domingo, 30 de noviembre de 2008

«La izquierda abertzale debe construir una estrategia eficaz para alcanzar un escenario democrático»

Arnaldo Otegi (GARA)
Ésta es su primera entrevista para un medio nacional desde que salió de prisión hace tres meses. Transcurrido ya un año y medio desde el final del proceso de negociación, Arnaldo Otegi subraya la necesidad de articular una estrategia que supere el actual bloqueo y posibilite saltar el muro contra el que se han estrellado históricamente las reivindicaciones vascas. Y remarca que sólo la izquierda abertzale tiene capacidad de mover el escenario político y crear un proyecto ilusionante





Iñaki IRIONDO-Ramón SOLA


Arnaldo Otegi, interlocutor de la izquierda abertzale con el Estado español, aborda la necesidad de que la izquierda abertzale en particular y los independentistas vascos en general articulen una estrategia eficaz que permita superar el muro contra el que se han estrellado todos los procesos anteriores: la imposibilidad de dar el salto desde el escenario actual, desgastado pero vigente, a otro democrático. Para ello sostiene que es necesario articular un bloque independentista a la izquierda del PNV que modifique la correlación de fuerzas en el espacio abertzale.

Hubo muchas especulaciones cuando salió de la cárcel y después usted ha mantenido varios meses de silencio. ¿Qué ha hecho durante este tiempo?

Fundamentalmente, hablar con la gente y escuchar. Lo tenía pensado durante la estancia en la cárcel. Teniendo en cuenta la situación de bloqueo existente y viniendo como veníamos de un proceso de negociación con el Estado, había pensado dedicar tres meses a hablar con el máximo número de gente posible para hacerme una radiografía de la situación, de cómo estaba la izquierda abertzale y otros sectores sociales. Esto te permite intuir dónde está el carril central mayoritario de la gente.

¿Y cuál es la radiografía que ha obtenido?

Por un lado, hay una sensación muy grande de bloqueo, con una situación terrible en términos represivos. También he percibido indicadores de frustración y escepticismo ante una situación en la que el movimiento abertzale parece estar gripado políticamente. Pero al mismo tiempo he observado que muchos sectores populares están esperando a la izquierda abertzale, porque consideran que sólo ella -aunque no en solitario- tiene capacidad para mover el escenario político y esperan que retomemos la iniciativa para sumarse a un proyecto político ilusionante. Y son sectores muy amplios del país.

Pero, ¿está la izquierda abertzale en condiciones de plantear esa alternativa?

Aceptando que todos hemos cometido errores, hay un dato a destacar: ha fracasado la operación política que el Estado diseñó hace treinta años para asimilar al pueblo, troceando el país y negándole la soberanía, e intentando aniquilar a la izquierda independentista. Los instrumentos que se diseñaron para la asimilación del pueblo vasco, como el Estatuto y el Amejoramiento, están desactivados en gran medida gracias a nuestra lucha. Y ésta es una constatación que podemos hacer en términos nacionales, porque es en el conjunto de Euskal Herria en el que se da un cuestionamiento de los marcos vigentes. Hoy nadie piensa que el futuro de este país se va a construir sobre los cimientos puestos hace treinta años. Ésa es la victoria importante de la izquierda abertzale, que ahora hay que saber vehiculizar adecuadamente. Se constata que hay una mayoría popular, una mayoría sindical, una mayoría política que hoy podría estar configurando una alternativa a los marcos diseñados, y es responsabilidad de la izquierda abertzale construir una estrategia eficaz que permita pasar de la actual situación de negación e imposición a un escenario democrático.

¿Cuáles son esas condiciones para el cambio que dice que existen?

La primera y la gran victoria es que hemos hecho fracasar los instrumentos diseñados hace treinta años para asimilar al pueblo vasco y a la izquierda abertzale. La segunda condición es que la mayoría popular y social del país ha asumido que la alternativa democrática, en lo relativo al Estado español, pasa por cuatro territorios y derecho a decidir libre y democráticamente nuestro futuro. Y la tercera condición favorable es que existe un contexto europeo que avala a quienes queremos crear un Estado vasco. Ahí está el ejemplo de esta semana de Groenlandia, al que se puede sumar el de Escocia. Lo fundamental, sin embargo, no es acertar en este diagnóstico, que puede ser ampliamente compartido, sino cómo somos capaces de impulsar una estrategia para el cambio político en Euskal Herria, cómo somos capaces de poner en marcha un proceso que habilite una negociación con el Estado que nos conduzca a un estadio democrático donde desarrollar la opción independentista y socialista en nuestro pueblo.

Hablaba de crear condiciones para una negociación con el Estado. ¿Cree que existe conciencia exacta de hasta dónde se llegó en el último proceso, por ejemplo, de cuál fue la implicación internacional?

No existe esa conciencia, porque hemos sido extremadamente discretos en los datos que hemos ido facilitando. Quienes pudimos vivir en primera persona esa experiencia lo que sí podemos trasladar es que hubo una implicación internacional al más alto nivel y que en el centro de Europa nosotros abordamos un debate en términos políticos que recogía la cuestión territorial y el derecho a decidir libre y democráticamente nuestro futuro, y que nuestra posición fue entendida como razonable por buena parte de los observadores internacionales. Y a día de hoy considero que existe por parte de esos agentes la misma predisposición que hubo entonces para colaborar en la creación de un nuevo proceso de negociación.

Ese parece un dato importante.

Lo es, porque creo que la izquierda independentista tiene que jugar fundamentalmente en tres escenarios. El primero es vertebrar una alternativa política a la izquierda del PNV que lidere el cambio político desde posiciones independentistas. El segundo es el terreno de la confrontación con los estados, que debe combinar una estrategia de negociación y acuerdo para resolver en términos democráticos el conflicto político con el impulso de una acumulación de fuerzas independentistas y progresistas. Y el tercer escenario es el europeo. El proceso permitió instalar el debate sobre el problema vasco en Europa y la comunidad internacional en general, y a día de hoy se puede decir que, en Europa, mediante la construcción democrática de mayorías amplias en torno a la independencia, es posible acceder a la creación de un Estado.

Además de la implicación internacional, ¿se puede salvar algo más del último proceso para utilizarlo en el futuro?

Tanto en Loiola como en la última etapa del proceso se avanzó en términos políticos, aunque eso no quiere decir que se alcanzara un punto satisfactorio en las negociaciones. Pero se avanzó de manera significativa en algunos puntos, aunque no en otros. Y cualquier intento que pase por reeditar un proceso de negociación con el Estado tiene que tener anclajes sólidos. El primer anclaje tiene que ser el indispensable protagonismo del conjunto de la sociedad vasca como auténtico garante del desarrollo del proceso negociador. En segundo lugar, el fortalecimiento del independentismo en este país, la construcción de un bloque popular independentista que articule, en solitario o junto con otros, a esa mayoría que quiere el cambio y a ese sector popular que quiere construir un Estado desde la izquierda. Es decir, ésta es una oferta al pueblo abertzale de izquierdas. Este bloque deberá, además, hacer frente a la represión del Estado. Aquí conviene recordar que las recetas represivas ni van a alterar nuestra posición política ni van a destruir a la izquierda independentista. En tercer lugar, una tarea fundamental es lograr la implicación de la comunidad internacional. Y, por último, hay que recuperar los contenidos políticos y el listón que se dejó en la última etapa negociadora para, a partir de ahí, intentar reconstruirla.

Habla una y otra vez de un bloque independentista. ¿Cómo se construye y con quién?

Antes que nada, haría una apelación a la confianza en nuestras propias fuerzas. La izquierda independentista tiene una base sólida en este país y un recorrido histórico con muchos años de sacrificio, de militancia, de honradez política y revolucionaria, con buenas dosis de gestión institucional. A partir de ahí, los independentistas tenemos la necesidad de liderar es- te momento histórico, lo que pasa por construir una alternativa al PNV.

¿No ve al PNV en un bloque independentista?

No. Pero es el PNV el que se autoexcluye tanto en modelo político como en posición social. Este partido tiene perfecto dere- cho a hacer la política que diseñe y decida. Pero lo que se ha comprobado es que este PNV, y este EBB, hace una apuesta por acomodarse al modelo de Estado español negando las vías para construir un Estado para los vascos. Ésa es su apuesta. Y por ello, creo que tenemos que liberarnos incluso de cierto complejo sicológico que tenemos con el PNV. No podemos gastar ni un esfuerzo más en convertir al PNV en lo que no es. El PNV tiene hipotecas políticas, económicas e institucionales con respecto al Estado español y ése es el PNV que existe. Nos corresponde a los independentistas, a todos los que queremos construir un estado en este país, liderar ese proceso sin esperar a nadie, haciendo una oferta a lo que denominaríamos pueblo abertzale de izquierda. Tanto del análisis de los datos electorales como de las muchas conversaciones mantenidas con sectores que no son sólo de la izquierda abertzale, sino del movimiento sindical o del asociativo, se ve que existe una corriente popular y social que quiere que alguien construya una alternativa al PNV desde el independentismo y desde la izquierda, y están esperando que lo haga la izquierda abertzale. Otra cosa es cómo abordamos la política de alianzas para otro tipo de planteamientos que en un momento puedan ser operativas desde el punto de vista político, electoral o institucional. Pero lo primero que tiene que hacer la izquierda abertzale es tomar conciencia de que nos toca liderar, probablemente junto a otros, la estrategia para recuperar la soberanía vasca y abrir el camino a la construcción del Estado vasco. Lo tenemos que hacer, y cuanto más tardemos, más tiempo perdido. Hay condiciones y tenemos que tener ambición de ganar.

Pero cuando algunos de esos sectores se acercan a la izquierda abertzale, la primera barrera que ponen es la de la lucha armada. Ahí está el caso de ELA, de EA...

Parece que nos movemos en círculo. Ésa es una evidencia. Pero todos tenemos que huir de las recetas fáciles. Porque no es cierto que el cese ni tampoco la persistencia de la lucha armada resuelvan todos los problemas. Y tampoco es solución hablar de un polo soberanista que nadie define, que nadie concreta y al que nadie dota de un programa. Hay que hacer las cosas bien, con tiento y con solidez. ¿De qué se trata? De construir una estrategia eficaz para, primero, lograr un escenario democrático, desde el reconocimiento nacional y respeto a la voluntad popular vasca, para luego avanzar hacia la creación del Estado vasco. Ése es el debate que hay que abordar, y abordarlo en su integridad. No se trata de hacer las cosas de forma parcial: tú tienes que hacer esto y el otro tiene que hacer lo otro. Todos tenemos que construir ese bloque que demanda una buena parte del país. Y hay que hacerlo con perspectiva de momento histórico y con ambición de ganar, no como un señuelo que trata de rentabilizar electoralmente la situación de apartheid que sufre la izquierda abertzale.

¿Lo que se plantea es otro Lizarra-Garazi?

Hay que ser cuidadoso a la hora de poner etiquetas. Yo hablaría de la necesidad de articular y acumular fuerzas en torno al proyecto independentista con otros sectores políticos, sindicales y sociales. Pero no se puede plantear el modelo de Lizarra entendido, como en 1998, como un modelo de negociación. En la antesala de un nuevo ciclo, con reubicaciones de carácter estratégico de todos los agentes políticos, hay que acumular fuerzas tanto en el reconocimiento nacional y el derecho de autodeterminación como en torno al modelo estratégico independentista. Es decir, acumulación sobre el derecho a decidir, pero también sobre cuál es la referencia estratégica en modelo político y social.

En el futuro más inmediato, en marzo, hay unas elecciones autonómicas en la CAV. ¿Cómo se las plantea la izquierda abertzale?

Quiero resaltar una idea muy importante. Herri Batasuna, desde su fundación, nace con el objetivo de la lucha institucional y la lucha de masas. El Estado, en un momento, intentó que nuestra presencia en las instituciones se convirtiera en un anzuelo para asimilarnos, como hizo con EE u otros sectores. Treinta años después, lo que el Estado hace es intentar dejarnos fuera de las instituciones. Habría que preguntarse por qué. Pues porque hemos planteado una presencia, una lucha institucional y una gestión que consolidan en el país una alternativa política integral. Por eso nos quieren fuera. Y yo creo que la izquierda abertzale tiene que estar en las elecciones, tiene que estar en las instituciones, tiene que estar en la lucha de masas aunque en este momento coyuntural razones de Estado van a tratar de impedir que podamos estar de manera legal en las elecciones y después en el Parlamento de Gasteiz, como ya lo han hecho en el Parlamento de Nafarroa y en multitud de ayuntamientos. Pero la izquierda abertzale tiene que hacer un esfuerzo por estar en las elecciones y estar en las instituciones. Insisto, la vocación de la izquierda abertzale es estar en las elecciones y trabajar en las instituciones de este país, porque nacimos para eso, complementando la lucha popular y trasladando las reivindicaciones de los trabajadores vascos.

¿Está el Estado español en una situación de fuerza?

El Estado tiene mecanismos de coacción y de represión que se ven y sufren todos los días. Ha demostrado a lo largo de los siglos su capacidad de ser implacable y cruel. Pero está bastante más débil políticamente frente a las demandas democráticas del pueblo vasco. Primero, porque la estrategia diseñada hace treinta años para asimilar al pueblo vasco y liquidar a la izquierda abertzale ha fracasado. Sigue teniendo un problema con el pueblo vasco, que mayoritariamente quiere articularse en términos democráticos. Ahí reside su debilidad. El Estado no ha conseguido que la mayoría popular vasca acepte con naturalidad seguir siendo española o haya renunciado a la construcción nacional. Ése es nuestro gran activo, el más importante. En ese campo está débil, pero eso no quiere decir que no sea capaz de la mayor crueldad. El Estado está estratégicamente más débil que hace treinta años, pero el problema es que, aunque hayamos ganado terreno, la situación sigue bloqueada.

¿Y cuál puede ser la clave para el desbloqueo?

Hay que ver cómo alteramos la correlación de fuerzas y cómo la situamos en la confrontación con el Estado. Porque es cierto que hemos desgastado sus instrumentos, que hay una mayoría favorable al cambio, pero cada vez que intentamos pasar de este escenario al escenario democrático nos encontramos con el mismo muro. Y lo que hay que analizar es que quizá nosotros también fallemos ahí. Hemos podido resistir, desgastar sus instrumentos, pero no acertamos a dar el salto. Estamos en un tránsito entre escenarios y, en este momento, al único que le interesa alargar ese tránsito, el que está apostando por mantener esta situación, es al Estado. Porque considera que mientras alargue ese escenario, evidentemente, no se llega al nuevo y, además, gestiona mejor la situación.

¿Qué debería hacer la izquierda abertzale para acelerar el cambio de escenario?

Tiene que retomar la iniciativa política. Hay sectores sociales y populares que comparten el diagnóstico y la alternativa con la izquierda abertzale, y nuestro reto es articularlos y dotarles de una estrategia eficaz que permita construir primero un escenario democrático y abordar después un proceso de articulación territorial y soberanía que nos lleve hasta el Estado Vasco Socialista. Hay que saber hacerlo con tranquilidad. Tenemos que acertar en cómo construimos desde la actual situación el nuevo escenario, y ahí es donde la izquierda abertzale tiene que hacer una profunda reflexión.

Retomar la iniciativa política no parece fácil. Todos cuantos con usted estaban en la Mesa Nacional están en la cárcel...

A mí se me ha etiquetado siempre como alguien muy optimista, pero los datos para el optimismo los extraigo del análisis político. Nosotros hemos nacido del pueblo y para servir al pueblo, y no hay más garantía de liberación nacional que el pueblo, que organizar los sectores populares a niveles mayoritarios. Ésa es nuestra garantía, nuestro colchón y nuestra red. Tenemos que jugar ahí. Junto a esto está la realidad de que ahora tenemos el mayor número de presas y presos políticos que ha habido en la historia, por encima de los 750. Esos presos son, en primer lugar, personas. Es algo que hay que subrayar: los encarcelados y las encarceladas son, en primer lugar, personas y, en segundo lugar, militantes políticos. Y están haciendo un sacrificio enorme por este pueblo. Lo dije en mi acto de bienvenida en Elgoibar y lo repito ahora: su liberación es un deber ético, político y humano que tiene la izquierda abertzale.

¿Cómo puede hacer eso la izquierda abertzale?

En primer lugar, luchando por un cambio político y participando en las dinámicas de movilización de masas a favor de los represaliados. En segundo lugar, trabajando para que esas dinámicas acumulen el máximo de sectores políticos, sociales y sindicales. Y en tercer lugar, enmarcando su liberación en un proceso de negociación y acuerdo con los estados.

¿Qué opciones reales hay de recuperar un proceso negociador y qué voluntad puede tener el Estado para ello?

Hay que huir de la cuestión de las voluntades. El Estado no tiene, en principio, voluntad de hacer concesiones en su soberanía. Hay que partir de esa base. Ellos tienen su estado organizado y nosotros no tenemos estado. Ningún estado entra en un proceso de negociación por voluntad. Entra a veces por necesidad y a veces por intereses de distinto tipo. Y su voluntad, como es lógico, será cerrar un acuerdo cediendo lo mínimo posible. La cuestión fundamental en este tránsito entre ciclos, tras el agotamiento del marco jurídico impuesto a Euskal Herria, es la fuerza y convicción para incidir en los cambios políticos que pueda articular la sociedad vasca. Y ésta es la responsabilidad de la izquierda abertzale.

Entonces, ¿sobre qué base se puede plantear una negociación con el Estado?

Sobre la base que abandonamos en la última etapa negociadora y profundizando en ella para dar una solución democrática al conflicto. Pero yo no le pongo fecha, ni mañana ni pasado, aunque, desde mi punto de vista, cuanto antes, mejor para todo el mundo. La fuerza de la izquierda abertzale es ir a esa mesa defendiendo una posición política democrática que es mayoritaria en Euskal Herria. Eso es esencial, ésa es mi fuerza, no tengo otra. En segundo lugar está el contexto europeo, ahí están los ejemplos de Groenlandia y Escocia, que van en la dirección de la solución que planteamos. Y en tercer lugar creo que si antes, durante y después de ese proceso sabemos articular un gran movimiento popular que lidere a los sectores independentistas, nos iremos fortaleciendo durante el proceso. Sabiendo, eso sí, que no hay proceso sin contradicciones y que no hay procesos rápidos o procesos-milagro. Un proceso de negociación no es que uno se sienta en la mesa a firmar lo que otro plantea, sino que un proceso de negociación intenta resolver los problemas. Dicho esto, también creo que al Estado español le falta cultura democrática para afrontar un proceso de esas características. Más importante que desactivar su estrategia represiva sería aún que explique al pueblo español que, independientemente de la lucha armada, o el terrorismo como dirían ellos, hay un problema político que debe resolverse en términos políticos a través de mecanismos de diálogo y negociación. Ésa es la terapia para acuerdos democráticos que garanticen escenarios de paz y soluciones estables.


12 comentarios:

Marce dijo...

Bueno Ekaitza, que aburrimiento me ha producido esta entrevista. He leído con detalle hasta el final por ver si encontraba algo interesante, no revolucionario, simplemente novedoso, algo que introdujera algún elemento nuevo o simplemente educativo para las masas, pero nada de nada. (prefiero el dicurso de confrontación de Elorrieta)
Otegi hace el mismo y vulgar analisis de la situación que puede hacer un aprendiz de periodista o sociologo. (bloqueo de la situación, agotamiento de lo autonomico, resistencia y conciencia de un pueblo, represión del estado, necesidad de un polo independentista a la izquierda del PNV) Y DE ESTRATEGIA HUTS (CERO PATATERO QUE LE DIRIA AZNAR).
¿Me quiere decir el señor Otegi porque no se puede discutir de la utilidad o efectividad de la estrategia de la violencia armada de ETA, cuando es un clamor entre las filas de la izquierda abertzale, que para romper el bloqueo, (Yo diría el suicidio, el autismo y el hundimiento de la política abertzale) es necesario empezar por replantearselo? ¿A quién ha escuchado Otegi de la izquierda abertzale, porque yo si he escuchado a mis amigos/as en voz muy baja decir que habría que reconsiderar el error de esta huida hacia adelante. A ver cuando se pone al día, que su discurso cansa a las vacas.

Anónimo dijo...

Bueno, Marce:

Estás que te sales. Cuasi eufónico. Pero está claro que hemos leido la entrevista con diferentes ojos… No coincido en nada contigo… ¿Que me hubiera gustado más claridad en algunos temas (ETA)?, pues claro, pero entonces tal vez Otegi ya estaría amortizado para inicidir en la izquierda abertzale… y a mí, personalmente, el discurso de Arnaldo, de Rafa Díez y de otros no me disgusta. Es cierto que en algún momento tendrán que arrear con todo el equipaje, pero es inteligente y coherente con sus trayectorias que se sientan parte de un colectivo y que lleven el debate dentro de él, porque a mí si que me gustaría una evolución conjunta, o mayoritaria de la izquierda abertzale, no lo olvidemos, de la izquierda mayoritaria de este país… Dices ¿Que la entrevista no dice nada interesante, que es más de lo mismo?, … Esta claro Marce que no hemos leído la misma entrevista. Habla de sensación de bloqueo, de frustración y escepticismo, de izquierda abertzale que parece gripada. Habla de autocrítica, de analizar la situación, plantea que es sobre todo al Estado al que le interesa mantener esta situación, que siga la situación de bloqueo, porque así no se abren escenarios nuevos. Todo adornado y rodeado de contínuos ánimos y mensajes optimistas, lógico.

Habla de la necesidad de crear un referente político amplio a la izquierda del PNV, que le dispute la hegemonía (¿te suena?), de crear al mismo tiempo una dinámica de acumulación de fuerzas en el campo de la conquista del derecho a decidir, de la lucha por un estado vasco independiente (¿te sigue sonando?). Habla de aprovechar el escenario internacional. Sin caer en las etiquetas fáciles, se habla, salvando las distancias y teniendo en cuenta la experiencia de un nuevo Lizarra, de una nueva Euskal Herritarrok…

Marce, sin esperar a la izquierda abertzale tenemos la obligación de empezar a andar, pero siempre, desde la modestia y la humildad, invitándola, tendiéndole la mano, favoreciendo el debate con ella… Porque para algunos (me incluyo) lo mejor sería que algún día se dieran las condiciones para crear ese gran bloque de izquierdas que este pais necesita, en el que esté la izquierda abertzale, sin lo que ETA representa, una parte importante del entramado social y sindical de este país, junto a sectores de E.B, de Aralar, de Zutik, de Eker Gogoa. Un gran bloque de izquierdas que fuera el motor del cambio, y la demostración en su lucha diaria de que otra Euskal herria es posible.

Ekaitza

Marce dijo...

Vale Ekaitza, hemos leído la misma entrevista y nos hemos parado en los mismos puntos y hemos tratado dentro del criptico lenguaje interpretar y hallar un mensaje nuevo, pero la diferencia es que donde tu ves esperanza, ilusión y te mantiene en el atentismo frenado. Yo veo reiteración de voluntades fustradas, escepticismo de fuerzas pujantes y rutina de escenarios comunes.

Este país no se merece más sufrimento inutil, tanta desilusión y frustación política, tanto fracaso de sus luchas por las vías politicas para confrontar al estado. Tanto partido político acomodado al sistema ni tan pequeños instrumentos contundentes para enfrentar al sistema que cada día nos pone más difícil y más lejano la consecución del socialismo y la independencia por la que algunas y algunos llevamos toda la vida peleando. Por eso algunos no podemos esperar a que la izquierda abertzale alcance la madurez y la autonomía política necesaria y estamos dispuestos a construir los instrumentos políticos revolucionarios que necesitamos.

Anónimo dijo...

Bueno, aquí ya hay más coincidencias. Corroboro casi todo lo dicho por tí en este último comentario.. El problema es que yo creo, más bien espero, que hay mucha gente dentro de la izquierda abertzale que también está harta de tanta ceguera política, de tanta sumisión a los generales, de tanto seguidismo acrítico... Que habrá que empezar sin esperarles... De acuerdo, no voy a repetir la última parte de mi anterior comentario.
Ekaitza

Marce dijo...

Estamos de acuerdo, nosotros no somos sectarios, la izquierda abertzale es un gigante con el que se tiene que construir este país no admite dudas, pero espero que cuando decida salir de su enroque no sea demasiado tarde y que no se hayan desmoronado gran parte de sus fuerzas vitales.

Anónimo dijo...

A mi, lo que realmente me preocupa es que en ningún caso en la entrevista aparece mas allá de unas claves "supuestamente" democráticas de salida al contencioso vasco no hay ni una sola referencia por parte de Otegi a la situación social-económica que esta atravesando los trabajadores vascos: Si sumo esta posición a los llamamientos de conformar un polo soberanista vasco sin pararse a ver si es posible entre sectores socialdemocratas con otras gentes que se supone que son de izquierda revolucionaria, mi desfase ya es total...¿Uun polo de los que reivindican una salida democrática para Euskadi? terrible

Anónimo dijo...

Bueno...
¿Y ahora que dirá la izquierda abertzale ante el asesinato de un pobre viejito?
¿Que es necesario un polo soberanista sin ninguna condena expresa a los asesinatos de ETA?.
Creéis de veras que es posible mantener un trabajo político como frente democrático por los derechos nacionales con quien calla ante tal nivel de degeneración política?

Anónimo dijo...

Bueno, entrar en ese debate es hacer trampa. No sé donde has leido que con la persistencia de ETA es posible la confluencia. Siempre hemos dicho que el futuro bloque soberanista, y, por supuestos el bloque de izquierdas, debe defender todos los derechos, de todas las personas, y todas las ideas…. Sin ambigüedad… frente a la tortura, frente al asesinato, frente a las ilegalizaciones, frente al acoso a cargos públicos, … Esperamos y deseamos que los que creen que el ciclo de la lucha armada ya está terminada empiecen a poner las bases para superarlo, que los que piensan que en esta situación de bloqueo, quien gana es siempre el Estado, porque se impide la creación de nuevos escenarios, empiecen a dar pasos para desbloquear la situación.

Y hoy, como siempre, decimos que es necesario una permanente relación entre los fines que se dicen perseguir y los medios que se utilizan para llegar a conseguirlos. Y no entramos a valorar si el asesinado era un “pobre viejecillo” o un empresario sin escrúpulos como se dice en el comentario anterior, porque eso no cambia para nada la reprobación ética y política de su ejecución… La izquierda del siglo XXI no puede justificar la pena de muerte… Una vez más causando dolor, una vez más llevando al abismo a todo un movimiento político y social.

Junto a una nueva familia destrozada, junto a un nuevo asesinado, una nueva mayor legitimación de un proyecto agresivo contra el medio ambiente y la conservación de nuestros espacios naturales.

Pero no quiero dejar de decir una cosa, junto al ETA SOBRA, que es la necesidad del derecho, al mismo tiempo, a la disidencia, a la legitimidad de la desobediencia frente a leyes o proyectos injustos, vulneradores de derechos, o destructurores de nuestra tierra. Junto al ETA gelditu, AHT EZ, EZ, eta EZ.

Ekaitza

Anónimo dijo...

No se por que dices que es trampa...
a)En la entrevista de Otegi así como por parte de EA en sus propuestas de un frente soberanista... tambien lo hace Rafa Diaz, se plantea la creación de un polo soberanista y en ningun lado aparece que sería necesario la desaparición de ETA como parte del acuerdo de ese polo.
No se cual es la posición de Irrintzia, ni si debe tenerla, teniendo en cuenta que es un blog de personas,¿o no? Por tanto no me referia a la posición que ha manifestado Ekaitza.
b) Desde mi humilde parecer. El debate frente nacional- frente de izquierdas no se resuelve de la forma que parece que hace la izquierda abertzale, que siempre esta planteando el tema desde una posicion de unidad de los independentistas.
Si de un acuerdo por el derecho democratico a la decisión de un territorio se plantearía, no habria ningún problema, ya que ese derecho democratico es interclasista.
Pero la propuesta de ELA, que tanto alegra a LAB y que EA parece que asume con alegria... Va mas allá, tiene caracter electoral permanente y es una propuesta de polo politico cuasi partido.
En ese "polo" dificilmente podrian estar desde mi modo de ver, gentes que se denominan socialdemocratas ( cada vez mas cercanos al liberalismo.. EA) con otros que se denominan o tratan de ser anticapitalistas como algun miembro de vuestro blog.

ion dijo...

respecto a lo primero, la desaparición de ETA dificilmente puede ser ondición previa, pero sí que la vertebración de ese polo soberanista, para que sea efectivo y viable, debe situarse en una perspectiva de superación de la lucha armada y en una diferenciación clara respecto de tal estrategia.

Respecto a la dicotomia frente nacional o democrático - frente de izquierdas, no es tal. No es el momento de frentes democráticos. hablamos de vertebración de un polo de izquierda soberanista, a la izquierda del pnv. mientras ese polo no se vertebre politica y tb electoralmente, planteamientos de polo democratico, ideológicamente rebajados, solo favorecen la actual hegemonía del pnv, su modelo social neoliberal y su creciente autonomismo.

Hablamos por tanto de bloque de izquierda soberanista, que incluya, como dice arnaldo, tb un proyecto social de país, de orientación socialista. EA verá si entra ahí.

Anónimo dijo...

Me parece acertado el comentario, porque en gran parte coincido con él. Este debate ya lo hemos tenido en la entrada publicada en este Blog como “EL TERCER ESPACIO” , y yo creo que es el gran debate que está recorriendo y va a recorrer a la izquierda de este país. Como ya he dicho en otras ocasiones, es fundamental poner las bases para ir construyendo un gran bloque de izquierdas en este país, un bloque de izquierdas soberanistas, tranformadoras y alternativas. Que demuestre en la prática que la izquierda de este pueblo no tiene por qué estar condenada a ser mamporrera de ETA o acabar seducida por los cantos de sirena del poder… Que es posible una apuesta por la radicalidad democrática, por la construcción de una alternativa a los modelos de estado, de gobierno y de sociedad. Y que, además, en esta coyuntura de crisis mundial del sistema no sólo es posible, sino que además es necesaria.

Y que eso no debiera estar reñido con ir construyendo al mismo tiempo un frente democrático (no electoral, pero sí de movilización y concienciación social) en el que, en un principio, es verdad, íban a estar casi los mismos, pero que tiene que tener vocación de ir aglutinando a cada vez más sectores sociales y políticos en pos del derecho a decidir, de la apuesta por una salida dialogada, de la defensa de todos los derechos.

Entre los que hacemos este blog tambien tenemos nuestros pequeños matices, que gracias al debate se van puliendo, pero que como habrás comprobado parten desde puntos diferentes, y que siguen teniendo aristas que hay que seguir debatiendo.

Estando de acuerdo en lo que dice Ion al final de que sí hablamos de un modelo de sociedad alternativo al existente, está claro quien no puede entrar ahí… Pero la gran duda es ¿si no es posible tener acuerdos en el campo soberanista con aquellos con los que vamos a enfrentarnos en el modelo social?
Ekaitza

Anónimo dijo...

Aunque un poco pasado de tiempo, mis obligaciones no me lo han permitido hacer ante y continuando con el debate,,,
Lo que si me parece trampa es hablar de polo soberanista, cuando en realidad de lo que hablan Otegi, Diaz e incluso Elorrieta es de un polo independentista. Y veo que a Ion también se le deslizan ese tipo de identificación. Desde cuando la defensa de la soberanía nacional de un territorio es algo mas allá que un concepto de democracia por muy radical que esta sea.
Sino es un polo independentista, lo que se propone esa alternativa no iría dirigida solo a las corrientes nacionalistas de izquierda (Aunque me niego a identificar a EA como antisistemica) Y en ningún caso a organizaciones que mantengan posiciones federalistas o autonomistas a partir de la reivindicación de la soberanía del pueblo vasco... Otra cosa sería definir que es el pueblo vasco, recomiendo una interesante reflexión de JV. Idoyaga sobre ese mismo tema y la definición del sujeto sobre el que debiera recaer la soberanía. Esta claro que hay mucho que debatir en el caso dew Iparralde y de Nafarroa.