lado, hay una sensación muy grande de bloqueo, con una situación terrible en términos represivos. También he percibido indicadores de frustración y escepticismo ante una situación en la que el movimiento abertzale parece estar gripado políticamente. Pero al mismo tiempo he observado que muchos sectores populares están esperando a la izquierda abertzale, porque consideran que sólo ella -aunque no en solitario- tiene capacidad para mover el escenario político y esperan que retomemos la iniciativa para sumarse a un proyecto político ilusionante. Y son sectores muy amplios del país.

Pero, ¿está la izquierda abertzale en condiciones de plantear esa alternativa?

Aceptando que todos hemos cometido errores, hay un dato a destacar: ha fracasado la operación política que el Estado diseñó hace treinta años para asimilar al pueblo, troceando el país y negándole la soberanía, e intentando aniquilar a la izquierda independentista. Los instrumentos que se diseñaron para la asimilación del pueblo vasco, como el Estatuto y el Amejoramiento, están desactivados en gran medida gracias a nuestra lucha. Y ésta es una constatación que podemos hacer en términos nacionales, porque es en el conjunto de Euskal Herria en el que se da un cuestionamiento de los marcos vigentes. Hoy nadie piensa que el futuro de este país se va a construir sobre los cimientos puestos hace treinta años. Ésa es la victoria importante de la izquierda abertzale, que ahora hay que saber vehiculizar adecuadamente. Se constata que hay una mayoría popular, una mayoría sindical, una mayoría política que hoy podría estar configurando una alternativa a los marcos diseñados, y es responsabilidad de la izquierda abertzale construir una estrategia eficaz que permita pasar de la actual situación de negación e imposición a un escenario democrático.

¿Cuáles son esas condiciones para el cambio que dice que existen?

La primera y la gran victoria es que hemos hecho fracasar los instrumentos diseñados hace treinta años para asimilar al pueblo vasco y a la izquierda abertzale. La segunda condición es que la mayoría popular y social del país ha asumido que la alternativa democrática, en lo relativo al Estado español, pasa por cuatro territorios y derecho a decidir libre y democráticamente nuestro futuro. Y la tercera condición favorable es que existe un contexto europeo que avala a quienes queremos crear un Estado vasco. Ahí está el ejemplo de esta semana de Groenlandia, al que se puede sumar el de Escocia. Lo fundamental, sin embargo, no es acertar en este diagnóstico, que puede ser ampliamente compartido, sino cómo somos capaces de impulsar una estrategia para el cambio político en Euskal Herria, cómo somos capaces de poner en marcha un proceso que habilite una negociación con el Estado que nos conduzca a un estadio democrático donde desarrollar la opción independentista y socialista en nuestro pueblo.

Hablaba de crear condiciones para una negociación con el Estado. ¿Cree que existe conciencia exacta de hasta dónde se llegó en el último proceso, por ejemplo, de cuál fue la implicación internacional?

No existe esa conciencia, porque hemos sido extremadamente discretos en los datos que hemos ido facilitando. Quienes pudimos vivir en primera persona esa experiencia lo que sí podemos trasladar es que hubo una implicación internacional al más alto nivel y que en el centro de Europa nosotros abordamos un debate en términos políticos que recogía la cuestión territorial y el derecho a decidir libre y democráticamente nuestro futuro, y que nuestra posición fue entendida como razonable por buena parte de los observadores internacionales. Y a día de hoy considero que existe por parte de esos agentes la misma predisposición que hubo entonces para colaborar en la creación de un nuevo proceso de negociación.

Ese parece un dato importante.

Lo es, porque creo que la izquierda independentista tiene que jugar fundamentalmente en tres escenarios. El primero es vertebrar una alternativa política a la izquierda del PNV que lidere el cambio político desde posiciones independentistas. El segundo es el terreno de la confrontación con los estados, que debe combinar una estrategia de negociación y acuerdo para resolver en términos democráticos el conflicto político con el impulso de una acumulación de fuerzas independentistas y progresistas. Y el tercer escenario es el europeo. El proceso permitió instalar el debate sobre el problema vasco en Europa y la comunidad internacional en general, y a día de hoy se puede decir que, en Europa, mediante la construcción democrática de mayorías amplias en torno a la independencia, es posible acceder a la creación de un Estado.

Además de la implicación internacional, ¿se puede salvar algo más del último proceso para utilizarlo en el futuro?

Tanto en Loiola como en la última etapa del proceso se avanzó en términos políticos, aunque eso no quiere decir que se alcanzara un punto satisfactorio en las negociaciones. Pero se avanzó de manera significativa en algunos puntos, aunque no en otros. Y cualquier intento que pase por reeditar un proceso de negociación con el Estado tiene que tener anclajes sólidos. El primer anclaje tiene que ser el indispensable protagonismo del conjunto de la sociedad vasca como auténtico garante del desarrollo del proceso negociador. En segundo lugar, el fortalecimiento del independentismo en este país, la construcción de un bloque popular independentista que articule, en solitario o junto con otros, a esa mayoría que quiere el cambio y a ese sector popular que quiere construir un Estado desde la izquierda. Es decir, ésta es una oferta al pueblo abertzale de izquierdas. Este bloque deberá, además, hacer frente a la represión del Estado. Aquí conviene recordar que las recetas represivas ni van a alterar nuestra posición política ni van a destruir a la izquierda independentista. En tercer lugar, una tarea fundamental es lograr la implicación de la comunidad internacional. Y, por último, hay que recuperar los contenidos políticos y el listón que se dejó en la última etapa negociadora para, a partir de ahí, intentar reconstruirla.

Habla una y otra vez de un bloque independentista. ¿Cómo se construye y con quién?

Antes que nada, haría una apelación a la confianza en nuestras propias fuerzas. La izquierda independentista tiene una base sólida en este país y un recorrido histórico con muchos años de sacrificio, de militancia, de honradez política y revolucionaria, con buenas dosis de gestión institucional. A partir de ahí, los independentistas tenemos la necesidad de liderar es- te momento histórico, lo que pasa por construir una alternativa al PNV.

¿No ve al PNV en un bloque independentista?

No. Pero es el PNV el que se autoexcluye tanto en modelo político como en posición social. Este partido tiene perfecto dere- cho a hacer la política que diseñe y decida. Pero lo que se ha comprobado es que este PNV, y este EBB, hace una apuesta por acomodarse al modelo de Estado español negando las vías para construir un Estado para los vascos. Ésa es su apuesta. Y por ello, creo que tenemos que liberarnos incluso de cierto complejo sicológico que tenemos con el PNV. No podemos gastar ni un esfuerzo más en convertir al PNV en lo que no es. El PNV tiene hipotecas políticas, económicas e institucionales con respecto al Estado español y ése es el PNV que existe. Nos corresponde a los independentistas, a todos los que queremos construir un estado en este país, liderar ese proceso sin esperar a nadie, haciendo una oferta a lo que denominaríamos pueblo abertzale de izquierda. Tanto del análisis de los datos electorales como de las muchas conversaciones mantenidas con sectores que no son sólo de la izquierda abertzale, sino del movimiento sindical o del asociativo, se ve que existe una corriente popular y social que quiere que alguien construya una alternativa al PNV desde el independentismo y desde la izquierda, y están esperando que lo haga la izquierda abertzale. Otra cosa es cómo abordamos la política de alianzas para otro tipo de planteamientos que en un momento puedan ser operativas desde el punto de vista político, electoral o institucional. Pero lo primero que tiene que hacer la izquierda abertzale es tomar conciencia de que nos toca liderar, probablemente junto a otros, la estrategia para recuperar la soberanía vasca y abrir el camino a la construcción del Estado vasco. Lo tenemos que hacer, y cuanto más tardemos, más tiempo perdido. Hay condiciones y tenemos que tener ambición de ganar.

Pero cuando algunos de esos sectores se acercan a la izquierda abertzale, la primera barrera que ponen es la de la lucha armada. Ahí está el caso de ELA, de EA...

Parece que nos movemos en círculo. Ésa es una evidencia. Pero todos tenemos que huir de las recetas fáciles. Porque no es cierto que el cese ni tampoco la persistencia de la lucha armada resuelvan todos los problemas. Y tampoco es solución hablar de un polo soberanista que nadie define, que nadie concreta y al que nadie dota de un programa. Hay que hacer las cosas bien, con tiento y con solidez. ¿De qué se trata? De construir una estrategia eficaz para, primero, lograr un escenario democrático, desde el reconocimiento nacional y respeto a la voluntad popular vasca, para luego avanzar hacia la creación del Estado vasco. Ése es el debate que hay que abordar, y abordarlo en su integridad. No se trata de hacer las cosas de forma parcial: tú tienes que hacer esto y el otro tiene que hacer lo otro. Todos tenemos que construir ese bloque que demanda una buena parte del país. Y hay que hacerlo con perspectiva de momento histórico y con ambición de ganar, no como un señuelo que trata de rentabilizar electoralmente la situación de apartheid que sufre la izquierda abertzale.

¿Lo que se plantea es otro Lizarra-Garazi?

Hay que ser cuidadoso a la hora de poner etiquetas. Yo hablaría de la necesidad de articular y acumular fuerzas en torno al proyecto independentista con otros sectores políticos, sindicales y sociales. Pero no se puede plantear el modelo de Lizarra entendido, como en 1998, como un modelo de negociación. En la antesala de un nuevo ciclo, con reubicaciones de carácter estratégico de todos los agentes políticos, hay que acumular fuerzas tanto en el reconocimiento nacional y el derecho de autodeterminación como en torno al modelo estratégico independentista. Es decir, acumulación sobre el derecho a decidir, pero también sobre cuál es la referencia estratégica en modelo político y social.

En el futuro más inmediato, en marzo, hay unas elecciones autonómicas en la CAV. ¿Cómo se las plantea la izquierda abertzale?

Quiero resaltar una idea muy importante. Herri Batasuna, desde su fundación, nace con el objetivo de la lucha institucional y la lucha de masas. El Estado, en un momento, intentó que nuestra presencia en las instituciones se convirtiera en un anzuelo para asimilarnos, como hizo con EE u otros sectores. Treinta años después, lo que el Estado hace es intentar dejarnos fuera de las instituciones. Habría que preguntarse por qué. Pues porque hemos planteado una presencia, una lucha institucional y una gestión que consolidan en el país una alternativa política integral. Por eso nos quieren fuera. Y yo creo que la izquierda abertzale tiene que estar en las elecciones, tiene que estar en las instituciones, tiene que estar en la lucha de masas aunque en este momento coyuntural razones de Estado van a tratar de impedir que podamos estar de manera legal en las elecciones y después en el Parlamento de Gasteiz, como ya lo han hecho en el Parlamento de Nafarroa y en multitud de ayuntamientos. Pero la izquierda abertzale tiene que hacer un esfuerzo por estar en las elecciones y estar en las instituciones. Insisto, la vocación de la izquierda abertzale es estar en las elecciones y trabajar en las instituciones de este país, porque nacimos para eso, complementando la lucha popular y trasladando las reivindicaciones de los trabajadores vascos.

¿Está el Estado español en una situación de fuerza?

El Estado tiene mecanismos de coacción y de represión que se ven y sufren todos los días. Ha demostrado a lo largo de los siglos su capacidad de ser implacable y cruel. Pero está bastante más débil políticamente frente a las demandas democráticas del pueblo vasco. Primero, porque la estrategia diseñada hace treinta años para asimilar al pueblo vasco y liquidar a la izquierda abertzale ha fracasado. Sigue teniendo un problema con el pueblo vasco, que mayoritariamente quiere articularse en términos democráticos. Ahí reside su debilidad. El Estado no ha conseguido que la mayoría popular vasca acepte con naturalidad seguir siendo española o haya renunciado a la construcción nacional. Ése es nuestro gran activo, el más importante. En ese campo está débil, pero eso no quiere decir que no sea capaz de la mayor crueldad. El Estado está estratégicamente más débil que hace treinta años, pero el problema es que, aunque hayamos ganado terreno, la situación sigue bloqueada.

¿Y cuál puede ser la clave para el desbloqueo?

Hay que ver cómo alteramos la correlación de fuerzas y cómo la situamos en la confrontación con el Estado. Porque es cierto que hemos desgastado sus instrumentos, que hay una mayoría favorable al cambio, pero cada vez que intentamos pasar de este escenario al escenario democrático nos encontramos con el mismo muro. Y lo que hay que analizar es que quizá nosotros también fallemos ahí. Hemos podido resistir, desgastar sus instrumentos, pero no acertamos a dar el salto. Estamos en un tránsito entre escenarios y, en este momento, al único que le interesa alargar ese tránsito, el que está apostando por mantener esta situación, es al Estado. Porque considera que mientras alargue ese escenario, evidentemente, no se llega al nuevo y, además, gestiona mejor la situación.

¿Qué debería hacer la izquierda abertzale para acelerar el cambio de escenario?

Tiene que retomar la iniciativa política. Hay sectores sociales y populares que comparten el diagnóstico y la alternativa con la izquierda abertzale, y nuestro reto es articularlos y dotarles de una estrategia eficaz que permita construir primero un escenario democrático y abordar después un proceso de articulación territorial y soberanía que nos lleve hasta el Estado Vasco Socialista. Hay que saber hacerlo con tranquilidad. Tenemos que acertar en cómo construimos desde la actual situación el nuevo escenario, y ahí es donde la izquierda abertzale tiene que hacer una profunda reflexión.

Retomar la iniciativa política no parece fácil. Todos cuantos con usted estaban en la Mesa Nacional están en la cárcel...

A mí se me ha etiquetado siempre como alguien muy optimista, pero los datos para el optimismo los extraigo del análisis político. Nosotros hemos nacido del pueblo y para servir al pueblo, y no hay más garantía de liberación nacional que el pueblo, que organizar los sectores populares a niveles mayoritarios. Ésa es nuestra garantía, nuestro colchón y nuestra red. Tenemos que jugar ahí. Junto a esto está la realidad de que ahora tenemos el mayor número de presas y presos políticos que ha habido en la historia, por encima de los 750. Esos presos son, en primer lugar, personas. Es algo que hay que subrayar: los encarcelados y las encarceladas son, en primer lugar, personas y, en segundo lugar, militantes políticos. Y están haciendo un sacrificio enorme por este pueblo. Lo dije en mi acto de bienvenida en Elgoibar y lo repito ahora: su liberación es un deber ético, político y humano que tiene la izquierda abertzale.

¿Cómo puede hacer eso la izquierda abertzale?

En primer lugar, luchando por un cambio político y participando en las dinámicas de movilización de masas a favor de los represaliados. En segundo lugar, trabajando para que esas dinámicas acumulen el máximo de sectores políticos, sociales y sindicales. Y en tercer lugar, enmarcando su liberación en un proceso de negociación y acuerdo con los estados.

¿Qué opciones reales hay de recuperar un proceso negociador y qué voluntad puede tener el Estado para ello?

Hay que huir de la cuestión de las voluntades. El Estado no tiene, en principio, voluntad de hacer concesiones en su soberanía. Hay que partir de esa base. Ellos tienen su estado organizado y nosotros no tenemos estado. Ningún estado entra en un proceso de negociación por voluntad. Entra a veces por necesidad y a veces por intereses de distinto tipo. Y su voluntad, como es lógico, será cerrar un acuerdo cediendo lo mínimo posible. La cuestión fundamental en este tránsito entre ciclos, tras el agotamiento del marco jurídico impuesto a Euskal Herria, es la fuerza y convicción para incidir en los cambios políticos que pueda articular la sociedad vasca. Y ésta es la responsabilidad de la izquierda abertzale.

Entonces, ¿sobre qué base se puede plantear una negociación con el Estado?

Sobre la base que abandonamos en la última etapa negociadora y profundizando en ella para dar una solución democrática al conflicto. Pero yo no le pongo fecha, ni mañana ni pasado, aunque, desde mi punto de vista, cuanto antes, mejor para todo el mundo. La fuerza de la izquierda abertzale es ir a esa mesa defendiendo una posición política democrática que es mayoritaria en Euskal Herria. Eso es esencial, ésa es mi fuerza, no tengo otra. En segundo lugar está el contexto europeo, ahí están los ejemplos de Groenlandia y Escocia, que van en la dirección de la solución que planteamos. Y en tercer lugar creo que si antes, durante y después de ese proceso sabemos articular un gran movimiento popular que lidere a los sectores independentistas, nos iremos fortaleciendo durante el proceso. Sabiendo, eso sí, que no hay proceso sin contradicciones y que no hay procesos rápidos o procesos-milagro. Un proceso de negociación no es que uno se sienta en la mesa a firmar lo que otro plantea, sino que un proceso de negociación intenta resolver los problemas. Dicho esto, también creo que al Estado español le falta cultura democrática para afrontar un proceso de esas características. Más importante que desactivar su estrategia represiva sería aún que explique al pueblo español que, independientemente de la lucha armada, o el terrorismo como dirían ellos, hay un problema político que debe resolverse en términos políticos a través de mecanismos de diálogo y negociación. Ésa es la terapia para acuerdos democráticos que garanticen escenarios de paz y soluciones estables.


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sábado, 29 de noviembre de 2008

¿Es necesaria una nueva fuerza?



"Se impone “VOLVER A EMPEZAR”: iniciar una nueva etapa de acumulación de fuerzas basada en la centralidad de las redes de los movimientos sociales alternativos y en la búsqueda paralela de nuevos marcos de trabajo en común entre los sectores críticos de EB e IU y los que están fuera de esta formación y apuestan por una izquierda anticapitalista y alternativa".
(Este artículo fue debatido entre los sectores críticos de EB, pero por la dimensión social que requiere la reflexión política sobre si es necesario o no un nuevo sujeto político en Euskal Herria; los argumentos van más allá de EB y a los autores no gustaría aporta nuestra reflexión como un elemento más de debate en esta situación) Marce



Joseba, Ruben; Mikel y Marcelino

En el debate que emprendemos el llamado bloque critico de Ezker Batua se oyen a menudo voces que nos plantean la cruda realidad en que nos encontramos la izquierda alternativa. Frases tales como: “Fuera hace mucho frío” o “No hay espacio para otra fuerza electoral” son bien conocidas y además tiene una base real, como para no tenerlas en cuenta. Ahora bien, tenerlas en cuenta no puede ser motivo para el inmovilismo.

Hace mucho frío… Es cierto. Hoy la izquierda alternativa y transformadora esta totalmente desperdigada: Hay compañeras y compañeros en Zutik, en Aralar, en IA desperdigados en los movimientos o refugiados en casa. Pero no es menos cierto, que ninguna de las fuerzas realmente existentes juegan el papel que algunos de nosotros/as creemos que debe ser el papel de esa izquierda.

Para nosotros y nosotras la izquierda transformadora no debe ser un mero aparato gestor de un sistema político-económico y social injusto. Luchamos por otro mundo que creemos posible,aunque hoy este lejano. La izquierda institucionalizada se ha olvidado de esto… solo pretende gestionar los espacios institucionales, que ocupa tras unos resultados electorales mejores o peores. Curiosamente, cada vez peores y cada vez cediendo más terreno al liberalismo.

El espejismo gobernantista de la izquierda transformadora ha tenido dos ejemplos espectaculares, más allá de los propios casos de IU y de EB, en su adaptación a la política institucional y “realista”: el PT en Brasil y Refundacione en Italia. De su ejemplo debemos aprender lo que no se debe hacer.

Hoy, no hay un debate real entre un supuesto reformismo transformador y los llamados revolucionarios. El debate esta en la adaptación a las políticas liberales o social-liberales o la potenciación de resistencias antagónicas con este sistema.

Seria un error plantearse si hace frió fuera o no, si no miramos que se puede hacer dentro. Y hay que decir la verdad… que desgraciadamente dentro: ESTAMOS CONGELADOS. Congelados para desde esta organización, desde EB, poder acercarnos a sectores jóvenes nuevos que desconfían mucho de las organizaciones institucionales, o para acercarnos a lo poco, o aun los pocos movimientos sociales activos en Euskadi. Sin duda si no queremos alejarnos de ellos debemos tomar distancia de la propia organización en la que hemos venido participando. En EB no hay espacio para atraer a lo nuevo ni para “resucitar” a lo viejo.

A parte de esto, nos tendríamos que hacer la pregunta: ¿Espacio político para que? ¿Espacio para tener unos millares de votos que nos den representación y con eso, simplemente, seguir sobreviviendo? Nosotros no debemos hacer de menos a la representación institucional, pero desde luego no creemos en ella, como el principal instrumento para el cambio social. Para nosotros, esta es una labor más, y está ligada a la capacidad de la sociedad para modular sus posiciones, bien cada vez más a la izquierda o bien cada vez más hacia la adaptación al sistema.

Hoy esta claro, que nuestra sociedad está en una fase de derechización política y que quien tiene la iniciativa, es esa misma derecha. Que la sociedad, los ciudadanos, se encuentran en la encrucijada entre una política antisocial y la adaptación de las llamadas izquierdas institucionales a esa realidad.

Entre la izquierda del PSOE (gestionadora de un sistema de forma cuasi-liberal), el PNV con posiciones parecidas, más o menos progresistas en abstracto y una izquierda abertzale autista políticamente con su sociedad…. ¿Hay un espacio?

Nosotros creemos que sí… Que hay un sector amplio de la ciudadanía que busca otra forma de hacer política, que cree que es necesaria la participación ciudadana de base, que es necesaria la resistencia ante los envites económicos, políticos y sociales del sistema… Que cree que es posible otro mundo.

Una parte de esa gente… voto Ezker Batua… otra se abstuvo, una ha abandonado ya el voto a EB… cansada de las políticas sucedáneas de Ezker Batua y de la propia IU, donde sus lideres o piden una conserjería o un ministerio previo a las propias elecciones. Estos sectores se sienten abandonados en sus reivindicaciones sentidas y van poco a poco o votando el mal menor o engrosando la fila de los desencantados abstencionistas. IU y EB están provocando más el desánimo y la desmovilización que no una verdadera corriente ilusionante que anime a enfrentar los retos sociales y políticos que tenemos delante.

¿Hay espacio? Lo hay… y si no…, pues si lo que creemos es en la necesidad de la transformación del mundo… LO HEMOS DE CREAR. Sin duda es necesaria una nueva fuerza y es un error plantearse la pregunta sobre este espacio, solo desde los “previsibles” resultados electorales.

¿Alguien cree que Ezker Batua ocupa todo este espacio? ¿Alguien cree que Madrazo tiene en su mente, más allá de rebañar unos pocos votos, ser él quien ocupe el espacio real de la construcción de la izquierda transformadora? ¿Alguien cree que desde esta organización “profesionalizada” en la gestión, o desde el pacto con los grandes partidos nacionales, de los que depende, o desde el anquilosamiento burocrático va a ser posible que EB se convierta en la representante de los ciudadanos a los que desde una ideología como la nuestra nos queremos dirigir?

Honestamente, no lo creemos… Ya no!! Ya se paso ese tren para Ezker Batua y para IU. Los vientos que soplan en Europa, en el Estado Español, en Euskadi, no son esos.

Hoy… hay sectores de la juventud que nacen incipientemente a las preguntas políticas y a las reivindicativas (LOU, Bolonia, Ecología, Precariedad,…) y que para nada se sienten identificados con las organizaciones políticas hoy existentes y que, sin embargo, están dispuestos a dar el combate, a avivar las brasas de épocas pasadas y continuar la lucha contra el capitalismo.

TOC…. TOC. ¿Hay alguien ahí?

El debate dentro o fuera, tiene desde nuestro punto de vista, otro error acumulado, al ya señalado en la primera parte. La herramienta que es necesaria construir tiene que ser independiente de los aparatos.

Es claro, que si estamos de acuerdo en que las organizaciones, son medios y nunca fines en si mismos, entonces estaremos de acuerdo, en que como gentes de izquierda alternativa, transformadora, revolucionaria o como cada uno se quiera llamar; la tarea,… el fin, es la transformación de un sistema injusto y que los medios son solo una herramienta.
Además si estamos de acuerdo en que este sistema “democrático” electoral solo representa el apoyo de unas fuerzas políticas, que obtienen sus votos de la ciudadanía, y que este apoyo se encuentra deformado y mermado por la existencia de una bolsa de un 40% de abstención, de la que una parte de ese abstencionismo es en una gran medida el fruto de la desconfianza hacia el propio sistema y hacia los partidos de la izquierda que se aprovechan de él. Entonces tenemos que recuperar a esa gente, pero con nuevas herramientas capaces de ser atractivas, si no para la mayoría social, sí al menos para las minorías más críticas, activas y dispuestas de nuestros pueblos y barrios.
Si por otra parte, si tampoco confiamos en que la posibilidad de transformar este mundo… sea a través del “gobernantismo”, sino que creemos en la necesaria autoorganización de los ciudadanos, para que sea a través de su acción política, social, de lucha… la que obtenga los cambios necesarios de los gobiernos, entonces tendremos que construir la herramienta política más eficaz para ello.

Si además consideramos, que la herramienta fundamental para trabajar esa transformación social, es la organización y la militancia y no un aparato electoral para el voto… ¿Entonces qué debemos hacer? ¿un partido dentro?

Analicemos qué tiene Ezker Batua para que esa herramienta, ese espacio o medio. EB paso de ser de una formación que aspiró a ser “movimiento político-social” para luego acabar convirtiéndose en otra “electoral-mediática” en la que la militancia se cambia por la “profesionalización”, en la que el papel del grueso de la militancia ha ido viéndose limitado a ser mera espectadora de los comunicados elaborados por la “profesional” oficina de prensa. Con muerte en vida de la mayoría de las asambleas locales.
Lo grave de la crisis terminal de EB, con lo importante que es, no ha estado tanto en la menor cantidad de votos obtenidos últimamente, sino, sobre todo, en que se dan en un momento en el que EB ha dejado de ser un “partido de lucha”; justamente como consecuencia de haber sufrido el mismo proceso de “gubernamentalización” que caracteriza a los grandes partidos en el Estado español y en la mayoría de los países de Europa.
Lo grave es que en Ezker Batua ya no hay base social a la que atraer a las tareas de construir una izquierda política, que se plantee su papel de izquierdas independiente para esa transformación, que se replantee la senda tomada de seguidísmo al gobierno de turno, hoy es al tripartito… mañana quizás a un supuesto gobierno de progreso PNV-PSOE o da igual a uno del PSOE.

Madrazo nunca ha tenido problemas con giros coperniquianos en su programa… La última experiencia es con las mociones éticas. Pasamos de ser “almejas” de opinar que los compas de Mondragón eran casi unos infumables por no apoyar las mociones éticas, a rechazarlas como medida de lucha contra las maniobras electoreras del PSOE. ¿Que ha cambiado?... NADA… solo que el PNV, ya no ve tan claramente lo de las mociones.

¡¡¡Madrazo se acopla al gobierno de turno y ya esta!!!

¿Se levanta alguna voz? NOOOO… Y no se levanta nada, por que no hay sectores con independencia política más allá de los miembros del bloque critico.

¿Girar a la izquierda, refundar… Esperar a las autonómicas… Construir un partido dentro…? Los otros datos. ¿Para que refundar?

Como ya hemos dicho, la importancia de las organizaciones de izquierda estriba en su papel de cara a la transformación de la sociedad en que vivimos. EB se ha convertido en un aparato “mediático-electoral” donde en el mejor de los casos se han refugiado los votos de una izquierda con poco punch electoral, dado el retroceso de las izquierdas transformadoras tras las derrotas de los últimos años.

Pero ante las nuevas generaciones de luchas, que es previsible que se avecinen, ante el avance inexorable del capitalismo en crisis y la adaptación de la izquierda tradicional a él, esa izquierda “mediática” ha dejado de ser un referente organizativo en el conjunto de Europa y en el estado Español también.

En EB no hay base social para la reconstrucción política en su seno. No parece haber, por lo tanto, atajos desde dentro de EB en el camino necesario hacia un giro a la izquierda, por lo que, como hemos repetido en otras ocasiones, se impone “volver a empezar”: iniciar una nueva etapa de acumulación de fuerzas basada en la centralidad de las redes de los movimientos sociales alternativos y en la búsqueda paralela de nuevos marcos de trabajo en común entre los sectores críticos de EB e IU y los que están fuera de esta formación y apuestan por una izquierda anticapitalista y alternativa.

La convergencia dentro de esas redes es lo que puede favorecer nuevos pasos en la confluencia política, ya que de nada sirven las referencias identitarias esencialistas (“comunistas”, “trotskistas”, “ecosocialistas”, “republicanas”...) sino hay una PRAXIS COMÚN en torno a un proyecto, una estrategia y un nuevo tipo de formación política capaces de generar nuevas esperanzas en que es posible reconstruir una fuerza de izquierdas anticapitalista, alternativa y autónoma frente al social-liberalismo.

No podemos asumir tranquilamente nuestra “derrota” cayendo en el desánimo, perdiendo la referencia de la acción política organizada como motor del cambio social. Si decimos que existe un espacio para una izquierda de combate, resistente y diseante no podemos asumir que su construcción es un trabajo demasiado arduo. Lo será, está claro, pero en cualquier caso será infinitamente más ilusionante que intentar, por enésima vez, un cambio desde dentro de IU y de EB. Esa es ya una vía fracasada.

EL APARATO IMPOSIBILITA EL CAMBIO

Dentro de las posiciones del “Bloque” hay también debates sobre el momento de lanzarnos a la constitución de un nuevo partido u organización. Estas posiciones basan la conveniencia de unas fechas u otras en post de la asamblea federal… o las elecciones autonómicas.

Empezando por esta ultima. Hay que decir que no es previsible una bajada aún mucho mayor del nivel de votación de EB. Y no lo es, por que la izquierda abertzale no se podrá presentar, quedando pues un espacio libre entre quienes no quieren votar al PNV y mantienen una actitud de voto, no inclinándose por la abstención. Eso haría que con un 3% garantizaría la presencia en el parlamento al menos de “EL CONSEJERO”. Con el mantenimiento de algunos gobiernos municipales y con acuerdos en juntas no es previsible un crack económico tal que le llevaría a la reestructuración laboral de la “empresa” y así perder gran parte de los brazos de madera. Los despidos, los ceses… el mantenimiento de los acuerdos en diputaciones… etc. Van a mantener al menos de cuatro a seis años el aparato. Hay que tener en cuenta que muchos de los brazos, están dependiendo de otro tipo de “aportaciones”. Y que además nadie piense en el espíritu caritativo de Madrazo, los críticos van a tener muy poquito espacio en esas listas y si muchas obligaciones como: ¿Tendremos que votar de nuevo los presupuestos proempresariales del PNV en diciembre?

La crisis política de IU, según tenemos noticias es casi irresoluble, con nuevos acuerdos entre los barones de las federaciones y el PCE. Concretamente, parece que se ponen de acuerdo con:
- insistencia de los "barones" en que el problema no es el "programa" sino la gestión del mismo y la necesidad de cambiar la "cultura organizativa" (léase, mayor centralización política y protagonismo de las direcciones)
- La evidencia de que lo que más molesta a los sectores llamazaristas y "barones" es la crítica a
la prioridad de las relaciones con el PSOE y la definición como "anticapitalistas".

En IU se dan procesos cada vez mas centrífugos en Cataluña (La Farga, Andalucía, Asamblea por la base de Madrid…). Así que con esto… es poco probable un proceso de refundación de IU donde los sectores más proclives a el (Incluido Anguita) quedarían en minoría insignificante ante la alianza Barones-Llamazaristas. La burocracia… la falta de base social, el abandono de los sectores mas activos y dinámicos de la organización son un dato real de que el “tiempo” de IU-EB, ya ha pasado.




¿NOS PUEDEN ESPERAR?


La crisis de la izquierda en Euskadi tiene sus propios ritmos y tiene sus propias necesidades al margen de lo que nosotros preveamos. Hay una crisis larvada en Zutik, la hay en Aralar, en Ezker Gogoa, en la IA... Hay sectores de movimientos sociales que están ante el dilema de que hacer ante la falta de clarificación de la izquierda abertzale ante la huida hacia delante de ETA. Esa crisis de la izquierda es la base de una posible convergencia alternativa y transformadora si conecta con las nuevas generaciones de luchadores.

Tenemos claro que esta reconstrucción de una izquierda alternativa no pasa sólo por la elaboración de documentos, de grandes y bellas palabras. Pasa, sobre todo, por reconstruirnos en las luchas sociales que, débiles, fragmentadas y desorganizadas, se están dando: contra el ataque a los servicios públicos, contra los derechos de las personas inmigrantes, por el derecho a una vivienda, por el derecho a la ciudad y al espacio urbano etc. Solamente ahí y desde ahí tiene sentido la izquierda. Solo ahí y desde ahí tienen sentido las organizaciones políticas de nuevo cuño.

La ciudadanía no entrega en plazos rápidos sus votos a una u otra opción. Debe ser ganada a través de la demostración durante años de ser merecedor de la confianza en que se dice y se vota como se lucha.

Construir esa izquierda alternativa amplia en Euskadi supone dar ya los primeros pasos para su confluencia. Supone adaptar los ritmos de las gentes que se pueden sentir participe de ella sin prisas electoralistas, ni apuestas que dejen a gente fuera del proyecto. Hay que tratar de combinar nuestros posibles ritmos diferentes. (Gente que ya no aguantamos mas en Ezker Batua o quienes aun creen que es posible estar un tiempo) Con los de los otros posibles compañeros que militan en otras organizaciones o movimientos.

Plantearnos hoy un partido autoproclamado no puede hacer sino crear dudas en los posibles compañeros en la construcción de un proyecto de este tipo sobre la participación unitaria en el mismo. Creemos que hay que trabajar en un PROCESO CONSTITUYENTE en el que podamos hacer un buen debate con el conjunto de compañeras y compañeros proclives a trabajar por la construcción de una izquierda anticapitalista. Un proceso, mas tranquilo y pensado en el largo plazo. Un proceso democrático desde la base, sin apriorismos ni ventajismos, sin falsas proyecciones y siendo lo suficientemente honestos y valientes para, partiendo de una “derrota”, atrevernos a pensar en que el “mundo puede cambiar de base”.

La tarea ahora es tratar de compaginar esos plazos, mediante la puesta en marcha de herramientas útiles para ese debate y para que los/as compañeras críticos nos podamos sentir cómodos en una organización que nos posibilite el debate democrático, la realización de confluencias y complicidades.

Ahora el método seria desde nuestro punto de vista:


- Fechas para una asamblea general, con ritmos reales para el debate.
- La creación de una comisión de ponencias para el debate
- Tipo de organización (democracia, asambleas, cargos,... ). Dentro, Fuera…
- Manifiesto de la organización
- Llamamiento a las otras izquierdas vascas para el debate.

Y aparte de estas reflexiones que esperamos sean de alguna utilidad, para clarificar los elementos en discusión y animarnos a elaborar un posicionamiento político; en realidad, la resolución de estos desafíos tendrá que ser una obra colectiva de las gentes críticas, para terminar así de darle la forma y el contenido que creamos más apropiado a la lucha que venimos sosteniendo, o no será.

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viernes, 28 de noviembre de 2008

La fusion de las cajas vascas: Una oportunidad perdida

Escribo esto justo despues de saberse que no se va a dar la fusión entre BBK y Kutxa al lograrse una minoría de bloqueo en ésta. Y bastante despues de que el chantaje de los nacionalistas españoles hiciesen imposible lo mismo con la Vital.

Y a uno le produce estupor que una fusión que convenía a toda la sociedad vasca se haya malogrado y más en estos tiempos de crisis. Con el músculo de la Caja Laboral bajo mínimos tras hacer el idiota con Lehman Brothers, ¿qué Bancos públicos vascos van a poder apoyar la financiación de las empresas vascas en momentos de restricción del crédito? ¿Con qué fuerzas contaremos para parar en febrero (cuando vendan Union Fenosa a Gas Natural) el pillaje sobre Iberdrola, su troceamiento y traslado del último centro de decisión de una gran empresa vasca a Madrid? ¿Con qué para avanzar hacia un Banco Público Vasco en cuya arena pelear para una gestión transparente, democrática y que favorezca a los más necesitados?

Hay quien dice que da igual, que en la crisis de los 90 la actuación coordinada de las tres cajas sirvió y bastó para salvar la CAF, para poner en marcha Euskaltel, para... Pero eso es no entender que la situación ha cambiado considerablemente y no solo porque la Kutxa y la Vital estén tocadas sino porque los (poned aquí el insulto más fuerte que se os ocurra) neoliberales de los Tribunales de la Competencia harán todo lo posible para evitar estas actuaciones coordinadas.

¿Como ha sido posible este dislate? ¿Qué hay que señalar para evitar otro fracaso en esta fusión? Muchas cosas y a muchos actores. Empecemos:


- El PNV, acostumbrado a pastorear todas las instituciones que controla, ha hecho de ellas lo más parecido a un Batzoki. Su red de clientelismo, sus enchufes, sus prácticas de pactar prebendas a cambio de fidelidades, sus políticas neoliberales y privatizadoras... han quitado toda la posible ilusión popular a esta fusión.

Si a esto le añadimos sus mentiras ("la Kutxa está muy bien", !ya! tras su colaboración en tiempos de Spagnolo con muchas mafias de la construcción y municipales en Murcia y Andalucia, las pérdidas potenciales son enormes y si a eso se le suma la bajada de su cartera industrial, la bajada del precio de sus inmuebles hipotecados o en contrucción o venta y el aumento del ratio de morosidad, el riesgo de que la Kutxa entre en quiebra (menor valor de los activos que de los pasivos) es enorme) y su reparto escondido de prebendas a otras fuerzas, vemos que la derrota estaba cantada.

Añadamos también la pésima gestión de Irala en la BBK, las actuaciones autoritarias en la Obra Social (guarderías, residencias), el cobro abusivo de comisiones (28 € por descubierto en cuenta...) a los sectores más desfavorecidos... vemos que tampoco en Bizkaia había un clamor a favor de la fusión.

- De EA se dice que va a ir sola a las elecciones, que es la nueva punta de lanza del soberanismo, que tiende puentes a la Izda Abertzale Oficial (IAO)... Pues si no ha sido capaz de despegarse del PNV y contar a la opinión pública lo que pasaba, si ha preferido la alianza a la claridad... dudo mucho que sean alternativa a nada en este país.

- Del PSOE y el PP no nos equivoquemos. Su comportamiento en la fusión ni siquiera ha sido el de nacionalistas españoles. Un nacionalista español contribuye a España apoyando a su "región". Pero si prefieren que su "región" tenga menos instrumentos económicos para desarrollarse, lo suyo no es nacionalismo, es imperialismo español empeñado en destrozar y/o debilitar el tejido industrial vasco.

- El argumento de los trabajadores de las cajas es flojo, tanto por parte de los que apoyan la fusión (CCOO sobre todo) como de los que se oponen (la IAO especialmente). Habrá quienes piensen que los trabajadores de las cajas viven muy bien y quienes piensen lo contrario. Pero condicionar la fusión a las condiciones de los trabajadores de las cajas es de un mezquino que produce rubor.

- La izquierda abertzale oficial sigue mal. Siguiendo con su lógica de "cuanto peor, mejor", afirma haberse opuesto porque es un "proyecto mercantilista, partidista, alejado de la función social, que no hace una apuesta en favor de Euskal Herria y que mira a España". Por favor... ¿cuántas veces LAB ha apoyado la negociación y el apoyo crítico en proyectos mucho mas mercantilistas, partidistas y alejados de la función social (discutiendo con ELA y firmando con CCOO y UGT)? No, lo que hay es que los que mandan en la izquierda abertzale (los que mandan de verdad, no Otegi ni Diez) han querido sacar pecho, hacer revanchismo con el PNV, priorizar los intereses de su tribu antes que los de la izquierda. Lo llevan haciendo mucho tiempo y ya va siendo hora de que el autismo militarista deje de engañar a nadie.

Es verdad que algunos sectores de ellos e incluso de la extrema izquierda obrerista española pueden creer que esto se reduce a una batalla entre sectores de la burguesía y que a la izquierda nos tiene que dar igual. Y es que a estas alturas todavía quedan ilusos en muchos sitios.

- De Ezker Batua poco se puede decir. No explicar lo que está en juego y cambiar de posición en dos días porque Madrazo "ha obtenido garantías de que el consejo de administración recogerá la pluralidad social y política del País Vasco" es una tontería. Y la gente lo lee en la clave a que EB les tiene acostumbrados: Ya han conseguido pillar. Pues con su pan se lo coman, es la reacción lógica.

- De los críticos de Ezker Batua (¿representantes en la asamblea de la Kutxa?) podría entender sus razones si se han abstenido (que equivalía a votar NO con la ley actual). No contribuir a que el clientelismo de EB crezca ni a las negociaciones ocultas de reparto de prebendas, no engordar al monstruo de la burocracia y contribuir a que esas formas de hacer política desaparezca de las instituciones vascas.

Pero primar un debate ¿interno? frente al análisis de lo que es mejor para la sociedad vasca es un camino muy peligroso. Además de dar pábulo a insidias como las de Anasagasti cuando les acusa de ser submarinos del PSOE. Si tanto critican y tan mal les parece la(s) actuación(es) de Madrazo y sus burócratas, ¿no hubiese sido más coherente y ético escindir EB y dar un SI crítico a la fusión en vez de seguir en EB y rechazar la fusión? Es posible que el "timing" tenga la culpa de ¿todo?, pero es una lástima que haya que andar así.

- Los que leen este blog saben de mis críticas a Aralar y que muchas veces su afán de institucionalizarse y gestionar el sistema me hacen pensar en que llevan el mismo (y pésimo) camino de EB con dos años de retraso.

Pues bien, he de decir que su actuación en la fusión me ha parecido intachable. Criticar frontalmente la política neoliberal y oscurantista de PNV/EA, negarse a cualquier componenda o reparto y dar un SI crítico porque la fusión de las Cajas interesa más al pueblo vasco que espolear un provincianismo impotente y pacato.


En resumen, esperemos que la izquierda vasca cambie algunos de sus clichés de piñón fijo. Algunos seguimos considerando que en el socialismo se vivirá mejor si no estamos en un desierto industrial.

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DESLEGITIMACIÓN DE LA VIOLENCIA Y VALORES DEMOCRÁTICOS



"El buen ciudadano o ciudadana es el que se rebela contra las leyes injustas. Es por ello que la aspiración colectiva a la paz no puede ser entendida como acatamiento al orden existente ni como renuncia voluntaria a la lucha por la profundización democrática, por la justicia social o por otros modelos de desarrollo. La deslegitimación de la violencia será un acto positivo si sirve para construir una nueva legitimación del derecho a la disidencia, a la desobediencia civil y a la insumisión política contra las situaciones de injusticia."

Tribuna de opinión para la Revista de Gesto por Paz “Bake Hitzak”

José Ramón Castaños
Asociación Ezker Gogoa

1.- VIOLENCIA POLITICA Y REPRESION DE ESTADO



La nueva ruptura de la tregua ha puesto fin al enésimo intento de buscar una salida negociada, y el regreso de ETA a la acción armada amenaza con la apertura de un nuevo ciclo de violencia política que empantanará la cuestión vasca en los mismos términos de sufrimiento, intolerancia y represión policial en que ha estado sumida en las últimas décadas.
La violencia política de ETA sigue atormentado la política vasca 50 años después de constituirse como movimiento político de izquierda abertzale. La acumulación de víctimas mortales se aproxima a 1000 personas en el curso de su historia, aunque para hacerse una idea de la magnitud del problema hay que referirse también a los actos de “kale borroka”, a los secuestros y a las extorsiones económicas.
La represión del estado no ha sido de menor intensidad. En un primer momento respondió con métodos terroristas: asesinato de varias decenas de militantes abertzales por “aparatos de estado” (GAL y otros), añadidos a los métodos clásicos de la represión policial: encarcelamiento de varias decenas de miles de personas, torturas en comisaría para obtener inculpaciones, dispersión de presos, etc.
Afortunadamente, algunas de estas prácticas han desaparecido, como es el caso de ciertas formas de “terrorismo de estado”, pero en cambio otras se han reforzado a través de legislaciones especiales como la ley antiterrorista y la ley de partidos, pensada para la ilegalización de Batasuna, o los tribunales de excepción como la Audiencia Nacional, pensados para emitir sentencias sin tener que demostrar con pruebas fehacientes los delitos de colaboración con el terrorismo a que son acusados sistemáticamente los dirigentes de la izquierda abertzale, la supresión de las redenciones de penas y la instauración de hecho de la cadena perpetua..
La violencia de ETA y la represión del Estado no son equiparables aunque ambas buscan legitimarse como violencias de respuesta a la agresión del otro. Ambas practican una doble moral: cada cual denuncia al otro porque conculca los derechos humanos, pero ninguna reconoce que también ella los conculca. Este hecho no debe conducirnos al relativismo moral ni a la equidistancia entre ellas. Quienes militamos en la izquierda estamos interesados en que la deslegitimación de ETA no se traduzca en legitimación del estado ni en persecución de la disidencia política como ocurre en la actualidad, pues no se puede construir un discurso coherente sobre los derechos humanos sin incorporar a ellos las ideas de libertad, igualdad, democracia, justicia y desobediencia contra las leyes injustas.

2.- EL CAMINO NO SERÁ CORTO

La violencia política está ampliamente deslegitimada en la sociedad vasca. La mayoría social no tolera ya más asesinatos políticos, pero aún así, la violencia persiste como un factor duradero que conculca derechos humanos y bloquea salidas políticas.
ETA tiene raíces profundas en la sociedad vasca. Se ha consolidado en el tiempo (su historia se remonta 50 años atrás). Se ha legitimado históricamente en la lucha contra la dictadura franquista primero, y en la oposición al centralismo español después, y ha creado, finalmente, un movimiento político de izquierda abertzale que representa al 12% del electorado vasco, con algunas oscilaciones según sea la fase de la actividad de ETA. Estos hechos demuestran por sí mismos que la solución del problema no será fácil pues requiere un cambio de cultura política en todos los agentes que actúan en el conflicto. De ETA en primer lugar, pues la violencia política que ejerce en nombre de la libertad nacional no la justifica ni la hace más tolerable desde el punto de vista de los derechos humanos. De la izquierda abertzale en segundo lugar, pues el silencio ante los crímenes de ETA no sólo alienta su acción, sino que deslegitima socialmente a la propia izquierda abertzale. Ese cambio de cultura debe llegar finalmente a la mayoría de los agentes sociales y políticos, pues sin ellos no será posible el consenso ciudadano en las medidas de profundización democrática que la situación requiere.


3.- LEGALIDAD POLITICA Y DERECHO DEMOCRATICO

El Estado español justifica las medidas de excepción contra la izquierda abertzale con el pretexto de “combatir el terrorismo”. A veces se habla incluso de frenar la “secesión vasca” (que se considera como un proyecto antidemocrático en si mismo), y casi siempre se apela a la Constitución como un texto sagrado; como si fuera de ella no existiera posibilidad alguna de “convivencia democrática”.
En la literatura política de los “políticamente correctos” se da por seguro que las leyes de excepción son políticas democráticas de Estado por el mero hecho de que han sido adoptadas desde mayorías parlamentarias muy holgadas, o porque han obtenido el apoyo incondicional de Partidos, Sindicatos, asociaciones patronales, medios de comunicación, intelectuales, jueces y jerarcas de la Iglesia. Pero este amplísimo consenso que tienen no las convierte a su pesar en políticas democráticas. Entre otras cosas, porque no se puede identificar groseramente la legalidad política con el derecho democrático, ni la legitimación social que el Estado obtiene a través de esos agentes sociales y políticos en prueba irrefutable de “razón democrática”. El consentimiento ciudadano en una determinada política de estado no es razón suficiente para justificarla, de igual modo que el hecho de tener un sistema de partidos políticos y de elecciones libres no es garantía suficiente de democracia política.
El sistema político español es una democracia de baja calidad con tendencias acusadas al retroceso. Los hechos que confirman esta aseveración están en la memoria de todos. Basta recordar, por ejemplo, que la Constitución afirma la “unidad indisoluble de España” (negación del derecho de autodeterminación de las nacionalidades); que los partidos políticos que se alternan en la gestión del estado (PP y PSOE) promueven siempre, cada uno a su modo, la injerencia del Estado sobre el autogobierno de las nacionalidades (recorte de competencias, rechazo en Cortes del nuevo proyecto de Estatuto aprobado por el Parlamento Vasco; “cepillado” del Estatuto catalán, anulación de la consulta ciudadana promovida por el Gobierno Vasco, etc.). Lo peor de todo es que estas políticas de afirmación centralista se asientan en discursos nacionalistas españoles (negación de otras naciones que no sean la nación española y proclamación de un supuesto derecho de Estado que se sitúa siempre por encima de la voluntad de los pueblos). En este discurso convergen el centralismo liberal y republicano de las “culturas de izquierda” con el ideario conservador del nacional-catolicismo de las derechas clásicas, empujando hacia atrás la evolución del sistema democrático

4.- CULTURA DEMOCRATICA Y MONOPOLIO DE LA VIOLENCIA

La deslegitimación de la violencia debe hacerse para legitimar otros métodos de lucha y de acción política contra las injusticias del sistema social y político dominante. La izquierda nunca debe transferir al Estado la legitimidad de la lucha contra ETA porque en esa “delegación de funciones” se legitiman sus injusticias. Dicho sea de paso, tampoco se puede otorgar al Estado el monopolio de la violencia porque sabemos que el uso que de ella hace es y ha sido siempre favorable a los intereses de las clases dominantes. Todos los pacifistas del mundo saben que la oposición a la guerra y las garantías de paz están en el desarme unilateral de los Estados. De igual modo y por los mismos motivos, el control sobre la violencia debe pasar del estado a la sociedad civil.
Tampoco puede invocarse la “razón de Estado” como argumento democrático en la deslegitimación de la violencia porque los discursos relativos al acatamiento de la ley como paradigma del buen ciudadano han sido siempre discursos interesados en crear ciudadanos sumisos al orden impuesto por los grupos de poder. El buen ciudadano o ciudadana no es el que cumple la Ley sin preguntarse antes si la Ley es o no una Ley justa. El buen ciudadano o ciudadana es el que se rebela contra las leyes injustas. Es por ello que la aspiración colectiva a la paz no puede ser entendida como acatamiento al orden existente ni como renuncia voluntaria a la lucha por la profundización democrática, por la justicia social o por otros modelos de desarrollo. La deslegitimación de la violencia será un acto positivo si sirve para construir una nueva legitimación del derecho a la disidencia, a la desobediencia civil y a la insumisión política contra las situaciones de injusticia.
El compromiso con la defensa de las libertades nos emplaza así a trabajar en dos direcciones complementarias: (1) en la crítica de ETA y en la demanda para que abandone libre y voluntariamente las armas, y (2), en la crítica del estado y en la demanda de soluciones democráticas al problema vasco. El problema no sólo consiste en restablecer la dialéctica entre fines y medios sino en construir a partir de ella una cultura de los derechos humanos que, junto al derecho a la vida, a la paz y a la democracia, incorpore el derecho de autodeterminación nacional y el derecho a la rebeldía política por métodos democráticos.
Las particularidades del caso vasco nos emplazan además a prestar especial atención al respeto de todas las identidades nacionales (particularmente de la identidad vasca porque está sometida al riesgo de asimilación por la identidad española a través del Estado), a la promoción del euskera hasta situarla en igualdad de condiciones con el castellano, y al diálogo político en base al respeto de los principios democráticos universales: el derecho de las nacionalidades a decidir libremente su futuro, la solidaridad entre los pueblos y el pacto entre sus instituciones de autogobierno


5.- DEMANDAMOS A E.T.A. EL FINAL VOLUNTARIO DE LA VIOLENCIA

En primer lugar y sobre todo, por razones de ética política. La contradicción entre fines y medios pervierte los objetivos y los proyectos libertarios. La justicia de un fin (la autodeterminación nacional en este caso), no justifica el método empleado por ETA (el asesinato político utilizado profusamente como medio de presión). Los métodos de acción tienen que ser justificados en sí mismos; esto es, con independencia de la justicia del fin en cuyo nombre se realizan. Ellos deben incluir en su propia naturaleza la justicia de los fines, y para que esto ocurra es todo punto necesario que ETA abandone voluntaria e incondicionalmente la acción armada.
En segundo lugar, por razones de utilidad práctica, pues el grado de violencia que ETA ejerce resulta intolerable desde el punto de vista de los derechos humanos y de la conciencia ciudadana La violencia de ETA perjudica sobre todo a la propia izquierda abertzale, pues lejos de contribuir a la obtención de mayorías sociales en apoyo de su proyecto político contribuye a su aislamiento y minorización.
En tercer lugar, porque la violencia de ETA somete a la izquierda abertzale a un ejercicio de hipocresía similar al que ejerció el régimen stalinista sobre los partidos comunistas hasta épocas recientes. Y, porque al igual que en esos casos, el silencio sobre los crímenes políticos cometidos en nombre de la libertad o del comunismo es sinónimo de complicidad. La teoría según la cual la crítica de ETA favorece al estado produce los efectos contrarios pues nadie en su sano juicio tomará en serio a quien reivindica al estado los derechos humanos y se niega a hacerlo cuando es ETA quien los conculca. Esa doble moral arruina el proyecto la izquierda abertzale.
Las reivindicaciones democráticas requieren la utilización de métodos democráticos respetuosos de los derechos humanos y situados a la misma altura moral que la democracia que se reivindica.


6.- DEMANDAMOS AL ESTADO EL RESPETO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Porque en el estado español hay leyes injustas a cuyo amparo se atropellan los derechos humanos. Y no me refiero sólo al caso de las torturas en las dependencias policiales, denunciado insistentemente por Amnistia Internacional, ni a la prolongación arbitraria de las sentencias judiciales una vez que los presos políticos han cumplido sus condenas (doctrina Parot), ni a la dispersión injustificada de los presos políticos en cárceles muy alejadas de sus lugares de residencia. Me refiero también a todo el arsenal de leyes especiales como la “Ley de partidos” y la “Ley antiterrorista”, pensadas para dar una apariencia de legalidad a la persecución de la izquierda abertzale; o los Tribunales especiales como el de la Audiencia Nacional, que emiten sus sentencias por interés político, como en los casos del cierre de periódicos (Egin y Egunkaria), del encarcelamiento de la Mesa Nacional de Batasuna, o de la sentencia contra la Fundación Joxemi Zumalabe. La defensa efectiva de los derechos humanos exige la derogación de estas leyes y la disolución de estos Tribunales. Para juzgar los delitos de terrorismo se bastan y sobran las leyes ordinarias y los tribunales ordinarios, y todo lo que exceda de ellos debiera disolverse en razón al respeto de los derechos humanos


7.- UN PACTO DEMOCRÁTICO POR LA AUTODETERMINACION NACIONAL

Los mínimos democráticos para asegurar una convivencia democrática digna de tal nombre en Euskadi debieran garantizar el derecho del pueblo vasco a decidir su futuro político sin límites previos ni injerencias externas.
En primer lugar, porque el reconocimiento del derecho de autodeterminación no equivale a más nacionalismo sino a más democracia. En segundo lugar, porque la minoría de ciudadanos vascos que se oponen al reconocimiento de este derecho no debiera apoyarse en la fuerza del Estado español ni en la letra escrita de la Constitución española para vetar el reconocimiento de ese derecho a la mayoría social que lo reclama. En tercer lugar, porque la autodeterminación no prefigura ni la independencia nacional ni el federalismo, ni la libre unión, ni cualquier otro modelo de relación entre nacionalidades. Ella sólo es un procedimiento de consulta para que las sociedades puedan decidir entre todas las opciones posibles. De ahí su carácter democrático.
El pacto para la convivencia que aquí se propone está pensado en modelos confederales de relación igualitaria entre nacionalidades, pues el sistema político que se deriva de la aplicación de este concepto permite combinar la soberanía nacional de cada parte con la solidaridad política entre ellas. El modelo confederal incluye garantías de no injerencia del Estado en el autogobierno vasco sobre las materias reservadas a su soberanía exclusiva, al tiempo que obliga a la solidaridad compartida con los otros pueblos del Estado sobre todas las materias de interés común. Nunca está de más insistir en los dos aspectos de esa relación


8.- PAZ Y DEMOCRACIA

Antes de cerrar esta tribuna de opinión me gustaría hacer una observación sobre la propuesta que se nos hace desde algunos foros de debate político, emplazándonos a renunciar al derecho de autodeterminación para no conceder a ETA una victoria sobrevenida a un supuesto abandono voluntario de las armas.
Yo no comparto esta opinión.
En primer lugar, porque la paz y la democracia son dos aspiraciones colectivas que deben ser reconocidas a cambio de nada. El derecho a la vida, la paz, entendida como ausencia de violencia política, es una demanda que ETA debe reconocer como un valor en sí mismo aunque el Estado español no reconozca el derecho de autodeterminación del pueblo vasco. Por idénticos motivos, y con independencia de la acción de ETA, el estado español está obligado a reconocer el derecho de decisión de los ciudadanos vascos en razón a los principios de la democracia. Los ciudadanos vascos tenemos derecho a exigir democracia (reconocimiento del derecho a decidir), independientemente de la acción de ETA, de igual modo a como reclamamos de ella el abandono voluntario de la violencia aunque el Estado no reconozca aquél derecho.
Estas dos aspiraciones resumen a la perfección lo que casi todo el mundo sabe: que los derechos humanos y las libertades democráticas no son mercancías que pueden regatearse en el bazar de la política, sino principios inspiradores de la convivencia democrática. Su realización práctica nunca será la victoria sobrevenida de ETA ni la victoria sobrevenida del Estado. Ela será, en caso de realizarse, la victoria colectiva de la razón y del derecho.

Bilbao 5 de octubre de 2008


(Nota del Blogero.- Este es un documento síntesis de principios y programa imprescindible para la conformación de cualquier izquierda revolucionaria que quiera construirse en Euskal Herria. Marce)

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Construyamos una alternativa a la Europa del Capital


Resolución de Izquierda Anticapitalista sobre las elecciones europeas de junio de 2009

1. La situación de los países de la UE está marcada por el contexto de crisis económica mundial. La crisis actual es una verdadera crisis sistémica, donde se conjugan múltiples elementos como la crisis económica y financiera, una crisis ecológica global y energética y una crisis alimentaria en los países del sur. La crisis, y la necesidad de aumentar la competitividad internacional de la economía europea en el marco de la globalización capitalista provoca una intensificación sin precedentes de los ataques y reformas neoliberales que buscan desmantelar el llamado “modelo social europeo". Los sistemas de protección social y las regulaciones del mercado de trabajo existentes en los países de la UE son un obstáculo, desde el punto de vista de las clases dominantes, en su búsqueda de una posición hegemónica y competitiva dentro de la economía global. Ante la crisis, éstas se ven empujadas a apretar todavía más al mundo del trabajo asalariado, buscando la reducción de los costes laborales, el desmantelamiento de los sistemas de protección social y la sobre-explotación de los/as trabajadores/as. La directiva de las 65 horas semanales y la directiva de la vergüenza contra los derechos de los y las trabajadoras inmigrantes son los últimos ejemplos de este ataque en toda la regla contra los pocos derechos sociales y democráticos que todavía no han destruido treinta años de políticas neoliberales. Las políticas puestas en marcha por los gobiernos buscan hacer pagar a los sectores populares el coste de la crisis del capital. Las nuevas regulaciones económicas y financieras que puedan adoptar los gobiernos tendrán como objetivo asegurar la estabilización del funcionamiento del sistema financiero desde el punto de vista de los intereses del capital, pero no supondrán un giro hacia políticas favorables a los intereses de los sectores populares.

2. La intensidad de los ataques neoliberales ha dado lugar a un aumento de las luchas sociales durante los últimos años dentro de la UE, aunque de forma muy desigual país por país. La dinámica general de ésta sigue siendo todavía esencialmente defensiva, con algunas excepciones concretas importantes, y muchas luchas terminan en derrotas o victorias precarias. La coordinación de las movilizaciones a escala europea y la “europeización” de las luchas es débil, a pesar de los avances realizados desde finales de los años noventa con la emergencia del Foro Social Europeo y algunas iniciativas sindicales concretas. La política general de los grandes sindicados europeos y de la Confederación Europea de Sindicatos es la de una adaptación crítica a las reformas neoliberales, buscando sólo corregir los "excesos" dejando la movilización como último recurso y priorizando una estrategia sindical de concertación, aunque el margen de maniobra para la misma cada vez sea más reducido, y los retrocesos constantes .

3. Frente a esta situación el grueso de la izquierda europea prosigue su adaptación al social-liberalismo. La socialdemocracia prosigue una larga mutación que la ha llevado a practicar unas políticas que cada vez presentan menos diferencias, en las cuestiones socioeconómicas, respecto a la derecha, aunque esto no significa que no haya diferencias entre la socialdemocracia y la derecha, en términos de valores simbólicos y culturales o de las fuerzas sociales que constituyen su apoyo. Los partidos comunistas europeos se encuentran inmersos en una larga crisis histórica que ha debilitado su influencia política y social en los últimos veinticinco años. Sumergidos en una crisis ideológica e identitaria de gran envergadura, atraviesan graves dificultades de orientación estratégica. Con la excepción del PCP en Portugal y del KKE en Grecia, que encarnan una orientación neoestalinista sectaria, el grueso de los partidos comunistas europeos ha optado por adaptarse al social-liberalismo, participando o apoyando gobiernos social-liberales. Esta orientación ha contribuido a acentuar su crisis política, a enajenarlos de su base social y a desconectarlos de las luchas sociales. El declive imparable del PCF, el desastre de Rifondazione en Italia después de su apoyo a Prodi son claros ejemplos de ellos. La subalternización respecto a la socialdemocracia no contribuye a tirar a ésta hacia la izquierda sino que, al contrario, arrastra a sus acompañantes hacia la derecha. Por su parte, la evolución de los partidos verdes europeos en la última década ha confirmado su rápida conversión en formaciones subalternas al social-liberalismo. Hoy en día los Verdes europeos están plenamente insertos en una dinámica gubernamentalista siendo corresponsables de políticas social-liberales y anti-ecológicas..y represivas. El caso de ICV en Catalunya es un claro ejemplo de ello.

4. En el estado español los efectos de la crisis son ya innegables. Asistimos al fin de un “modelo de desarrollo” cuyo motor, la construcción y la especulación inmobiliaria, ha quebrado definitivamente y ha empezado a arrastrar a otros sectores, en especial muchos comercios, servicios e industrias. Si a esto le añadimos la presión inflacionista en los productos de primera necesidad y las reiteradas subidas del precio del dinero en la zona Euro, comprendemos que la situación económica de centenares de miles, cuando no de millones, de familias es ya muy difícil. Estos tiempos de vacas flacas debilitan también las arcas del Estado y aumentan el déficit de las administraciones para hacer frente a crecientes necesidades de protección social que provoca el crecimiento del paro. A pesar de la retórica, la respuesta a la crisis del gobierno de Zapatero va a profundizar las medidas fiscales regresivas, las privatizaciones, obras públicas faraónicas insostenibles y los regalos fiscales al gran capital.

5. Ante este panorama hay que destacar la existencia de múltiples luchas sociales en los últimos años, pero la mayoría relativamente modestas en cuanto a su amplitud y base social, o muy localizadas en territorios concretos. La fragmentación y el aislamiento han marcado el desarrollo de muchos conflictos. Ha habido pocas luchas con capacidad centralizadora, con las excepciones de luchas en defensa del territorio o de algún conflicto sindical en los lugares concernidos. El balance de la jornada del 26 de enero con varias iniciativas unitarias en el marco de la convocatoria del Foro Social Mundial fue positivo, pero ha tenido poca continuidad posterior. La dinámica general de las luchas permanece defensiva y reactiva, con algunas excepciones puntuales como la huelga de TMB en Barcelona o la de la limpieza del metro en Madrid. A finales del 2007 e inicios del 2008 tuvo lugar una remontada de las luchas sociales con varias movilizaciones importantes sucesivas, pero no se puede hablar todavía de la entrada en una nueva etapa de ascenso de las luchas. Entre los núcleos militantes hay capacidad de iniciativa y un nivel de actividad considerable, pero la realidad organizativa de los movimientos permanece débil. En el contexto de crisis económica podemos prever un aumento del malestar y de los conflictos, en particular en empresas en crisis, pero con una lógica defensiva, desde una correlación de fuerzas muy desfavorable, una gran desestructuración del mundo del trabajo asalariado debido a las transformaciones productivas, el paro y la precariedad.

6. La oposición por la izquierda a la política de Zapatero se encuentra lastrada por la política de concertación y desmovilización de CCOO y UGT y por la falta de un proyecto político independiente del PSOE. IU hace tiempo que atraviesa una gran crisis de identidad y proyecto. La orientación actual de la federación es la de ser una organización con vocación subalterna al PSOE y que tiene en la supervivencia institucional el principal fin de su existencia. Es corresponsable de muchas políticas contrarias a los intereses de los y las asalariadas, permanece desconectada de las luchas sociales y carece ya de credibilidad como instrumento válido para la transformación social, a pesar de que en su seno existan militantes honestos/as y comprometidos/as.

7. Consideramos necesario trabajar para organizar la resistencia política y social, en el estado español y en el conjunto de la UE, a unas políticas neoliberales cuya intensidad se intensifica. Hay que avanzar en la articulación europea de las luchas y las resistencias sociales. Junto al fomento de las luchas sociales y a la auto-organización es necesario construir una izquierda de combate que pueda ser un instrumento de lucha útil en todos los ámbitos. En el terreno político aparece un auténtico vacío de alternativa política a la izquierda de la izquierda . La existencia de resistencias sociales, aunque limitadas, la mutación social-liberal de la socialdemocracia y la subalternidad hacia ésta de los Partidos Comunistas y de los Verdes abre un espacio político y social para la izquierda anticapitalista en los países europeos, aunque con desigual intensidad país por país. Este es un espacio limitado, variable y contradictorio, todavía más fruto de un desplazamiento hacia la derecha de los grandes aparatos políticos que de la fuerza de la radicalización social desde abajo. Para hacer frente a una integración europea al servicio del capital consideramos importante avanzar en la creación de un polo anticapitalista europeo, capaz de ofrecer una alternativa internacionalista a los ataques neoliberales. La creación del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) en Francia significará un punto de apoyo importante para avanzar en este objetivo estratégico. Necesitamos construir, en el Estado español y a escala europea, una izquierda anticapitalista independiente de la izquierda social-liberal, volcada en las luchas sociales, ecologista, feminista, defensora de los derechos de las naciones sin Estado e irresolutamente internacionalista. Esta es la tarea a la cual estamos entregados desde hace tiempo

8. Con esta perspectiva estratégica de fondo, consideramos conveniente poder estar presentes en las próximas elecciones europeas formando parte de un bloque anticapitalista europeo, con organizaciones como el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) de Francia, Sinistra Critica en Italia y otras. Constatamos que actualmente no hay corrientes políticas a nivel estatal con las cuales tengamos las suficientes confianzas y acuerdos para avanzar en un deseable proyecto unitario en el Estado español que sólo podría ser posible como resultado de una práctica previa en común, que de momento sólo se ha dado bajo plataformas, campañas o coordinadoras para eventos o luchas concretas. El proceso de consolidación de una red de interacción y confianzas suficientemente fuerte debe ser prioridad para construir una alternativa política de este tipo . Avanzar en alternativas unitarias a escala estatal en frío entre distintas organizaciones y corrientes sería un paso en falso contraproducente. Pueden haber, sin embargo, situaciones nacionales o regionales específicas y particulares que si lo permitan. En el terreno de la izquierda social no parece que el número de activistas interesados en impulsar una iniciativa política de estas características y en comprometerse en impulsar un nuevo proyecto anticapitalista sea de entrada suficiente para poder pensar en proyecto unitario “por abajo” con garantías. Sin embargo esto no debe ser obstáculo para invitar al máximo numero de activistas, sindicalistas, intelectuales, pequeños colectivos,..., a participar en la iniciativa y para seguir discutiendo con ellos sobre cómo avanzar en la construcción de un nuevo proyecto anticapitalista unitario. Tendremos que buscar las fórmulas más adecuadas (a través de comités u otros mecanismos a concretar) con el fin de asegurar que aquellos/as activistas que quieran implicarse en el proyecto en las distintas fases del mismo puedan hacerlo. Buscaremos siempre una discusión franca y honesta con ellos/as, presidida por el respeto, la transparencia y la ausencia de cualquier pretensión instrumentalizadora o utilitarista. De esta forma, aún reconociendo las dificultades de esta tarea, les ofreceremos la posibilidad de dar con nosotros y nosotras un paso adelante para la colaboración en la construcción de un referente anticapitalista en el estado español. Una vez finalizado el proceso de recogida de firmas realizaremos una convención política abierta a todos estos sectores independientes y a las y los activistas no organizados que hayan participado, o quieran particpar, en el proyecto.

Entre muchos activistas sociales, y entre los sectores populares, sigue prevaleciendo una actitud escéptica respecto a la posibilidad de articular una alternativa anticapitalista en el terreno político, aunque la necesidad de la misma progresivamente se va haciendo más evidente. El efecto prolongado de las políticas neoliberales, las dificultades experimentadas por las luchas sociales y la insostenibilidad del dilema entre votar instrumentalmente por las distintas opciones de la izquierda parlamentaria existente o quedarse en la abstención resignada hacen que el debate sobre la necesidad de una alternativa política vaya emergiendo poco a poco, aunque de forma limitada y contradictoria. El impacto de la crisis puede acelerar la percepción de la necesidad de construir dicha alternativa. En las condiciones de la profunda crisis sistémica y global a la que estamos asistiendo y de las primeras protestas populares que se están dando frente a las consecuencias más nefastas de la misma, así como ante la agravación del proceso de descomposición en el seno de IU y la crisis de otros colectivos, la urgencia de una fuerza netamente anticapitalista puede ser sentida con mayores razones por algunos de los sectores más activos de los movimientos sociales y de la izquierda. Por eso, junto al trabajo unitario que estamos ya impulsando en el marco de las luchas y campañas que contra la salida procapitalista a la crisis se empiezan a promover, deberemos dirigirnos a esos sectores para explicarles nuestra propuesta. La crisis contribuye a incrementar el malestar acumulado con el actual modelo económico, aumenta las posibilidades para construir un nuevo proyecto anticapitalista y plantea con más urgencia su necesidad. Pero también hace más graves las consecuencias de un posible fracaso en este objetivo, en términos de mayor desmoralización de los sectores populares y militantes y de posibilidad de desarrollo de alternativas reaccionarias y populistas.

Por todo ello Izquierda Anticapitalista toma la decisión de iniciar un proceso de búsqueda de las 15.000 firmas de ciudadanos/as del Estado español necesarias para poder presentarse. Dicho proceso debe ser una ocasión para seguir planteando la necesidad de construir una izquierda de combate y una alternativa anticapitalista amplia y unitaria y avanzar en esta dirección. En paralelo buscaremos también, aunque sea simbólicamente, firmas de inmigrantes residentes en el Estado español y que carecen de los derechos de ciudadanía básicos, con tal de denunciar las políticas de extranjería y la Europa fortaleza en un momento donde los ataques a la inmigración van en aumento. En el caso de que no obtengamos las 15.000 firmas impulsaremos algún tipo de “campaña alternativa” de denuncia a la Europa del Capital, como forma de intentar que la izquierda anticapitalista tenga visibilidad en la convocatoria electoral. Nuestro objetivo es dar un paso más en la construcción de una organización anticapitalista y revolucionaria y pensamos que lanzar la búsqueda de las 15.000 firmas puede contribuir a desbloquear, modestamente, la situación de la izquierda anticapitalista en el estado español. Sólo si después de una buena campaña y de obtener una cifra muy cercana (a unos cientos) del objetivo de las 15.000 firmas, o si nos son inpugnadas un número significativo de ellas después de haberlas conseguido, utilizaremos el mecanismo de las firmas de 50 cargos públicos para presentarnos. Las elecciones no son para nosotros el terreno más importante de lucha, como lo atestigua nuestra práctica y trayectoria. Son un terreno más en el cual hay que responder desde la izquierda anticapitalista, para dar una salida en positivo a las luchas y resistencias sociales y ofrecer una alternativa. Y así enfocamos este nuevo reto. La coordinadora confederal y los órganos competentes aprobarán la concreción de esta iniciativa en las distintas fases de la misma.

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"proyecto mercantilista, partidista, alejado de la función social"



FUSIÓN A DOS
Un voto en la asamblea de Kutxa determinará el futuro de la fusión con BBK

BBK y Kutxa celebran hoy sus asambleas generales, en las que los compromisarios decidirán sobre la fusión de ambas entidades. Un solo voto en Gipuzkoa inclinará la balanza a uno u otro lado y, en esta tesitura, la votación secreta será determinante. LAB se concentrará en Sondika y en Donostia.

28/11/2008 9:15:00 GARA

DONOSTIA-. Escasas horas antes del inicio de las asambleas de BBK y Kutxa, se mantiene la incógnita sobre el futuro del proceso de fusión. La composición de los votos hecha pública no suma el respaldo necesario para que los impulsores de la nueva caja saquen adelante un proyecto que ha cosechado el rechazo de sectores abertzales y progresistas.



En la asamblea de BBK, el acuerdo alcanzado entre PNV, EA y CCOO garantiza la aprobación del proyecto, no así en Gipuzkoa. Sin transcendencia pública sobre el resultado de las gestiones intensificadas por los impulsores de la fusión, el respaldo oficial al proceso continuaba anoche sin ser suficiente, ya que seguía siendo necesario sumar un voto en la asamblea de Kutxa, por lo que la decisión de aprobar una votación secreta se intuía como determinante para acreditar el apoyo de dos tercios de los asistentes; es decir, 67 compromisarios tienen que votar a favor de la fusión si acuden los cien integrantes.

La asamblea de la caja guipuzcoana está integrada por representantes de PNV y EA (51), PSE (18), CCOO (9), Banatuz (8), PP (3), EB (3), ANV (2), Pixkanaka (2), ELA (2), LAB (1) y Aralar (1). Los votos a favor de la fusión suman 66, insuficientes si a la asamblea acuden los cien compromisarios y si nadie rompe la disciplina de su grupo al votar de forma secreta.

Esa posibilidad ha sido apuntada por el PP, formación que se opone a la fusión, al señalar que la petición del PSE, que también rechaza públicamente el proyecto, podría responder a la existencia de "un juego extraño o a una maniobra sucia detrás".

La división interna en EB, que ha aflorado con la baja de una treintena de críticos, podría dar alguna sorpresa en la votación pese a que Javier Madrazo anunciara ayer mismo que sus representantes votarán a favor de la fusión tras lograr "el compromiso firme de que todas las sensibilidades sociales y políticas estarán representadas" en la dirección de la futura caja.

Rechazo de ELA, LAB y la izquierda abertzale

Por su parte, la formación liderada por Patxi López no respalda una fusión que deja fuera a Vital Kutxa y "responde exclusivamente a las obsesiones políticas del PNV".

El rechazo expresado por ELA, LAB y la izquierda abertzale ancla sus ejes en la adopción, por parte de los impulsores de la fusión, de un marco estatal de relaciones laborales y criterios mercantilistas frente a los sociales, entre otras cuestiones.

ELA indicó que votará en contra porque los acuerdos laborales suscritos entre BBK, Kutxa y CCOO "suponen un mero reparto de poder a costa de las condiciones de trabajo". Considera que el proyecto se basa en "obtener cuota de mercado" y está lejos de apostar por "la vertebración social y económica de Euskal Herria".

LAB suma a esa concepción el que además "vela por intereses que poco o nada tienen que ver con la razón de ser de las cajas". Critica que PNV y EA "no han hecho más que buscar una suma cualquiera que permitiera sacar `su' apuesta adelante, más allá de la significación social y política de los apoyos que hayan podido conseguir".

La izquierda abertzale considera que se trata de un "proyecto mercantilista, partidista, alejado de la función social", que "no hace una apuesta en favor de Euskal Herria" y que "mira a España". Entiende que aboga por continuar con "inversiones especulativas en el Estado español", en lugar de abordar, por ejemplo, la creación de viviendas sociales y de alquiler.

Voto secreto

Kutxa ha aprobado que la votación para aprobar o rechazar el proyecto de fusión con BBK sea secreta, tal y como pidió el PSE, que se opone a una integración "a dos". El PP no descarta la existencia de "una maniobra sucia detrás", en referencia a que encubra una ruptura de la disciplina oficial.
dos tercios

El proyecto de fusión necesita el respaldo de dos tercios de las asambleas, constituidas por cien compromisarios. Si asistieran todos, requeriría 67 apoyos. Las ausencias en el momento de la votación serían claves.

Concentraciones de protesta contra el proyecto ante las asambleas

LAB ha convocado concentraciones ante las asambleas de BBK y Kutxa para mostrar su rechazo al modelo de fusión propuesto. Las concentraciones se iniciarán a las 17.30 en Sondika y a las 19.00 en Donostia.

Sustenta su rechazo en que, "de entrada, se van a amortizar 250 puestos sin crear nuevo empleo". Precisa que el modelo impulsado "no va a mejorar las condiciones laborales de las y los trabajadores de la BBK y, mucho menos, de las subcontratas, donde se perderá también empleo".

Considera que "dejan la Obra Social propia en peligro de extinción" y denuncia que "sólo se han tenido en cuenta los intereses económicos del PNV". Subraya, además, que "han elegido el marco laboral español en detrimento del de Euskal Herria".

Por otro lado, el informe aprobado por los consejos de administración de Kutxa y BBK señala que la caja resultante de la materialización de la fusión sería la tercera entidad de su género en el Estado español por beneficios y patrimonio neto y la sexta por activos totales. También sería una "fuerza económica de primer orden" con destacadas participaciones en Iberdrola (7,2%), CAF (17%), Banco Guipuzcoano (24,5%), Euskaltel (56,1%), Petronor (14%), Enagas (5%) y Red Eléctrica (2,2%), entre otras.

La nueva caja sumaría, según el mismo informe, unos activos totales de 49.943 millones de euros, un beneficio de 523 millones y un patrimonio neto de 7.434 millones. En cuanto a número de empleados, alcanzaría los 5.284, con hasta 753 sucursales.

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