miércoles, 17 de diciembre de 2008

Todo en un par de botas

Decimos que una imagen vale más que mil palabras… que hay momentos en los que todos nos sentimos parte de algo… que hay actos que queriéndolo o no se convierten en símbolos universales…



Y hay días en el que una acción desesperada, o una bota, unas simples botas, se convierten en la máxima expresión de la voz de los sin voz, del grito desesperado de todo un pueblo, que su lanzamiento se convierte en el quejido amargo de los miles y miles de civiles muertos, de niños y niñas destrozados, de madres que no soportan su dolor, de un pais destrozado, vejado, y saqueado, que su corto itinerario, su trayectoria, se convierte en la esperanza, en la ilusión de millones de ultrajados, que ese gesto tan simple hace renacer el orgullo de a los que todo les ha sido quitado… Porque no hablamos de cualquiera, hablamos del máximo responsable de una carnicería (¿por qué la llamaron guerra?), y ese acto que ante cualquier otro pudiera ser criticado, ahí en ese momento, millones y millones de personas en todo el mundo sintieron de corazón que por una vez el azar no hiciera justicia…

Políticamente correcto es denunciarlo y criticarlo, mientras se calla ante el asesinato de decenas de miles de iraquies por culpa de una mentira repetida mil veces como verdad…. Un posible chinchón en la cabeza es mucho más grave, que duda cabe… Si en las tascas, en la calle de cualquier rincon del mundo se repetía, ¿quién fuera bota?… que no se dirá en Irak


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